domingo, 2 de junio de 2013

Una nueva izquierda conservadora


Una nueva izquierda conservadora

(Un texto reducido de este tema lo publiqué en “El Diario Vasco” (01/05/13)

En las grandes manifestaciones contra “el matrimonio para todos” en Francia ha habido muchos católicos de derechas. En algunos medios se habla y escribe con preocupación, que comparto, del resurgimiento de un neo catolicismo, esta vez anti mayo 68. Pero sería encerrarse en argumentos ideológicas del siglo XIX, y condenarse a no entender lo que está sucediendo en Francia, limitarse a explicar estas manifestaciones como un movimiento de católicos de derechas o, sin más, de gentes de derechas y de extrema derecha. Pues también había personas de izquierdas, cristianas y no cristianas.

(Por cierto el pasado domingo 26 de mayo, a punto de coger el tren en la estación de Montparnasse, de vuelta a casa, me topé con una marea de manifestantes, provenientes sin duda alguna de Iparralde pues, muchos, llevaban ikurriñas junto a la bandera – emblema de los manifestantes, varios niños cogidos por la mano).

Chantal Delsol, filósofa e historiadora de ideas políticas, saluda la presencia de estos manifestantes de izquierdas, que denomina como los orvelianos, como “el nacimiento de una izquierda conservadora”. (En “Le Monde” 25/05/13).  Políticamente son “antifascistas”, incluso “antisistema” pero, también “antitotalitarios”, lo que dice Delsol es “un gran progreso para los socialistas”. Yo diría más bien que es un progreso para los leninistas como Zizek, aunque cabe preguntarse a estas alturas si es posible ser leninista no totalitario, cuestión que “mutatis mutandis” cabe a aplicar a no pocos católicos de derechas, teólogos, obispos y cardenales comprendidos (y alguno de izquierdas también). También digo que sería un gran progreso para los piquetes “antitrabajo” de tantas huelgas como la fracasada del jueves pasado, 30 de mayo

Hanna Arend decia que el totalitarismo consiste en la creencia de que todo es posible. Pues bien, algunas derivas del matrimonio gay (en mi opinión una conquista que considero definitiva, con la universalización del término matrimonio) bajo la desgraciada fórmula que ha adoptado la legislación francesa de “matrimonio para todos”, es un ejemplo de ello, sostiene Delsol. Esta expresión muestra la necesidad del límite y de la protección. Ante uniones aberrantes, incestos, poligamia, hijos a la carta, etc., etc.

Así, al albur de las manifestaciones contra “el matrimonio para todos” está creciendo una nueva ecología que Delsol lo plantea así: “¿por qué aplicar el principio de precaución en nuestras relaciones con la naturaleza  y jamás en las reformas de la sociedad?”. Para concluir que, en el seno de la izquierda, estén surgiendo, además de los ecologistas de la naturaleza, los ecologistas del hombre. 

“En medio de defensores del oso blanco, de la naturaleza en estado puro - por ejemplo rechazando toda organismo genéticamente modificado (abreviado OGM, o  OMG, o GMO, este último del inglés Genetically Modified Organism) que leo en Google que se puede definir como un organismo vivo (vegetal o animal) en el que el material genético (ADN) ha sido alterado de manera artificial, confiriéndole una determinada característica o propiedad que no posee de manera natural- fumadores de hachís en sandalias, los orvelianos, dirá Delsol, son los únicos que recusan el liberalismo, y no solamente donde les apetece, sino que rechazan todo tipo de totalitarismo, imitando a Orwell que no se limitaba a rechazar el fascismo”.

Los nuevos ecologistas de la persona humana, o de la raza humana, expresiones que prefiero a la francesa de “ecologistes de l´homme”, además de criticar el individualismo hedonista que nos invade, sostienen que la libertad de elección tiene sus límites. Debe estar al servicio de la persona. La mera libertad no debe ser el faro supremo que guíe la conducta humana, sino la justicia, el bien común, y la ayuda al necesitado honrado, esto es, a la persona en estado de necesidad que lucha por salir de ella, en la medida de sus posibilidades. Eso sí, sin trampas.

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