lunes, 24 de diciembre de 2012

Navidad 2012


Navidad 2012

 Una buena amiga madrileña, ya entrada en años y casada con un marido de los de antes, me decía, en la navidad de 2009, que ella, siguiendo viejas consignas publicitarias, iba a poner dos pobres en su mesa en Navidad: su hija y su yerno, ambos en el paro y pagando la hipoteca de 40 años por su piso. “Mira Javier, añadió. Una madre es una madre y, aunque este año tampoco me ha tocado la lotería, viendo cómo andan de dinero, incluso les he dado la mitad de mi extra de Navidad”.

Esta Navidad de 2012, Clara, por llamarla así, no podrá hacer eso por sus hijos. Tenía unas “preferentes” en Bankia y sus ahorros tintinean en una bolsa igual de grande pero con menos monedas dentro. Aunque organizará, con sus ahorros, una cena de navidad con los suyos.

La navidad representa momentos de sensaciones fuertes. No siempre, ni para todos, momentos agradables. Para no pocos, la Navidad es el periodo de la falsedad por excelencia, un periodo de hipocresía en el que olvidamos nuestras desavenencias y  rencillas, y escamoteamos nuestros sentimientos más profundos siendo buenos o, aparentando ser buenos, sencillamente porque toca, porque es navidad. Lo que hace que no pocos deseen que la navidad pase cuanto antes. Porque se recuerda la infancia y, cuando uno, como yo, ha llegado ya a la edad de la verdad, no puede no ver que, para muchos, la infancia (y la primera escuela) ha sido un momento infeliz, a veces el más infeliz, de su vida. Y la navidad vuelve los ojos a la infancia. Quisiera, y deseo fervientente, que este no sea el caso de quien se asome hoy a este blog.

Eguberri On. Feliz Navidad. Bon Nadal. Joyeux Noël. Merry Christmas

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