viernes, 30 de agosto de 2019

Inteligencia Vasca (Artículo de Enric Juliana)


A veces me sucede, al leer un artículo, que piense, “ese es al artículo que me hubiera gustado escribir”. Es lo que me sucedió ayer cuando leí el artículo de Enric Juliana en La Vanguardia, que aquí abajo reproduzco y subo a mi blog.


Inteligencia Vasca

Enric Juliana (La Vanguardia 30 de agosto de 2019)

Mientras la política europea entra en ebullición, así en el Reino Unido como en Italia, mientras la izquierda española se pierde en el interior de su laberinto, el Partido Nacionalista Vasco enciende las luces largas. El último partido analógico que opera en España vuelve a emitir señales de talento estratégico.
El lehendakari Iñigo Urkullu presentó ayer al Vaticano una propuesta para organizar la acogida de inmigrantes y refugiados en Europa a partir de las regiones. La propuesta Share del Gobierno vasco plantea jerarquizar los cupos de acogida a partir de tres parámetros: el Producto Interior Bruto, la población y el porcentaje de paro, por este orden. Acogerían más refugiados e inmigrantes las regiones más ricas, las más necesitadas de población y las menos castigadas por el paro.
Es una propuesta inteligente que busca romper la cadena de la insolidaridades territoriales, uno de los principales detonantes de la oleada xenófoba que recorre Europa. Es un planteamiento racional en un tiempo caracterizado por la manipulación fácil de las emociones. Es una propuesta socialdemócrata. Es una propuesta socialcristiana. No es postureo mediático para quedar bien con Richard Gere a bordo el Open Arms. Es una idea que pertenece a la vieja cultura de la complejidad. No es fácil de resumir, peso se puede sintetizar con menos de 140 caracteres: que cada región acoja según sus posibilidades y aumente su población según sus necesidades.
El plan Share a Euskadi no le vendría mal. Es una sociedad rica, envejecida y con un moderado porcentaje de inmigrantes. Con 34.079 euros de renta per cápita –la segunda más alta de España después de la Comunidad de Madrid– el País Vasco presenta uno de los mayores índices de envejecimiento, detrás de Asturias, Galicia, Castilla y León y Cantabria. Uno de cada cinco vascos ya tiene más de 65 años. Su tasa de paro es la más baja de España (9,5%) y es la novena comunidad autónoma con más inmigrantes en el censo (151.000 ciudadanos de origen extranjero en una sociedad de poco más de dos millones de habitantes), cifra que ha aumentado de una manera especial durante los tres últimos años.
La propuesta de los nacionalistas vascos puede interesar al Vaticano en la medida que el discurso del papa Francisco necesita una vertiente pragmática para hacer frente a las acusaciones de “buenismo” que propalan sus enemigos, cada vez más numerosos.
Urkullu, político de formación católica, hizo ayer un buen trabajo en Roma. Demuestra que las relaciones del Gobierno vasco con la Santa Sede vuelven a ser excelentes, especialmente con el secretario de Estado, cardenal Pietro Parolin. Asocia el nacionalismo vasco al concepto solidaridad en una España cuya última novedad es el descaro del “paraíso fiscal” de Madrid. Lanza una propuesta de interés para Bruselas, refuerza el perfil institucional del PNV, y al mismo tiempo exige la revalorización política de las regiones europeas. Con finura, Urkullu viene a decir que el jacobinismo no sirve para afrontar un asunto tan complejo como el de la inmigración. Y por último, aunque no lo último, da un toque de atención a la Generalitat catalana. En Roma también se habló ayer de Catalunya.


miércoles, 21 de agosto de 2019

La Sinfonía Pastoral

La sinfonía pastoral

Hace un rato escuchaba en un concierto de la Quincena Musical de Donostia. San Sebastián, la Sinfonía Pastoral de Beethoven. Con los años, acaba siendo la sinfonía de mi predilección, aunque el primer movimiento de la Tercera, los dos últimos de la Quinta y el 1º y el 4º de la Novena apenas le van a la zaga. La orquesta de Paris con Daniel Harding nos ha ofrecido una versión franco- británica, en la que el ritmo, las maderas y los metales han podido con el romanticismo que las cuerdas casi en sordina (sobre todo en el segundo movimiento) no nos han podido transmitido, Así y todo he disfrutado con la extraordinaria música de Beethoven, y hasta me he emocionado en algunos pasajes del 1º y 5º movimiento.

Ya en casa, he vuelto al concierto de Fürtwangler, en reproducción de los que dirigió, en Berlín, los días 20 y 22 de marzo de 1944 a la Filarmónica de Berlín. Es otro mundo. Es otro Beethoven. Nadie lo ha hecho mejor. A mi juicio, claro está.

sábado, 17 de agosto de 2019

El verano: tiempo para descansar y pensar


El verano: tiempo para descansar y pensar

El verano, particularmente el mes de agosto, es tiempo, dicen, de descanso, de relajo, de playa o montaña, poco importa, pero, tiempo de despreocupación, tiempo de desconectar de la vida cotidiana. Aunque, algunos no piensan así. Recuerdo a un colega suizo que me decía que, liberado de dar clases en verano, y con sus hijos ya crecidos, el verano era su tiempo de creación, de escritura y que muchos de sus mejores libros los había escrito en el paréntesis veraniego. Veranear viene de verano, supongo.

También hay personas que dejan para el verano ese libro al que no han podido hincarle el diente durante el resto del año. Ese Informe que sigue encima de su mesa en espera de lectura. Un amigo mío tiene por costumbre leer un gran clásico aprovechando el tiempo libre que solamente se podía permitir el verano. Así leyó “ladrillos” como “La montaña magina” de Thomas Mann, “Los Hermanos Karamazov” de Dostoievski., “Guerra y paz” de Tolstoi, las dos partes de “El Quijote”. Añadía, aunque me confesaba que nunca pudo con el “Ulises” de Joyce, pese a intentarlo varios veranos, ni con los volúmenes de “La búsqueda del tiempo perdido” de Proust.

Personalmente, si el calor y la humedad no me aprietan demasiado, soy de estos últimos. Aunque jubilado de dar clases, tampoco tengo compromisos que me obliguen a desplazarme, y aprovecho para leer, esos textos que he guardado en mi archivo a lo largo del año y que me rondaban en la cabeza. Y, es, a partir de uno de ellos, más bien de una autora, que siempre leo con fruición y aprovechamiento, que me he puesto ante el ordenador para escribir y trasladarles estas líneas.

Pero, amigo lector, antes de seguir adelante, sepa que lo viene a continuación es un “rollo”. Obviamente creo que el “rollo” tiene su interés. Si no, no lo escribiría. Pero no es lectura de playa, sino de butaca y lectura en soledad. Aunque puede acompañar la lectura con un vaso de buen vino o de un buen malta (pero, solo uno). Estamos en verano.

Voy a reflexionar de la mano de Julia Kristeva, escritora, filósofa y psicoanalista búlgara, que reside en París, aunque con nacionalidad americana, por aquello de la falta de libertad en su país natal en los tiempos de la URSS, una mujer que no solamente se siente europea, sino que estima que el espacio cultural europeo, por su identidad múltiple, su multilingüismo que va más allá de los estados que componen la Unión Europea (lo remacha), su cultura del derecho de las mujeres (su feminismo merece también ser conocido), podría ofrecer una respuestas a los actuales populismos mono-identitarios y, a menudo, etnicistas, al debilitamiento y puesta en discusión por muchos países de la idea misma de la Unión Europea, que, sin embargo, podría ser también un agente importante para superar la planetaria crisis medioambiental, máxime cuando las dos potencias mundiales, los Estado Unidos y China, son los mayores depredadores del clima y espacio mundiales. Europa, una Unión Europea, fuerte, precisamente en su diversidad, es la tabla de salvación del planeta.

Kristeva se preguntaba, en una larga columna en “Le Monde” (24/05/19), días antes de las elecciones al Parlamento europeo, por el futuro de Europa. A la recurrente pregunta por la identidad, “¿quién soy yo”? por el “nosotros” y los “otros”, Kristeva se atreve a decir, con penetración y razón, que la respuesta europea no es la de la certeza, sino de la interrogación. Y apela a la historia del siglo XX que sucumbió a los dogmas identitarios hasta cometer horrendos crímenes, (la Shoah y el Gulag, en primer lugar), y le preocupa, con razón, la que asoma en algunas partes de Europa, una cultura del “nosotros” etnicista, al que opone, un “nosotros” europeo, multicultural, multiétnico, multilinguistico, una Europa, con una identidad en continua construcción y deconstrucción, una Europa que se resiste a ser el museo del planeta y quiere tener su palabra, la palabra europea, con sus más de quinientos millones de habitantes. Como decía mi admirado Amin Maalouf, Europa es una utopía que estamos viendo crecer, con sus frenos y desviaciones sí, pero también con sus esperanzas, algunas ya cubiertas. Piensen en la movilidad de estudiantes y profesores a lo largo de la Unión desde hace ya 25 años. Haciendo Europa. La Europa del dialogo entre diferentes, la Europa de los pactos continuos.

Permítaseme dar un salto en el vacío y añadir que los gobiernos de Navarra y de la Comunidad de Madrid, se asemejan más al ideal europeo que la pretensión de Sánchez a un gobierno monocolor en el Estado español.

Dos concepciones de libertad.

La caída del Muro de Berlín en 1989 dejó en claro la diferencia entre dos modelos: la cultura norteamericana y la cultura europea. Son dos concepciones de la libertad. En la primera la libertad aparece como una libertad para adaptarse a la lógica de la producción, la ciencia y la economía. Adaptarse al mercado de producción y del dinero.
En el modelo europeo, la libertad es la del cuestionamiento infinito, pero en una relación dialógica, del “yo” y el “tu”, del “nosotros” y los “otros”. En ese cuestionamiento, lo poético, lo deseado, y la revuelta aparecen como experiencias privilegiadas, que revelan la singularidad inconmensurable pero compartible de cada mujer, cada hombre.
El modelo europeo tiene riesgos: ignorar la realidad económica; encerrarse en reclamos corporativos o nacionalismos etnicistas; limitarse a la tolerancia pasiva; tener miedo de los nuevos actores políticos y sociales; abandonar la competencia global y retirarse a la pereza y el arcaísmo. Pero también vemos los beneficios de las culturas europeas, que no culminan en el patrón del dinero y de la mera racionalidad económica, sino en el sabor de la vida humana, en su singularidad frágil y compartible. En este contexto, Europa está lejos de ser homogénea y unida. Pero también es necesario reconocer las diferencias culturales, y especialmente las religiosas, que separan a los países europeos y los separan.

Necesidad de creer, deseos de saber

Entre las muchas causas que conducen al malestar actual, hay una que a menudo es pasada por alto: es la negación de lo que Kristeva denomina la "necesidad de creer", una necesidad pre- religiosa y pre- política universal, inherente a los seres humanos, y que se expresa como una "enfermedad de la idealidad".

Europa se enfrenta a un desafío histórico. El terrible caos de la destrucción de la capacidad de pensar y de asociarse, que el tándem “nihilismo-fanatismo” instala en varias partes del mundo, toca la base misma del vínculo entre los humanos. La ansiedad que congela a Europa en estos tiempos decisivos expresa incertidumbre sobre este tema.

Pues bien, Europa, en el cruce de caminos del cristianismo, el judaísmo y el islam, está llamada a establecer puentes entre los tres monoteísmos. Pero, más importante todavía: constituida durante los dos o tres siglos precedentes como la punta avanzada de la secularización, Europa es el lugar por excelencia que podría y debería dilucidar la necesidad de creer. Para ello, adoptando la Ilustración, la supera, pues, ésta, en su apuro por luchar contra el oscurantismo, descuidó y subestimó el poder de la creencia. A nosotros, europeos de un siglo XXI ya avanzado, nos corresponder saber aliar la necesidad de creer con el deseo de saber. Creer y saber son incompatibles, “al mismo tiempo” pero no, en absoluto, a lo largo del tiempo de cada persona, de cada pueblo, de cada civilización. Un creyente puede rezar para solventar una enfermedad, pero eso no le impide ir al médico, ni pedir que el medico al que acuda, sea creyente, sino competente. Es la superación del catastrófico pensamiento binario entre lo sagrado y lo profano (Peter Berger).

Una cultura de los derechos de las mujeres

Kristeva, al final de su texto, saca a relucir una idea de su feminismo al escribir que ”desde las sufragistas, incluidas Marie Curie, Rosa Luxemburgo, Simone Weil y Simone de Beauvoir, la emancipación de la mujer a través de la creatividad y la lucha por los derechos políticos, económicos y sociales, que continúa hoy, ofrece un terreno federador (unificador al modo federal) para las diversidades nacionales, religiosas y políticas de los ciudadanos europeos, desafiando así el oscurantismo de las tradiciones y el de las religiones fundamentalistas”. Y concluye, “este rasgo distintivo de la cultura europea es también una inspiración y un apoyo para las mujeres de todo el mundo, en su aspiración a la cultura y la emancipación, no solo como una opción, sino como una trascendencia de sí mismas (´Somos libres de trascender todas las trascendencias´, anunció Simone de Beauvoir), lo que anima las luchas feministas en nuestro continente”.

La misma Julia Kristeva en una conferencia el año 2010 (“Oser l´humanisme” texto completo en castellano en mi blog) decía que “El humanismo es un feminismo. Sin embargo, el acceso, inacabado, de las mujeres a la libertad de amar, de procrear, de pensar, de emprender e, incluso, de gobernar, no puede hacer olvidar que la secularización es la única civilización que no tiene discurso sobre la maternidad, aunque una parte importante de la investigación psicológica contemporánea se dedique al estudio de la relación precoz madre/niño (a)”. Si, también el dios de la religión secular del feminismo, tiene muchas caras ya también necesita aunar la necesidad de creer con el deseo de saber.
Si, el dios de la religión secular del feminismo, tiene muchas caras, y también necesita aunar la necesidad de creer con el deseo de saber.

Javier Elzo
17/07/19

Una versión reducida de este texto se ha publicado, el día de ayer, 16 de agosto, en Noticias de Gipuzkoa y en DEIA

sábado, 3 de agosto de 2019

Datos discutibles de la practica religiosa en las Comunidades Autónomas de España





La religiosidad de los españoles en 2019: cuidado con los datos de las Comunidades Autónomas y con las edades

Estos días pasados he leído en varios medios el descenso de la religiosidad de los españoles en base a este titular: “España deja de ser católica: ya hay más ateos o no creyentes que católicos practicantes”. Parte de los datos se refieren al Barómetro del CIS dado a conocer el 30 de julio de 2019. Los datos globales son correctos, pero hay que andar con mucho cuidado con los datos por comunidades autónomas (y controlar las edades, al valorar la formación de las personas, así como esperar a más información para profundizar en otros), pues, en muchos casos, su base muestral siendo extremadamente baja, impide decir nada, en esas Comunidades Autónomas, con el mínimo rigor científico, dado el enorme error porcentual posible. Así, Murcia con 80 personas encuestadas, Extremadura 76, Baleares 66, Cantabria 40, Navarra 39 y La Rioja 20. De esas comunidades no cabe decir nada y, en algunas más, hay que andar con muchísimo tiento.
El azar ha querido que, para una conferencia que debo dar en Madrid el 23 de septiembre próximo, haya trabajado la misma encuesta del CIS, pero la del Barómetro del 2 junio de 2019. Obviamente la religiosidad de los españoles no ha variado en dos meses. Espero que los organizadores de la conferencia de Madrid no me tengan en rigor que adelante aquí las tres páginas en las que me detengo, en mi conferencia, en la religiosidad de los españoles de junio de 2019.
La práctica religiosa el mes de junio de 2019

Nos detenemos, con cierto detalle, en el Barómetro del CIS de junio de 2019 en que se pregunta por la asistencia a misa u otros oficios religiosos a los españoles de 18 y más años.

Asistencia a misa u otros oficios, excluyendo bodas, comuniones y funerales. Datos en porcentajes


Todos los españoles
Solamente los católicos
y creyentes de otra religión
Nunca
22
31
Casi nunca
21
29
Varias veces al año
12
17
Dos o tres veces al mes
5
7
Todos los domingos y festivos
9
12
Varias veces a la semana
1
2
Agnósticos indiferentes, no creyentes o ateos
27
No procede
N.C
1
2
N =
2.974
2.133
Total
100 %

Fuente: Barómetro del CIS, junio de 2019, elaboración propia

La columna de la izquierda (todos los españoles) mide la práctica religiosa en base al conjunto de españoles de 18 y más años de edad, 2.974 personas en la encuesta del CIS. La columna de la derecha mide la proporción católicos y creyentes de otra religión[1], luego excluidos los agnósticos, indiferentes, no creyentes y ateos, que suman 2.133 personas.

Retengamos estos datos: si nos atenemos al conjunto poblacional español solamente el 10 % de la población asiste regularmente a misa, el 9 % todos los domingos y festivos y un 1% adicional lo hace varios días a la semana. No asiste nunca o casi nunca el 43 % de los españoles a los que hay que añadir el 27 % que se dice agnóstico, indiferente, no creyente y ateo, aunque es posible, e incluso probable, que algunos de entre ellos asistan en alguna ocasión concreta (siempre excluyendo, en el cálculo, bautizos, bodas y funerales).

Si nos limitamos a la asiduidad a misa de quienes se declaran católicos las cifras son estas: el 12,4% dice acudir a la Iglesia los domingos y festivos y el 1,7% varios días a la semana. Sumando las dos cifras, en números redondos, el 14 % de los católicos (10 % del conjunto poblacional)
asistiría regularmente, semanalmente y más, a misa, a tenor de los datos de junio de 2019.

Segmentados por sexo y edad, estos son los datos. Acuden regularmente a misa, entre los católicos, el 11% de hombres y el 17% de mujeres. Según la edad el 4% de los jóvenes de 18 a 24 años, el 8% de quienes tienen edades comprendidas entre los 25 y 34 años, mismo porcentaje entre los de 35 a 44 años, 9 % entre los 45 a 54 años, 8% de nuevo entre los de 55 a 64 años y la cifra sube al 27 % entre los que tienen 65 y más años.

¿Qué decir? El desenganche de los más jóvenes es brutal, se acerca a una práctica residual. De los 25 años en adelante y hasta, al menos los 65 años, la práctica religiosa regular entre los españoles que se dicen católicos es del 8%, que se quedaría en el 6% si lo calculamos sobre el conjunto poblacional español, se digan o no católicos. Hay que llegar a los 65 años de edad para constatar que más de un cuarto de los católicos, y algo menos de ese cuarto en toda la población, asisten regularmente a misa. Pero yo apuntaría, incluso, que habríamos de pasar de los 70 y más años para encontrar esa cifra de asistentes a misa.

Hace muchos años que hemos constatado que la práctica religiosa en nuestros días responde a su brusca caída a finales de los años 60 del siglo pasado, década en la cual muchos estudiosos ponen el acento para entender lo que, algunos, denominan la descristianización de Europa Occidental que yo concreto aún más, en España, Portugal, Francia, Bélgica y también, aunque lo he estudiado menos, en Alemania y Holanda.

Las personas que solamente tienen estudios primarios o, aun menos, son quienes en mayor porcentaje (casi el 20 %) aceden regularmente a misa, pero es más que probable que el factor explicativo, en este caso, no sea su nivel de estudios sino su edad y, también el sexo. En efecto, el siguiente colectivo, que acude con mayor frecuencia a misa es el conformado por los que tienen estudios superiores: el 12 %, por delante de los que no han pasado de los estudios secundarios (11%), siendo los que han estudiado FP, claramente como los menos asistentes a la iglesia, con un 5%. En efecto, en el Estudio de Valores europeo de 2019 (EVS), en su aplicación a Francia encontramos que manteniendo la edad constante, quienes han salido más tarde del sistema educativo son quienes en mayor proporción son católicos practicantes[2].

La práctica religiosa es claramente mayoritaria en la clase media antigua (24%), a continuación, en los de la clase media alta y muy alta (15%), las nuevas clases medias (13%) siendo los menos asiduos los obreros, en torno al 11%[3]. En Francia, en el trabajo del EVS ya referenciado “los dos grupos profesionales católicos que practican con mayor frecuencia son los directores, cuadros directivos y gerentes (18% de practicantes), y las profesiones intelectuales y científicas (16%), mientras que la tasa de práctica religiosa no es sino del 9 % entre los obreros de la industria y de los transportes, sean o no cualificados”.

El voto político, en base a quien se votó en las generales de abril de 2019, y limitándome por seguridad estadística a las cinco formaciones de ámbito estatal, y con submuestra suficiente, estos son los datos, en junio de 2019: el 28 % de los votantes al PP, acuden regularmente a misa; a continuación los votantes a VOX (25%) , el 11% de los que se decantan por C´s, el 10% por el PSOE y el 4% a Unidas Podemos. Datos del todo punto previsibles, como lo son los que se ofrecen a tenor de las Comunidades Autónomas donde residen, pero aquí dado el escasísimo número de personas entrevistadas en muchas comunidades (Murcia 72 personas, Extremadura 66, Aragón 65, Asturias 46, Baleares 41, Cantabria 28, Navarra 22, La Rioja 16) no doy cifras. Me limito a decir que, limitándome a las Comunidades donde se han preguntado a más de 100 personas, este es el ranking de Comunidades autónomas de asistencia a misa, de mayor a menor: Castilla y León a la cabeza (24,6% de practicantes dominicales), le sigue, casi en las mismas cifras, la Comunidad de Castilla- La Mancha, después Galicia y Andalucía, a continuación, la Comunidad Valenciana, y cerrando el ranking el País Vasco y Catalunya (8,2 %). (No hay que detenerse demasiado en las diferencias, en los datos de junio y julio de 2019. Es normal que así suceda, pues los puntos muestrales, no son, ni pueden, ni deben ser los mismos, luego dado el tamaño muestral de las encuestas en las Comunidades Autónomas, las fluctuaciones porcentuales en preguntas con varias posibilidades de respuesta son normales. Lo anormal, y digno de sospecha, sería que coincidieran)

Aquí la historia y la sociología socio-religiosa de las diferentes Comunidades autónomas es imprescindible para entender y analizar los datos. Pero es radicalmente insuficiente con tener en cuenta un solo factor, como la industrialización o la talla poblacional, como viene sosteniendo la “vulgata” de la teoría de la socialización. En la actualidad, en España, es imposible no tener en cuenta el peso de la religiosidad popular, el de la emigración e inmigración, y la historia socio-religiosa pasada y reciente. Quizá el caso catalán sea paradigmático. Hipotetizo que Catalunya, siendo la primera comunidad que se secularizó, es también la primera comunidad española que ya ha tocado fondo en la exculturación socio cultural de lo religioso, ofreciendo la mejor respuesta al pluralismo interreligioso, aceptando la diversidad religiosa sin falsos irenismos, (que también encontramos en algunas parroquias en Madrid capital y parece que en más sitios). Sin olvidar ni dejar de lado, que aún quedan, - no solamente pero también, y con fuerza, en Catalunya- , algunos núcleos, sea fuertemente anti- religiosos, pero de corte y razonamiento decimonónico que, aunque con fuerte presencia mediática, se reducirán cada vez más, sea otros, ya casi residuales, que añoran una religiosidad que no ha de volver y se mantienen en base a unos pronunciamientos contra el papa Francisco, también decimonónicos, si no tridentinos.

Donostia San Sebastián, 3 de agosto de 2019
Javier Elzo



[1] Pero conforman solamente el 2,2 % de la población, el resto de creyentes son los que se dicen católicos, practicantes y no practicantes, y no es posible segmentarlos tal y como nos ofrece los datos el CIS, que lo hace en base a los que se han declarado católicos y creyentes de otra religión. Es la columna de la derecha de la tabla. La columna de la izquierda es elaboración de mía en base a los datos del CIS.
[2] Pierre Bréchon, F. Gonthier, S. Astor (dir) “La France des valeurs. Quarante ans d´évolutions“. Presses Universitaires de Grenoble, abril 2019, 382 páginas. Las cifras, estas y las que doy más abajo se basan en el inicio de la Sexta parte del Informe “La Religión en movimiento”

[3] Repito que las cifras se refieren a quienes se han posicionados previamente como católicos. Llamo la atención de que, entre los que se sitúan en la clase social alta y media el porcentaje de los que se dicen católicos es del 57%, el más bajo según las diferentes clases sociales como las presenta el CIS, clase social donde encontramos, lógicamente, la mayor proporción de quienes se dicen agnósticos, indiferentes, no creyentes o ateos, el 41%. En el universo poblacional estas cifras son, respectivamente del 69% y del 27%.

viernes, 2 de agosto de 2019

La última muerte de San Ignacio, ayer en Azpeitia




La última muerte de San Ignacio, ayer en Azpeitia

Abro el día de hoy, 2 de agosto de 2019, “Noticias de Gipuzkoa”, cotidiano que leo todos los días en formato papel, y donde escribo, aunque cada vez mas irregularmente. Tras varias noticias de interés (entre ellas un más que interesante artículo de mi buen amigo Javier Urra “Cuando los padres se vuelven contra sus hijos”), veo en la página 15 del periódico, bajo la rúbrica “Política” una información sobre la tradicional procesión a la Basilica de San Ignacio del pueblo que le vio nacer. Pero, en "Noticias de Gipuzkoa" solamente señalan de esa procesión las autoridades que asistieron, abriendo la noticia con este titular “Etxerat avala la propuesta del Foro Social sobre los recibimientos” (se refiere a los presos de ETA, al salir de la cárcel). Una vez más, lo político se come a lo religioso, confirmándose uno de los agentes y factores de secularización en nuestros país.

Ni una sola línea sobre al acto religioso como tal. Menos aún sobre la homilía de Munilla, quizá porque no encontraron nada para meterse con él, quizá porque ningún periodista del cotidiano estaba en la Basílica.

Después he mirado en Internet, buscando si encontraba alguna información sobre la ceremonia religiosa en la Basílica. No he encontrado nada, salvo en Youtube, en la web de la Diócesis de San Sebastián, con la homilía de Munilla. Pero algunas informaciones hablaban de Etxerat y los presos y, algunas más, de los toros

Si, ayer, la prensa vasca mató, por última vez hasta ahora, a su vasco más universal. El día de su aniversario. Es la Euskadi atea.

Donostia 2 de agosto de 2019
Javier Elzo