miércoles, 21 de diciembre de 2016

Pobreza, Desigualdad y la "nueva derecha"



Notas para las intervenciones en el Coloquio organizado por “zarautzOn” (Zarautz 13/12/16), y en el “Acto Homenaje en el 20 aniversario de IC-LI de Gipuzkoa” (Donostia 14/12/16)


7.000 familias vascas renuncian a tener hijos por problemas económicos, según la Encuesta de Hogares y Familias del Gobierno vasco (El Correo, 12/12/16)

En la actualidad la media de hijos por pareja en la CAV es del orden de 1,4 hijos. Hace cincuenta años, era normal encontrar familias con cuatro, cinco y más hijos. ¿Tenían más recursos económicos que ahora?. No, luego hay que buscar la explicación en otro lado.

Centrándome en la CAV, hay multitud de datos y complejidad de resumirlos. Todo depende de lo que se quiera medir (pobreza, bienestar, desigualdades sociales…) de los indicadores que se utilicen (renta, patrimonio, dificultades para cubrir según qué necesidades), los universos a los que se apliquen (personas en general, según edad, sexo etc., personas que viven en unidades familiares, familias etc.) y, en la evolución, entre que años hacemos la comparación (2014 – 1986, 2014-2008, etc.). He trabajado con tres Informes. Son estos.

Encuesta de necesidades sociales 2014. Módulo EPDS-Pobreza (Gobierno Vasco); Informe sobre exclusión y desarrollo social en el País Vasco
Informe FOESSA 2014; El estado de la pobreza seguimiento del indicador de riesgo de pobreza y exclusión social en España 2009-2015. VI Informe AROPE 2016 (País Vasco). Sigue los criterios del EAPN (European Anti Poverty Network).

RESUMEN personal de los tres Informes para la CAV

. Los grandes titulares que leemos en la prensa dependen de los indicadores utilizados para obtener la información y de la lectura que se haga de los resultados finales. Sabiendo cual es la lógica de lo noticiable, es evidente que esos titulares, aunque veraces, destacan lo más negativo de la realidad.
. Tanto los epítetos de “pobreza”, “exclusión social”, “riesgo de pobreza”, “riesgo de exclusión social”, “riesgo de pobreza y/o exclusión social”, etc., etc., son tributarios de los indicadores utilizados y de cómo se lean los resultados finales. Todo ello en la hipótesis de que el trabajo de campo ha sido correctamente realizado, tanto en su veracidad como en su fiabilidad, cuestión, esta última, prácticamente imposible de verificar.
. Con los datos que tenemos diría:
-        A media distancia (30 últimos años), en la CAV, la pobreza en general ha disminuido pero la desigualdad ha aumentado. Hay menos pobres, hay más ricos, pero la distancia entre unos y otros ha aumentado
-        Durante la crisis de 2008, la pobreza ha aumentado, ligeramente en porcentajes pero suman unas 38.000 personas pobres más.
-        Durante la crisis, ha aumentado claramente el % de los que más tienen (integración plena), en detrimento, en gran parte, de los que han descendido en la escala social. Estadísticamente, desde una perspectiva de justicia social, no es el dato más relevante. Pero quizás sí, sociológicamente, desde los nuevos movimientos socio políticos actuales.
-        Algunas personas habrán alcanzado el “pleno bienestar” pero otras han descendido al “bienestar con riesgo” o a la “ausencia de bienestar” y a la “pobreza”. Difícil de precisar. Diría que ha aumentado quienes tienen “pleno bienestar” (147.000 personas), en detrimento, en gran parte, de los que han descendido en la escala social (221.000 personas). Dato muy relevante y que, explica, en otros lugares, el surgimiento de una nueva derecha.
-        Si al final, yo hubiera de dar una sola cifra, un solo titular de los datos analizados seria este: El año 2015, en la CAV, habría del orden de 100.000 vascos que vivían en una situación de “Privación Material Severa”. Son casi el 5% de la población total de la CAV.
. Creo que hay que obtener un dato que, yo al menos, no he encontrado y que considero capital. En cada momento histórico, y en cada enclave geográfico concreto, hay que determinar, con fuentes fidedignas, el tiempo necesario de trabajo (en las diferentes capas sociales, y sus salarios) para obtener determinados productos básicos. Por ej.: cuantas horas necesita trabajar un empleado medio, con un salario bruto de 20.000€ al año, para comprarse una lavadora de 400 €.  Con ejemplos como el anterior habría que construir índices de capacidad de compra, teniendo en cuenta si estamos ante un soltero, un casado/a con o sin hijos, etc., etc.

. Además, no hay que olvidar que los resultados son válidos para un lugar y un tiempo determinados. Un vasco, a tenor de sus datos, puede situarse claramente en la “pobreza” el año 2015 y, con los mismos datos, se situaría en “riesgo de pobreza” hace treinta años. Las diferencias aun serían mayores si le comparamos con un subsahariano de 2015.

El resumen del resumen sería que la sociedad vasca no se ha empobrecido en los últimos 30 años, pero la distancia entre los más ricos y los menos ha aumentado. Durante la crisis, la pobreza ha aumentado un tanto, pero en mayor medida los que han salido mejor parados asi como los que han descendido en su escala social.

Un profesor de Hacienda Pública de la Pompeu Fabra, Guillem López-Casanovas, escribía en La Vanguardia el 29/11/16, que “pese a los que se afirma, la desigualdad no ha aumentado con la crisis”. Pero todo depende de qué y cómo se mida.

El Informe STIGLITZ

Mirando más allá de Euskadi, creo importante decir que, en efecto, la economía (las finanzas), lo que creo que se denomina “captura del legislador”, son más fuertes que la política. Incluso cuando algún político decide hacerlo. Aunque no sea mi político de mesilla, señalaría el Informe Stiglitz, Sen, Fitoussi, de 2008, encargado por Sarkozy, con muy buenas medidas, alabadas por el propio Sarkozy, quedaron en un cajón. Vale la pena recordar lo que se proponía.

Informe de la Comisión sobre la Medición del Desarrollo Económico y del Progreso Social (Joseph E. STIGLITZ, Amartya SEN, Jean-Paul FITOUSSI):

-        Recomendación nº 1: En el marco de la evaluación de bienestar material, referirse a los ingresos y al consumo, más que a la producción.
-        Recomendación nº 2: Hacer hincapié en la perspectiva de los hogares.
-        Recomendación nº 3. Tomar en cuenta el patrimonio al mismo tiempo que los ingresos y el consumo.
-        Recomendación n° 4: Otorgar más importancia a la distribución de los ingresos, del consumo y de las riquezas.
-        Recomendación nº 5: Ampliar los indicadores de ingresos a las actividades no mercantiles.
-        Recomendación nº 6: La calidad de vida depende de las condiciones objetivas en las cuales se encuentran las personas y de sus capacidades dinámicas. Sería conveniente mejorar las medidas estadísticas de salud, de educación, de actividades personales y de condiciones ambientales. Además, un esfuerzo particular deberá otorgarse a la concepción y a la aplicación de herramientas sólidas y fiables de medida de las relaciones sociales, de la participación en la vida política y de la inseguridad, conjunto de elementos del que puede mostrarse que constituye un buen elemento para predecir la satisfacción que la gente obtiene de su vida.
-        Recomendación nº 7: Los indicadores de la calidad de vida deberían, en todas las dimensiones que cubren, proporcionar una evaluación exhaustiva y global de las desigualdades.
-        Recomendación nº 8: Se deberán concebir encuestas para evaluar los lazos entre los diferentes aspectos de la calidad de vida de cada uno, y las informaciones obtenidas se deberán utilizar cuando se definen políticas en los diferentes ámbitos.
-        Recomendación nº 9: Los institutos de estadísticas deberían proporcionar las informaciones necesarias para asociar las diferentes dimensiones de la calidad de vida y permitir de esta manera la construcción de diferentes índices.
-        Recomendación nº 10: Las mediciones del bienestar, tanto objetivo como subjetivo, proporcionan informaciones esenciales sobre la calidad de vida. Los institutos estadísticos deberían integrar en sus encuestas preguntas cuyo objetivo sea conocer la evaluación que cada uno hace de su vida, de sus experiencias y de sus prioridades.
-        Recomendación nº 11: La evaluación de la sustentabilidad necesita un conjunto de indicadores bien definido. Los componentes de este tablero de mandos deberán tener como rasgo distintivo, el poder ser interpretados como variaciones de ciertos “stocks” subyacentes. Un índice monetario de sustentabilidad tiene su lugar en un tablero de mandos  de  esta  naturaleza;  sin  embargo,  en  el  estado  actual  de  los  conocimientos debería permanecer principalmente centrado en los aspectos económicos de sustentabilidad.
-        Recomendación nº 12: Los aspectos ambientales de la sustentabilidad merecen un seguimiento separado que radique en una batería de indicadores físicos seleccionados con cuidado. Es necesario, en particular, que uno de ellos indique claramente en qué medida nos acercamos a niveles peligrosos de amenaza al ambiente (de hecho, por ejemplo, el cambio climático o el desgaste de los recursos pesqueros).

El bienestar es  pluridimensional

2.     Para delimitar la noción de bienestar, es necesario recurrir a una definición pluridimensional. A partir de trabajos de investigación existentes y del estudio de numerosas iniciativas concretas tomadas en el mundo, la Comisión hizo el repertorio de las principales dimensiones que conviene tomar en consideración. En principio, por lo menos, estas dimensiones deberían aprehenderse de manera simultánea:

i.      las condiciones de vida materiales (ingreso, consumo y riqueza)
ii.    la salud
iii.   la educación
iv.   las actividades personales, y dentro de ellas el trabajo
v.     la participación en la vida política y la gobernanza
vi.   los lazos y relaciones sociales
vii. el medio ambiente (estado presente y porvenir)
viii.      la inseguridad, tanto económica como física

El VII Informe FOESSA sobre exclusión y desarrollo social en el País Vasco (2013) además de medir la pobreza, siguiendo la misma idea del Informe Stiglitz (lo que no quiere decir en absoluto que lo hayan copiado) mide la exclusión social en base a 35 indicadores de ocho ámbitos diferentes: empleo, consumo, política, educación, vivienda, salud, conflicto social y aislamiento social. No pasa del 38 % la proporción de vascos que no están implicados en ninguno de los 35 indicadores de la exclusión social, lo que indica la extensión de problemáticas que abordan. Al 3,9 % le afectan tres indicadores, al 2,0 % cuatro y al 0,7 % cinco. ¿Son muchos? ¿Pocos? Demasiados, seguro, claro que en la comparación con otros lugares los epítetos se agotan.
Foessa distingue (paginas 95-96) cuatro niveles de integración/exclusión social a tenor de 35 indicadores retenidos:
-        Integración plena. No les afecta ninguno de los 35 indicadores. En la CAV, en 2013, el 34,3 de personas.
-        Integración plenaria. Afectados “por uno o más indicadores de exclusión, sin que estos supongan un alejamiento significativo de un espacio de socialización integrado”. El 40,6 % de la población
-        Exclusión moderada: “fuera del espacio social de la integración y estar afectado por indicadores de exclusión con más poder exclusógeno, aunque coexistan elementos compensadores en alguna de ls dimensiones de la exclusión”. 14,2 % de la población.
-        Exclusión severa, “vivir en el espacio más alejado de una experiencia integradora, supone estar afectado por un gran número de indicadores de exclusión que separan a las personas de cualquier dimensión integradora”  (10,9% de la población)
Personalmente creo que hay que mirar con lupa los indicadores y decir, de entrada, que no todos los indicadores tienen el mismo valor o capacidad de exclusión social. Habría que ponderar la importancia y gravedad de las diferentes carencias. A título de ejemplo: no es lo mismo el indicador 6 “todos los activos del hogar en paro”, que el sub-indicador 10, “no participar en elecciones por falta de interés”. Se pueden multiplicar los ejemplos. FOESSA ya es consciente de esa realidad, pero no nos dice, en concreto, cuales son los indicadores que considera exclusógenos, ni su peso relativo en el cómputo global, ni el número de ellos par ese computo. En estudios anteriores se limitaba a decir cuantos indicadores se precisaban para incluir a una persona en una u otra categoría. Pero no parece que hiciera distinciones entre uno u otro indicador. Esto hace problemático analizar la evolución de los niveles de integración/exclusión como se expone en la página 96.  
¿Una nueva derecha?

Mirando al futuro, referencia aqui mi artículo sobre la nueva clase social (publicado el 12 de Noviembre en el Grupo Noticias) que hoy, tras reflexión y después del triunfo de Fillon en Francia, titularía “nueva derecha”. Creo que estamos viviendo (en Gran Bretaña, en EEUU, en España, ahora en Francia, en Italia, el mundo occidental al menos….) el resurgimiento de una nueva derecha (con el declinar de una cierta izquierda socialdemócrata, ayuna de ideas) que, al menos en un primer momento, puede poner en duda, luego en serios aprietos, el esfuerzo de organismo como Oxfam y similares. Y con el apoyo de gran parte de la ciudadanía. No pasa de ser esto una intuición, aunque la veo por aquí y allá expresada con otras palabras.

Más que una anécdota y una encuesta

 Un amigo que trabaja desde que terminó la carrera, gana 2.000 E al mes, no es emigrante, ni handicapado, ni homo, tampoco en paro, sin enfermedad rara ni gran dependiente, casado, su mujer gana algo menos que él, ambos en empresas privadas, con dos hijos, tienen una ayuda externa que les cuesta 800 E al mes, ahorran, cada uno, 100 E al mes para la jubilación, tienen diez o doce días al año de vacaciones, etc., etc., Se quejan de conocer personas que reciben prestaciones, ayudas que no les corresponden y que no trabajan y que no hacen nada por trabajar. No estoy en condiciones de,
o   Ni precisar la veracidad de estos datos, aunque me parece verosímiles
o   Menos aún, caso de ser ciertos en algunos casos, que es más que posible, determinar el volumen de estos casos y de esos fraudes, si los hubiera
o   Pero sea lo que sea está en la calle. Ver datos de la encuesta de Ikerfel tras el tema Maroto.

Creo importante decir algo (poco, pues no he dado con mucha información) sobre la opinión de la población acerca de las ayudas sociales.  No podemos llevar más de un revolcón.

Un sondeo encargado por “El Correo” a Ikerfel y publicado el 26 de Enero de 2016 deja constancia de cómo han calado en la ciudadanía vasca dos tesis: una, que existe fraude en la Renta de Garantía de Ingresos (RGI). El 18% mucho fraude, el 28% bastante, el 35% algo, el 11%, poco y solamente un 3% ciudadanos piensa que no hay fraude. Además, el 86% piensan que es preciso que las instituciones aumenten el control sobre ésta y otras ayudas. Se trata de dos consideraciones extendidas que encuentran eco en simpatizantes de todo el arco partidario, con diferencias apenas relevantes.

MI amigo se puede equivocar, incluso exagerar. No se me escapa que la abrumadora opinión de la ciudadanía vasca tenga más de un punto de exageración. Pero sería, intelectualmente suicida, no tenerla en cuenta.

El profesor de Humanidades de la Universidad Columbia de Nueva York, Mark Lilla, en un largo artículo a cinco columnas (Le Monde 9 de diciembre de 2016, titulado “La izquierda americana presa en la trampa de la diversidad” (http://abonnes.lemonde.fr/idees/article/2016/12/08/la-gauche-doit-depasser-l-ideologie-de-la diversite_5045285_3232.html?xtmc=mark_lilla&xtcr=1) sostiene la tesis de que “la derrota de Hillary Clinton se explica por la focalización de la élite progresista en los derechos de las minorías más que en lo que conjunta al pueblo americano”. Escribe en el artículo que “puestos a mencionar los colectivos existentes en los EEUU, más vale mencionarlos a todos. De no hacerlo así, los no mencionados, olvidados, lo constatan y se sienten excluidos. Es exactamente lo que ha sucedido con los blancos de las clases populares y con las personas de fuertes convicciones religiosas. No menos de dos tercios de los lectores blancos sin diploma de estudios superiores han votado por Donald Trump, así como más del 80 % de los evangélicos blancos”.

El gran filósofo, Luc Ferry, escribe en Le Fígaro 8.dec.16 en un artículo titulado “El desafío de Fillon”, que en la actualidad la preocupación por lo civil, lo privado y lo personal es más importante que los grandes valores universales, nacionales o públicos: la educación de los hijos la jubilación, la protección ante la pobreza sobrevenida, la sanidad etc., etc. Escribe que “la gente piensa más al modo Woody Allen que al de Fidel Castro. Pero esto exige un Estado fuerte”, y justo, añado yo.

Tras la aplastante victoria de Francois Fillon en las primarias del centro-derecha francés del domingo 27 de noviembre de 2016 (cerca del 70 % de votos, frente al 30 % del, a priori gran favorito, Alain Juppé, y tras haber dejado en la cuneta al expresidente Nicholas Sakhozy, de quien Fillon fue primer ministro durante cinco años), vale la pena detenerse, aún demasiado brevemente en algunas de las razones que el diario “Le Monde” (que no le sostiene) subrayó al día siguiente de su triunfo. Retengo estas ideas.

Et François Fillon devint tendance
LE MONDE | 28.11.2016  (Subrayados JE)

François Fillon no estaba en moda hace uno o dos años. "¿En qué ha cambiado? le preguntan a su jefe de campaña Patrick Stefanini el día después de su gran victoria en las primarias del centro-derecha en Francia, el domingo 27 de noviembre. No, responde. Es el mundo el que se ha movido. El tiempo ha hecho que FIllon devenga la tendencia.

 "No me convertí en una economía liberal por elección ideológica, se explica Fillon en enero de 2016 en el Club de “Le Monde”, sino porque ahora veo que la acumulación de las normas es insoportable. "

En 2006, Nicolas Sarkozy le encomienda el desarrollo de su programa presidencial futuro. "La ruptura tranquila", será el lema del candidato de la derecha en 2007. "La ruptura es Nicolas, tranquilidad, Fillon," se decía entonces. En realidad, se propone una bajada de los impuestos y de las cargas sociales, se pospone la edad de jubilación a los 63 años (en 2016 propone a los 65), la derogación de la ley sobre las 35 horas, la idea de "trabajar más" impregna todo el programa, que se parece al del ganador de 2016.

Sablé, ciudad en la que fue alcalde durante dieciocho años, una mezquita y un lugar de oración turco habían surgido, y los malienses trabajaban en los mataderos sin despertar controversia. Ahora, Francia se indigna de forma indiscriminada contra los inmigrantes, las mujeres con velo, los especuladores, los asistidos, los "políticos" y las elites que la justicia siempre perdona mientras la gente paga sus multas. El país está enojado. "Es increíble lo que se oye,", expresaba Fillon a su equipo, un Fillon que se ha dedicado más de dos años a patear Francia, hablando con todo el mundo.

Esta Francia ya no ama a los medios de comunicación. Es otra de las novedades. El candidato a las primarias, a su vez apoya el nuevo discurso "antiperiodistas" que se extiende en todo el país. Su asesora de prensa Myriam Levy, pone a prueba sus ataques más efectivos contra los medios de comunicación y "el espíritu de burla," que vive el "Bobo-Canal +" generación, como él dice, que se burla de la provincia, de las familias tradicionales, de los católicos reaccionarios, en definitiva, de una parte de su electorado. (Aunque hay opiniones diferentes sobre el peso real de los católicos en su electorado).  Así, en cada debate de las primarias desafía a sus entrevistadores: "Hay que evitar la caricatura! ", " Basta ya de este pensamiento único! "...

Para apoyar su revolución liberal, Margaret Thatcher aseguró a la sociedad inglesa, mostrando un nuevo patriotismo y un conservadurismo cultural. François Fillon, no es otra cosa, dicen algunos.  "Hay que acabar con las teorías complejas y confusas que han deconstruido, en tantos jóvenes, el gusto de estar juntos, el orgullo de ser francés", escribió en Le Figaro.

"Usted no es el mejor, pero usted es el único" le había susurrado Valéry Giscard d'Estaing durante las primarias, el único que ha sabido complacer a la derecha en 2016.

Algunas características de la gente que apoyaría a la nueva derecha

Lo sucedido con el Brexit, la elección de Trump y ahora con el triunfo de Fillon en las primarias del centro derecha francés nos muestra, a decir de algunos analistas, que muchas personas tenidas, por no pocos, como ciudadanos de segunda clase, soterradamente humillados e internamente ofendidos, se han manifestado, se han rebelado, a través de las urnas. En el silencio del anónimo voto emitido. En muchos casos, personas bien lejos de estar en el lumpen de la pobreza, en muchos casos personas cuyo nivel de vida y estatus socio-económico no les permitía ser acreedores de las subvenciones del estado de bienestar, personas que no formaban parte de minorías de todo tipo (religión, raza, género, recursos vitales, origen social, emigrantes, etc., etc.) pero sí personas que se percibían decayendo en la escala social, personas que se sentían bajando escalones en esa escala social, sin las ayudas de otros, otros que quizás están en un peldaño más bajo que ellos, pero que, con el rabillo del ojo, los veían, a los protegidos, a los recipiendarios del estado de bienestar, asomarse a su escalón, a su peldaño social, gracias a sus dineros, a sus impuestos.

Si este planteamiento es básicamente correcto (lo que exige mucho trabajo empírico, tampoco demasiado complicado pues en gran parte bastaría con escudriñar, con detalle y rigor científico, el perfil sociológico – en el sentido amplio del término -  de los votantes en Colombia, Gran Bretaña y EEUU, y podríamos continuar con Francia, Alemania,  Austria, Suecia y, claro está, también entre nosotros, aunque aquí creo que el registro es algo diferente), si mi intuición es básicamente correcta, repito, querría decir que estamos ante un fenómeno relativamente novedoso. En todo caso emergente en el estado actual de la civilización occidental y que quizás aún no se haya visualizado, luego analizado, suficientemente. ES la nueva derecha, no, a mí juicio, el retorno de la derecha como a veces se lee. Es una nueva derecha que responde, en gran parte a una nueva capa social, no precisamente muy visible. Tendría, entre otras, estas características:

Hablamos de la población autóctona de clase media- media y media-baja, que ha sufrido, en carne propia, los hachazos de la crisis de 2007- 2008 de la que unos han salido mejor parados que otros. Unos porque estaban ya más armados, otros porque han sido subsidiados, los terceros porque ya antes de la crisis, viviendo ya en crisis, esta les ha sobrevenido y se han adaptado y surfeado mejor, lo que no quiere decir que la hayan superado, materialmente hablando. Pero la percepción es diferente de la de los que han bajado de escalón.

Avanzaría, también, que estaríamos ante un segmento poblacional que ha dejado en segundo plano la novedad de Internet. En algunos casos, viven la era digital con inquietud, desasosiego, y cabreo pues cada día, por ejemplo, más le envían información (vía tuits, por ejemplo) que referencia enlaces electrónicos que no alcanzan a controlar. Así se enrabietan, se sienten desplazados, arrinconados y se refugian en lo de siempre, en lo de otros tiempos que, para ellos, indubitablemente, eran mejores. Además, detestan a los medios de comunicación que hablan de los “otros”: sea la gente guapa, las y los famosos, en las revistas del corazón y en los suplementos dominicales de la prensa, sea de toda suerte de personas y grupos sociales con problemas de todo tipo, que copan las radios y televisiones, convertidos en pulpitos laicos.

No viven necesariamente en las grandes ciudades, salvo en las zonas de clase media baja. Pues en las zonas bien de esas ciudades vive la gente guapa, la que está en la cresta de la ola. En las grandes ciudades, en todo caso, residen los grandes medios de comunicación, los “gurus” intelectuales, las Bolsas y, no se olvide, las grandes empresas de sondeos de opinión, que se miran unas a otras para no equivocarse, o equivocarse todas al mismo tiempo.

Tampoco son ellos, ciertamente, los “urbanitas” que han salido a la calle en las grandes ciudades americanas para protestar y manifestar su desaliento, desazón y disconformidad, al día siguiente de la elección de Trump. La prensa internacional habla de miles de personas que salen a la calle en Nueva York, Filadelfia, Seattle, Chicago, Oakland, Washington y Boston y en la costa Oeste de los EEUU. En las fotos vemos, básicamente a gente joven de clase media, con aspecto de estudiantes universitarios. Ahí no están los blancos, trabajadores manuales. Tampoco los negros, ni los hispanos, afroasiáticos, inmigrantes etc., a los que la arrogante Hillary obviamente no ha conquistado, es lo menos que cabe decir.

Leen prensa local. Ven TV local. Se interesan por lo local, lo próximo y lo inmediato. No se hacen grandes elucubraciones sobre el futuro del planeta. Tampoco sobre las grandes confrontaciones electorales. Salvo que les incomoden en su run-run cotidiano, semanal, anual, sin respeto a sus fiestas y acontecimientos “de siempre”. No se les aplique la categoría de conservadores frente a la de los progresistas. Lo sentirán como una ofensa más. Porque no se sienten anquilosados en el pasado, pero tampoco quieren comulgar con ruedas de molino de los que, en nombre de la progresía, quieren hacer tabla rasa del pasado. Son modernos. No posmodernos. No rechazan al de fuera, a condición de que les respeten en su cosmovisión y se acomoden a ella. Piden que se integren, sin que todos hablen de asimilación en la sociedad (lo sí hace Fillon), sociedad a la que, por una u otra razón (algunas con exigencia de apoyo) han emigrado. A la sociedad en la que ellos llevan mucho tiempo. No dirán necesariamente que “primero ellos” (primero los británicos, primero los blancos americanos), pero tampoco detrás de los nuevos, menos aún menos que los nuevos, sintiéndose discriminados por las ayudas a los nuevos.

¿Hay algo de esto en Euskadi? Yo creo que sí. Son los desclasados de la crisis, pero no tienen candidato. El que más se parecería sería Urkullu, pero personalmente le veo más próximo a Juppé que a Fillón. Quiero añadir que también Juppé  me resultaba era el más cercano de los tres candidatos a mis propios planteamientos. Pero sigo, con fruición, los de Fillon, unos me gustan más que otros, pero creo que son ejemplo de una nueva derecha emergente, y sin complejos.

Una mirada tangencial al Informe PISA 

Preparando estas líneas (día 6 de diciembre, 11,05) me llegan estas dos alertas. Alerta de El País: “Informe PISA: La educación española se estanca en ciencias y matemáticas y mejora levemente en lectura”. Alerta Le Monde: Enquête PISA : l’école française reste championne des inégalités. Al abrir Le Monde veo que ya está, en grandes titulares en la primera página. Solamente el nombramiento del nuevo primer ministro le roba la información mayúscula. En la comunicación, y no solamente en los Medios de Comunicación, impera la lógica de lo negativo. Cuestión que merece una atención que no se le presta. Pues, así, no se construye una sociedad.

Respecto de Euskadi leo que los resultados de la evaluación internacional PISA (2016) muestran un retroceso de Euskadi en las tres materias a examen, Matemáticas, Ciencias y Lectura respecto de la prueba realizada en 2012 y, lo que es aún más grave, sitúan al País Vasco por debajo de la media de la OCDE y de la media española en Ciencias y Lectura. Sin embargo, según el Índice de Desarrollo Juvenil Comparado 2016, elaborado por el Centro Reina Sofía de estudio de la Adolescencia y la Juventud, a partir de datos relativos a educación, empleo, emancipación, vida (mortalidad, fecundidad, accidentes y suicidios) y uso de nuevas tecnologías, a nivel europeo y con datos del Eurostat de la Europa de los 28, y que se presentó en Madrid el 6 de Octubre del presente año 2016, podemos leer que “en educación, España ocupa un lugar algo inferior a la media de la UE, aunque con varias comunidades que la superan con creces, con el País Vasco a la cabeza seguida por Madrid, Navarra y Asturias”. ¿A quién creer? Solamente un análisis muy, muy detallado, de los dos estudios nos permitiría, quizás, sacar algo en claro.

Cerrando

Creo que estamos entrando en un nuevo ciclo. La socialdemocracia nos ha dejado, en Europa, el Estado de Bienestar. Ese es su mayor haber. Pero, bajo su paraguas creció una “intelligentsia” y una ideología que abogando por lo nuevo era despreciativa de ciertas corrientes de pensamiento y comportamiento ancladas en la historia de las que, no todas ni mucho menos, se merecían tal menosprecio.

Tras Reagan y Thatcher, tras la caída del imperio soviético, emerge en Occidente el imperio de las grandes finanzas, de los “big data” y del buenismo. Gran parte de la gente pierde comba. Algunos se decantan por populismos de diferente signo. Otros se refugian en un silencio doliente y humillante. Al fin han explotado y han emergido. Así se explica

Claro que, como siempre, o casi siempre, los más pobres y necesitados corren el riesgo de ser los más perjudicados. Razón de más para seguir apoyando a las entidades como Oxfam-Intermon, Caritas etc., en su encomiable e imprescindible labor.





No hay comentarios:

Publicar un comentario