viernes, 22 de mayo de 2015

Entrevista de Évole a Rekarte, Silvia Gómez, y una experiencia de relato compartido


Entrevista de Évole a Rekarte, Silvia Gómez, y una experiencia de relato compartido

Apenas visioné unos pocos minutos la entrevista de Évole a Rekarte el domingo 10 de mayo. Creo que estas entrevistas son necesarias pero a mí se me revuelven las tripas y se me achica el alma. Son cuarenta años de mi vida bajo la losa de ETA. Lo que tenía que decir, mejor o peor, ya lo he dicho y ahora debo escuchar a otros. Pero la carta de Silvia y la respuesta de Évole, así como una reciente experiencia apenas conocida, me animan a escribir estas líneas.

Entiendo la reacción de Silvia, comparto su dolor y agradezco el tono de su carta, particularmente el más que encomiable final. Gracias, Silvia. Como comparto la razón de ser de la entrevista de Évole así como su respuesta a Silvia. Creo que son un ejemplo de la realidad tras el alto el fuego de ETA y que hay que asumir de cara. En Euskadi tenemos dos caminos: que cada cual siga su camino rememorando “su” historia personal de estos últimos cuarenta años, o que estemos dispuestos a escuchar el relato del “otro”.

Sostengo una reconciliación (o convivencia, o concordia)  basada en los valores básicos del respeto a los derechos humanos de todas las personas y al reconocimiento del daño injusto e injustificable causado por todos los victimarios a sus víctimas (porque hay daños justos: los ocasionados por la Fuerzas de Seguridad en el cumplimiento de su misión, obviamente respetando los DDHH, lo que no siempre ha sido el caso). Solamente así podemos mirar el futuro de Euskadi en la pluralidad de relatos, una Euskadi que no se desangre simbólicamente en la acumulación usurera de los solos relatos de los “míos”.

Hay diferentes etapas y niveles en el “vivir con”, tras la losa de ETA: la coexistencia pacifica (“buenos días”, “buenas tardes”, y cada cual sigue su camino entre los “suyos”); la convivencia incompleta con zonas de sombra (no se habla del pasado en el tema de la violencia) y la convivencia plena (asumiendo cada uno su historia personal y escuchando la del otro). No otra cosa es el ejercicio o la apuesta de la reconciliación, poniendo en común diferentes historias y relatos del pasado, para compartir el dolor de los otros, sin recrearse ni retenerse en ese dolor (el proceso de reconciliación debe ser relativamente breve), y así dar paso a la convivencia plena y auténtica.

Hay una memoria individual, como tal intransferible, una memoria colectiva que muchas veces corresponde a la memoria de una parte de la población y, por último, la memoria histórica, la que construyen con el tiempo los historiadores, aunque rara vez llegan a un mismo relato. Piensen en la guerra civil y la experiencia de la “memoria historia” que abrió Zapatero. Por eso, también en Euskadi es imposible pensar en un único relato, pero sí en un relato compartido, en el sentido de que hemos sido capaces de escuchar el relato de los que piensan de forma diferente a la mía, a la de los “míos”. Por eso defiendo, con fuerza, que se escuchen y recojan todos los relatos.

Pero el horizonte debe ser el de la memoria justa, el deber de memoria por la deuda contraída con los que más han sufrido, particularmente las víctimas de violencias injustas. Para ello hay que superar la “memoria impedida”, la memoria que nos impide ver lo que hemos mal hecho o han mal hecho los “míos” tratando de ocultárnosla en la recámara de nuestra memoria para que no salga a flote, así como la “memoria manipulada”, la memoria con la que se pretende construir una identidad, por lo que magnificaremos lo que los “nuestros” han hecho de positivo y ocultaremos lo negativo.

Por eso me alegré mucho leer en “Noticias de Gipuzkoa” (23/04/15) que tras un año de reuniones discretas, once azpeitiarras, víctimas de distintos tipos de violencia, logran un relato compartido. Aquí lo tienen. http://javierelzo.blogspot.com.es/2015/05/relato-compartido-del-proceso-vivido.html. Y no es el único caso ni mucho menos, como mostré con algunos ejemplos en mi último libro que lo concluyo con estas palabras: “todavía quedan muchas heridas que sanar, muchos odios que desterrar, muchos encuentros que propiciar pero creo que vamos avanzando. Aunque con lentitud, por el freno que oponen las cúpulas de las sensibilidades extremas. Como siempre ha pasado en la historia. Pero el cauce central del río es el que marca la corriente”. ("Tras la losa de ETA. Por una sociedad vasca justa y reconciliada", pagina 299. ED. PPC . Madrid, 2014)

Quiero terminar con un interrogante. ¿Por qué la entrevista de Évole a Rekarte ha tenido una repercusión infinitamente superior a la de la experiencia del “relato compartido” de los once ciudadanos de Azpeitia, y la carta de Silvia Gómez?

P.D. Cerrando esta nota leo que el Congreso da marcha atrás y suspende el acto conjunto de víctimas de ETA y los GAL que se iba a celebrar en una de sus salas. Un paso atrás en el camino de la concordia y reconciliación.

Enviado el día de hoy al email de amigos de Gesto: AmigosGesto@googlegroups.com<amigosgesto@googlegroups.com>;

Donostia- San Sebastián 19 de mayo de 2015
Javier Elzo

P.D. Enlaces:

Entrevista de Évole Rekarte:


Carta de Silvia Gómez, hija de víctima de Rekarte comentando la entrevista.


Respuesta de Jordi Évole a Silvia Gómez

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