¿Hay que intervenir en Siria?
“Le Monde”, confieso que mi
periódico de cabecera desde hace ya casi 50 años, titulaba su editorial con
fecha del viernes 23 de agosto así: “Siria: la indignación no basta”. El
titular ya dice mucho. Se refería a la matanza del orden de 1.300 personas, muy
probablemente con gas tóxico por las fuerzas del dictador Bachar Al-Assad. A
Siria le defiende otro dictador (blando pero dictador) Vladimir Putin. Europa y
la ONU no saben
qué hacer. Lo entiendo, enrabietado, porque a mi me pasa lo mismo.
Muchos defienden la intervención
armada en Siria. Hace ya años que Bernard Kouchner, cofundador de Médicos sin
fronteras, y después ministro en un gobierno francés, defendía el derecho de
ingerencia cuando había violación flagrante de derechos humanos. Yo también he
defendido esa posición, con una precisión: que la orden venga dada por una
instancia internacional, (la
Unión Europea , la
ONU , por ejemplo) nunca de un solo Estado. Es lo que, de
entrada, personalmente esperaría, en la actualidad, de las Naciones Unidas.
Esta misma tarde leo en “Zenit”, (digamos que órgano oficioso del Vaticano) que ante esa posibilidad, el observador permanente de
Volviendo a Zenit leo que sobre la posibilidad de una intervención armada en caso de que el ataque químico fuera confirmado, Mons. Tomasi fue todavía más rotundo: "La experiencia de intervenciones armadas, similares en Oriente Medio, Irak, Afganistán, han demostrado que no han aportado ningún resultado constructivo. Queda válido el principio: con la guerra se pierde todo".
Estoy confuso. La prudencia está bien en estos casos. (También la defiende el búlgaro Todorov que sabe un rato de dictaduras). Pero la prudencia del Vaticano con el régimen de Hitler, tras muchas lecturas, me parece injustificable. El corazón, y la razón, me hacen estar, hoy, más cerca de la posición del editorial de “Le Monde” que del cardenal Tomasi.
Y ambas cosas, el corazón y la razón, me dicen que necesitamos avanzar hacia una gobernanza mundial. Y ahí, aunque hoy me distancie del cardenal Tomasi, el Vaticano puede jugar un gran papel. Por su experiencia en el “gobierno” de mil doscientos millones de personas.
(Estoy leyendo, y releyendo, a Hanna Arendt. Ayer
vi la película sobre su papel ante el juicio a Eichmann. Hay cosas con las que
no estoy de acuerdo con ella. Pero su figura enaltece al género humano. Así se
avanza en la historia)
Javier Elzo (22/08/2013)
Tambien he visto la pelicula. Reconozco que no había oido hablar de ella pero todavía le sigo dando vueltas a sus teorías sobre el mal. A los pocos dias en el DV Surio escribía tambien sobre ella y dejaba bien claro que su teoría sigue estando plenamente vigente. No se, yo tambien estoy confuso sobre lo de Siria. El ser humano es capaz de lo mejor y de lo peor. Todo depende de las circunstancias. A lo largo de la historia lo hemos visto y seguirá siendo así.
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