domingo, 7 de abril de 2013

En EEUU (1): NY, Harlem y Times Square


Impresiones de seis días en EEUU (1)

 (Nueva York: Harlem y Times  Square)


El sábado 23 de Marzo a la noche llegamos a Nueva York. Koruko tiene una amiga americana, Bestsy, desde sus tiempos de estudiante y mantienen el contacto. A veces Besty sola o con su familia vienen a vernos. A veces Koruko, sola y conmigo, volamos a EEUU. Estaremos seis días en EEUU, cuatro en NY y dos en Providence donde reside Betsy con su marido Adam y el más joven de sus tres hijos, Jeremy. El sábado siguiente, día 30 nos embarcamos en el crucero Cunard para una travesía del Atlántico de ocho días hasta desembarcar en Southampton el domingo 7 de abril a las 7,30 de la mañana, camino de Standted y de allí, vuelo en Easy Jet, a Bilbao.

En una serie de cinco entradas voy a relatar algunas de mis experiencias, sensaciones y reflexiones que me ha suscitado la estancia en EEUU, dejando para otras entradas las impresiones de mi semana en alta mar. 

En esta serie me detendré en los siguientes aspectos:

-        Nueva York: Harlem y Time Square.

-        Nueva York: Musical, St. Patrick  y el MET

-        Nueva York : Sur de Manhattan) y Rhode Island

-        Universidad de Yale: “always student”

-        Conversaciones sobre la filiación de parejas del mismo sexo y más cosas

Un apunte sobre la redacción de estas líneas.

 (El primer apartado está redactado en NY y su primera redacción subida al blog desde NY, que ahora actualizo. Los demás textos han sido escritos en el tren de vuelta de Providence a N.Y y, sobretodo en el crucero. En la biblioteca o en un espacio aislado de la sala de juegos, por la mañana, cuando la gente duerme. En ambos lugares gozando de un silencio maravilloso, en una cómoda butaca y una mesa “ad hoc” para la escritura, contemplando desde la ventana, a mi izquierda, romperse las olas a mis pies al avanzar el buque. Una delicia. Un lujo. Quizás el mayor placer de este viaje junto a la comida y, sobretodo, los vinos (free tax, luego a precios abordables) que nos han servido con una atención exquisita. Nunca he comido y bebido tantos días seguidos tan bien como esta semana. Volvería a este buque para escribir. Además como mi teléfono debe ser antediluviano, nada más dejar el aeropuerto JFK y ponerlo en marcha en el taxi que nos llevó al Hotel (de 58 $ con autoservicio decidido por el chofer, se puso en 70, ¡la primera en la frente!) mi teléfono me indicaba que estaba fuera de cobertura. Koruko me explicó que mi teléfono no tenía no sé qué. Desde que allá por el año 85 u 86 hicimos un viaje a la Rumania de Cheachescu, es la segunda vez que me veo incomunicado: entonces por razones ideológicas, ahora, iba a decir que tecnológicas, cuando en realidad son razones financieras, económicas o dinerarias, como se le quiera llamar. Nunca he percibido, vivido, sentido, palpado como en este viaje que nada es tan importante como el dinero, que todo es dinero, que Mamon es el Dios de este país. Incluso en las conversaciones de la gente, el tema del dinero sale por las orejas. Pero veamos el lado positivo. Desde que tengo uso de la razón es la primera vez en mi vida que nadie me ha llamado por teléfono y no he hablado por teléfono con nadie. Me he comunicado, lentamente, luego mal, por Internet).

Harlem y Times Square


La primera mañana, el domingo 24, en un tour organizado, visitamos Harlem y asistimos a una ceremonia Gospel en una Iglesia Baptista. Harlem me pareció más “aburguesado” que hace 25 años. No apercibí ningún síntoma visible de pobreza severa. Era domingo por la mañana y había poca gente en la calle. Divisé muchas tiendas de comidas y mucho restaurante, lo que será una nota del NY que he visitado en poco menos de cuatro días. En Harlem, como más adelante, en Rodhe Island, donde vive Betsy, constaté la multiplicidad de templos de confesiones religiosas diversas, la inmensa protestantes. En la ceremonia en la Iglesia Baptista éramos más los turistas que los lugareños, aunque el guía insistió (lo que parecía cierto) que la ceremonia correspondía realmente a una función religiosa (nos dieron los ramos, pues era Domingo de Ramos) y no era un show para turistas. De hecho los cantantes del coro no eran profesionales.

Times Square, que visitamos a media tarde (estaba a dos pasos andando del “Time Hotel” donde nos alojamos, señalado como 4 estrellas pero que no llegaba a un tres estrellas bajo) me pareció algo horroroso. Todo es bullicio, la gente subida a unas gradas para que les fotografiaran con la figura de personas del mundo del espectáculo, tiendas de chucherías, de bebidas, de bocatas de todo tipo, tiendas de ropas, ropitas y de grandes marcas, grandes anuncios iluminados, gente, gente, gente…no era mi mundo. Me sentí completamente extraño. Nada de lo que allí pasaba me interesaba, más allá de mi atención de sociólogo. Después he pasado, camino del hotel, varias veces por Times Square, habiendo guardado la misma impresión.

Entramos en Macy´s, en 34 st. No aguantamos quince minutos. Nada está indicado. Hay que preguntar para llegar a donde se quiere ir. Todo es viejo, desvencijado. Dos de las escaleras mecánicas que utilizamos, no funcionaban. Y ropa, y más ropa, y más ropa.

No encontré en todo el día una sola librería. Apenas unos kioscos con bebidas, bocatas y, en algunos, dos o tres periódicos. Después supe que había que entrar en los “super” para encontrar revistas. Entré en uno de ellos. Comprobé que la inmensa mayoría de las revistas eran de cotilleo. Entiendo que Newsweek haya cerrado. Aquí no hay prensa, ni libros, en la calle. Paseando por la 5ª Avenida anoté una gran librería: Barnes. Tampoco encontré una sola tienda para comprar CD´s, DVD´s de música clásica, salvo en el MET. Pero de eso hablaré en otro momento. Tampoco en Rodhe Island donde hicimos el jueves 28 una preciosa excursión con Betsy encontré librería alguna salvo en la capital, Providence, y gracias a su Universidad.

Ropas, comida, tiendas, templos, museos (pero los famosos, como el MOMA, son imposibles de visitar, cola de 90 minutos, como poco), gente, mucha gente (la mayoría amable cuando se les aborda) pero no hay libros, no hay prensa, salvo la propia. Ni soñar de encontrar un periódico español o francés. Preguntamos en un kiosco y, muy amablemente, nos dieron una sola dirección.

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