domingo, 3 de noviembre de 2013

El Comandante de Auschwitz habla. Escrito en 1947


El Comandante de Auschwitz habla. Escrito en 1947

(2 de noviembre de 2013)

Es uno de esos libros que cabe describir como escalofriante e imprescindible. Entender el horror desde dentro. Rudolf Hoess fue Comandante del campo de exterminio de Auschwitz. Recibió la orden de transformar un campo que era de detención de enemigos al régimen nazi a campo de exterminio de judíos, basicamente. Lo puso en marcha. Ordenó y asistió personalmente al exterminio en las cámaras de gas de millares de personas. El libro lo relata, antes de su ejecución ya programada, por sentenciada. Obviamente trata de justificarse en lo que pueda. Es difícil leer el libro. Pero, insisto, imprescindible si queremos entender, entre otras cosas, la banalidad del mal.

Hace años leí (para mi la mejor novela, si cabe denominarla novela, del siglo XXI) “Les Bienveillants” de Jonathan Littel. Gallimard, Paris 2006,  En castellano, “Las benévolas” RBA edit. Barcelona 2007. Es una “novela” sobre la lectura que hace un militar nazi del exterminio. Lo compré tras una recomendación de Jorge Semprun que debí leer en algún sitio. Lo que leí en Littel como novela (magníficamente escrita, por algo fue Premio Goncourt), lo he releído en el relato de Hoess. 

xxx

Hay una edición del libro de Hoess en castellano, “Yo, comandante de Auschwitz” (Ediciones B. Barcelona 2009, con una introducción de Primo Levi que no he leído.

Yo he leido y trabajado con el texto en francés Rudolf Hoess “Le Commandant d´Auschwitz parle”. Editions “La Decouverte” Paris 1995, 2005, con el prefacio y la conclusión de Geneviève Decrop historiada, autora del libro “De los campos al genocidio: la política de lo impensable” original en francés. Edit. PUG, 1995)

Xxxxxxxxxxxxxxxxxx

 
He aquí la transcripción de algunas frases del libro de Hoess. Podría poner muchas más, pero no tengo tiempo para todo.
“Las informaciones ofrecidas por Hoess han sido, en su gran mayoría, confirmadas por los historiadores”. (Del prólogo de Geneviève Decrop, pagina 8)

“algunos trabajos de la historiografía alemana han criticado recientemente la tesis de la sumisión completa de la sociedad alemana al régimen totalitario: grandes secciones de autonomía habrían subsistido en la sociedad civil a diferencia de lo que se ha podido observar en la URSS, donde el régimen de terror fue incomparablemente más construido y eficaz” (Del prólogo de Geneviève Decrop, pagina 18) 

(Antes del periodo de la solución final de exterminación de todos los judíos). “La vida de los reclusos depende de las disposiciones y de la actitud de los guardianes….no son las condiciones físicas (de su vida en el campo) lo que hacen la vida de los reclusos particularmente penosas sino, en primer lugar y esencialmente, las impresiones imborrables que producían en ellos el arbitrario, la maldad y la perfidia de individuos indiferentes o viciosos encargados de su vigilancia en el campo”. (Pág. 93)

“Estoy convencido que en 1935-1936 se hubiera podido liberar tranquilamente, sin el menor daño para los intereses del Tercer Reich, las tres cuartas partes de los internos por razones políticas de Dachau” (Pág. 97)

“Cuando durante el verano de 1941 (los historiadores piensan que probablemente Hoess se confunde y se trata de 1942) Himmler me ordenó personalmente preparar en Auschwitz una instalación destinada a la exterminación en masa, y me encargó, a mi mismo, de esta operación, yo no podía hacerme la menor idea de la envergadura  de semejante empresa y del efecto que tendría. 

Había ciertamente en esta orden algo de monstruoso que sobrepasaba de lejos las medidas precedentes. Pero los argumentos que me presentó me hicieron aparecer sus instrucciones como perfectamente justificadas. Yo no tenía que reflexionar; yo tenía que ejecutar la consigna. Mi horizonte no era suficientemente vasto para permitir que formara un juicio personal sobre la necesidad de exterminar todos los judíos.

Desde el momento que el mismo Führer se había decidido a una solución final del problema judío, un miembro “chevroné” del partido nacional-socialista no tenia cuestiones que plantearse máxime si era un oficial de de las SS. Führer ordena, nosotros te seguimos, significaba para nosotros muchos más que una simple formula, que un eslogan. Para nosotros esas palabras tenían valor de compromiso solemne”
(Pág. 177)

En las conversaciones entre oficiales, sigue Hoess, cuando eran francas y directas, me planteaban la misma cuestión: “¿es verdaderamente necesario eliminar centenares de miles de mujeres y de niños?”. En el secreto del corazón yo me lo planteaba también, constantemente. Pero para consolarles y tranquilizarles no tenía más que una respuesta posible: invocar las ordenes del Fuhrer. Estaba obligado a decir que la exterminación de los judíos era necesaria afín de liberar, de una vez por todas, Alemania y nuestra posteridad, de nuestros más encarnecidos enemigos”  (Pag 187-188)

“Como en el pasado, me mantengo fiel a la filosofía del partido nacional-socialista. Cuando, desde hace 25 años se ha adoptado una idea, a la que uno se adhiere cuerpo y alma, no se renuncia porque aquellos que debieron realizarla, los dirigentes del Estado nacional-socialista, hayan cometido errores y actos criminales que han levantado contra ellos el mundo entero y hundido en la miseria, por decenas de años, el porvenir del pueblo alemán. Por mi parte, soy incapaz de tal renuncia”. (Pág. 216)

 Xxxx

Voy a traducir y trascribir, literalmente, cómo relata Hoess algunas escenas justo antes de que algunos judíos fueran introducidos en las cámaras de gas para su exterminación. Hay que añadir que Hoess tenía la obligación de controlar, incluso personalmente en muchos casos, el desarrollo del proceso final: selección de candidatos a la muerte- quedaban excluidos los que podían trabajar para la industria nazi, hasta que por agotamiento, ya sin fuerzas para trabajar, eran gaseados -, les exigen que se quitaran todas las vestiduras con la excusa de que iban a ducharlos e ingresaban, de hecho, en las cámaras de gas donde les acompañaban, hasta la misma puerta, miembros del “Sonderkomando”, judíos muchos, encargados de controlar la operación, y uno o dos oficiales nazis. Hoess a veces estaba en la propia puerta de entrada a la cámara de gas. He aquí unos testimonios tal y como él los relata

“He constatado como mujeres, ya conscientes de su destino, que, con un miedo mortal en la mirada, encontraban aun la fuerza de jugar con sus niños y tranquilizarlos. Una de ellas se me acercó mientras pasaba y me dijo en voz baja, mostrándome a sus cuatro niños que se tenían de la mano para ayudar al más pequeño a marchar: ´¿Cómo pueden tomar la decisión de matar a estos preciosos niños?. ¿No tiene Usted corazón?.” (Pág. 183)

 Cierra su texto en febrero de 1947 con estas frase: “Que el gran público continúe considerándome como una bestia feroz, un sádico cruel, como el asesino de millones de seres humanos: Las masas no sabrán hacerse otra idea del anterior comandante de Auschwitz. No comprenderán jamás que, yo también, tenía un corazón….” (p.222)

El 2 de Abril de 1947, en cumplimiento de una sentencia, Rudolf Hoess fue ahorcado en Auschwitz. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario