sábado, 25 de junio de 2016

¿Por qué tantos votan a “Podemos”?


¿Por qué tantos votan a “Podemos”?


El Euskobarómetro de Noviembre de 2014 estimaba que “Podemos” obtendría 21 o 22 escaños en el Parlamento de Vitoria-Gasteiz. En un artículo que publiqué en estas mismas páginas el 30/12/14 escribí que “me atrevo a afirmar que Podemos no obtendrá, ni de lejos, los escaños que hoy le atribuye el Euskobarómetro en las elecciones autonómicas vascas de 2016”. En las encuestas del presente año 2016, el Euskobarómetro de enero estima que obtendría entre 19 y 21, el Sociómetro Vasco de mayo-junio, 17, y la encuesta de Focus para EITB (campo 8-9 junio) 14. Veremos lo que sucede en otoño en el Parlamento Vasco. Verlas venir. En todo caso, a tenor de los resultados que ha obtenido “Podemos” en las elecciones españoles y navarras del año 2015, y de las estimaciones que le conceden las encuestas para las elecciones al Parlamento español del próximo día 26, he de confesar que me equivoqué. En mi fuero interno nunca pensé que obtendrían tantos votos.

Desde las elecciones al Parlamento Español del 20 de diciembre de 2015 no dejo de dar vueltas en mi cabeza al porqué de este meteórico encantamiento de “Podemos”, tanto en la sociedad española como en la vasca. Muchas razones he leído en un sinfín de artículos sobre el tema. Normalmente acertados, a mi juicio obviamente como todo lo que escribo. Hoy, brevemente, quiero subrayar cinco. No sé si son las más importantes, pero sí muy importantes y alguna no suficientemente subrayada, ni mencionada.

Un Partido “contra”. Sigo pensando que, además de la cambiante definición de Podemos, sigue siendo un partido “contra”, a veces un partido “por”, rara vez un partido “cómo”. Esta indefinición tiene su traslado en la amplia gama ideológica de sus votantes, como mostré en un artículo aquí mismo (21/05/16), y le abre el campo a los que, por una u otra razón, a menudo, pero no siempre, con razón, están descontentos de la situación actual y de los partidos dominantes.

Sin mochila. “Podemos”, y será el segundo motivo que aduzco, es un partido sin mochila. Puede proponer lo que quiera sin que nadie le pida cuentas de nada pues aun nada han hecho más allá de decir lo mal que han hecho todos los demás. Hablar de Barcelona y Madrid no vale. Allí el efecto Colau y Carmena es más poderoso que “Podemos” que, medio se esconde. (En Madrid tengo amigos universitarios, algunos de la misma Facultad de Iglesias que han votado el 20 de diciembre a Carmena y Ángel Gabilondo pero nunca lo harán a Iglesias). Por cierto, vean lo que está pasando en Euskadi con EHBildu tras una legislatura en el poder como nunca lo habían tenido. Entre ellos, los que viven “en”, “por”, “para” la protesta, sin ideología claramente nacionalista, se han pasado a Podemos. Me dicen que, en Navarra, también. Por el voto útil, dicen.

Aupado por los medios. Podemos es, también, fruto del tratamiento que le conceden los medios de comunicación. La Sexta apoyándole desde siempre, 13 TV, ABC y La Razón no paran de darle caña. Y, con peso social todavía, aunque decreciendo en influencia, el diario “El País” que está haciendo una campaña despiadada contra “Podemos”. Así me consta de amigos madrileños, que siempre lo han comprado, y que han dejado de hacerlo. Se sienten huérfanos de periódico en papel. Conjuntamente con lo anterior hay que decir que, sin lugar a dudas, en las redes sociales, la presencia de Podemos es muy superior a la de otros partidos políticos. Las redes sociales están copadas, en gran medida por los jóvenes y los jóvenes votan en gran medida, pero no exclusivamente como mostré en el texto ya señalado del 21/05/16, a “Podemos”. Pero no se olvide que el voto joven es el más volátil y, obviamente el menos enraizado, lo que dificulta toda previsión de futuro para Podemos. Máxime si no toca poder tras el domingo próximo.

Surgido en la sociedad de la queja, no siempre justa. Un aspecto capital para entender los votos a Podemos, estriba en que, desde la crisis de 2008, vivimos en la sociedad de la queja, de la protesta, del insulto, de la denigración del adversario. Es el “¡y, tú más!”, repetido hasta la saciedad en los medios de comunicación. Sobretodo en la radio y la televisión y, en gran medida también en la prensa escrita, salvo en algunos artículos e informaciones elaboradas. Los medios apuestan por reproducir las frases más hirientes y los rifirrafes de los políticos. Es significativo del momento en el que vivimos constatar, por ejemplo, cómo alguno de los periodistas que “moderaron” el reciente debate a cuatro, antes del mismo, opinara y deseara que en las réplicas se diera lo mejor del debate. Y en este ambiente, “Podemos”, partido de la protesta por excelencia, se lleva la palma. Por eso hay que subrayar, con fuerza, que Podemos es, también, fruto de la sociedad y de los medios de comunicación que privilegian la protesta (y razones hay para ello) sobre el debate riguroso para remediar las, insisto, buenas razones para la protesta.

Donde solo lo (supuestamente) nuevo es bueno. En fin, en toda Europa occidental, que es donde están Euskadi y España, lo nuevo es valorado siendo lo viejo menospreciado. De ahí la pérdida de influencia de los “viejos” partidos y el auge de los “nuevos”, aunque el color político de unos y otros no sea el mismo en una u otra parte de Europa. La condición humana se mueve entre el enraizamiento y la emancipación. El enraizamiento es la apuesta por la historia, la herencia y su transmisión, la naturaleza, lo dado etc. La emancipación es lo nuevo, lo creado, incluso haciendo “tabla rasa” de lo antiguo, buscando la nueva sociedad. Confrontación a la que he de volver, próximamente, pues la considera capital. Es obvio que “Podemos” es visto por mucha gente como protagonista de la nueva sociedad. Poco importa que su modelo sea el de otras sociedades fracasadas y creadoras de mil y una muertes e injusticias. Hoy se presenta como la esperanza ante tanta corrupción y tanto desgaste de la política en ejercicio. Algo similar sucede con los nuevos movimientos de la derecha extrema (en el Centro y Norte de Europa) que, con motivos distintos, propugnan, y dan su voto, a agrupaciones cuyas políticas ya fracasaron en el pasado y, ellos también, inundaron de sangre y terror, cuando estuvieron en el poder.

Perdonen mis amigos, que los tengo, en Podemos, por mencionarlos en el contexto del extremismo europeo, y hacerlo solamente a ellos. Pero hoy, solamente de ellos escribo. Creo fundamental en los tiempos que corren escribir, una y otra vez, sobre los riesgos del fascismo, del neo leninismo, neo nazismo, del neo liberalismo esclavo del dinero que nos invade. Del totalitarismo en suma. ¡Ojalá esté equivocado!

Donostia 20 de junio de 2016


(Publicado en DEIA y en el Grupo Noticias el viernes 24 de junio de 2016)

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