El Comandante de Auschwitz habla. Escrito en 1947
(2 de noviembre de 2013)
Es uno de esos libros que
cabe describir como escalofriante e imprescindible. Entender el horror desde
dentro. Rudolf Hoess fue Comandante del campo de exterminio de Auschwitz. Recibió
la orden de transformar un campo que era de detención de enemigos al régimen
nazi a campo de exterminio de judíos, basicamente. Lo puso en marcha. Ordenó y asistió
personalmente al exterminio en las cámaras de gas de millares de personas. El
libro lo relata, antes de su ejecución ya programada, por sentenciada.
Obviamente trata de justificarse en lo que pueda. Es difícil leer el libro.
Pero, insisto, imprescindible si queremos entender, entre otras cosas, la
banalidad del mal.
Hace años leí (para mi la mejor novela,
si cabe denominarla novela, del siglo XXI) “Les Bienveillants” de
Jonathan Littel. Gallimard, Paris 2006,
En castellano, “Las benévolas” RBA edit. Barcelona 2007. Es una
“novela” sobre la lectura que hace un militar nazi del exterminio. Lo compré
tras una recomendación de Jorge Semprun que debí leer en algún sitio. Lo que
leí en Littel como novela (magníficamente escrita, por algo fue Premio
Goncourt), lo he releído en el relato de Hoess.
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Hay una edición del libro
de Hoess en castellano, “Yo, comandante de Auschwitz” (Ediciones B.
Barcelona 2009, con una introducción de Primo Levi que no he leído.
Yo he leido y trabajado con
el texto en francés Rudolf Hoess “Le Commandant d´Auschwitz parle”.
Editions “La Decouverte ”
Paris 1995, 2005, con el prefacio y la conclusión de Geneviève Decrop
historiada, autora del libro “De los campos al genocidio: la política de lo
impensable” original en francés. Edit. PUG, 1995)
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He aquí la transcripción
de algunas frases del libro de Hoess. Podría poner muchas más, pero no tengo
tiempo para todo.
“Las informaciones
ofrecidas por Hoess han sido, en su gran mayoría, confirmadas por los
historiadores”. (Del prólogo de Geneviève Decrop, pagina 8)
“algunos trabajos de la
historiografía alemana han criticado recientemente la tesis de la sumisión
completa de la sociedad alemana al régimen totalitario: grandes secciones de
autonomía habrían subsistido en la sociedad civil a diferencia de lo que se ha
podido observar en la URSS ,
donde el régimen de terror fue incomparablemente más construido y eficaz” (Del
prólogo de Geneviève Decrop, pagina 18)
(Antes del periodo de la
solución final de exterminación de todos los judíos). “La vida de los reclusos
depende de las disposiciones y de la actitud de los guardianes….no son las
condiciones físicas (de su vida en el campo) lo que hacen la vida de los
reclusos particularmente penosas sino, en primer lugar y esencialmente, las
impresiones imborrables que producían en ellos el arbitrario, la maldad y la
perfidia de individuos indiferentes o viciosos encargados de su vigilancia en
el campo”. (Pág. 93)
“Estoy convencido que en
1935-1936 se hubiera podido liberar tranquilamente, sin el menor daño para los
intereses del Tercer Reich, las tres cuartas partes de los internos por razones
políticas de Dachau” (Pág. 97)
“Cuando durante el verano
de 1941 (los historiadores piensan que probablemente Hoess se confunde y se
trata de 1942) Himmler me ordenó personalmente preparar en Auschwitz una
instalación destinada a la exterminación en masa, y me encargó, a mi mismo, de
esta operación, yo no podía hacerme la menor idea de la envergadura de semejante empresa y del efecto que
tendría.
Había ciertamente en esta
orden algo de monstruoso que sobrepasaba de lejos las medidas precedentes. Pero
los argumentos que me presentó me hicieron aparecer sus instrucciones como
perfectamente justificadas. Yo no tenía que reflexionar; yo tenía que ejecutar
la consigna. Mi horizonte no era suficientemente vasto para permitir que
formara un juicio personal sobre la necesidad de exterminar todos los judíos.
Desde el momento que el
mismo Führer se había decidido a una solución final del problema judío,
un miembro “chevroné” del partido nacional-socialista no tenia cuestiones que
plantearse máxime si era un oficial de de las SS. Führer ordena, nosotros te
seguimos, significaba para nosotros muchos más que una simple formula, que
un eslogan. Para nosotros esas palabras tenían valor de compromiso solemne”
(Pág.
177)
En las conversaciones entre oficiales, sigue Hoess, cuando
eran francas y directas, me planteaban la misma cuestión: “¿es verdaderamente
necesario eliminar centenares de miles de mujeres y de niños?”. En el secreto
del corazón yo me lo planteaba también, constantemente. Pero para consolarles y
tranquilizarles no tenía más que una respuesta posible: invocar las ordenes del
Fuhrer. Estaba obligado a decir que la exterminación de los judíos era
necesaria afín de liberar, de una vez por todas, Alemania y nuestra posteridad,
de nuestros más encarnecidos enemigos”
(Pag 187-188)
“Como en el pasado, me
mantengo fiel a la filosofía del partido nacional-socialista. Cuando, desde
hace 25 años se ha adoptado una idea, a la que uno se adhiere cuerpo y alma, no
se renuncia porque aquellos que debieron realizarla, los dirigentes del Estado
nacional-socialista, hayan cometido errores y actos criminales que han
levantado contra ellos el mundo entero y hundido en la miseria, por decenas de
años, el porvenir del pueblo alemán. Por mi parte, soy incapaz de tal
renuncia”. (Pág. 216)
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Voy a traducir y
trascribir, literalmente, cómo relata Hoess algunas escenas justo antes de que
algunos judíos fueran introducidos en las cámaras de gas para su exterminación.
Hay que añadir que Hoess tenía la obligación de controlar, incluso
personalmente en muchos casos, el desarrollo del proceso final: selección de
candidatos a la muerte- quedaban excluidos los que podían trabajar para la
industria nazi, hasta que por agotamiento, ya sin fuerzas para trabajar, eran
gaseados -, les exigen que se quitaran todas las vestiduras con la excusa de
que iban a ducharlos e ingresaban, de hecho, en las cámaras de gas donde les
acompañaban, hasta la misma puerta, miembros del “Sonderkomando”, judíos
muchos, encargados de controlar la operación, y uno o dos oficiales nazis.
Hoess a veces estaba en la propia puerta de entrada a la cámara de gas. He aquí
unos testimonios tal y como él los relata
“He constatado como
mujeres, ya conscientes de su destino, que, con un miedo mortal en la mirada,
encontraban aun la fuerza de jugar con sus niños y tranquilizarlos. Una de
ellas se me acercó mientras pasaba y me dijo en voz baja, mostrándome a sus
cuatro niños que se tenían de la mano para ayudar al más pequeño a marchar:
´¿Cómo pueden tomar la decisión de matar a estos preciosos niños?. ¿No tiene
Usted corazón?.” (Pág. 183)
Cierra su texto en febrero de 1947 con estas
frase: “Que el gran público continúe considerándome como una bestia feroz, un
sádico cruel, como el asesino de millones de seres humanos: Las masas no sabrán
hacerse otra idea del anterior comandante de Auschwitz. No comprenderán jamás
que, yo también, tenía un corazón….” (p.222)
El 2 de Abril de 1947, en
cumplimiento de una sentencia, Rudolf Hoess fue ahorcado en Auschwitz.
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