martes, 27 de diciembre de 2016

La guerra de Fillon y su radical nacionalismo francés

La guerra de Fillon y su radical nacionalismo francés


Rara vez en mi vida he comenzado un libro de ensayo asintiendo, casi en su totalidad, su contenido, y lo he cerrado, rechazándolo, de nuevo casi en su totalidad. Es el reciente pequeño libro (diciembre de 2016) del, más que posible, nuevo Presidente de Francia, François Fillon, que hace menos de un mes arrasó en las primarias para la candidatura de la derecha francesa a la elección presidencial de la primavera próxima. El título del libro “Vaincre le totalitarisme islamique” (Vencer al totalitarismo islamista) ed. Albin Michel, diciembre de 2016, 155 páginas. Si dominan el francés les sugiero su lectura. Es un ejemplo, aquí al lado, de lo que vengo denominando la “nueva derecha”. (¿Pasará algo similar en España con la decisión de Aznar de renunciar a la presidencia de honor del PP? Aunque, ¡cuidado!, la traslación Juppe, Sarkhozy, Fillon a Rajoy, Rivera, Aznar, no es automática. En Euskadi, vista la flojera del PP vasco (ya casi PP alavés) nos queda Urkullu que lo situaría entre Juppe y Bayrou, pero ganando elecciones)

De Fillon me agrada sobretodo que, tras haber sido primer ministro cinco años con Sarkhozy de Presidente, tras haber perdido la opción al segundo mandato de Sarkhozy, por la victoria de Hollande, haya creado un círculo de amigos pensantes que se reúnen periódicamente para debatir de política; un Fillon que durante más de dos años ha recorrido de punta a rabo Francia, escuchando a la gente, tomando notas. En la discreción. Incluso en el olvido, cuando no menosprecio, de los medios de comunicación. Un Fillon que, cuando las encuestas no le daban más del 10 % de votos en las primarias, escribe el libro que aquí comento (en el que se ve como futuro presidente de la República), para arrasar en las primarias con más del 42 % de votos entre siete candidatos y con el 70 % en la segunda vuelta frente a Juppe (confieso que mi preferido en la derecha francesa, así como Montebourg lo sería en la izquierda pero parece que Macron- un Rivera de izquierdas- puede ganar las primarias de la izquierda)

Me agrada, y mucho, de Fillon que tenga pensamiento propio, que haya resistido los ataques de una izquierda instalada en el poder mediático-cultural-, y en el político con Hollande, una izquierda “gauche caviar” ya desde los años 70 y 80, aun desangrándose en grupos y grupitos. Algo así como la izquierda en España, también en el PSOE con un ex - secretario general que toma la antorcha de la rebelión interna, mientras ex ministros de Felipe Gonzalez son acogidos, con júbilo, por las tribunas más a la derecha de la televisión española.

Me gusta de Fillon que no tenga reparo alguno en decirse cristiano, que se acuerde de la persecución de los cristianos en el Oriente Próximo y fustigue el silencio cómplice del opulento Occidente (¿cristiano?); cite positivamente el trabajo de Jean Birnbaum (este nada de derechas, pues es el director de “Le Monde des livres”) sobre el silencio religioso a la hora de entender la violencia yihadista; que sea capaz de mirar con altura de miras el desdén de alguna prensa francesa que le presenta como la Juana de Arco del siglo XXI. Así L´OBS (anteriormente Le Nouvel Observateur) en la edición del 15 de diciembre. Harían mejor en leer y asimilar el tremendo varapalo que les inflige Aude Lancelot (en “Le Monde libre”, Prix Renaudot 2016) , su número dos hasta hace seis meses, expulsada inmisericordemente, tras quince años en el staff de la revista. Es llamativo cómo se puede expulsar, también en España, a personas que llevan trabajando en un medio de comunicación, sin previo aviso, llamándoles al despacho del director y encontrándose a su vuelta al suyo, que ya no tiene ni conexión a internet. También en medios que tienen a gala decirse católicos. En España. Pero Fillon, dicho sea en su honor, al mismo tiempo, reclama, con fuerza, la separación de lo político y lo religioso, abogando por un trabajo en común de las tres religiones mayoritarias en pro de una sociedad más justa, más libre, más humana. 

Hasta aquí, y más, todo bien. A veces muy bien. Pero ya el texto avanzado, cuando desgrana su tesis central y, sobretodo, detalla sus propuestas para el futuro mi desacuerdo se hace página a página, mayor, para, al final acabar desazonado y preocupado.

De entrada algo que, personalmente me molesta mucho: no referenciar ni contextualizar las citas. Así en la página 108 pone en boca de Felice Dasseto, (curiosamente un compañero mío de estudios en Lovaina) la afirmación de que “la salafización de la comunidad musulmana” es una realidad. ¿Dónde ha dicho eso Felice?. ¿En qué contexto? Imposible saberlo. La duda de que utiliza el método de “cortar y pegar” frases sueltas para confirmar sus propias opiniones se instala en el lector atento.

El fondo de la tesis de Fillon es que estamos en guerra y no actuamos con la lógica de la guerra. Usamos (usa la izquierda intelectual y gobernante francesa, subrayará) medias tintas, circunloquios, ambigüedades, medidas insuficientes etc., etc. El libro es un rosario de ejemplos de esta ausencia de firmeza y determinación. Por ejemplo, escribirá que es preciso adaptar la justicia a la situación de guerra en la que estamos con condenas fuertes de 30 años cuando alguien ofrezca a una potencia extranjera “los medios para acometer hostilidades o llevar a cabo actos de agresión contra Francia” (p.129). No se precisa qué hostilidades y qué actos de agresión y,  en una justicia de excepción, como la que propugna, según en manos de qué magistrado caigas, la condena puede ser de 30 años por algo que puede no ser tan grave. Por supuesto, mentar la reinserción, sería ser calificado de idiota integral, o cosas peores.

Pero ¿en qué guerra estamos? La del totalitarismo islamista contra el mundo occidental en general y contra Francia en particular, dirá Fillon. En realidad, digo yo, estamos ante una amenaza terrorista internacional que tiene su foco ideológico en una determinada lectura religiosa del Coran y en una concreta lectura de la historia y de los comportamientos y valores occidentales de matriz cristiana. Si se quiere llámese guerra, (lo que yo no haría) pero cuando Fillon la compara, con fuerza y en más de una ocasión, con el nazismo hitleriano, creo que desbarra. De entrada, con las cifras de víctimas. En la  segunda guerra mundial murieron del orden de 50 millones de personas y se destruyó media Europa. El terrorismo islamismo donde más ha matado es entre los suyos y menos de un millar de occidentales. La segunda guerra mundial, originada por el nazismo, mataba estadísticamente, mientras que la (mal llamada) guerra yihadista lo hace, al menos en Occidente, simbólicamente, aunque, ciertamente, los centenares de franceses muertos en atentados terroristas no murieron simbólicamente.

Una cuestión relevante y compleja es cuando se refiere al mal menor y a la elección del principal adversario en la situación de guerra en la que, según Fillon, se encuentra Francia. Fillon rechaza de un plumazo la aserción de Hollande de que “ni Assad ni Daech” (p.76) pues, añade que, cuando se está en guerra hay que escoger su principal adversario (p.80). Y esto no es otro que el totalitarismo islámico. Por eso aprueba a Rusia, “la única potencia que ha hecho prueba de realismo” y rechaza la política de EEUU y sus aliados europeos contra Assad (p.82). En su argumentación, se apoya en De Gaulle, Roosevelt y Churchill cuando, durante la segunda guerra mundial, no dudaron en ayudar a Stalin, pese a conocer todas sus barbaridades (p.80). Pero el enemigo a abatir era el nazismo hitleriano como ahora lo es el totalitarismo islámico. Por eso, aunque así no lo diga, si en Alepo mueren inocentes y hay que bombardearla, caiga quien caiga, esa es la lógica de la guerra. Tampoco dice Fillon que la matanza de Dresde, decretada por Churchill, convirtiendo la ciudad alemana en una gigantesca hoguera donde perecieron 250.00 personas, cuando ya la guerra estaba prácticamente ganada y Dresde no era un punto estratégico para nada, fue un crimen contra la humanidad…que ha quedado impune. Me desasosiega profundamente la comparación del Daech con el nazismo y más aún que la comunidad internacional no haya encontrado solución al principio de Hollande, que personalmente defiendo, “ni Assad, ni Daech”. Pero hay más, y más vergonzoso.

Una de las soluciones que propone Fillon para vencer en esta “su” guerra me irrita profundamente. Es preciso vencer al Daech, y solamente se podrá lograrlo haciendo uno de fuerzas en tierra. No bastaran los bombardeos aéreos. Parece haber acuerdo en este punto entre los militares. Luego demos armas a los kurdos, a los sirios, a los que sea, pero no llevaremos a un solo francés (“sans y engager l´armée de terre francaise”, p.84) a luchar cuerpo a cuerpo contra los yihadistas. Esta hipocresía me revuelve las tripas.

El final del libro es el de un nacionalista francés radical. Es preciso que la escuela lleve a cabo el relato de la Nación francesa, sostendrá. “Estoy profundamente enraizado en esta tierra que amo más que otra cosa, pero es en la escuela, donde he aprendido que France es grande y que su historia es más que milenaria. Que es la nación más antigua en Europa”. (p 142). “Somos únicos! ¿Por qué deberíamos excusarnos de ello? (p. 144) “Tenemos necesidad de estar orgullosos de nuestro país para franquear los obstáculos que levanta un nuevo mundo dispuesto a sacarnos de la historia. Tenemos necesidad de estar orgullosos de Francia para defender su unidad que ha estado siempre amenazada. Los reyes de Francia, la república, el Estado moderno han batallado para imponerla a los feudales, a los adversarios de la Revolución, a las Iglesias, a los financieros sin patria (…) Las provocaciones de los salafistas, y de los Hermanos Musulmanes no tienen otros objetivos que la destrucción de la unidad nacional sin la cual Francia no existe, no cuenta. Estamos pues ante una cuestión vital para nuestra nación” (p.145). Y así hasta el final del libro.

El nacionalismo democrático vasco es una ñoñería comparado con el que esgrime Fillon. Pero esa es otra historia. 


3 comentarios:

  1. De la importancia, a veces, de lo secundario : Una niñera despedida por una ministra ¿ socialista ?

    http://www.interviu.es/reportajes/articulos/la-ministra-me-despidio-estando-embarazada#

    https://es.wikipedia.org/wiki/Cristina_Garmendia

    No tengo nada en contra de la antigua ministra socialista Cristina Garmendia; al contrario; una entrevista suya en Radio Nacional de España; muy interesante; sobre ciencia, economía y crecimiento económico, en España; este mismo mediodía de hoy; me indujo a saber más de ella por medio de Google. Me pregunto lo siguiente: Esta doble faceta ¿socialista? de hacer en privado lo contrario exactamente de lo que mal-evangelizan en público (Esa ideología de bajísimo nivel, que tanto nos miente y engaña y genera terrorismos como el de ETA); ¿ Es una generalidad ? ¿O son sólo islotes aislados ? Me temo de que hacen en privado, de manera general, y sistemáticamente (no de forma esporádica), lo contrario de lo que mal-evangelizan y mienten en público. Repito, no obstante, que lo que dijo en RNE la antigua ministra de Innovación y Ciencia me pareció interesante para toda España, novedoso y positivo. Lo que me parece extremadamente negativo, son las terroríficas mentiras del psoe y su muy-mala-alianza con los estafadores profesionales obtusos de "podemos".

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  2. Una mera y nimia curiosidad matemática: Un sistema decimal, posicional, sin el cero. Los números del 1 al 140 :

    Representación con mínimos (en su valor mínimo decimal usual), de un sistema de numeración decimal, que utiliza los números 1, 2, 3, 4, 5, 6, 7, 8, 9, x (x = 10); sin el cero; tal que cualquier número n de a dígitos, que se escribe n = da....d3d2d1; tiene el valor n = Suma((i=1,i=a); di^i ).
    1, 2, 3, 4, 5, 6, 7, 8, 9, x, 1x, 33, 34, 35, 36, 37, 38, 39, 3x, 44, 45, 46, 47, 48, 49, 4x, 52, 53, 54, 55, 56, 57, 58, 59, 5x, 15x, 61, 62, 63, 64, 65, 66, 67, 68, 69, 6x, 16x, 264, 265, 71, 72, 73, 74, 75, 76, 77, 78, 79, 7x, 17x, 274, 275, 276, 277, 81, 82, 83, 84, 85, 86, 87, 88, 89, 8x, 18x, 284, 285, 286, 287, 288, 289, 91, 92, 93, 94, 95, 96, 97, 98, 99, 9x, 19x, 294, 295, 296, 297, 298, 299, 29x, 389, x1, x2, x3, x4, x5, x6, x7, x8, x9, xx, 1xx, 2x4, 2x5, 2x6, 2x7, 2x8, 2x9, 2xx, 476, 477, 478, 479, 47x, 147x, 2391, 2392, 511, 3x1, 3x2, 3x3, 3x4, 3x5, 3x6, 3x7, 3x8, 3x9, 3xx, 529, 535, 536,....

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  3. De cómo el neo-comunismo y el neo-socialismo de los brazos-tentáculos políticos y culturales de ETA (que aún colean impunemente); pero también de los nuevos sectarios de "podemos" y de una buena parte, aún extremista, del psoe; nos están absolutamente engañando; aún ahora en pleno siglo XXI :
    http://internacional.elpais.com/internacional/2016/12/29/actualidad/1483020328_085937.html
    Sin embargo, hay que estar descontentos con el nuevo paradigma, advenimiento de la era de la hiper-super-tecnología; del hombre-permanentemente-conectado-al-ordenador-móvil-que-ya-no-necesita-charlar-con-nadie-ni-escribir-más-de-dos-líneas y con la internacionalización-extensión-generalización del terrorismo socializante-político-reformador-nacionalista loco de ETA a terrorismo religante-político-reformador-nacionalista de los islamistas locos.

    Los sociólogos y los ¿intelectuales? no se atreven a hablar apenas del primero de los paradigmas del hombre-ligado-sin-remedio-al-ordenador. Tampoco hablan de esa internacionalización del terrorismo, que nació por primera vez cuando la locura extremista contra España, de Sabino Arana; empezó a brotar sin suficiente freno y algunos partidos nacionalistas falsamente democráticos, locamente la extendieron:

    https://es.wikipedia.org/wiki/Sabino_Arana

    Hay que releer con sumo cuidado el alcance maximalista del odio casi infinito y loco de Arana contra España. Y uno entiende bien, entonces, que el terrorismo de ETA no ha sido sino la continuación lógica y coherente de esa locura extrema y extremista de Arana. Le toca ahora al PNV demostrar, cuanto antes, que sí es democrático; desligarse de Sabino Arana; de la misma forma que el psoe, de la mano de Felipe González, se desligó de las mentiras de bajo nivel de Karl Marx; y mostrar (el PNV) su adhesión a Madrid y a España, sin perjuicio de la defensa de la diversidad y de la lengua vascas; pero incontestablemente dentro de una España y de una Europa dinámicas, diversas, pero a la vez fuertes.

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