(Publicados en “El Correo y el DV, los días 16 y 19 de Abril de 2002)
La
perspectiva legal. No voy a
entrar en esa cuestión por incompetencia manifiesta, pero sí quiero manifestar mi
desazón ante la cronología y la lógica de los hechos. El Gobierno Espanol,
desde hace tiempo, busca declarar ilegal a Batasuna. Lo intentó hace meses
pretendiendo, infructuosamente, que lo hiciera la Union Europea. Al no
conseguirlo, pues le dijeron que el Batasuna era un partido legal, decidió que
hay que modificar las leyes para que lo que ayer fuera legal hoy deje de serlo.
Pero yo no veo en qué Batasuna sea hoy tan diferente de lo que ha sido Herri
Batasuna desde su creación para merecer tal cambio en la legislatura vigente.
Por otra parte, algunos
artículos de las leyes vigentes como, por ejemplo, los referidos a las
manifestaciones y la apología del terrorismo no han sido prácticamente aplicados
creando una situacion de impunidad en las gentes de HB y, mas aún, en los jóvenes
de la kale borroka que ya señalamos en nuestro Informe sobre la violencia
juvenil del año 1995. Si determinadas
leyes parecen deber modificarse, hágase pero sin ilegalizar por tanto a
un partido político que, se quiera o no, recibe el refrendo de miles y miles de
ciudadanos.
Ultimamente el
Ministro Rajoy con ocasión de alguna detención de un miembro de Batasuna (o de
Jarrai, o Segi) señala que tales hechos prueban que Eta y Batasuna son la
misma. Con esa lógica parece evidente concluir que Eta, obviamente, fuera de la
ley, también deba estarlo Batasuna. Sostengo, por contra, que una cosa es que
Eta (y Batasuna y Segi y una larga serie de organismos) estén en lo que, ellos
mismos denonimaron en su dia como MLNV, y otra decir que todos son lo mismo. En
fin, resulta preocupante que en un Estado de Derecho, cuando no se ha sido
capaz de condenar acciones ilegales de un organismo se opte, asimilándolo sin
más a otro, Eta, se decida ilegalizarlo. Cambiando a proposito las leyes. Esto
me trae muy malos recuerdos. Por eso la desazón que señalaba líneas arriba.
La perpectiva ética. Aquí la pregunta es otra : ¿Que diagnóstico
ético cabe hacer del comportamiento de Batasuna actuando como organizacion
politica ?. Creo que en este punto estamos sobradamente cargados de
razones, intelectuales y emocionales, para repudiar sin paliativos de ningún
género el proceder de la dirección de Batasuna. Ha sido en sus manifestaciones
donde se ha gritado “Gora Eta militarra”, “Eta, herria zurekin”, “Eta matalos”...
Son ellos los que han cedido parte de su espacio electoral a Eta. Son ellos los
que cuando Eta asesina miran a otro lado, se lamentan y no siempre y, si han de
dar explicaciones, todo lo engloban en el conflicto no resuelto, en la
ineficacia de las condenas etc. Batasuna no es Eta, ciertamente, pero es hija
de Eta al par que su soporte sociológico. De ahí que nunca Batasuna se haya
opuesto a Eta.
La dirección de
Batasuna merece además la reprobacion de la sociedad vasca por su
comportamiento ante el sufrimiento de tanta gente que debe vivir atemorizada.
Solamente por pensar de forma distinta a ellos. Es una especie de terrorismo
intelectual el que Eta y Batasuna ejercen sobre las mentes de los ciudadanos
vascos. Ante esta grave acusacion Batasuna responde con sus presos, pero no
valen equidistancias. Sus gentes son perseguidas cuando se sospecha que pueden
cometer atentados o porque los han cometidos. Ciertamente ha habido y hay
abusos (torturas, malos tratos, detenciones por defender ideas sin relacion
alguna con el terrorismo) pero todavia hay una justicia independiente y los
detenidos pueden defenderse. Sin embargo los condenados por Eta son asesinados
sin apelacion posible, sin defensa alguna más que la que le pueda proporcionar
su prudencia y la pericia de sus escoltas. Todo esto es obvio pero
desgraciadamente no lo es para la dirección de Batasuna quienes, puestos en la
alternativa de optar entre una decision de Eta de asesinar a personas concretas
en razón de sus objetivos politicos y el derecho a la vida de esas mismas personas,
siempre han optado por la decision de Eta. Si la cuestion de la ilegalizacion
se planteara en términos éticos, del deber ser, no cabe duda alguna y Batasuna
debería ser ilegalizada.
La cuestion humana. En Euskadi no hay, afortunadamente, dos
comunidades enfrentadas como en Irlanda, Palestina o en los Balcanes. Además,
hay que decirlo una y mil veces, la inmensa mayoria de los ciudadanos vascos se
sienten vascos y españoles al mismo tiempo, aunque con un claro ascendiente
hacia lo vasco.
Además, en muchas familias sus miembros se situán en posiciones muy divergentes en el espectro identitario. Y la mayoría de esas familias se acomoda razonablemente bien con esta situacion. Lo anterior es todavía más cierto, si pensamos en los lugares de trabajo, de ocio, reunión, en la sociedad vasca en suma. Esta es la realidad sociológica vasca. La pregunta se impone. En este ámbito de las relaciones humanas, de la cotidianidad de nuestras familias, de nuestras escuelas, de nuestros lugares de trabajo, de nuestra sociedad civil, la ilegalizacion de Batasuna, ¿va a resolver problemas o los va a agudizar ?. Mi respuesta es que va a agudizar el conflicto. ¿Como podremos, en efecto, convivir con, digamos, 150.000 o 200.000 ilegales con los que nos topamos en nuestra familia, en nuestro vecindad, en nuestro trabajo, en nuestro taller, escuela, universidad, hasta en la propia policía ?.
Ya sé que a este
argumento se puede oponer otro que debo considerar. Hay un número muy
importante de amenazados que se quejan de la indiferencia de la sociedad vasca,
de la nacionalista básicamente, y que están clamando por el aislamiento de
Batasuna. Entienden que no es posible que la sociedad vasca siga dando vueltas
a los temas, políticos y otros, como si en su seno no hubiera una proporción
importante de conciudadanos que viven bajo la continua amenaza de ser
asesinados. Exigen una rebelión cívica, un enfrentamiento directo con Batasuna
y, consecuentemente, están por su ilegalización. Creo comprender
suficientemente su estado de ánimo y me siento emocionalmente próximo a ellos,
así como a algunos de sus planteamientos pero disiento, intelectualmente, de su
análisis. Entre otras, por estas dos razones. En primer lugar porque la
ilegalización de Batasuna no veo en qué iba a mejorar la situación de los
amenazados. Además, frente a la dirección de Batasuna, creo más eficiente su
aislamiento institucional (no gobernar con ellos), político (no utilizar sus
votos en las cuestiones de calado político), socio- institucional (por ejemplo
no saliendo a manifestarse con ellos en cuestiones que afecten a derechos
humanos, pues ellos no los aplican en el derecho a la vida de los que difieren
de sus planteamientos) y un etcétera a discutir. Pero estoy en contra, por
contraproducente, amén de imposible en muchos casos, del aislamiento social
puro: no entrar en sus tiendas, no saludar a sus gentes, excluirlos de
tertulias de amigos etc.
Así mismo sigo
defendiendo la vía del diálogo, del encuentro, de la discusión con Batasuna. Sin
angelismos, ciertamente. Puede haber momentos en los que ese diálogo sea
imposible. Batasuna no es un partido como los demás. De ahí que tampoco puede
pretender a un tratamiento como los demás. Además, ya lo he dicho mas arriba,
la situacion en Euskadi, afortunadamente para nosotros, no es tan grave como en
Palestina, aunque, a la postre hay dos formas de abordar los conflictos
violentos de larga duración: la formula Sharon o la formula Barak. La eliminación
del adversario sin poner las bases para la resolución definitiva del conflicto
o el diálogo prolongado y constante luchando al mismo tiempo, con determinación
e inteligencia, contra el terrorismo, siempre bajo la égida de los derechos
humanos. Puede ser más lento, y aún eso está por ver, pero es más duradero y
más justo. Esto nos lleva a la perspectiva política, objeto del próximo
artículo.
¿Hay que ilegalizar Batasuna? y II.
Tras haber abordado
en el anterior artículo las perspectivas legales, éticas y humanas de la
posible ilegalización de Batasuna reflexionamos ahora desde la perspectiva política,
probablemente la más importante de las cuatro perspectivas en este momento. La
pregunta aquí es muy simple: la ilegalización de Batasuna, ¿supondría una
ventaja o una desventaja para acabar lo mas rápida, eficaz y definitivamente
con Eta?. Se pueden presentar argumentos a favor y en contra. Veamos algunos.
Se dice que puede ser
eficaz pues ya se ha intentado todo lo demás, sin éxito. Parecería que solo
queda por ensayar la ilegalización del brazo político de Eta. Pienso, sin
embargo, que no se ha ensayado todo, ni mucho menos. Uno de los peores momentos
de Eta, si no el peor, fue tras la caída de la cúpula de Eta en Bidart. Sin
embargo, una reacción inteligente de HB (para sus fines, claro está) con el
Plan Oldartzen, la ruptura del Pacto de Ajuria Enea y, por último, el rechazo
del PP, con el seguidismo del PSOE, al Plan Ardanza dio al traste con una ocasión
de oro. Habrá que volver, es mi opinión, a un nuevo Plan que aglutine al menos
a tantos como el Pacto de Ajuria Enea.
Es sabido, por otra
parte, que no todos, ni la mayoría, de los votantes a Batasuna aprueban las
acciones de Eta. En este orden de cosas se arguye que si Batasuna fuera
ilegalizada muchas de esas personas abandonarían Batasuna, ya más que incómodas
ante la nueva situación. Me parece argumento a tener en cuenta máxime ahora que
se ha desgajado de Batasuna el colectivo Aralar e, incluso recientemente, ha
surgido la propuesta donde están además de Aralar, EA, Batzarre, AB, etc. Esta
situación, por otra parte, resta valor al planteamiento de quienes se oponen a
la ilegalización cuando afirman, con razón, que lo que hay que perseguir son
los delitos y no las personas en razón de sus ideas. Pero no veo diferencias
entre las ideas finales que defienden Aralar y Batasuna mientras que esas diferencias son evidentes
en su modo de hacer política y en sus relaciones con Eta, por lo que hoy es
posible defender los planteamientos finalistas de Batasuna en una organizacion
política legal, Aralar, desmarcándose nítidamente de la violencia y de su
legitimación. En consecuencia no vale decir “no estoy de acuerdo con Eta pero
soy de Batasuna” y escudarse en la libertad de ideas para condenar la
ilegalización.
Pero el efecto de la
ilegalización de Batasuna puede ser bien distinto, especialmente en los mas
aguerridos de entre ellos y, quizás también, entre los que dudan y están incómodos
en Batasuna, precisamente por la actitud que su dirección mantiene hacia Eta. Mi
hipótesis es que los primeros, los que aprueban las acciones de Eta no solo no
saldrían de Batasuna sino que se arredrarían. Respecto de los demás tengo
muchas dudas. Quizás con los que más claramente están contra las acciones de
Eta, mediante una campaña inteligente del nacionalismo vasco valorizando Aralar
y el último movimiento de EA, Aralar etc., la ilegalización podría tener
efectos positivos. Hay que añadir que sería necesaria la misma inteligencia política
en el PP y en el PSOE. Pero aún en esta hipótesis, la más favorable, hay que
señalar que como consecuencia de la ilegalización de Batasuna, la diferenciación,
real al día de hoy, entre Eta y Batasuna se difuminaría y nos encontraríamos,
no con unos (pocos) centenares de
ilegales aguerridos y dispuestos a todo, como ahora con los militantes de Eta y
la kale borroka, sino con muchos miles enardecidos por la ilegalización. Huelga
decir que en la hipótesis mas pesimista, esa cifra puede multiplicarse por dos
e incluso por tres. Creo que correríamos un riesgo real de que se produjera un
apiñamiento, un cerrar filas, un sentimiento de resistencia, de consecuencias
imprevisibles. Podría dar lugar a una guerra de guerrillas con un ejército en
la sombra de varios miles de personas dispuestas a todo.
Como corolario a lo
anterior hay otro riesgo sobre el que es preciso reflexionar seriamente, y es
el de hacer de Batasuna (ya uno con Eta por mor de la ley que no de la realidad
social, insisto) el referente del nacionalismo vasco como pudo serlo Eta en el
tardofranquismo y en los albores de la democracia hasta las primeras elecciones
libres. No hay que olvidar que Eta fue, incluso para muchos hoy furibundos
antinacionalistas, uno de los referentes de la lucha antifranquista mientras
otros no tuvimos nunca duda de la compleja naturaleza de Eta y nos posicionamos
hace treinta y más años contra Eta. Muchos desde el nacionalismo vasco. Pues bien, la ilegalización de Batasuna afianzaría
y apuntalaría la polarización nacionalismo vasco versus nacionalismo español. Sin
embargo, en el País Vasco no hay solo ni principalmente un conflicto entre
nacionalistas y no nacionalistas, ni entre demócratas y violentos. Estamos ante
algo más complejo: qué modelo de sociedad y soberanía se quiere implementar, qué
modo de identidad se proyecta para el futuro y aquí la linea divisoria pasa por
un modelo esencialista, vasco o español, de signo nacional-estatalista (una
nación, un estado) frente a un modelo de soberanías compartidas, de identidades
múltiples en estados cosmopolitas y plurinacionales. En otras palabras,
sociedades unitarias frente a sociedades plurales, sociedades multiétnicas y
multinacionales frente a sociedades interétnicas e inter-nacionales. El primer
modelo nos lleva al pasado. El segundo abre vías para el futuro. En el primero
se inscribe, en mi opinión, la ilegalización de Batasuna. El segundo, es la
puerta para la resolución definitiva del contencioso vasco.
Pero además debemos
preguntarnos en qué va a consistir concretamente la ilegalización de
Batasuna . Para empezar en que no van a poder presentarse, con ese nombre,
a las elecciones. Pero Batasuna puede muy acomodarse a determinadas exigencias
que se quieren imponer a los partidos políticos y presentarse, de nuevo, como
un partido legal. Por ejemplo, pueden prescindir de presos políticos en las
listas electorales, eliminar o camuflar la utilización de determinados símbolos,
tener aún más cuidado en la forma de expresarse (ya aprendimos a entendernos y
a escribir entre líneas durante el franquismo y entonces todo estaba
ilegalizado), de tal suerte que, con la inventiva que les caracteriza,
reinventarán La Codorniz y así un largo etcétera. Ya lo hacen. Recuérdese: los
jueces y fiscales se vuelven locos para poder encontrar delitos en sus textos a
los que imputar la incitación a la violencia o la apología del terrorismo. El
último ejemplo lo tenemos en el intento de aplicarlo a Otegi tras el reciente Aberri
Eguna. ¿Cómo van a probar que el nuevo partido político promueve el terrorismo,
que es cómplice del terrorismo, peor aún, que es lo mismo que Eta, como
pretende el Ministro Rajoy?
Concluyendo. Si abordáramos la cuestión de la ilegalización
de Batasuna bajo el prisma de la ética, de la legitimidad moral, no veo duda
posible: su dirección se ha ganado hace mucho tiempo la reprobación de la
inmensa mayoría de la sociedad vasca. Obviamente, no cabe duda alguna, tampoco,
de la necesidad de aplicar la ley hacia las acciones delictivas en que puedan
incurrir. Por el contrario no veo la pertinencia de la ilegalización de
Batasuna cuando muchas leyes imputables no se le han aplicado. En fin, tengo
muchas dudas sobre la eficacia de la ilegalización tanto desde la perspectiva
política como desde la humana y, tras analizar y sopesar las posibles ventajas
y desventajas de tal medida, creo que las incertidumbres y los riesgos que conllevaría
la ilegalización son muy superiores a sus posibles ventajas. La conclusión se
me impone: aplíquese la legislación vigente, modifíquese este o aquel
articulado de la ley si es preciso, búsquese la unidad de los partidos políticos
en la lucha antiterrorista, pero no se cambie la ley “ad casum” para
ilegalizar a Batasuna, excluyendo así del juego democrático a miles y miles de
vascos. Con el riesgo añadido de convertirlos en un ejército en la sombra.
En la Abadia de Scourmont, Pascua de 2002
Javier Elzo
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