lunes, 9 de septiembre de 2013

Por una acción militar, limitada, en Siria


Por una acción militar, limitada, en Siria

(Escucho en la TV francesa la propuesta de que haya un control internacional de las armas químicas y que los responsables de su lanzamiento sean juzgados por el Tribunal de "La Haya". Lo que, si se cumple, haría innecesaria la acción militar. Obviamente me alegro, pero dejo intacto mi texto de ayer. Mi texto de ayer, era de ayer. 10 de Septiembre de 2013 J. E)
 
Una carambola de correos electrónicos me ha traído al recuerdo el libro de Karl Jaspers. “El Problema de la culpa”. Espasa libros ed. 1998. (Texto original en alemán de 1946). Un amigo me lo señala en comentario a unas reflexiones que he publicado en este blog acerca de Hanna Arendt, Eichmann, Hoss y ETA. Mi amigo se refería a ETA, y volveré al tema, espero que en fechas próximas, apoyándome en Jaspers.

Me he hecho con el libro y además de los cuatro conceptos de culpa que plantea Jaspers al comienzo de su libro (en base a dos conferencias pronunciadas al poco de terminar la segunda guerra), me he dirigido, pensando en la actual situación, particularmente en Siria, a los apartados “culpa y contexto histórico” y “la culpa de los otros” que trata Jaspers casi al final de su breve libro. Aunque nunca, nunca, hay dos situaciones iguales, de este segundo apartado, por su pertinencia con la actual situación Siria, he copiado par este blog, estos párrafos del libro de Jaspers. 

“A comienzos de verano de 1933, el Vaticano firmó un concordato con Hitler. Von Pappen llevó a cabo las negociaciones. Se trató de la primera gran sanción del régimen de Hitler, una enorme ganancia de prestigio para Hitler. Parecía imposible de entrada, pero fue un hecho. Nos invadió el espanto.

Todos los estados reconocieron el régimen de Hitler. Se oían voces de admiración.

En 1936 se celebró en Berlín la Olimpiada. El mundo entero acudió en masa. Llenos de rabia solo podíamos ver a cada extranjero que aparecía por allí con el dolor de que nos dejaba en la estacada, pero ellos eran tan poco conscientes de la situación como muchos alemanes.

En 1936, Hitler ocupó Renania. Francia lo consintió.

En 1938 apareció en el Times una carta abierta de Churchill a Hitler, en la que se podían leer frases como estas:´si se diera el caso de que Inglaterra cayera en una desgracia nacional comparable con la desgracia de Alemania de 1918, pido a Dios que nos envíe un hombre de su fuerza de voluntad y de su espíritu´ (yo mismo lo recuerdo pero cito según Röpke)

En 1935 firmó Inglaterra, por mediación de Ribbentrop, el pacto naval con Hitler. Ello significaba para nosotros que Inglaterra estaba dispuesta a abandonar al pueblo alemán, si con ello podía mantener la paz con Hitler. Éramos indiferentes para ellos. No habían asumido aún una responsabilidad a escala europea. No solo permanecían quietos ante el crecimiento de la maldad, sino que se entendían con ella. Dejaban que los alemanes se hundieran en un Estado militarista de terror. Claro que se censuraba en sus diarios lo que estaba sucediendo pero no hacían nada (….)

En 1939, Rusia firmó el pacto con Hitler. Gracias a ello la guerra se hizo posible, en el último momento para Hitler – y cuando comenzó la guerra, todos los Estados neutrales, Norteamérica misma, se encontraban al margen -. El mundo no hizo en modo alguno causa común para, mediante un único esfuerzo conjunto, extinguir rápidamente aquel plan infernal”

(…..)

Es verdadero el reproche de que – bajo el terror- hemos permanecido inactivos mientras se cometían los crímenes y el régimen se iba afianzando. Pero podemos recordar que también los otros – sin encontrarse bajo el terror- dejaron igualmente que sucediera, fomentando incluso involuntariamente aquello que no podían considerar como un asunto que les afectara, puesto que sucedía en otro Estado.

¿Tenemos que reconocer que solo nosotros somos culpables?”
 Hasta aquí Karl Jaspers, páginas 106- 108.

 ¿Qué añadir viendo lo que pasa, hoy, en Siria?. Y no solamente en Siria. Me acuerdo de Corea del Norte, de Arabia Saudita y de otros regímenes teocráticos musulmanes, de Al Qaeda cuando tuvo el poder en Afganistán, del asentamiento del franquismo al ganar su guerra, prácticamente hasta la muerte del dictador, de los cincuenta años de Fidel, de Libia, Egipto, de Israel con los palestinos, de Marruecos con los saharianos y muchos mas. Cada día veo más necesaria la gobernanza mundial. Unas Naciones Unidas con capacidad de decisión allá donde haya una violación colectiva y continuada de Derechos Humanos. Evidentemente la ONU que ahora tenemos no vale. Empezando por los cinco países con derecho a voto. Tampoco vale cada Estado un voto. Y más cosas.

Entretanto, de nuevo, ¿qué hay que hacer en Siria?. ¿Acciones diplomáticas contundentes contra el dictador sirio y ponerse, ya en serio, a cambiar la ONU?. Ciertamente pero, ahora, solamente eso no basta. Cada día me inclino más hacia una acción militar inmediata y limitada en el tiempo, con el único objetivo de destruir el mayor número posible de armas químicas en territorio sirio. Estoy de acuerdo con los planteamientos de Obama y Holande aún sabiendo que no tienen tras de si, la mayoría del pueblo americano y francés respectivamente. Consciente de la gravedad de lo que voy a escribir, sin embargo afirmo que “no siempre el pueblo tiene razón”.
 
 9 de Septiembre de 2013.
 Javier Elzo 

 

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