martes, 14 de junio de 2016

La estúpida (no) seguridad francesa en la frontera de Biriatu, y en más sitios. Con un añadido


La estúpida (no) seguridad francesa en la frontera de Biriatou, y en más sitios
 

Comprendo y, en lo que puedo y cabe, comparto la preocupación de los franceses, y de su Gobierno, al ser una de las dianas preferidas del terrorismo yihadista. Pero algunas de las medidas que han adoptado rayan, siendo benévolos en la calificación, en lo estúpido. Es, simplemente “faire semblant de”, (“hacer como si ”)…Verán.

Ayer, lunes, me desplacé de mi domicilio en Donostia San Sebastián al aeropuerto de Biarritz a recoger a una persona. Ya sabía por la prensa que había retenciones en la frontera y consulté la Web “Trafikoa.eus”, antes de salir. Más aún, mi hijo, más ducho que yo en esto de las nuevas tecnologías me llamó, pasadas las 14,30 para decirme que en no sé qué webcam veía la frontera de Biriatou despejada, limpia de coches. Como sé por experiencia de años y haber vivido cerca de fronteras francesas (también en Bélgica cuando no estaba en Lovaina) que los gendarmes hacen un receso para almorzar (lo que bien saben todos los contrabandistas) pensé que eso era lo que había visto mi hijo. (En el Teleberri de ETB de hoy, martes 14, a las 15.30 veo como su corresponsal en Iparralde, señala que por la mañana ha habido colas de hasta 9 km pero que en esos momentos el tráfico era bastante fluido)

De hecho, ayer, a las 15.00 ya estaba en el coche saliendo del parking. El avión tenía prevista la llegada a las 16.40, como lo hizo pues era de ¡Hop!, y no de Air France cuyos pilotos habían decidido hacer huelga aprovechando la Copa de Europa. Ya en la autopista compruebo en los paneles indicadores de incidencias que hay una cola de cuatro km. en la frontera de Biriatou. Los gendarmes ya habían terminado su almuerzo. Decido salir de la autopista en el peaje de Irún y cruzar la frontera, sea por Hendaya, sea por Behobia. Lo hago por Hendaya y, como yo, una buena retahíla de coches. Incluso un enorme camión que justamente me precede. Ningún gendarme a la vista. Decido seguir camino hasta Behobia, ya en territorio francés y, aunque con dudas, me inclino por coger la N.10 y subir hasta San Juan de Luz Sur, donde, de nuevo cojo la autopista. Llego con mucho tiempo al aeropuerto de Biarritz.

La vuelta a casa la hacemos, mi acompañante y yo, por la autopista. En la frontera de Biriatou constato que los gendarmes, protegiendo el buen desarrollo de la Copa de Europa, han abierto solamente dos carriles creando así (dando lugar, originando, etc.) colas en las que se agolpan en, supongo que irritada espera, camiones y más camiones. Tantos que la cola no solamente ocupa todos los kilómetros que hay entre la frontera y el peaje de Irún (unos 7 Km, creo recordar), sino que la rebasa hasta más allá del área de servicio, dirección Irún, (kilómetro y medio, digo yo).

La estupidez e inutilidad de la medida es evidente. Lo que yo hice para zafarme del descontrol organizado por la gendarmería francesa en Biriatou lo hicieron muchos usuarios que ya saben de sus usos y costumbres y sospecho, ¡ay!, que también que todo terrorista que se precie.

Paro hay más. Los franceses, creo que en tiempos de Giscard idearon el plan Vigipirate. Lo entiendo, por supuesto. Pero con algunas medidas llegan al ridículo y, lo que es peor, a la inoperancia. Podría multiplicar los episodios que personalmente he vivido, pero me limitaré a dos y a una observación. Estuve visitando a mi hija en Grenoble hace un mes, más o menos. El día de mi vuelta, como llovía, mi hija me dio un paraguas ya muy deteriorado para echarlo a la basura cuando llegara a la estación de tren. Así intenté hacerlo delante de un gendarme quien me impidió diciendo que estaba prohibido. Literalmente me dijo que, en razón del plan Vigipirate, estaba prohibido. Me excusé y subí al tren, en cuyo portamaletas se quedó el paraguas cuando descendí en París.

El otro ejemplo lo tomo de los controles que realizan al entrar en las salas de conciertos que frecuento en Paris. Han colocado unos vigilantes quienes si llevas una bolsa te invitan a abrirla para que la miren, pues rara vez pasan de ahí y no meten su mano en el bolso para constatar qué hay dentro. Yo que estoy muy cabreado con estas cosas, como ya habrá comprobado el lector que hasta aquí haya llegado en su lectura, en alguna ocasión he colocado un periódico abierto en mi maletín de tal suerte que oculte un pequeño paraguas. ¿Hace falta añadir que no lo detectaron?  Por otra parte,  si vas vestido con una chaqueta te piden, muy cortésmente, que la abras para una mera inspección visual. Pero a nadie se le oculta que un terrorista puede llevar un arma pegado a la espalda.

Una observación. Nunca he visto control alguno para entrar al metro. Y rara vez para subir a un tren. Ni en Grenoble, ni en la Gare de Lyon y muy, muy rara vez en Paris Montparnasse. Podría también escribir sobre la estupidez de la T4 en Madrid, y en la práctica totalidad de aeropuertos, en los que no dejan pasar una mini-tijera y después, en un restaurante, ya pasados los controles policiales (a 50 metros en el restaurante “La Pausa” en Madrid), te dan de comer un filete con cuchillo y tenedor. O en el mismo avión.

¿Por qué lo hacen? No quiero alargarme más. Señalaré dos motivos. Por hacer como que se ocupan de la seguridad y acallar las críticas, que las habría, en esta sociedad de la queja por la queja, por un lado y, en los aeropuertos, para curarse en salud ante las compañías de seguros, quienes si hubiera un atentado se negarían a pagar un céntimo alegando que no se habían puesto los mecanismos de seguridad que los expertos (ellos también para curarse en salud) habrían diagnosticado.   

P.D. Leo en la prensa vasca de hoy (22/06/16) que, el día de ayer, las colas para atravesar Biriatu eran de 20 Km. En el Teleberri de hoy al medio día vuelven a hablar de colas kilométricas y que,el Gobierno Vasco ha pedido hablar con el SubPrefecto de Bayona. Será pena perdida. Si le recibe.

La actitud del Gobierno Francés permitiendo esta sin razón no tiene nombre. Es preciso decirlo alto y claro. NO GARANTIZA EN NADA LA SEGURIDAD. Mantener una cola de 20 km de camiones en pro de la seguridad de Eurocopa, toda persona mínimamente sensata  sabe que no garantiza en absoluto la seguridad. Es una medida inútil. Mañana, día 23 conozco a una persona que tiene que ir Biarritz a recoger a una persona. Obviamente hará algo similar a la que hice yo hace 10 días: pasará la frontera por otro sitio que por Biriatu. Con el cabreo de tener que dar un rodeo y perder el tiempo por la ingente estupidez de las autoridades francesas.

Pero hay más.. Sabiendo, como saben, las colas y retrasos que están generando, que solamente mantengan abiertos dos de las 5 o 6 carriles que creo que hay en Biriatu, dirección Francia, no sé como calificarlo: desprecio, burla, desfachatez, incompetencia radical, o quizás como me dice un amigo para estas formas de hacer daño innecesario "animus jodiendi". Por cierto la frontera francesa de Biriatu (no hay frontera en el lado española) ha sido arreglada hace un par de años, mas o menos. También la zona de peaje a escasos 100 metros de la frontera. Pero lo han hecho tan rematadamente mal que no es posible invertir el sentido del peaje a tenor de la densidad de trabajo en uno u otro sentido de la circulación, como es el caso en el peaje español. Con lo que durante el tránsito de marroquíes durante el verano, sea a la ida a su casa, sea a la vuelta, la estulticia francesa provoca gigantescas colas n el peaje de Biriatu.

¿Es que son tan tontos o hay que pensar en cosas peores?. ¡Ay!, ¿donde han quedado aquellos tiempos en los que cruzar la frontera de Irún era abrirse a un espacio de libertad?.

2 comentarios:

  1. Estamos ante una auténtica realidad virtual; en que lo virtual y falso se vuelve, por desgracia, tan real como lo real de verdad que nos circunda. No se sabe ya qué es mentira ni qué es verdad y la gente ha empezado a votar a partidos nuevos que mienten y engañan bastante más que los partidos viejos. Profesionales sistemáticos del engaño, cuando no de la estafa pura y simple. Hace unos años, cuando los tristes sucesos criminales de Francia no habían ocurrido, me fui a París en avión desde Bilbao pasando por Madrid, porque el vuelo era *bastante más barato* retrocediendo por Madrid (paradoja estúpida) y yo tenía tiempo y debilidad económica a la vez. Por alguna razón que no entiendo bien, porque como a Molière no me gustan los médicos -careciendo yo su talento, su humor; pero constato que escribo mis comentarios ordenariles (1)en prosa, de una manera natural- bebo cuatro litros de agua por día; tengo una sed casi constante. Pues bien, me quitaron en los controles policiales o de personal de seguridad privado, varias veces seguidas el agua. A la salida de Bilbao me permitieron beberla en parte, en los demás sitios me la quitaron sin ninguna opción alternativa. Y a cada vez pude recomprarla en alguna máquina de distribución de bebidas o en algún bar interno del aeropuerto y entrar en el avión, triunfante, con un botellín de agua nuevo. El avión de vuelta para Bilbao salía de Madrid hacia las 10 de la noche, a la que había llegado vía París; con tiempo para darme una vuelta por la capital de España. Me hicieron un control tan desagradable en la salida de la ciudad castellana, mucho peor que el de París, que pensé que sólo podía ser una broma y me dejaron sin saber de qué puerta exactamente salía el avión. Agradezco a un guardia civil que vino a decirme que siguiera todo recto sin miedo durante mucho tiempo, que lo encontraría, que no desfalleciera, que llegaría a buen puerto. Anduve, por un aeropuerto vacío, unos *dos kilómetros* por un pasillo inmenso, paralelo a las puertas por donde salen los muy diversos aviones, sin ver a nadie; yo sólo; no había nadie más; preguntándome si aquello era un broma de mal gusto o qué era aquello; llegué a pensar que había pasado algo muy grave y que habían suprimido todos los vuelos, ¿ pero porqué no me lo decían ? hasta que muy a lo lejos vi a gente esperando y era, con gran alivio cuando por fin llegué, en el lejano extremo opuesto de donde yo venía y había pasado el duro y mal educado control pseudo-policial, el avión para Bilbao. Llegamos sin problemas ; aunque recuerdo que salimos con retraso porque entró a última hora, un técnico de aviación, con una caja de herramientas bien visible en la mano; a la cabina del piloto; estuvo arreglando algo; todo ello como para terminar de sentirse uno bien... Pensé para mí mismo que yo no acababa de haber nacido; que pasara lo que pasara; no me iban a enmiedar (2) más. Lo peor de todo, es que yo no busco esas cosas, no tengo nada que ver con todo lo que me ocurrió; soy un hombre normal en ese aspecto; que no busca situaciones raras; más bien la calma, la tranquilidad y la amistad con la gente.

    PS : Lamento los dos neologismos que siguen; siempre que intento contar algo, me faltan palabras.

    (1) : ordenaril = referente al ordenador.
    (2) : enmiedar = sufrir miedo, inducido por terceras personas.

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  2. Se me olvidaba decir que cuando llegábamos a Madrid desde Bilbao y nos habían ordenado atarnos los cinturones, me levanté al baño y la azafata me pegó una bronca de miedo, pero la convencí para que me dejara entrar cuando el avión aún corría por la pista de aterrizaje. Y al llegar a París, el viento era tan fuerte, que temí que nos sacara del cemento liso y vete a saber qué más hubiera ocurrido; nada bueno con un avión así de grande. En París estuve por la zona donde vivió Stéphane Mallarmé; pero sólo lo supe después y los grandes espacios de la capital francesa, y la nostalgia, me hicieron llorar. Pero no como Verlaine en otoño que fue cruel innecesariamente con el pobre pero talentoso Rimbaud.

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