La coda de la 4ª de Bruckner por “Celi”
Hastiado de ver los últimos meandros de las disputas por el
poder del PSOE, y por razones, causas o motivos que se me escapan, he sentido
la “necesidad” de escuchar el final de la 4ª de Bruckner por Celibidache. En ese pozo sin fondo que es YOUTUBE he encontrado
una versión suya de 1969, sin que se indique cual era la orquesta. Este es el
enlace:
Sobrecogido cada vez que escucho este final, he buscado, y
encontrado, otra coda de la misma 4ª, por Celi. Esta vez el año 1989, ya con su
última orquesta de Munich. Este es el enlace
Inmensas versiones. Nadie salvo “Celi” es capaz de mantener
esos “tempi” sin que se nos hagan insufribles. Bien al contrario, nos
sumergimos en esa música pidiendo que no se acabe, que siga, lentamente, “langsam”,
en un crescendo que Celi (y Bruckner) lo dejan abierto en el acorde final. ¿Abierto
a qué?
Ciertamente la Filarmónica de Munich suena mejor que la de
la versión de 1969. Pero la concepción de “Celi” es la misma.
Escuché a Barenboim con su Staatskapelle de Berlin, el pasado 2 o 3 de
Octubre, no recuerdo, esa misma sinfonía en la Philharmonie de Paris. A mi
juicio, y gusto, Barenboim (y todavía Haitink) son la mejor garantía de un buen
Bruckner. Pero “Celi” en la 4ª (y 8ª) es
insuperable. Barenboim, en Paris dirigió el día siguiente la 5ª. No aplaudimos,
rugimos. ¡Qué concierto! Aplausos interminables. A mi lado una señora, sospecho
que aun de más edad que la mía, gritaba, ¡bravo!, ¡bravo!, hasta que un gallo
la hizo callarse…
Pero en la 5ª, lo que hizo Eugen Jochum con esta sinfonía dirigiendo
el extraordinario Concertgebouw de Amsterdam, en la Abadía de Ottobeuren los
días 30 y 31 de mayo de 1964 (en Philips, no se lo pierdan si no lo han
descatalogado) creo que no se superará nunca.
Desde el mundo de la canción ligera, una reivindicación clásica del silencio; una llamada contra el ruido, (contra la entropía creciente de las palabras y la tiranía del discurso sesgado, que usa tal entropía para sus malos fines; falseado; del engaño). Pero sólo me adhiero a la belleza de la música y a la reivindicación del silencio. Y a la lucha contra la tiranía general del sentido; la búsqueda del equilibrio ordenado. Nos duele España de nuevo.
ResponderEliminarhttps://www.youtube.com/watch?v=tdoT1qVp6KA
http://www.elmundo.es/opinion/2016/10/01/57ee9bafca474145638b4599.html
El texto central del "Océano de silencio" es, creo, exclusivo de Battiato. Es primordial, esta búsqueda del silencio, que es el silencio de la música; el silencio de la harmonía que no necesita del tiránico sentido que las palabras se ven obligadas a tener y mal exhibir. No sólo es eso. Es que las palabras, como cualquier objeto material, se gastan de tanto mal uso; adquieren desorden intrínseco; entropía. Terminan queriendo decir algo y su contrario a la vez; no sirven, inprecisan. La música, liberada desde el principio, de esta tiranía del sentido -y del discurso sesgado, que usa tal entropía para sus malos fines; falseado; del engaño- es ese silencio "asentuado", aparentemente desprovisto de final, de centro o de principio; porque es un todo en sí: al no necesitar convencer y por tanto engañar, no se ha ido gastando sin remedio; ganando en entropía; convence mucho más. Me desligo, no obstante, del masoquismo remanente que parece impregnar -que yo no veía antes- algunas de las intenciones del cantante italiano y de sus musas; porque es importante empezar a luchar, con plena objetividad y luego fuerza; a favor de tal silencio, en contra de la entropía creciente del discurso humano, a favor de la filosofía.
ResponderEliminar¿ Y qué ha de ser la filosofía ? El buen uso de las palabras; ahorrando palabras si es posible.
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