martes, 31 de diciembre de 2013

A los visitantes de este blog, cordialmente


A los visitantes de este blog, cordialmente

Ante el nuevo año 2014 un saludo cordial a los amigos que siguen este blog. Algunos desde lugares insospechados como Alaska y otros lugares de los EEUU, Rusia, Malasia, China (¿quien puede conocerme en esos sitios?), así como en varios países europeos y latinoamericanos. Gracias. Mila esker. Molt gràcies. Merci beaucoup. Thanks a lot.

Os deseo lo mejor para 2014. En muchas de mis felicitaciones de estas fechas he escrito que, por lo que a Euskadi y España se refiere, dicen que serán mejor (o menos malo) que 2013 pero, supongo que, para toda Europa y para el mundo entero será mejor que 1914. No será difícil.

Sin embargo tengo una profunda desazón ante el futuro inmediato del planeta. Las finanzas, incontroladas, dominan el mundo. Y el dinero solo entiende de más dinero. Creo que necesitamos tomar conciencia planetaria de que el actual sistema económico-financiero nos lleva a la crisis total. Creo que los intelectuales, las universidades, la gente de la política, de las iglesias (si aceptan de una vez por todas que ninguna es depositaria de la única verdad), los sindicatos (si piensan mas en los que no tienen trabajo que en los que tienen, aun precario), los periodistas que busquen algo mas que un buen titular y, como decía el buen papa Juan todos los hombres y mujeres de buena voluntad, debemos crear una imponente corriente de opinión, deliberativa, dialogante, de que otro mundo es posible.

Cordialmente

Urte berri on!. Feliz 2014!. Feliç any nou!. Meilleurs voeux pour 2014!, Happy new year!.

 

Javier Elzo

domingo, 29 de diciembre de 2013

Un Parsifal para el recuerdo


Un Parsifal para el recuerdo


Escribe Nietzsche que “todo lo que yace en una vida empobrecida, la gran falsificación de la Trascendencia y del Más Allá, encuentra en la música de Wagner su más sublime heraldo. No en las formulas: Wagner es demasiado astucioso para las formulas, sino en una fuerza de convicción del sentido que fragiliza y fatiga el espíritu. Su última obra será el zenit de esta falsificación. Parsifal mantendrá eternamente un lugar privilegiado en el arte de la seducción, como la obra de un genio de la seducción…Yo admiro esta obra, me hubiera gustado poder ser su autor y la comprendo…Se paga caro abrazar el mundo de Wagner. (…) Tiene las mismas propiedades que una absorción regular de alcohol. (…) Embrutece, idealiza. (…) Wagner es gravemente peligroso para los jóvenes; es funesto para las mujeres”. (Fr. Nietzsche “El caso Wagner”, traduzco de su traducción francesa, Alia, Paris 2007, pp. 61-64)

Este miércoles 18 pasado pudimos seguir en directo en el Cine Principe de Donosti la representación del Parsifal del Royal Opera House de Londres. No es lo mismo que estar en la sala y seguir la representación en vivo, especialmente por la parte sonora, lo que en el caso de Parsifal es muy importante pues parte de los coros están fuera del escenario, por indicación expresa de Wagner, lo que se pìerde en el cine. Pero la visión, salvo estar en las primeras filas de butaca en la sala, es mejor en el cine, con el añadido de seguir los diálogos en tu idioma. Yo asistí el miércoles anterior, día 11, a la misma representación en vivo (con ligeras variantes que no vale la pena detallar) en el Royal Opera House de Londres, en el Covent Garden y obviamente puedo hacer la comparación. Nada es comparable a la representación en vivo y en directo. Yo tenía una buena localidad, la letra S del patio de butacas casi en medio del parterre con una visión perfecto y las butacas bien colocadas a diferencia del Liceu de Barcelona, por ejemplo, donde siempre tienes una cabeza delante.

Yo creo que lo mejor del Parsifal al que asistí estaba en la orquesta y el director, Pappano, con un tempi, tan fundamental en Parsifal, que me pareció excepcional. Hacer respirar la orquesta sin adormecerla y sin apresurarla para así degustar Parsifal. Un Gurnemanz soberbio (René Pape), irreprochables Parsifal (Simon O´Neill) y Klingsor (Williard W. White), un magnifico Anfortas (Gerald Finley) y un Titurel que en su breve aparición se llevo los aplausos del público (Robert Lloyd), completaban el reparto, sin olvidar al magistral coro de ROH. De Kundry escribo abajo

El critico musical de "The Guardian" recensiona la representación escribiendo que “el mundo más o menos del siglo XXI que el director de escena Stephen Langridge y el diseñador Alison Chitty inventan para el drama sacro es uno liberado de tantos símbolos explícitamente cristianos como sea posible”. Y así es en efecto. El Grial (el supuesto cáliz donde está contenida la sangre vertida por Jesús en la cruz) no aparece por ningún lado. ¡Ah!, pero en su lugar aparece, en el primer acto, un menor-adolescente de unos diez años, en paños menores, a quien todos los caballeros custodios del Grial reverencian y en el tercero, cuando Parsifal ejerce de redentor, ese mismo niño aparece barbilampiño, que extiende sus brazos en cruz, largo rato (en la representación que visioné en el cine era otra persona, de la edad de Cristo, muy parecido físicamente al crio del primer acto pero era otro, me lo confirmó mi mujer que asistió conmigo al cine, en paños menores y con menor protagonismo). Entre tanto, Kundry, interpretada por Angela Denoke, la misteriosa Kundry, la frágil (por Denoke) aunque portentosa (por Wagner) Kundry del último Wagner, uno de los tantos fantasmas (en sentido de imágenes) de la mujer eterna (al menos para el hombre que es uno), limpia con su cabello, cual María Magdalena, los pies de Parsifal- redentor.

En toda la representación, en medio del escenario hay un cubo enorme. En él aparece al inicio Anfortas enfermo en su lecho de dolor. Se nos insinúa claramente que en esa cama Kundry lo sedujo y que Klingsor se llevó su lanza. De ese Cubo saldrá el Grial en forma de menor en el primer acto y ya mayor, en cruz, pero no en la cruz, en el tercero. A él retornará Parsifal ya curado-redimido. La referencia a la curación temporal es evidente (lo que vimos claramente en el Parsifal de Barcelona de hace un par de años, donde todo transcurre en un sanatorio. Imposible no pensar en La Montaña Mágica de Mann) pero la puesta en escena londinense es más sutil y, aun eliminadas muchas de las referencias cristianas, deja muy claramente abierta la puerta a, digamos, la trascendencia. El sentido último en esta representación queda en el espectador.
 
Parsifal no es una “obra cristiana” como Diálogo de Carmelitas de Poulenc o San Francisco de Asís de Messiaen. Pero cuando el coro canta “tomad mi cuerpo, tomad mi sangre en mi memoria” y sale un niño o un adolescente, como Grial, la referencia crística es evidente, lo que, aún sin niño, no escapó ni irritó, a Nietzsche. Aunque lo que quiso decir Wagner con su Parsifal se lo llevó a su tumba. Pero nos dejo su inmensa música. Y Pappano y sus músicos nos hicieron gozar Wagner.

Recientemente he adquirido la versión de la Monnaie de 2011, a cuya representación asistí, y de la guardo vivo recuerdo. La puesta en escena era de Romeo Castellucci, absolutamente magistral pero es difícil, por no decir imposible, ver relación alguna con Parsifal y no digamos con el escenario que Wagner describe en su libretto. (Por cierto no he visto ninguna representación de Parsifal cuya puesta en escena responda a lo que pide Wagner.) Volviendo a Castelluci los tres actos responden a tres ideas. El primero a la naturaleza. Gurnemanz, sus acompañantes, Anfortas y Parsifal aparecen entre penumbras en la escena, que es un bosque mas bien tenebroso hasta que se ilumina coincidiendo con la demande de Titurel de que se abra el grial. Pero no esperen ver Grial alguno, ni lanza, ni copa, ni María Magdalena (Kundry) lavando los pies de Parsifal. No hay referencia crística por ningún lado. El segundo acto responde al poder del erotismo y nos muestra a un Klingsor colgando del techo y con una batuta en la mano, cual director de orquesta que ordena a las chicas-flor, ricamente desvestidas, también colgando del techo danzando al aire. La escena de Kundry y Parsifal, bien asentados en tierra firme, es magnífica por la voz y bien hacer de Andrew Richards y, sobretodo la inmensa Anna Larsson. El tercer acto quizás el más llamativo responde a la humanidad, que se supone redentora en su conjunto. Así, tras un inicio con Gurnermanz haciendo lo que puede a obscuras con una halo de luz que le ilumina, Kundry por tierra gritando hasta que aparece Parsifal, eso si, sin lanza ni escudo ni nada de nada. E inmediatamente una especie de cinta transportadora en la que coro, figurantes y Parsifal avanzan durante los cincuenta minutos que quedan de opera cantando como si de un oratorio se tratara. Ni rastro de Titurel (que Wagner sitúa en escena, como apareció en la versión de ROH de Londres), por supuesto nada de Grial por ninguna lado, ya he dicho que Kundry no lava los pies de Parsifal que no para de caminar hasta que el coro canta la ultima estrofa de “redención para el redentor” y se retira junto a los figurantes, Anfortas que, por supuesto, no hace ni ademán de mostrar sus heridas, y Gurnemanz. Baja un telón con una imagen de una gran ciudad medio derruida y ya solo y de espaldas al público queda Parsifal mientras acaba la obra. Esplendida representación, un teatro soberbio con un fondo musical maravilloso que a veces (encantamientos del viernes santo y coros del tercer acto) invita a escuchar con los ojos cerrados. Pero vale la pena conocer la “versión” de Cantellucci. Y por 26 €…

Ahora espero que salga el DVD del ROH o, mejor, que lo llevan a Madrid o a París.

sábado, 21 de diciembre de 2013

Otra vez la cuestión del aborto


Otra vez la cuestión del aborto

 
Quería dedicar un buen rato de este sábado a la lectura del nuevo proyecto de ley del aborto. Como todos los sábados, por sus suplementos literarios, compro en el quiosco “El País” y ABC. Los abren así, en sus portadas.

“El País”: A cinco columnas: “Aborto: España retrocede 30 años” Justo encima, también a cinco columnas: “El gobierno Rajoy aprueba la reforma más restrictiva de la democracia”. Leo en la portada el titulo de su editorial: “Regreso al pasado”.

“ABC”. Con fondo de vientre desnudo de una mujer embarazada este titular: “El aborto se limita al riesgo grave para la salud de la madre y a la violación”. Justo encima “El PP tumba la reforma de Zapatero”. Debajo del gran titular: “El gobierne vuelve al espíritu de la ley socialista de 1985 y suprime el aborto libre en as primeras 14 semanas”. Su editorial lleva este titulo” “Rajoy cumple con la reforma del aborto”

Aquí acabó mi lectura de los dos diarios. El resto estará presentado en razón de sus pre-supuestos ideológicos. Y ya me pilla muy cansado para desentrañar lo que de verdad dice la ley. Lo dejo para más adelante.

Mi opinión sobre este tema lo he publicado muchas veces. Abajo podrán leer, si les interesa mi opinión, uno de mis últimos textos al respecto. Es de 2009 aunque después he escrito varias cosas sobre la maternidad y, aunque menos, también sobre la paternidad.

Pero entretanto he seguido unas reflexiones que me ha ido enviando Benjamin Forcano. He releído lo que escuche a Diego Gracia y Alonso Bedate cuando pasaron por el Forum Deusto. Y la duda a la que hago referencia en mi texto de 2009, que traslado aquí abajo, se ha disipado. Es la diferencia que hay entre embrión y feto. Lo digo con las palabras de Benjamin Forcano.

"Trabajos como los de Byme y Alonso Bedate hacen pensar que el cuándo (de la constitución individual) debe acontecer en tomo a la octava semana del desarrollo, es decir, en el tránsito entre la fase embrionaria y la fetal. En cuyo caso habría que decir que el embrión no tiene en el rigor de los términos el estatuto ontológico propio de un ser humano, porque carece de suficiencia constitucional y de sustantividad, en tanto que el feto sí lo tiene. Entonces sí tendríamos un individuo humano estricto, y a partir de ese momento las acciones sobre el medio sí tendrían carácter causal, no antes” (Diego Gracia, Etica de los confines de la vida, III, pp. 130-131).

Queda claro de esta manera que quien siga esta teoría puede sostener razonablemente que la interrupción del embrión antes de la octava semana no puede ser considerada como atentado contra la vida humana, ni pueden considerarse abortivos aquellos métodos anticonceptivos que impiden el desarrollo embrionario antes de esa fecha. Esto es lo que, por lo menos, defienden no pocos científicos de primer orden (Diego Gracia, A. García-Bellido, Alonso Bedate , J.M. Genis-Gálvez, etc).

Esta hipótesis, suficientemente demostrada permite, a quien se apoya en ella, defender como no atentatorias contra la vida y como respetuosas de la vida aquellas acciones que se producen en el proceso constituyente del embrión antes de constituirse en feto, es decir, en estructura clausurada.

La teoría expuesta modifica notablemente muchos puntos de vista y establece un punto de partida común para entendemos, para orientar la conciencia de los ciudadanos, para fijar el momento del derecho a la vida del prenacido y para legislar con un mínimo de inteligencia, consenso y obligatoriedad para todos”.
 

Valdría la pena escucharles, digo yo.

 

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Mi texto de 2009


Aborto: convicciones y una duda

Ante el aborto tengo algunas convicciones y una duda de fondo. Desde el momento de la concepción hay vida. El “nasciturus”, el embrión que, salvo interrupción voluntaria o fortuita, se convertirá en un ser humano, como Usted y como yo, ya tiene sus señas de identidad. Únicas. No hay ni habrá otro ser humano como él.

Este ser humano en potencia necesita, para crecer y subsistir, que una mujer, su madre biológica, le lleve en su vientre. Es un ser distinto a su madre aunque sin su madre no llegaría a nacer. Necesita a su madre para que, en su caso, el derecho a la vida se lleve a efecto. No es un derecho absoluto. Se mata, legalmente, a la gente. Pero es difícil negar ese derecho a un “nasciturus” aunque puede lesionar, incluso gravemente, los derechos de su madre.

La inmensa mayoría de madres desean dar esa vida al “nasciturus” que llevan en el vientre. También para la inmensa mayoría de mujeres abortar es un drama. De ahí que las madres son las que más tienen que decir cuando se enfrentan a un embarazo no deseado. Pero no son las únicas que tienen algo que decir sobre el “nasciturus”. Pienso en el padre de ese “nasciturus”, de quien nadie se acuerda, que tendrá algo que decir, ¡pienso yo!, aunque más en unos casos que en otros. Y también la sociedad tendrá algo que decir cuando se trata de interrumpir, voluntariamente, la vida de un “nasciturus”.

Mi duda de fondo está en saber si cabe asimilar el “nasciturus” a una persona humana. Si lo que está en potencia es lo mismo que lo ya es realidad, luego si es sujeto de los mismos derechos. En este punto hay opiniones científicas, filosóficas y religiosas encontradas, entre personas con sólidos conocimientos, y de cuya honradez intelectual y moral no tengo derecho a dudar. Así como tampoco tengo duda alguna de que un “nasciturus” humano es muchísimo mas que un lince y, en derecho, exige más protección que el lince. El niño es el gran olvidado de nuestra sociedad.

Personalmente sostengo que la realidad de la existencia del aborto y su mala regulación exigen alguna solución jurídica a las mujeres que se enfrenten al drama del aborto, al  par que reclamo una política social y familiar que frene su aumento. Una sociedad no puede mirar a otro lado cuando ya había más de 100.000 abortos el año 2006 en vergonzante aumento, a diferencia de lo que sucede en otros países europeos de nuestro nivel de vida.

Vería la regulación mas justa si antes de dar el paso del aborto hubiera más recursos, más intentos, más cariños, más apoyos a muchas madres que tras hablar con el padre y con las familias de ambos, quizás encuentren el arrope preciso para no interrumpir su embarazo. Pienso que es también necesario que la sociedad, tras valorar, más que ahora, el derecho a la vida del “nasciturus”, ayude efectivamente a la madre a que dé a luz al niño. Por ejemplo para entregárselo a tantas familias que van lejos, hasta China incluso, para adoptar los niños que no pueden tener. Aunque, me temo que la madre, tras salir el niño de su vientre y acogerlo en su regazo no quisiera desprenderse de él.


Donostia 20 de marzo de 2009

Javier Elzo

(Para “El Diario Vasco”)

viernes, 13 de diciembre de 2013

Intercambio Epistolar, a través de "Vida Nueva" con Fernando García de Cortázar


 

 

Intercambio Epistolar, a través de VIDA NUEVA con Fernando García de Cortázar

 

  1. Artículo de FGC “La sal del infierno”
  2. Mi respuesta completa enviada el 13 de noviembre 
  3. Acuse de recibo del director de Vida Nueva, Juan Rubio a mi Carta
  4. Respuesta de Javier Elzo a Juan Rubio, a vuelta de correo, con una segunda redacción de respuesta a FGC más corta
  5. Segunda carta de Javier Elzo, acortada, respondiendo a FGC
  6. Ante el silencio de VIDA NUEVA y tras constatar que no publican mi carta de respuesta subo el tema a mi blog que titulo ”Con dolor me censuran en VIDA Nueva”
  7. Intercambio en correo electrónico con el Director de Vida Nueva
  8. Respuesta de FGC a mi texto publicado en VIDA NUEVA
  9. Respuesta de Javier Elzo enviada al Director de Vida Nueva, en referencia a la respuesta de FGC a mi primer texto
  10. El Director de Vida Nueva da por zanjada la publicación del tema en Vida Nueva y decide enviar mi respuesta a FGC

 

 

1.

 

La sal del infierno Publicado el 08.11.2013 en Vida Nueva

 

FERNANDO GARCÍA DE CORTÁZAR | Catedrático de Historia Contemporánea de la Universidad de Deusto

 

“No insultaremos a quienes sufren manifestando que los asesinos liberados por la sentencia del Tribunal de Estrasburgo merecen una piedad que solo corresponde a sus víctimas…”.

 

Por nuestro sentido de la dignidad de la persona, por nuestro compromiso con la libertad del hombre, porque no podemos afirmar nuestra fe sin ejercer la caridad, los cristianos somos la sal de la tierra. O hemos sido requeridos para serlo por las palabras fundacionales de Jesús. Y, con nosotros también, las gentes de buena voluntad, llamadas así por Cristo, las que hacen de la existencia el propósito de vivir un gran proyecto que a todos nos atañe. Ese es el don de la alegría que se nos ha concedido, esa es la obligación de sembrar felicidad en la tierra, como exigencia de nuestra fe.

 

San Pablo, en su carta a los Efesios, recordaba que los cristianos irrumpimos en un mundo que, a pesar de los dioses, carecía de Dios. Entramos en un universo sombrío en el que brillan las falsas luces del fanatismo y los rituales desalmados, al que, sin embargo, aportamos un mensaje de esperanza identificada con la fe, no solo en la vida trascendente que se prometía, sino en la naturaleza del hombre que el Evangelio proclamaba. La de su imagen a semejanza del Creador, su existencia libre y responsable de su salvación, su inviolable dignidad, su esencia universal. La excelencia del cristianismo no reside solo en la inmortalidad, sino en la grandeza de la persona que, hace dos mil años, la proclamó, por vez primera en la historia del hombre sobre la Tierra.

 

Jesús nunca se propuso ponernos las cosas fáciles. No iba a dejarnos en un confortable cumplimiento de liturgias rutinarias. El cristianismo es exigente porque atiende a la rica complejidad del hombre y ha de enfrentarse a los desafíos de la historia. El cristianismo no es evasión, sino liberación. No es refugio personal, sino vida entera a la intemperie en la defensa de principios que se refieren a la calidad de la existencia del ser humano. El cristianismo nunca podrá ser entendido como neutralidad, como pasiva contemplación de lo que les sucede a unos hombres que, no por casualidad, hemos llamado siempre nuestros prójimos. El cristianismo es prudencia, pero no es moderación, si por ello se entiende la farsante equidistancia, la blandura moral y la falta de coraje que se quiere disfrazar de compasión.

 

No insultaremos a quienes sufren manifestando que los asesinos liberados por la sentencia del Tribunal de Estrasburgo merecen una piedad que solo corresponde a sus víctimas. En la sonrisa de los criminales liberados se acumulan los escombros de nuestro sentido de la dignidad. En su falta de arrepentimiento, en la reivindicación de su barbarie, en la insultante pretensión de defender una causa se amontonan los desperdicios de una civilización, la carroña de una cultura, las heces de un tiempo en el que se pisoteó todo aquello que el cristianismo y la herencia de dos mil años de vida occidental han creído intocable.

 

Para el cristiano, fiel a una tradición que se fundó precisamente en el carácter sagrado de la vida humana, no puede haber argumentos torcidos ni expresiones ambiguas incapaces de distinguir entre la justicia, la ley y la caridad. El cumplimiento de la ley injusta llevó a Jesús a la cruz. Que nada empañe la energía con la que ahora, más que nunca, tenemos que defender, y defender como cristianos, la dignidad de las víctimas burladas. Que nada nos aparte de denunciar lo aberrante de las normas jurídicas que permiten que el crimen quede impune en alguna medida, no porque nos falte la difícil compasión por el pecador, sino porque parece exigírsenos también la complicidad con el pecado. Solo las víctimas son, por si alguien quiere olvidarlo ahora, nuestro referente moral. Son el testimonio de nuestra esperanza. Son la sal de la tierra. Inés del Río y sus siniestros compañeros no son más que el mal que nos somete a prueba, los causantes del dolor que pone en riesgo nuestra fe, los perversos ejecutores del crimen que destruye vidas a las que se les arrebató la libertad que Cristo nos otorgó. Son el pecado del mundo. Son la sal del infierno. En el nº 2.870 de Vida Nueva.

 


 

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2. Primera respuesta de Javier Elzo

 

Carta abierta a Fernando García de Cortázar

 

Apreciado Fernando:

 

Tu texto “La sal del infierno” de VN nº 2870, me ha apenado profundamente. Tu texto está inspirado en tu, legítima, ideología política. No tengo, obviamente, nada que decir al respecto. Pero sí, y mucho, a tu utilización de la fe cristiana para avalar tus opciones político - partidistas. Valga este párrafo de tu texto como botón de muestra. “El cumplimiento de la ley injusta llevó a Jesús a la cruz. Que nada empañe la energía con la que ahora, más que nunca, tenemos que defender, y defender como cristianos, la dignidad de las víctimas burladas. Que nada nos aparte de denunciar lo aberrante de las normas jurídicas que permiten que el crimen quede impune en alguna medida…”. Equiparas la “ley injusta que llevó a Jesús a la cruz” con la sentencia del TEDH, y a Jesús con las “víctimas burladas”.

 

Además, tu ideología, querido Fernando, te impide ver que además de las “víctimas burladas”, victimas del terrorismo de ETA, que han sentido el más que comprensible dolor de ver que sus victimarios salen de cárcel antes de lo que esperaban, hay otras víctimas, también del terrorismo de ETA, sin olvidar a las de los GAL, Batallón Vasco-Español y las que murieron como consecuencia de las torturas de algunos miembros de la Guardia Civil. Entre estas “otras víctimas”, no pocas mantienen otras posturas, bien distintas. Por lo menos, tan respetables como las que tu denominas como “víctimas burladas”.

 

El 10 de Octubre pasado, Deusto Forum de tu Universidad de Deusto organizó una sesión titulada “Encuentros restaurativos en terrorismo”. Se presentó el libro “Los ojos del otro” (Sal Terrae, 2013) donde se relatan algunos encuentros entre asesinos de ETA y familiares de sus víctimas. Te aseguro, Fernando, que tu texto sería otro si hubieras leído, por ejemplo, lo que dicen Luis Carrasco, hoy en la cárcel por el asesinato de Juan Mari Jáuregui, Gobernador Civil de Gipuzkoa, y su viuda, Maixabel Lasa.

 

El 7 de noviembre pasado, en el mismo Deusto Forum, se presentó la experiencia Glencreen, de encuentros entre víctimas de diferentes victimarios. Allí conocí a Fernando Garrido, (hijo del gobernador militar de Guipúzcoa asesinado por ETA en 1985 junto a su mujer y otro hijo, hermano de Fernando) y a Asun Lasa (nada que ver con Maixabel Lasa), hermano del torturado hasta la muerte por la Guardia Civil. Los tuve enfrente en la cena posterior que, como sabes, es habitual en Deusto en estos casos, y visibilizaban que, sin renunciar a sus opciones políticas personales, le habían antepuesto el dolor y el sufrimiento de las diferentes víctimas. Salí conmovido.

 

El día siguiente me trasladé a Zaragoza al Centro Pignatelli, que conoces bien, para cerrar con José María Tojeira, - que como sabes era el superior de los jesuitas en “El Salvador” cuando el poder militar asesinó  a Ellacuria, sus compañeros y dos acompañantes-  su habitual Seminario Internacional sobre la paz, bajo el título “Los derechos humanos en tiempos de crisis”. Tojeira, en una sesión del año 1997 había desarrollado el principio de "Verdad, justicia, perdón" que después adoptó un grupo de expertos del Consejo Mundial de las Iglesias, en Ginebra en febrero del año 2009. No pude no evocar en mi intervención, emocionado, mi experiencia del día anterior en Deusto. Entre los asistentes al acto del Centro Pignatelli y al seminario posterior, había policías, militares (uno de ellos se entretuvo conmigo evocando al general Garrido asesinado por ETA pues que había sido su compañero en la Academia Militar) algún miembro de la Inteligencia española, amén de sociólogos, psicólogos, filósofos, historiadores, personas interesadas en los DDHH, miembros de ordenes religiosas, laicos cristianos, etc., etc.

 

Hablé claro. Dije lo que pensaba (había enviado previamente un texto de 30 paginas), y tuve una buena acogida. Volví a casa con la esperanza de que la convivencia era posible. Incluso, a medio y largo plazo, la reconciliación. Desgraciadamente no puedo decir lo mismo tras leer tu texto. Créeme que también me apena decirlo.

 

Fraternalmente

Javier Elzo

 

Donostia San Sebastián 13 de noviembre de 2013

Catedrático Emérito de Sociología en la Universidad de Deusto

 

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3 Acuse de recibo del director de Vida Nueva, Juan Rubio a mi Carta

 

From: "Juan Antonio Rubio" <juan.antonio.rubio@ppc-editorial.com>
Sent: Wednesday, November 13, 2013 10:30 AM
To: <javierelzo@telefonica.net>
Subject: sobre su carta

> Apreciado Javier
>
> Me reenvia el redactor Jefe, José Lorenzo, una carta que deseas sea
> publicada en la sección de "cartas" (director.vidanueva@ppc-editorial.com)
> sobre el  articulo de Fernando Garcia de Cortázar. Con mucho gusto la
> publicamos, aunque para esa sección pudiera parecer un poco larga...Te
> rogaría, si lo consideres pertinente que, usando de tu maestría, pudieras
> resumirla un poco más. Si no pudiera ser, veríamos la forma. Ya sabes cómo
> son estas secciones.
>
> Un saludo cordial con el deseo de poder conocernos algún día.
>
> Juan RUBIO
> Director de Vida Nueva=

 

4. Respuesta de Javier Elzo a Juan Rubio, a vuelta de correo, con una segunda redacción de respuesta a FGC más corta 

 

Apreciado Juan.

Entiendo vuestro problema de espacio.

He reducido mi texto original al que te adjunto. En él verás que hay una
parte en bastardilla que, si aun fuera demasiado extenso mi texto reducido,
podéis suprimir.

Para cualquier duda estoy el resto del día en mi domicilio.

Cordialmente

Javier Elzo

 

5.                                                                                                                                                                                                        

 

Segunda carta acortada de Javier Elzo a FGC, enviada el mismo 13 de diciembre

 

 

A Fernando García de Cortázar

 

Apreciado Fernando:

 

Tu texto “La sal del infierno” de VN nº 2870, me ha apenado profundamente. Tu texto está inspirado en tu, legítima, ideología política. No tengo, obviamente, nada que decir al respecto. Pero sí, y mucho, a tu utilización de la fe cristiana para avalar tus opciones político - partidistas. Valga este párrafo de tu texto como botón de muestra. “El cumplimiento de la ley injusta llevó a Jesús a la cruz. Que nada empañe la energía con la que ahora, más que nunca, tenemos que defender, y defender como cristianos, la dignidad de las víctimas burladas. Que nada nos aparte de denunciar lo aberrante de las normas jurídicas que permiten que el crimen quede impune en alguna medida…”. Equiparas la “ley injusta que llevó a Jesús a la cruz” con la sentencia del TEDH, y a Jesús con las “víctimas burladas”.

 

Además, tu ideología, querido Fernando, te impide ver que además de las “víctimas burladas”, victimas del terrorismo de ETA, que han sentido el más que comprensible dolor de ver que sus victimarios salen de cárcel antes de lo que ellas esperaban, hay otras víctimas, también del terrorismo de ETA, sin olvidar a las de los GAL, Batallón Vasco-Español y las que murieron como consecuencia de las torturas de algunos miembros de la Guardia Civil. Entre estas “otras víctimas”, no pocas mantienen otras posturas, bien distintas. Por lo menos, tan respetables como las que tu denominas como “víctimas burladas”.

 

Te invito a visitar la Web de Deusto Forum, de tu Universidad de Deusto y seguir la sesión “Encuentros restaurativos en terrorismo”, del 10 de Octubre. Se presentó el libro “Los ojos del otro” (Sal Terrae, 2013) donde se relatan algunos encuentros entre asesinos de ETA y familiares de sus víctimas. El 7 de noviembre pasado se presentó la experiencia Glencreen, de encuentros entre víctimas de diferentes victimarios. Salí conmovido.

 

El día siguiente me trasladé a Zaragoza al Centro Pignatelli, que conoces bien, para cerrar con José María Tojeira, - que como sabes era el superior de los jesuitas en “El Salvador” cuando el poder militar asesinó  a Ellacuria, sus compañeros y dos acompañantes-  su habitual Seminario Internacional sobre la paz. Tojeira, en una sesión del año 1997 había desarrollado el principio de "Verdad, justicia, perdón" que después adoptó un grupo de expertos del Consejo Mundial de las Iglesias, en Ginebra en febrero del año 2009. Entre los asistentes al acto del Centro Pignatelli y al seminario posterior, había policías, militares (uno de ellos se entretuvo conmigo evocando al general Garrido, su compañero en la Academia Militar, asesinado por ETA y cuyo hijo participó en la experiencia Glencreen) algún miembro de la Inteligencia española, amén de sociólogos, psicólogos, filósofos, historiadores, personas interesadas en los DDHH, miembros de ordenes religiosas, laicos cristianos, etc., etc.

 

Hablé claro. Dije lo que pensaba y tuve una buena acogida. Volví a casa con la esperanza de que la convivencia era posible. Incluso, a medio y largo plazo, la reconciliación. Desgraciadamente no puedo decir lo mismo tras leer tu texto. Créeme que también me apena decirlo.

 

Fraternalmente

Javier Elzo

 

Donostia San Sebastián 13 de noviembre de 2013

Catedrático Emérito de Sociología en la Universidad de Deusto

 

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  1. Ante el silencio de VIDA NUEVA y tras constatar que no publican mi carta de respuesta subo el tema a mi blog que titulo ”Con dolor me censuran en VIDA Nueva”

 

  1. Intercambio electrónico con el director de Vida Nueva

 

 

Buen dia. Como director de la revista "Vida Nueva" he de decir que SI ESTA PUBLICADA LA CARTA esta semana en el papel y que por un error cibernético, no se ha subido a la web, cosa que hacemos inmediatamente. La carta se ha publicado integramente como la envió en segunda instancia. Lamento no lo haya comprobado en el papel y lamento nuestro error al no subirla a la web. Un saludo. espero todo quede aclarado. Juan RUBIO. Director de Vida Nueva


El 13/12/2013, a las 13:10, "Javier Elzo" <javierelzo@telefonica.net> escribió:

 

Apreciado Juan, Apreciado Director.

 

Me alegró mucho poder subsanar, en la propia cabecera de mi blog, mi dolorosa sensación de censura ante la ausencia de noticias a mi texto de réplica al artículo de Fernando García de Cortázar “La sal del infierno”, réplica que, en efecto, se publicó en el número 2.874 de VN. Muchas gracias.

 

Al recibir hoy, vía Internet el número 2875, además de la recensión  a mi último libro, lo que le agradezco muy sinceramente, leo una legítima respuesta de Fernando García de Cortázar a mi texto arriba mentado. He redactado, a mi vez, una breve respuesta que, como digo en el texto, por lo que a mí concierne sería la última, dejando el cierre a García de Cortázar si lo estima oportuno escribirlo y Usted publicarlo.

 

Es posible, y lo entendería perfectamente, que Usted decida no publicar mi texto de hoy para no alargar excesivamente el tema y copar espacio a otros intervinientes que desearan opinar sobre otros temas. Pero le agradecería que me lo hiciera saber y, en todo caso, hiciera llegar a Fernando mi texto. 

 

 

 

8. Respondiendo a Javier Elzo

 

FERNANDO GARCÍA DE CORTÁZAR (MADRID) |

 

Comprendo tu desacuerdo con mi artículo La sal del infierno (VN, nº 2870). A estas alturas de nuestra vida, no sé cómo podías esperar que mi posición en este tema fuera distinta. Si se tratara de un asunto menor, no dudes de la facilidad con la que, sin llegar a darte la razón, refugiaría mi cortesía en el silencio. Pero cuando lo que tenemos ante nosotros es el espectáculo siniestro de una sociedad aterrorizada y la halitosis moral de quienes aún tratan de ocultar las responsabilidades mediante su “comprensiva” falsificación de esta tragedia, comprenderás que no me quede más opción que tomar una palabra que, quizás, se me ha dado como derecho, pero que siempre me he tomado como deber.

 

Temprano aparece en tu carta esa insaciable pérdida de perspectiva que tú, y otros como tú, habéis tratado de inculcar a cualquier mirada sobre el terrorismo. Indicas, en efecto, que es mi ideología política la que me ha llevado a escribir el texto que deploras. Pensar que la condena del terrorismo, sin matizaciones fraudulentas ni penumbras morales donde se negocia el valor de la vida humana, es el resultado de una ideología, manifiesta a la perfección la más radical de nuestras diferencias. Porque yo creo que es una simple y rotunda cuestión de principios. En ellos, y no en una enigmática, aunque al parecer “legítima ideología política”, se inspiran mis palabras.

 

No quiero pasar por alto el deliberado insulto con que tratas de oponer mis opiniones a mis creencias más profundas. A diferencia de otros, yo procuro que ambas guarden coherencia. Yo no soy un cristiano a media pensión, sino a jornada completa. Yo no tengo mi fe para salvarla de los problemas del mundo, sino para alimentar con ella mi condición de hombre libre y las obligaciones morales a las que tal condición me ha sentenciado.

 

Porque lo que hemos vivido, y aún vivimos en España, no ha sido un conflicto ideológico o un enfrentamiento armado entre compatriotas que pudiera exigir la reparación necesaria de una reconciliación. Estamos ante el puro y simple crimen organizado, bajo el cielo protector de una ideología nacionalista. No es mi condena y mis calificativos los que atentan contra la convivencia, sino esa búsqueda continua de atenuantes que acaban por convertir el crimen en una mera equivocación.

 

Por otro lado, no sé a qué reconciliación puedes referirte, cuando en ningún lugar civilizado se le ha ocurrido a nadie, con noción de la responsabilidad y sentido del ridículo, convocar a una obscena confraternización entre los terroristas y sus víctimas. No voy a discutir tu derecho a conmoverte ante encuentros de este tipo, pero permitirás que a mí también llegue a entristecerme el ultraje que se suma entonces al sacrificio de los muertos.

 

Porque, si algunos familiares llegaran a aceptarlo, nada les autorizaría a ellos, y mucho menos a ti, a adueñarse de la profunda, permanente e irrenunciable dignidad de esa dolorosa herencia.

 

En el nº 2.875 de Vida Nueva - See more at: http://www.vidanueva.es/2013/12/13/respuesta-a-javier-elzo-cartas-al-director/#more-110362

 

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9. Respondiendo a Fernando García de Cortázar al texto publicado en el nº 2845 de Vida Nueva

 

No quiero abusar de estas líneas que, por mi parte, serán las últimas en este intercambio con Fernando García de Cortázar.  Escribí en el número 2845 de VN que tu ideología te impide ver más allá de las victimas del terrorismo de ETA, las únicas que condenas pues parece que para ti son las únicas que existen. Por mi parte, la condena del terrorismo de ETA y de toda violencia injusta (GAL, BVE, torturas policiales), sin equidistancias, ni equiparaciones, ni diluciones, ni atenuantes, ha sido, es y será siempre total. Los Derechos Humanos no admiten ni acepción ni excepción de víctimas y victimarios. Desde el asesinato de Melitón Manzanas y así hasta casi 850 imputables a ETA, pero sin olvidar los malos tratos a Txema Auzmendi, SJ, en su paso por el cuartel de Madrid que debes conocer bien, o la tortura hasta la muerte a Arregi, o a Lasa y Zabala.

 

Yo apuesto por la reconciliación, en la justicia. Mejor si además hay perdón. El reciente fallecimiento de Nelson Mandela (aunque nunca hay dos situaciones iguales y el ejemplo de Mandela tampoco es único en la historia de la reconciliación humana), a mi al menos, me impele a ello. Más todavía, algún texto evangélico: por ejemplo Mt. 5-23-24, o Lc. 6/ 32-33. En fin, no he querido insultarte en absoluto. Si así lo has percibido te pido perdón. Fraternalmente

 

Donostia San Sebastián 13 de diciembre de 2013

Javier Elzo

 

10. El Director de Vida Nueva da por zanjada la publicación en Vida Nueva y me señala que enviara esta respuesta mía al propio FGC


Publicado por Juan para Javier Elzo a las 7 de diciembre de 2013 11:46

 

Respuesta del Director el mismo día 13

 

Gracias. Creí que zanjamos el tema. Se la mando yo

Enviado desde mi iPhone

 

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La cuestión catalana: ni España es independiente


La cuestión catalana: ni España es independiente

12 de diciembre de 2013

He estado fuera de España sin Internet tres días. He llegado a Bilbao, procedente de Londres poco después de las 21,00. He atendido a una periodista de DV que me preguntaba sobre mi valoración del año de gobierno vasco, en el propio aeropuerto de Loiu mientras esperaba a coger el bus a Donosti a las 21.45. Tras revisar mi correo, ya en casa, leo las noticias y me entero de las preguntas que por iniciativa de cuatro formaciones catalanas van a formular al pueblo catalán- si les dejan claro está- el 9 de noviembre de 2014 y unos pocas reacciones. Perfectamente previsibles. Quiero escribir en caliente, y sin leer nada más, lo que me sale a bote pronto.

Ni siquiera España es independiente. Ni soberana. España comparte soberanía con la Unión Europea que, en determinadas cosas-  muchas y no menores- impone su ley. Luego una pregunta sobre la independencia de Catalunya no tiene sentido más que, refiriéndose a la pretendida independencia de España, entendida como país soberano, con capacidad de decidir por sí sola lo que quiere hacer en sus leyes. Lo que es una falsedad. No es cierto, como pretende el Tribunal Constitucional español que la soberanía reside exclusivamente en el pueblo español representado en el Parlamento en Madrid. No sé si esto es jurídicamente correcto pero, desde luego no lo es social, política y económicamente. Que es lo que importa a un sociólogo.

El “arreglo” al tema catalán, como al vasco y al español, es reconocer que los "estados naciones" soberanos han pasado a la historia, “de lege y de facto”, y que hay que aplicar el viejo principio de subsidiariedad, las soberanías compartidas, que la democracia se demuestra en el respeto y la conciliación de mayorías y minorías. La vieja cuestión de donde está el sujeto político con capacidad de decidir, salvo querer vivir en una isla, es ya una cuestión pasada. Pero mientras se quiera hacer la Europa de los estados, sin dar una salida satisfactoria a las naciones sin estado - lo que no quiere decir necesariamente crear un nuevo estado- Catalunya, Euskadi, Escocia, Flandres, Pais de Gales y alguno más que irá saliendo (piensen en Bretaña o Padania) se verán abocados a reclamar una inexistente independencia. El denominado “frente soberanista”, se residencia tanto en Madrid como en Catalunya. Si, no más.

domingo, 8 de diciembre de 2013

Mandela, Aussaresses y Ferdinand von Schirach


Mandela, Aussaresses y Ferdinand von Schirach

 
Leo en « La Vanguardia » de hoy domingo el obituario del general francés Paul Aussaresses. Falleció, con 95 años de edad, los mismo que Mandela, dos días antes. De gloria nacional pasó convertirse en vergüenza nacional. Hace dos años escribí sobre él esto: “El General Paul Aussaresses, fue responsable del servicio de información durante la guerra de Argelia entre los años 1955 y 1957. El año 2001, luego 44 después de la finalización de la guerra, publicó el libro “Servicios especiales: Argelia 1955-1957”, en el que reivindica las torturas practicadas bajo sus órdenes, sin remordimiento alguno. Escribió: “todo lo que hice era conforme a la deontología de todo militar en condiciones de guerra”, lo que levantó airadas reacciones en Francia. Pero el general Aussaresses, entonces con 83 años de edad, se mantuvo en sus trece: "un juicio no me da miedo. Volvería a decir lo mismo que he escrito en mi libro”. En el obituario de LV leo que Chirac le quitó la legión de honor, el ejército le repudió, sus hijas le abandonaron, la justicia le condenó en 2004 por apología de tortura y a punto estuvo de sucumbir a varios atentados. “Yo no soy un criminal, un asesino, un monstruo-dijo una vez-, solo soy un soldado que hizo lo que Francia le pidió”.

Ferdinand von Schirach es nieto de Baldur von Schirach, quien arrepentido de haber ayudado a Hitler (acabó como Gauleiter de Viena hasta el final de la guerra) declaró en el juicio de Núremberg, entre otras cosas, esto que saco de Wikipedia: Ha sido éste el mayor y más satánico genocidio de la historia del mundo... Quien ordenó las muertes fue Adolf Hitler. Él y Himmler fueron conjuntamente los prácticos autores de este crimen que seguirá siendo para siempre una mancha vergonzosa sobre nuestra historia. Pero la juventud alemana es inocente de lo que Hitler hizo a los pueblos alemán y judío. Nada sabía del exterminio de los hebreos y no quiso semejante crimen. Es culpa mía, que asumo ante Dios y nuestra nación, haber educado a la juventud alemana en la fe en Hitler, el hombre que juzgué intachable y que resultó ser un asesino de millones de seres humanos. Yo creí en Hitler; eso es todo lo que puedo decir como exculpación. Yo soy el único culpable; la juventud alemana es inocente porque creció en un Estado antisemita en el que era ley la política racista. Pero el hecho de que fuera posible un Auschwitz hace obligado el final de la política racista y del antisemitismo. Quien tras Auschwitz pueda seguir manteniéndoles, se hace a si mismo culpable... Declaro que la política racista de Hitler fue un crimen que llevó a la destrucción de cinco millones de judíos y la vergüenza del pueblo alemán”. Estuvo 20 años en la prisión de Spandau.

Pues bien, su nieto, el ya mentado Ferdinand von Schirach, publicó un largo, y excelente, artículo en el diario “El País” del Babelia de ayer sábado 7 de diciembre, con este titulo revelador “¿Tortura salvadora?, que bien parece unas reflexiones de un profesor de ética o de religión a sus alumnos. Recuerda, por ejemplo, la existencia de Guantánamo, las leyes que se votan en Londres que permiten mantener incomunicado 26 días a un ciudadano, sospechoso de terrorista en Gran Bretaña (ley aprobada en el Parlamento de Londres) y, aunque él no diga, yo sí, la tortura sistemática en largos periodos de tiempo en la lucha contra ETA en España. Lean el artículo de Ferdinand von Schirach en “El Pais”. Es de pago, claro está. Conocerán los colores de los calzoncillos de todos los jugadores del Real Madrid, gratuitamente, pero estos artículos se pagan.

Mandela fue también un terrorista. O al menos utilizó y legitimó en su día la violencia. No se olvide. Pero se arrepintió a tiempo y pago con creces sus culpas. Por eso también es hoy un héroe mundial. Pero, ¡qué estrecha es, para la historia, la línea divisoria, del terrorista convertido en héroe o viceversa!. Especialmente para la historia local pues la gran historia, la historia universal, la HISTORY acaba dejando a cada cual en su lugar. Todos mitad santos, mitad diablos, la cuestión se reduce en saber hacia qué lado se inclina su historia personal. Porque ángeles no hay en ningún lado, ni existe el Ángel puro e inocente. Ni siquiera Parsifal.

"Cuarteto para el fin del tiempo". Estética y Ética


"Cuarteto para el fin del tiempo". Estética y Ética


Un texto sumamente reducido a este lo publiqué ayer, 7 de diciembre, en "El Diario Vasco". Accesible mediante pago

Era el 15 de Enero de 1941. Llovía y hacía un frío espantoso. Espantoso por el frío y porque estamos en el campo de prisioneros de Gorlitz, en Silesia, Alemania, justo en frontera con Polonia. Son franceses y belgas detenidos por la guerra relámpago en la que el ejercitó alemán abatió al francés y al belga en pocas semanas. Entre los presos, el compositor, organista y ornitólogo Olivier Messiaen detenido en Verdún en mayo del 40. En los meses siguientes, con los músicos que encontró en el campo, un clarinetista, Henri Akoka, un violinista Jean le Boulaire y un violonchelista Étienne Pasquier y, el mismo, como pianista, compuso una de los obras mayores del siglo XX: “el cuarteto para el fin del tiempo””. Y lo estrenó, en el propio campo de concentración, en enero de ese año, delante de los presos, los guardianes y los terribles “kapos”, a menudo más temibles que los oficiales.


Es difícil imaginarse ese estreno en un campo de concentración, al aire libre, de pie, con un frío helador. Además, el Cuarteto es exigente, no es una sucesión de valses. Son cincuenta minutos divididos en ocho partes, sublimes, pero para escucharlo cómodamente sentido en casa o, mejor en una sala de conciertos, por unos buenos interpretes. Este martes pasado tuve esa ocasión en la Sala de Cámara del Auditorio Nacional en Madrid, una Sala llena en sus cuatro quintas partes, con mucha, mucha presencia de jóvenes (la entrada, muy subvencionada, costaba 12 €), una sala en la que las toses quedaron en la puerta de entrada. El silencio era total. Y cuando el violín cierra el último acorde en pianissimo casi inaudible asistimos a uno de esos finales de concierto que quedan en la memoria: un largo silencio hasta que alguien amaga un aplauso que rápidamente se hace ovación contenida. No es para menos. No soy músico ni musicólogo. Simplemente melómano y, ya jubilado de dar clases, con mayor disponibilidad para mi tiempo, aprovecho siempre que puedo para escuchar buenos conciertos. Y el de este martes fue uno de los muy buenos.


Las ocho partes del Cuarteto son magníficas. El primero, “Liturgia de cristal” interpretado por los cuatro instrumentistas es como el preludio a la obra, una entrada en materia. El segundo, “Vocalise para el ángel que anuncia el fin del tiempo” se abre con acordes terroríficos que solo el violín logra calmar ya avanzado el movimiento. El tercero, “Abismo de los pájaros” es un solo de clarinete, de unos diez minutos, como no recuerdo haber escuchado en la historia de la música. Es una música abismal que hace justicia al titulo del movimiento que se mueve entre disonancias y susurros apenas perceptibles. Es un movimiento que te envuelve al tiempo que lo recibes como una bofetada implacable. El cuarto movimiento, titulado simplemente “Intermedio” hace, de nuevo, justicia al titulo. Es un movimiento breve, amable, tras la rotundidad del anterior y que va a dar paso al quinto movimiento, para mi otro movimiento cumbre de esta obra fascinante. El quinto movimiento lleva el título de “Alabanza a la eternidad de Jesús” y es un largo solo de violonchelo, sosegado, meditativo, acompañado rítmicamente por martilleantes acordes del piano, donde la música no es tal, sino un sonido que se abre a lo trascendente, a lo atemporal. Es una estructura similar a la del último movimiento, aunque en este será el violín el protagonista. El 6º movimiento, titulado “Danza del furor para las siete trompetas” (El autor tiene en mente en la obra el pasaje del Apocalipsis de san Juan 10,1-7), es una música descriptiva, enérgica, desgarrada, con los cuatro instrumentos hasta que el violín va imponiendo, muy al final, algo de sosiego en la música. El séptimo movimiento, titulado “Confusión de arcos iris, para el Ángel que anuncia el fin del tiempo”, comienza con un relativamente moderado duetto entre el violonchelo y el piano para dar paso a los otros instrumentos, violín y clarinete en una música con altibajos sonoros de crescendos y decrescendos que, una vez más, hacen justicia al titulado del movimiento. El comentarista de la Nota informativa del concierto del Auditorio Nacional dice que los siete primeros movimientos “simbolizan los días en que Dios creo la Tierra y que el octavo alude a la inmortalidad”. Yo no lo percibí así, pero supongo que el comentarista estará mejor informado y formado que yo. Para mi los ocho movimientos son diferentes evocaciones que Messiaen, hombre profundamente religioso, pone en música en una situación particularmente dura, en un campo de internamiento, con los instrumentistas que encuentra. Y el octavo movimiento, conclusivo de la obra, titulado “Alabanza a la inmortalidad de Jesús”, con una estructura similar a la del quinto, ya lo he dicho arriba, es una relativamente breve evocación mística (y aquí estoy de acuerdo con el comentarista) que, al igual que con el quinto movimiento se abre a lo intemporal, a la trascendencia volvería a decir desde una lectura religiosa de la obra (que puede no serla), llevada en un tono de abandono, de confianza, pese a la adversidad, con un violín que toca sin cantar, limitándose a emitir un sonido cálido, meditativo de nuevo, envolvente, que te pone el corazón en un puño, en una sala donde se cortaba el silencio, en un diciembre madrileño sin catarros, música que se apaga, con un piano, también apenas perceptible, en una extinción que yo no viví como final sino como apertura. Creo que la sala estaba conmocionada por el largo silencio que acompañó el final de la interpretación (superlativa por solistas del “Ensemble Intercontemponain” creada por Pierre Boulez uno de los discípulos de Messiaen) hasta la ovación que, repito, contenida, pues tal era la penetración anímica de esta obra portentosa en el auditorio.


Quiero añadir un par de ideas.

La capacidad del ser humano para sobreponerse en situaciones muy difíciles, como es un campo de concentración nazi (aun ser llegar a la brutalidad de los campos de exterminio) y, en este caso, componer una obra inmortal. Hay más ejemplos. Recuerden, por seguir en el registro musical, al pianista de Gueto de Varsovia.


Pero quizás sea aún mas impactante comprobar que los propios guardianes, y más que probablemente, en notorio mayor grado que los detenidos (por estar mejor alimentados, y seguro que mas protegidos del frío) disfrutaron de la música de Messiaen. Es sabido que Hitler era un apasionado de la música, de Wagner particularmente, y tengo leído en una entrevista a Baremboim que, en una de sus visitas a Bayreuth, emocionado con Lohengrin, rompió en llanto. En otras palabras, la emoción de la más exquisita de las músicas, no conlleva, en absoluto, un mejor comportamiento ético. No sé si los filósofos o los expertos en ética estarán de acuerdo conmigo cuando, en mi ignorancia, me permito escribir que la estética no conlleva, menos aún conduce, sin más, a la ética. La historia nos muestra que un apasionado del arte, músico o melómano, (y vale también para las artes plásticas, arquitectónicas, danza y lo que sea) puede deleitarse con el disfrute de una obra maestra por la mañana y ordenar torturas a la tarde.


En el Programa de mano explicando el Cuarteto de Messiaen, el comentarista (anónimo) escribe que “el ultimo movimiento, alude a la eternidad” (de hecho se titula “Alabanza a la inmortalidad de Jesús”, como ya he indicado) y añade que “muestra la profunda religiosidad del compositor galo, sin la cual no habría sido posible escribir semejante maravilla en condiciones tan deplorables”. Yo no suscribo esas palabras. Me explico.


No voy a negar la implicación de la religiosidad de un músico creyente cuando compone. El mismo Messiaen es un ejemplo de ello. Su inmensa ópera San Francisco de Asís difícilmente es comprensible sin tener en cuenta la profunda religiosidad católica de Messiaen. Y hay muchos mas ejemplos. Me viene a la cabeza Bruckner, obviamente. Pero hay compositores no creyentes que han escrito obras de temática inequívocamente religiosa, misas por ejemplo, cuando sabemos que no eran creyentes. Pienso en el Réquiem de Fauré, por ejemplo, del que sabemos que era agnóstico. Y del cristianismo de un Vivaldi, abate incluso, habría mucho que decir. ¿Cuántos libros no se han escrito sobre la presunta religiosidad crística de Parsifal?. Los coros del final del primer acto de Parsifal son textos que se escuchan en la parte central de la misa católica pero de ahí, nadie concluye que estamos ante una obra de un cristiano. Wagner se llevó a la tumba lo que pretendió con Parsifal.


Cabe también reflexionar sobre la importancia, en la interpretación de una obra de carácter religioso, por un músico según sea creyente o no creyente. Algunos, pocos a decir verdad, sostienen que solamente un músico creyente puede ofrecer una buena interpretación de una obra marcadamente religiosa, como una misa o, por poner un ejemplo paradigmático, las Pasiones de J. S. Bach. Pero, sin querer entrar en la interioridad de los músicos, dudo mucho que nombres que me vienen a la cabeza, por ejemplo Suzuki, de cultura japonesa, sea cristiano. Y tiene grabadas una larga serie de Cantatas de Bach y una Misa en Si, que nadie puede poner en duda la profundidad, espiritualidad y, para mi, religiosidad de sus interpretaciones. Dicho rápidamente: la espiritualidad (entendida como superación de la mera materialidad) se desgaja de la religiosidad del compositor, del intérprete y, sin la menor de las dudas, también del oyente. ¿Cuántos de los que estábamos en la Sala escuchando el “Cuarteto para el fin del tiempo” éramos, o pretendíamos ser, creyentes?. Más aún. ¿Cómo entender la devoción (la palabra es exacta) con la que escuchan a Bach los orientales que han nacido y crecido en una cultura ajena a la cristiana?. Sencillamente por la universalidad de la espiritualidad, que, creo firmemente en ello, no conoce fronteras y va mas allá, de las diferentes confesiones religiosas. Algunos dirán que es la belleza intrínseca de la obra lo que explica en última instancia su universalidad. Pero precisamente uno de los atributos del espíritu, siguiendo a Rob Riemen en su “Nobleza de espíritu”, radica en la superación de lo material, en la apertura a lo bello, a lo artístico. De ahí también, y volvemos a un punto arriba señalado, que la espiritualidad, la apertura a lo bello, a lo inmaterial, no conlleva necesariamente, a una dimensión ética superior. La ética y la estética están en dos registros distintos.

jueves, 5 de diciembre de 2013

Con dolor: me censuran en VIDA NUEVA. ¡Arreglado!


Con dolor: me censuran en VIDA NUEVA
(ARREGLADO. VER ABAJO EN COMENTARIOS. 08/12/13)
 

Con pesar subo esta entrada a mi blog. En el número 2.870 (9-15/11/13) de VIDA NUEVA leo un artículo de Fernando García de Cortazar, titulado “La sal del infierno”. Al recibir la revista en formato papel escribo una Carta a Vida Nueva, en respuesta al texto de García de Cortázar. El 13 de noviembre el director de la publicación, Juan Rubio, mediante correo electrónico, me hace saber que ha recibido “una carta que deseas que sea publicada en la sección de "cartas"  sobre el  articulo de Fernando García de Cortázar. Con mucho  gusto la  publicamos, aunque para esa sección pudiera parecer un poco larga. Te  rogaría, si lo consideres pertinente que, usando de tu maestría, pudieras resumirla un poco más. Si no pudiera ser, veríamos la forma. Ya sabes cómo son estas secciones”. Poco después le envío otro texto “reducido”.

Sin respuesta al día de hoy, y al ver en Internet, el sumario del número 2874 de 7-13 de diciembre, con otro artículo de García de Cortazar y sin referencia alguna a mi carta del 12 de Noviembre, me decido, por dignidad y respeto a la búsqueda de la verdad, a publicitar el texto de García de Cortazar y mi respuesta. Ambas en su totalidad, asi como segundo texto acortado enviado a Vida Nueva.

 
La sal del infierno Publicado el 08.11.2013 en Vida Nueva

FERNANDO GARCÍA DE CORTÁZAR | Catedrático de Historia Contemporánea de la Universidad de Deusto

“No insultaremos a quienes sufren manifestando que los asesinos liberados por la sentencia del Tribunal de Estrasburgo merecen una piedad que solo corresponde a sus víctimas…”.

Por nuestro sentido de la dignidad de la persona, por nuestro compromiso con la libertad del hombre, porque no podemos afirmar nuestra fe sin ejercer la caridad, los cristianos somos la sal de la tierra. O hemos sido requeridos para serlo por las palabras fundacionales de Jesús. Y, con nosotros también, las gentes de buena voluntad, llamadas así por Cristo, las que hacen de la existencia el propósito de vivir un gran proyecto que a todos nos atañe. Ese es el don de la alegría que se nos ha concedido, esa es la obligación de sembrar felicidad en la tierra, como exigencia de nuestra fe.


San Pablo, en su carta a los Efesios, recordaba que los cristianos irrumpimos en un mundo que, a pesar de los dioses, carecía de Dios. Entramos en un universo sombrío en el que brillan las falsas luces del fanatismo y los rituales desalmados, al que, sin embargo, aportamos un mensaje de esperanza identificada con la fe, no solo en la vida trascendente que se prometía, sino en la naturaleza del hombre que el Evangelio proclamaba. La de su imagen a semejanza del Creador, su existencia libre y responsable de su salvación, su inviolable dignidad, su esencia universal. La excelencia del cristianismo no reside solo en la inmortalidad, sino en la grandeza de la persona que, hace dos mil años, la proclamó, por vez primera en la historia del hombre sobre la Tierra.

Jesús nunca se propuso ponernos las cosas fáciles. No iba a dejarnos en un confortable cumplimiento de liturgias rutinarias. El cristianismo es exigente porque atiende a la rica complejidad del hombre y ha de enfrentarse a los desafíos de la historia. El cristianismo no es evasión, sino liberación. No es refugio personal, sino vida entera a la intemperie en la defensa de principios que se refieren a la calidad de la existencia del ser humano. El cristianismo nunca podrá ser entendido como neutralidad, como pasiva contemplación de lo que les sucede a unos hombres que, no por casualidad, hemos llamado siempre nuestros prójimos. El cristianismo es prudencia, pero no es moderación, si por ello se entiende la farsante equidistancia, la blandura moral y la falta de coraje que se quiere disfrazar de compasión.

No insultaremos a quienes sufren manifestando que los asesinos liberados por la sentencia del Tribunal de Estrasburgo merecen una piedad que solo corresponde a sus víctimas. En la sonrisa de los criminales liberados se acumulan los escombros de nuestro sentido de la dignidad. En su falta de arrepentimiento, en la reivindicación de su barbarie, en la insultante pretensión de defender una causa se amontonan los desperdicios de una civilización, la carroña de una cultura, las heces de un tiempo en el que se pisoteó todo aquello que el cristianismo y la herencia de dos mil años de vida occidental han creído intocable.

Para el cristiano, fiel a una tradición que se fundó precisamente en el carácter sagrado de la vida humana, no puede haber argumentos torcidos ni expresiones ambiguas incapaces de distinguir entre la justicia, la ley y la caridad. El cumplimiento de la ley injusta llevó a Jesús a la cruz. Que nada empañe la energía con la que ahora, más que nunca, tenemos que defender, y defender como cristianos, la dignidad de las víctimas burladas. Que nada nos aparte de denunciar lo aberrante de las normas jurídicas que permiten que el crimen quede impune en alguna medida, no porque nos falte la difícil compasión por el pecador, sino porque parece exigírsenos también la complicidad con el pecado. Solo las víctimas son, por si alguien quiere olvidarlo ahora, nuestro referente moral. Son el testimonio de nuestra esperanza. Son la sal de la tierra. Inés del Río y sus siniestros compañeros no son más que el mal que nos somete a prueba, los causantes del dolor que pone en riesgo nuestra fe, los perversos ejecutores del crimen que destruye vidas a las que se les arrebató la libertad que Cristo nos otorgó. Son el pecado del mundo. Son la sal del infierno. En el nº 2.870 de Vida Nueva.
 


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Primera respuesta de Javier Elzo

 
Carta abierta a Fernando García de Cortázar

Apreciado Fernando:

Tu texto “La sal del infierno” de VN nº 2870, me ha apenado profundamente. Tu texto está inspirado en tu, legítima, ideología política. No tengo, obviamente, nada que decir al respecto. Pero sí, y mucho, a tu utilización de la fe cristiana para avalar tus opciones político - partidistas. Valga este párrafo de tu texto como botón de muestra. “El cumplimiento de la ley injusta llevó a Jesús a la cruz. Que nada empañe la energía con la que ahora, más que nunca, tenemos que defender, y defender como cristianos, la dignidad de las víctimas burladas. Que nada nos aparte de denunciar lo aberrante de las normas jurídicas que permiten que el crimen quede impune en alguna medida…”. Equiparas la “ley injusta que llevó a Jesús a la cruz” con la sentencia del TEDH, y a Jesús con las “víctimas burladas”.

Además, tu ideología, querido Fernando, te impide ver que además de las “víctimas burladas”, victimas del terrorismo de ETA, que han sentido el más que comprensible dolor de ver que sus victimarios salen de cárcel antes de lo que esperaban, hay otras víctimas, también del terrorismo de ETA, sin olvidar a las de los GAL, Batallón Vasco-Español y las que murieron como consecuencia de las torturas de algunos miembros de la Guardia Civil. Entre estas “otras víctimas”, no pocas mantienen otras posturas, bien distintas. Por lo menos, tan respetables como las que tu denominas como “víctimas burladas”.

El 10 de Octubre pasado, Deusto Forum de tu Universidad de Deusto organizó una sesión titulada “Encuentros restaurativos en terrorismo”. Se presentó el libro “Los ojos del otro” (Sal Terrae, 2013) donde se relatan algunos encuentros entre asesinos de ETA y familiares de sus víctimas. Te aseguro, Fernando, que tu texto sería otro si hubieras leído, por ejemplo, lo que dicen Luis Carrasco, hoy en la cárcel por el asesinato de Juan Mari Jáuregui, Gobernador Civil de Gipuzkoa, y su viuda, Maixabel Lasa.

El 7 de noviembre pasado, en el mismo Deusto Forum, se presentó la experiencia Glencreen, de encuentros entre víctimas de diferentes victimarios. Allí conocí a Fernando Garrido, (hijo del gobernador militar de Guipúzcoa asesinado por ETA en 1985 junto a su mujer y otro hijo, hermano de Fernando) y a Asun Lasa (nada que ver con Maixabel Lasa), hermano del torturado hasta la muerte por la Guardia Civil. Los tuve enfrente en la cena posterior que, como sabes, es habitual en Deusto en estos casos, y visibilizaban que, sin renunciar a sus opciones políticas personales, le habían antepuesto el dolor y el sufrimiento de las diferentes víctimas. Salí conmovido.

El día siguiente me trasladé a Zaragoza al Centro Pignatelli, que conoces bien, para cerrar con José María Tojeira, - que como sabes era el superior de los jesuitas en “El Salvador” cuando el poder militar asesinó  a Ellacuria, sus compañeros y dos acompañantes-  su habitual Seminario Internacional sobre la paz, bajo el título “Los derechos humanos en tiempos de crisis”. Tojeira, en una sesión del año 1997 había desarrollado el principio de "Verdad, justicia, perdón" que después adoptó un grupo de expertos del Consejo Mundial de las Iglesias, en Ginebra en febrero del año 2009. No pude no evocar en mi intervención, emocionado, mi experiencia del día anterior en Deusto. Entre los asistentes al acto del Centro Pignatelli y al seminario posterior, había policías, militares (uno de ellos se entretuvo conmigo evocando al general Garrido asesinado por ETA pues que había sido su compañero en la Academia Militar) algún miembro de la Inteligencia española, amén de sociólogos, psicólogos, filósofos, historiadores, personas interesadas en los DDHH, miembros de ordenes religiosas, laicos cristianos, etc., etc.

Hablé claro. Dije lo que pensaba (había enviado previamente un texto de 30 paginas), y tuve una buena acogida. Volví a casa con la esperanza de que la convivencia era posible. Incluso, a medio y largo plazo, la reconciliación. Desgraciadamente no puedo decir lo mismo tras leer tu texto. Créeme que también me apena decirlo.

Fraternalmente

Javier Elzo

Donostia San Sebastián 13 de noviembre de 2013
Catedrático Emérito de Sociología en la Universidad de Deusto

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Para información añado mi texto recortado en el que precisaba al director de Vida Nueva que hay unos párrafos en bastardilla, y que, si el texto acortado seguía siendo demasiado largo, podían suprimir los párrafos que están en bastardilla.
 

2º Correo a Vida Nueva de Javier Elzo

 
A Fernando García de Cortázar

Apreciado Fernando:

Tu texto “La sal del infierno” de VN nº 2870, me ha apenado profundamente. Tu texto está inspirado en tu, legítima, ideología política. No tengo, obviamente, nada que decir al respecto. Pero sí, y mucho, a tu utilización de la fe cristiana para avalar tus opciones político - partidistas. Valga este párrafo de tu texto como botón de muestra. “El cumplimiento de la ley injusta llevó a Jesús a la cruz. Que nada empañe la energía con la que ahora, más que nunca, tenemos que defender, y defender como cristianos, la dignidad de las víctimas burladas. Que nada nos aparte de denunciar lo aberrante de las normas jurídicas que permiten que el crimen quede impune en alguna medida…”. Equiparas la “ley injusta que llevó a Jesús a la cruz” con la sentencia del TEDH, y a Jesús con las “víctimas burladas”.

Además, tu ideología, querido Fernando, te impide ver que además de las “víctimas burladas”, victimas del terrorismo de ETA, que han sentido el más que comprensible dolor de ver que sus victimarios salen de cárcel antes de lo que ellas esperaban, hay otras víctimas, también del terrorismo de ETA, sin olvidar a las de los GAL, Batallón Vasco-Español y las que murieron como consecuencia de las torturas de algunos miembros de la Guardia Civil. Entre estas “otras víctimas”, no pocas mantienen otras posturas, bien distintas. Por lo menos, tan respetables como las que tu denominas como “víctimas burladas”.

Te invito a visitar la Web de Deusto Forum, de tu Universidad de Deusto y seguir la sesión “Encuentros restaurativos en terrorismo”, del 10 de Octubre. Se presentó el libro “Los ojos del otro” (Sal Terrae, 2013) donde se relatan algunos encuentros entre asesinos de ETA y familiares de sus víctimas. El 7 de noviembre pasado se presentó la experiencia Glencreen, de encuentros entre víctimas de diferentes victimarios. Salí conmovido.

El día siguiente me trasladé a Zaragoza al Centro Pignatelli, que conoces bien, para cerrar con José María Tojeira, - que como sabes era el superior de los jesuitas en “El Salvador” cuando el poder militar asesinó  a Ellacuria, sus compañeros y dos acompañantes-  su habitual Seminario Internacional sobre la paz. Tojeira, en una sesión del año 1997 había desarrollado el principio de "Verdad, justicia, perdón" que después adoptó un grupo de expertos del Consejo Mundial de las Iglesias, en Ginebra en febrero del año 2009. Entre los asistentes al acto del Centro Pignatelli y al seminario posterior, había policías, militares (uno de ellos se entretuvo conmigo evocando al general Garrido, su compañero en la Academia Militar, asesinado por ETA y cuyo hijo participó en la experiencia Glencreen) algún miembro de la Inteligencia española, amén de sociólogos, psicólogos, filósofos, historiadores, personas interesadas en los DDHH, miembros de ordenes religiosas, laicos cristianos, etc., etc.


Hablé claro. Dije lo que pensaba y tuve una buena acogida. Volví a casa con la esperanza de que la convivencia era posible. Incluso, a medio y largo plazo, la reconciliación. Desgraciadamente no puedo decir lo mismo tras leer tu texto. Créeme que también me apena decirlo.

Fraternalmente

Javier Elzo

Donostia San Sebastián 13 de noviembre de 2013

Catedrático Emérito de Sociología en la Universidad de Deusto

 

 

No he recibido respuesta alguna a ninguna de mis dos cartas. JE