Para
una Euskadi apaciguada dentro de veinte años
En el epígrafe 9 del Informe “Estrategia Gipuzkoa 2020-2030” bajo el
titulado de “Hacia la finalización de la violencia política y la conquista histórica
de la paz. Profundización en el autogobierno vasco” podemos leer este texto: “El uso de la violencia con fines
políticos entra en contradicción con los valores éticos imprescindibles para
crear un espacio común, en cuanto elimina la opción misma de planteamientos
alternativos, diferentes. Así, en una Unión Europea de 500 millones de
ciudadanos somos la única comunidad en la que persiste ese tipo de violencia.
El único lugar en el que muchos representantes democráticamente elegidos han de
vivir permanentemente protegidos, pues pesa sobre ellos la amenaza de muerte.
Al igual que sobre empresarios, jueces, periodistas, profesionales. En los
últimos años, se ha asistido a una considerablemente mayor activación de la
respuesta institucional, política y social guipuzcoana en contra de la
violencia política de ETA. Dadas las circunstancias actuales, es previsible que
en pocos años nuestra sociedad conozca su finalización definitiva y la
transición hacia códigos plenamente democráticos del importante sector social
que durante décadas la ha apoyado”
No sé cómo
va a terminar ETA. Por la detención de todos sus componentes (pero no habría
que olvidar a su cantera); por un acuerdo (confío que no político sino
“técnico”); por implosión interna del tipo ¡sálvese quien pueda!; por un acto
unilateral de sus dirigentes de cese definitivo de la violencia (¿bajo el
control de quién?) … Pero sí sé cómo no quisiera que acabara: escindiéndose en
una ETA A que abandonara la violencia y se pusiera a disposición de la justicia
y en otra ETA B que, cual GRAPO (pero
con mucho más apoyo social) decidiría seguir como hasta ahora.