Hoy, católicos y
luteranos hacia la comunión. 500 años después
El
Papa Francisco y el Obispo Munib Yunan, Presidente de la Federación Mundial
Luterana firmaron una declaración conjunta al término de la oración conjunta
que celebraron en la catedral luterana de Lund el día de hoy, el primer día de
la visita del Papa Francisco a Suecia. Este es el enlace al texto
completo: https://loiolaxxi.wordpress.com/2016/10/31/declaracion-conjunta-catolico-luterana-en-lund-suecia/
Escribiendo desde
Euskadi quiero trasladar aquí este párrafo, en el que yo mismo he subrayado
algunas frases
Pasar del conflicto a la
comunión
“Aunque estamos agradecidos profundamente por los dones
espirituales y teológicos recibidos a través de la Reforma, también reconocemos
y lamentamos ante Cristo que Luteranos y Católicos hayamos dañado la unidad
vivible de la Iglesia. Las diferencias teológicas estuvieron acompañadas por el
prejuicio y por los conflictos, y la religión fue instrumentalizada con fines
políticos. Nuestra fe común en Jesucristo y nuestro bautismo nos pide una
conversión permanente, para que dejemos atrás los desacuerdos históricos y los
conflictos que obstruyen el ministerio de la reconciliación. Aunque el pasado no puede ser cambiado, lo
que se recuerda y cómo se recuerda, puede ser trasformado. Rezamos por la curación de nuestras heridas y de la
memoria, que nublan nuestra visión recíproca. Rechazamos de manera enérgica todo odio y violencia, pasada y presente,
especialmente la cometida en nombre de la religión. Hoy, escuchamos el
mandamiento de Dios de dejar de lado cualquier conflicto. Reconocemos que somos
liberados por gracia para caminar hacia la comunión, a la que Dios nos llama
constantemente.
Si Ustedes
piensan que al subrayar lo que he subrayado estoy pensando en nuestro reciente
pasado, aciertan plenamente. Permítanme que vuelva a reproducir un par de ideas
de la declaración conjunta:
-
“Aunque el pasado no puede ser
cambiado, lo que se recuerda y cómo se recuerda, puede ser trasformado”.
-
Lograr “la curación de nuestras heridas y de la
memoria, que nublan nuestra visión recíproca”.
Solamente la
escucha del otro, y de su sufrimiento, más allá de ahondar en el propio, nos
permitirá la reconciliación, o la convivencia plena. Si los que han practicado
la violencia injusta, la reconocen y, más aún, piden perdón por ello a las víctimas
y a toda la sociedad, además de encontrar la paz interior, resarcirán en gran
parte su cuota de responsabilidad. Y, dejemos ya a la historia que juzgue las
culpas.
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