domingo, 8 de diciembre de 2013

Mandela, Aussaresses y Ferdinand von Schirach


Mandela, Aussaresses y Ferdinand von Schirach

 
Leo en « La Vanguardia » de hoy domingo el obituario del general francés Paul Aussaresses. Falleció, con 95 años de edad, los mismo que Mandela, dos días antes. De gloria nacional pasó convertirse en vergüenza nacional. Hace dos años escribí sobre él esto: “El General Paul Aussaresses, fue responsable del servicio de información durante la guerra de Argelia entre los años 1955 y 1957. El año 2001, luego 44 después de la finalización de la guerra, publicó el libro “Servicios especiales: Argelia 1955-1957”, en el que reivindica las torturas practicadas bajo sus órdenes, sin remordimiento alguno. Escribió: “todo lo que hice era conforme a la deontología de todo militar en condiciones de guerra”, lo que levantó airadas reacciones en Francia. Pero el general Aussaresses, entonces con 83 años de edad, se mantuvo en sus trece: "un juicio no me da miedo. Volvería a decir lo mismo que he escrito en mi libro”. En el obituario de LV leo que Chirac le quitó la legión de honor, el ejército le repudió, sus hijas le abandonaron, la justicia le condenó en 2004 por apología de tortura y a punto estuvo de sucumbir a varios atentados. “Yo no soy un criminal, un asesino, un monstruo-dijo una vez-, solo soy un soldado que hizo lo que Francia le pidió”.

Ferdinand von Schirach es nieto de Baldur von Schirach, quien arrepentido de haber ayudado a Hitler (acabó como Gauleiter de Viena hasta el final de la guerra) declaró en el juicio de Núremberg, entre otras cosas, esto que saco de Wikipedia: Ha sido éste el mayor y más satánico genocidio de la historia del mundo... Quien ordenó las muertes fue Adolf Hitler. Él y Himmler fueron conjuntamente los prácticos autores de este crimen que seguirá siendo para siempre una mancha vergonzosa sobre nuestra historia. Pero la juventud alemana es inocente de lo que Hitler hizo a los pueblos alemán y judío. Nada sabía del exterminio de los hebreos y no quiso semejante crimen. Es culpa mía, que asumo ante Dios y nuestra nación, haber educado a la juventud alemana en la fe en Hitler, el hombre que juzgué intachable y que resultó ser un asesino de millones de seres humanos. Yo creí en Hitler; eso es todo lo que puedo decir como exculpación. Yo soy el único culpable; la juventud alemana es inocente porque creció en un Estado antisemita en el que era ley la política racista. Pero el hecho de que fuera posible un Auschwitz hace obligado el final de la política racista y del antisemitismo. Quien tras Auschwitz pueda seguir manteniéndoles, se hace a si mismo culpable... Declaro que la política racista de Hitler fue un crimen que llevó a la destrucción de cinco millones de judíos y la vergüenza del pueblo alemán”. Estuvo 20 años en la prisión de Spandau.

Pues bien, su nieto, el ya mentado Ferdinand von Schirach, publicó un largo, y excelente, artículo en el diario “El País” del Babelia de ayer sábado 7 de diciembre, con este titulo revelador “¿Tortura salvadora?, que bien parece unas reflexiones de un profesor de ética o de religión a sus alumnos. Recuerda, por ejemplo, la existencia de Guantánamo, las leyes que se votan en Londres que permiten mantener incomunicado 26 días a un ciudadano, sospechoso de terrorista en Gran Bretaña (ley aprobada en el Parlamento de Londres) y, aunque él no diga, yo sí, la tortura sistemática en largos periodos de tiempo en la lucha contra ETA en España. Lean el artículo de Ferdinand von Schirach en “El Pais”. Es de pago, claro está. Conocerán los colores de los calzoncillos de todos los jugadores del Real Madrid, gratuitamente, pero estos artículos se pagan.

Mandela fue también un terrorista. O al menos utilizó y legitimó en su día la violencia. No se olvide. Pero se arrepintió a tiempo y pago con creces sus culpas. Por eso también es hoy un héroe mundial. Pero, ¡qué estrecha es, para la historia, la línea divisoria, del terrorista convertido en héroe o viceversa!. Especialmente para la historia local pues la gran historia, la historia universal, la HISTORY acaba dejando a cada cual en su lugar. Todos mitad santos, mitad diablos, la cuestión se reduce en saber hacia qué lado se inclina su historia personal. Porque ángeles no hay en ningún lado, ni existe el Ángel puro e inocente. Ni siquiera Parsifal.

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