miércoles, 1 de septiembre de 2010

Diversidad de familias y educación (2010)


Diversidad de familias ante la educación de los hijos


Publicado en catalán,“Diversitat de famílies davant de l´educació dels fills” en VIA (Revista del Centre d´Estudis Jordi Pujol), 09/ 2010, p. 133-146


La familia, entre nosotros, vive en la actualidad una auténtica mutación. Ya no cabe hablar de familia como unidad de análisis sociológico, sino de una multiplicidad de núcleos familiares, aunque con una nota común a la gran mayoría, cual es la búsqueda incesante de redefinición de los papeles del hombre y de la mujer, a no confundir, sin más, con los de padre y madre. Cada día sostengo con más fuerza que es fundamental diferenciar la familia de la pareja.

Lo anterior, unido al hecho innegable y bienvenido de la inserción social de la mujer, trae como consecuencia que, en muchos núcleos familiares, la figura que denominábamos “la madre” en la sociedad moderna haya salido de casa mientras que el padre apenas haya entrado. Y cuando ambos entran, al final de la jornada, lo hacen extenuados. Digo todo esto para expresar que la capacidad socializadora de la familia posmoderna (más exactamente, insisto, habría que decir de los diferentes núcleos familiares) se está reduciendo. En dos estudios en los que hemos participado estos últimos años, uno de ámbito español de 2002 en la FAD y otro, de ámbito catalán de 2007 de la Fundaciò Bofill lo mostramos, pensamos que fehacientemente[1]. 

Centrándonos, en el estudio catalán, cabe decir que, en líneas generales la gran mayoría de familias catalanas están razonablemente contentas. También de la educación que reciben sus hijos, lo que estos corroboran. La nota media sería de un notable bajo pero hay diferencias entre unos y otros modelos familiares en relación a la educación de sus hijos. De ahí la tipología de modelos educativos detectados.


En general, el hijo o hija percibe menor involucración del padre que de la madre en las actividades vinculadas con ellos. También, en general, una valoración menor de la implicación de los padres-madres en su educación que la que éstos indican[2].

En las familias que destacan por su mayor armonía y funcionamiento interno concurren los siguientes elementos: 1) una mayor supervisión parental, 2) empleo de castigo, cuando procede, dirigido a la interiorización (llamado también castigo correctivo), 3) una disciplina consistente (no una mera amenaza, luego incumplida) y, sobretodo estos dos aspectos, 4) un estilo positivo de educación, reforzando las posturas y actitudes positivas de los hijos y 5) mayor implicación de los padres (madre y padre) en la vida y actividades de los hijos e hijas.

Algo similar ocurre cuando se analiza el desarrollo de la conducta prosocial. En efecto la falta de supervisión parental es la variable más relevante a la hora de explicar la conducta antisocial, seguida por las discusiones entre padres-madres e hijos-hijas y el estilo educativo en la familia.

El papel de los sentimientos globales de inseguridad y desbordamiento experimentados por los padres y las madres muestra tener un papel muy relevante en la educación de los hijos. Es posible que actúen incrementando la inadecuación de las pautas de socialización y acentuando su impacto negativo sobre el bienestar psicológico de los hijos e hijas. De hecho los datos parecen indicar que la incapacidad de los escolares para mantener una actitud positiva hacia los demás, de controlar su mal genio, de tolerar y ceder, de respetar, está vinculada a una gran sensación de desbordamiento entre los padres y madres, lo cual podría explicar el empleo de castigos incorrectos.

También la delegación de la responsabilidad parental en la educación de sus hijos, sea en personal de apoyo domiciliario, sea en otros familiares, sea en la escuela, presenta, en comparación con otras familias en las que los padres asumen directamente la educación de sus hijos, consecuencias negativas.

Debemos alejarnos, así mismo, de lugares comunes que siguen enfatizando la incorporación de la mujer al mundo laboral o la vida en familias monoparentales, por ejemplo, como los elementos clave explicativos de las disfunciones familiares. Obviamente, y tampoco hay que obviarlo, memos aún ocultarlo, es más fácil educar, se educa mejor manteniendo las demás variables constantes, en un núcleo familiar de padre y madre (no tenemos investigación validable suficiente de los resultados de la educación en parejas adultas del mismo sexo) que en un núcleo monoparental, o en familias reconstruidas con hijos procedentes de anteriores núcleos familiares. La investigación es concluyente en este punto. Pero hay que ir más allá y, a la postre parece ser lo más relevante, debemos entender la dificultad educativa desde la comprensión del proceso y de los mecanismos subyacentes a cualquier tipo de estructura familiar, insistiendo en cómo son las pautas educativas, el nivel de conflicto existente en cada unidad familiar en concreto, la colaboración entre los padres y los centros docentes y el análisis de la dedicación de los padres a la educación de sus hijos.

De ahí que presentemos, a continuación, un resumen de lo esencial de cada Tipo en la investigación catalana, arriba referida. Para ellos nos vamos a basar en las informaciones que nos han transmitido los padres y madres, las que nos han proporcionado sus hijos e hijas, así como el profesorado de esos mismos escolares[3].

Cluster nº 1: Familia Progresista, Extrovertida. 247 padres y madres. 23,3 % de las familias catalanas

Este primer Cluster compuesto por el 23,3 % de las familias catalanas (familias con hijos e hijas en enseñanza primaria, recordemos) destaca por tener, sus padres y madres, el más alto nivel educativo, profesional y económico de los cuatro que conforman esta Tipología. Son también quienes en mayor grado son catalanes de cuna, tanto si nos interrogamos sobre el lugar de nacimiento de los escolares, como el de sus padres y el de sus abuelos. Destacan por residir, en mayor grado que los demás, en Barcelona ciudad y en el RMB y notoriamente menos en Tarragona. Son quienes más a la izquierda política se posicionan y en mayor grado se dicen agnósticos, indiferentes, no creyentes o ateos en materia religiosa.

Se sienten claramente más a disgusto que la media en la educación que están dando a sus hijos e hijas, con quienes manifiestan tener una relación menos fácil que esa misma media. También son más críticos que la media poblacional con el centro escolar al que envían a sus hijos e hijas.

Estamos ante un modelo de familia postmoderna, extravertida, con valores acordes a lo que se denomina “progresismo”, destaca muy fuertemente sobre los demás en anteponer la vida social, cultural y política como horizonte vital en su vida que la propia familia. Lo que no quiere decir que no les preocupen sus hijos. Hablamos siempre de datos comparativos.

Los conflictos en casa se limitan al uso de la TV y de los videojuegos y algo también por los consumos abusivos de alcohol. Son manifiestamente muy permisivos con la forma de vestir de los hijos e hijas, su hora de llegar a casa etc. En casa no hay normas de convivencia en las faenas domésticas, muy probablemente porque, habida cuenta su status social y económico, alguien ajeno al núcleo familiar se ocupa de ello. 

En la escala que mide el clima familiar constatamos que son ellos los que en menor grado dicen pasarlo bien en casa, los que en menor grado se abrazan y tienen manifestaciones externas de cariño. Estamos manifiestamente ante una familia extravertida, no en una “familia cerrada”, familia en la que sus miembros prefieren hacer las cosas ellos solos, sin abrirse a los demás.

Sus hijos destacan por su escaso comportamiento prosocial, tanto en la ayuda y colaboración con sus padres, como con el profesorado e, incluso, con sus propios compañeros.

Respecto de los posibles castigos infligidos a sus hijos los padres se posicionan fuertemente en contra del castigo físico (bofetadas por ejemplo), aunque tampoco ejercen el castigo correctivo de reprenderles y corregirles verbalmente, cuando proceda, indicándoles el correcto camino a seguir. Su estilo educativo muestra a unos padres (y madres pero no lo repetimos en cada frase) que no refuerzan los comportamientos, labores y actitudes positivas de sus hijos e hijas con abrazos, felicitaciones etc., al par que destacan por cierta inconsistencia en la disciplina.

Sorprende, a priori, teniendo en cuenta el status socio-económico de sus familias, la fuerte presencia de escolares con comportamientos disruptivos, en proporciones próximas a las del Cluster 3º, como llevarse cosas de las tiendas sin pagar, molestar, insultar y batallarse con gente desconocida en la calle y, particularmente, viajar en transporte público sin pagar.

En definitiva, familia con bastante desimplicación de los padres y madres en la educación de sus hijos, juicio refrendado por sus propios hijos, dicho sea siempre en comparación con los de las otras familias, delegando en gran parte la educación de sus hijos, sea en la escuela, sea en personal auxiliar o en otros familiares. De ideas muy progresistas, su alto nivel formativo les impide no ver determinados desajustes en la educación de sus hijos e hijas lo que hace que no se muestren muy contentos con la forma como les están educando y con el estilo educativo que impera en sus hogares. Al par que son muy críticos con la escuela.

Cluster nº 2. Familia conservadora, introvertida, familista. 30,5% de familias catalanas

Estamos, con algo más del 30 % poblacional, ante una familia prototipo de la clase media catalana. Media en varios sentidos. Media porque sigue los valores medios del conjunto, media pues refleja muy bien el gran colchón de la clase social ocupacional civil de estos comienzos del siglo XXI con muchos comerciantes, trabajadores por cuenta propia como autónomos, pequeños empresarios, pequeños propietarios agrícolas, profesionales y empleados de servicios y con pocos funcionarios. Media porque no destaca en nada, en nada más que en su contención, en su temperancia en todo, en su alejamiento de singularidades llamativas y, menos aun excentricidades.

Se posicionan en varios aspectos importantes (percepción de su labor educativa, relación entre padres - madres e hijos - hijas, valoración de la escuela a la que los envían, etc.) entre los padres del Cluster 4º, que siempre ofrecen las valoraciones mas positivas y los de los Cluster 1º y 3º, siendo, estos últimos, quienes dan los valores más negativos. Los del Cluster 2º, siempre situándose en el polo positivo.

Ideológicamente siguen la media poblacional catalana: se dicen, políticamente hablando, de centro izquierda en lo político (pero son claramente de centro, y no pocos de centro derecha), y vinculados a una religión pero no son practicantes.

Pero su rasgo más importante es que reflejan el modelo de una familia introvertida, centrada en sí misma, una familia que no desea ser molestada, menos aún zaherida por el mundo exterior. No dudará en falsificar lo que sea menester, (aunque en tono menor, sin extravagancias ni delitos graves) para proteger a sus hijos (el domicilio para lograr la escuela deseada, copiar en un examen, por ejemplo). Dentro de su casa las normas están claras, sospechamos que sin necesidad de formulaciones verbales, menos aún consecuencia de discusiones, que no se estiman necesarias pues los roles familiares están claro y son asumidos por todos, padres e hijos. Hay un cierto autoritarismo en sus padres y madres con la idea de preservar “lo de siempre”, lo que les hace ser duros con quienes infringen gravemente la ley. Esta mirada hacia atrás, esta preservación de “lo de siempre” es lo que explica su preferencia por los autóctonos sobre los inmigrantes cuando escasea el trabajo. Familia familista donde las haya.

Es una familia unida, centrada en sí misma pero donde se respeta cada individualidad, de tal suerte que cuando se planifica algo todos tienen alguna cosa que decir. Felices de estar juntos, contentos entre sí, dicen que los mejores momentos los pasan entre ellos sin que se inmiscuyan los de fuera.

En general destacan sobre el conjunto poblacional, siempre ligeramente, por un estilo educativo positivo, implicación de los padres y madres en las tareas educativas y de ocio de sus hijos e hijas. También se confirma que estamos ante una familia “de orden” pues hay suficiente monitorización del horario de los hijos y, por supuesto, no hay inconsistencia en la disciplina.

Los hijos e hijas nos confirman en la idea de una familia con papeles bien definidos, muy centrada en si misma y con unos progenitores que, a decir de sus hijos e hijas, están muy (¿demasiado, a su juicio?) volcados en ellos.

En el ranking de escolares que protagonizan comportamientos disruptivos se sitúan en la cola, cola que cierran los del 4º Cluster, ambos colectivos muy lejos del protagonismo, en este punto, de los escolares de los grupos 1º y 3º.

Según el profesorado los escolares de los grupos 2º y 4º sobresaldrían, ligeramente, sobre los demás en su labor escolar.

Estamos, en definitiva, ante el prototipo de la familia media catalana, moderna y que se tiene como tal, al par que defiende determinados valores “de siempre”, particularmente los que atañen al orden y a la autoridad. Dentro y fuera de la familia. Muy familista en lo que este término significa de centralidad de la familia en sus vidas, hará lo que sea para sacar adelante a sus hijos e hijas, protegiéndolos, quizás hasta un tanto demasiado. Los progenitores están razonablemente contentos de la educación que imparten a sus hijos e hijas y estos, sin alharacas, también de los padres y madres que tienen. Todo con discreción y mesura.

Cluster nº 3. “Familia Conflictiva” 15,2% del Total

Afortunadamente apenas pasan del 15 % de familias y conforman el Cluster más reducido de nuestra Tipología. Las principales notas definitorias de estas familias refieren situaciones de conflicto en su seno. Quizás estemos ante las únicas familias que padecen niveles de conflicto interno de cierta consideración. Lo que supone dificultades en su labor educativa. Pero en estas familias, a diferencia de lo que sucede en las del primer Cluster, las dificultades educativas no son consecuencia de una relativa distancia ante la educación de los hijos e hijas, muy preocupados como están los padres del Cluster 1º por la “cosa pública”, sino de una dificultad intrínseca de sus progenitores de controlar el despertar al mundo adulto de sus hijos. Con menor bagaje formativo que los demás, con menos recursos económicos que los demás colectivos, con planteamientos vitales muy primarios (importancia concedida al aspecto físico, al vivir al día y al dinero como quimera de otra vida más cómoda), estos padres se encuentran un tanto desarbolados y desnortados ante el mundo cambiante que les toca vivir. No pueden con sus hijos (y aquí hay subrayar explícitamente, hijos e hijas), cuya vida de ocio y la importancia que conceden a sus amistades no entienden. De ahí que tengan muchos conflictos en su casa.

La explicación del nivel de conflictos, en el seno de estas familias, como ya sucediera en el estudio del año 2002 de universo español, ya referenciado (con otros indicadores, lo que enriquece la comparación) vendría dada, tanto o más, por cierta intransigencia ideológica y vital de los padres que por comportamientos disruptivos de los hijos que, en algunos casos, podrían entenderse como manifestaciones de autonomía cuando no de protesta adoptando valores y actitudes contradictorios con los de sus progenitores.  

Hay una proporción de inmigrantes extranjeros relevante, son los que en menor proporción habitan en Barcelona ciudad y su área metropolita, presentan la mayor proporción de los que no se significan políticamente y, los que lo hacen, se decantan claramente por opciones de derechas, por decirlo convencionalmente. Religiosamente siguen, ligeramente al alza, la distribución de la media poblacional pero sin que su religiosidad, especialmente entre los autóctonos, vaya más allá de connotaciones sociológicas primarias.

Con más dificultades que los demás en las relaciones con sus hijos, con mayores desacuerdos internas entre los padres y las madres en la educación a dar a sus hijos, destacan por ser los más críticos con los centros escolares a los que los envían. Con lo que topamos con una nota ya significada en los estudios sociológicos: a menudo son los padres y madres que tienen dificultades entre ellos y en la educación de sus hijos quienes se significan en la crítica a los centros docentes. Lo que se corrobora nítidamente en este estudio con los Tipos 3º y 1º.

Son, por diferencia, quienes en menor grado respetan la individualidad y personalidad de sus hijos a la hora de elegir a las amistades, lo que hay que tener en cuenta a la hora de explicar no pocos conflictos. Familia que, como la del primer Cluster, no destaca precisamente por sus manifestaciones de afecto entre sus miembros. Como corolario de todo lo anterior, en el seno de esta familia es donde menos circula la franqueza en el enunciado y manifestación externa de sentimientos e ideas.

Los padres de esta “familia conflictiva” son quienes en más alto grado aplican el castigo corporal a sus hijos, así como el sancionador (les quitan la paga, les envían castigados a su cuarto abroncándolos etc.,), mientras que son los que en menor grado aplican el castigo corrector (explicarles lo que han hecho mal y les obliga a corregirse).

Destacan fuertemente por su escaso control en los horarios de sus hijos e hijas, son inconsistentes con la disciplina, anunciándola pero no ejecutándola, y son los que en mayor grado confiesan desconocer quienes son las amistades de sus hijos e hijas. Por el contrario son los padres que, en menor grado, se implican en los juegos de sus hijos, quienes con menor frecuencia van al cine con ellos o participan en otras actividades de estos. Aunque no tanto como los padres y madres del Cluster 1º, también destacan por no fomentar el estilo educativo positivo, reforzador de los comportamientos y actitudes de los hijos merecedoras de reconocimiento.

Sus hijos avalan con sus respuestas, la inconsistencia de la disciplina en su hogar, la excesiva autonomía con la que se mueven y, en tono menor, también en el hecho de que sus padres y madres apenas se impliquen en sus trabajos y jueguen poco con ellos.

Sin embargo desmienten a sus progenitores cuando estos dicen mantener escasas muestras de afecto con ellos cuando tienen comportamientos positivos, manifestando en este punto la máxima (y prácticamente única) discrepancia encontrada, en este estudio, entre las apreciaciones de los padres y madres y las de sus hijos e hijas. No encontramos explicación científica suficiente para esta contradicción.

Constatamos también que los hijos destacan en la frecuencia de comportamientos disruptivos aunque, pisándoles los talones, encontramos a los hijos de la familia “progresista extravertida” del primer Tipo, como ya hemos indicado mas arriba.

Según el profesorado los escolares de este grupo 3º destacan a la baja en lo que a habilidades individuales de autocontrol emocional, tolerancia hacia los demás, etc., se refiere. También a la baja en sus habilidades académicas, rendimiento escolar por ejemplo, habilidades que no les faltan, sin embargo, a la hora de relacionarse con sus compañeros y participar en los juegos.

Estamos ante las familias que, manifiestamente, más atención y apoyo necesitan. Tanto los hijos e hijas como sus progenitores. Familias con los menores recursos financieros y educativos de todos, con valores poco reflexionados y con comportamiento y actitudes de baja autoestima en los padres, llevados por el desasosiego que conlleva el descontento y, en gran medida, la impotencia ante la educación de sus hijos que quisieran, sin lugar a dudas, mejor que la que están teniendo. 


4. Cluster nº 4. Familia convivencial, armónica. 31,8 % del total


En este 4º Cluster, en el que está el 31 % de las familias catalanas con hijos e hijas en educación primaria, estamos ante el colectivo con mejor convivencia interna y el más armónico de los cuatro que conforman nuestra propuesta de Tipología. No que no haya problema alguno entre ellos pero son, por diferencia, los que en menor proporción lo padecen. Hasta el punto que la menor presencia y prácticamente inexistencia de conflictos en el seno familiar y la mayor presencia y cumplimiento de normas de convivencia internas sean dos de los factores constituyentes del Cluster. Las relaciones internas de los padres y madres con sus hijos, y las del padre y madre entre sí, son las mejores de todos. Estos padres son también quienes mejor valoran la labor de la escuela y quienes mas satisfechos se sienten de la forma como están educando a sus hijos.

El nivel de estudios de los padres y madres es ligeramente superior al de la media poblacional aunque es claramente superado por el de los padres y madres del Cluster 1º. Entre sus miembros hay una ligera mayor presencia de trabajadores en detrimento de empresarios, comerciantes, autónomos, pero sin grandes diferencias. Muchos viven en Barcelona ciudad, así como en su área metropolitana, aquí también sin grandes diferencias con la media poblacional. También hay mas inmigrantes que en los demás Tipos aunque, sostenemos (y pensamos haberlo probado estadísticamente) que no es esta la razón mayor explicativa de los valores y actitudes que encontramos en este Cluster. En realidad los inmigrantes de este Cluster, en las cuestiones que nos ocupan, educativas básicamente, se suman a los planteamientos que sostienen los catalanes de este Cluster. (En este Cluster, los inmigrantes extranjeros, mayoritariamente latinoamericanos, apenas llegan al 20 %, siendo catalanes el 60 %). Su singularidad, en definitiva, no está en su composición socio demográfica de estatus social, nivel de estudios, habitat, lugar de nacimiento de los hijos e hijas, padres- madres y abuelos - abuelas sino en su dimensión nómica, en su sistema de valores. En concreto en su concepción de la educación de sus hijos y en la importancia que le conceden en la vida cotidiana. Sin olvidar las buenas relaciones que mantienen con el centro docente. Así mismo, son los más altruistas, cívicos y religiosos de los cuatro cluster. 

Cuando hay que aplicar algún castigo o sanción en sus hijos e hijas, los padres y madres de este 4º Cluster sobresalen al hacer uso del castigo correctivo, mientras que presentan cifras, en los castigos corporales y sancionadores, bien por debajo de los de la media poblacional. A la hora de referirnos a los estilos educativos predominantes en las familias, por diferencia, son los padres de este Cluster quienes, en mayor grado, refuerzan los buenos comportamientos y actitudes positivas de sus hijos y quienes, en menor grado esta vez, se muestran inconsistentes en la disciplina y laxos en los horarios y en la monitorización de sus hijos e hijas. Son también los que mejor conocen las amistades de sus hijos.

Los hijos del Cluster 4º junto a la confirmación de la mayor presencia de estilos educativos positivos y buen control del tiempo libre y de ocio que acabamos de ver en sus progenitores nos sorprenden un tanto al señalar que esos mismos padres y madres no se ocupan mucho de sus tareas de trabajo y en el ocio y tiempo libre aunque, hay que añadir, que tampoco los padres habían destacado con fuerza este punto en sus manifestaciones. Quizás lo den por supuesto y no lo señalen. Quizás.

Estos hijos e hijas son los que menos alcohol y tabaco consumen de todos, aunque dada su edad, son pocos los escolares que consumen en todos los Cluster pero siguiendo en el ranking de consumos la línea que estamos observando en otros comportamientos. Así son también los hijos de este 4º Cluster quienes, ante la larga lista de posibles comportamientos disruptivos o incívicos, presentan, indiscutiblemente, las cifras mas bajas, mostrándose, en consecuencia, los mas sociales y cívicos de todos.

Según el profesorado, estos escolares junto a los Cluster 2º, destacan positivamente por sus habilidades académicas, haciendo bien los trabajos que les encomiendan. Tienen también un rendimiento académico superior al de sus aptitudes.

En definitiva, estamos ante el modelo familiar que, se mire como se mire, ofrece los valores más positivos de todos. El mejor clima interno en la familia, las mejores relaciones con el centro escolar, la más alta valoración de los padres y madres de la educación que están impartiendo a sus hijos e hijas, corroborada por la alta valoración de los hijos del estilo educativo de sus padres (aunque parece que agradecerían que jugaran mas con ellos), unos hijos e hijas que muestran el mayor civismo de todos. Una familia tradicional, pero no enrocada en el pasado sino abierta al futuro.

Mirando al futuro. El papel de padres y profesores ante el avance de las TIC

En contra de lo que, “a priori”,  pudiera pensarse, la irrupción vertiginosa de las nuevas tecnologías de la información y de la intercomunicación, no aminoran el papel de los padres y profesores en la transmisión de valores y en la educación de las nuevas generaciones. Bien al contrario la hacen todavía más importante. Pero padres y profesores no deben olvidar que, con las nuevas TIC, tienen más “competidores” en el proceso educativo.

Por un lado, el profesor debe estar al tanto, con cierta solidez y nivel de conocimiento, de la existencia de las diferentes técnicas de información al uso, de sus funcionalidades, ventajas e inconvenientes, para mantener una conversación con sus alumnos sobre ellas, una conversación donde la dimensión educativa esté presente. No se trata, obviamente, de que el profesor sea un usuario, por ejemplo, de Facebook para poder opinar acerca de Facebook. Pero no puede, en mi opinión, seguir en la educación explicando historia, pongo por caso, ignorando la existencia de mil y un canales en Internet, donde se oferta información sobre todos los hechos históricos y que existen redes sociales en torno a fenómenos históricos singulares o en torno a figuras concretas de la historia. Tendrá en clase alumnos que pueden tener más información sobre un tema concreto por consultas en la web que por los libros de texto. La relación jerárquica docente-discente sufre un ataque en su línea de flotación: en la presumible sapiencia del docente que la transmite al discente.

Pero no solamente el profesor. También los padres que deben centrarse más en su “autoritas” que en su “potestas”. Arduo y difícil empeño pero imprescindible empeño si quieren salir a flote en su labor educadora. Dando por supuesto el cariño en el caso de los padres y la competencia profesional en los profesores, ambos tienen, entre otros, un elemento a su favor: los padres y el profesor están frente a sus hijos y alumnos en vivo y directo, cara a cara, a diferencia de cómo están los jóvenes cuando se enfrentan a la pantalla del ordenador. El profesor y los padres, de forma independiente entre sí, aunque interdependientes en la labor educativa son testigos directos, y presenciales, de las reacciones de los alumnos y de sus hijos a su discurso, reacciones de un chico o una chica que también han recibido los múltiples “inputs” de las diferentes TIC. Y aquí se la juegan.

No deben tener problemas en aceptar que no lo saben todo y que el escolar pueda disponer de una información que él no tenga, pero hay dos cosas que ninguna información en la web va a dar al escolar, al hijo. En primer lugar la contextualización del fenómeno en cuestión (que sea la cuestión del Estatut, la evolución de las unidades familiares, la cuestión religiosa, el papel de los medios de comunicación etc., etc.), y  a partir de ahí continuar la conversación a tenor de la reacción explicita (lo que diga) e implícita (el tono, firmeza, asentimiento y disentimiento emocional etc.) que nunca el interlocutor del escolar a través de las nuevas tecnologías podrá percibir.  En segundo lugar, en el contexto de cercanía y confianza del profesor y del padre o madre con su alumno o hijo habrá una riqueza comunicativa notoriamente superior a la que pueda obtener de una conversación virtual. Claro que, insisto en ello, he escrito “en un contexto de cercanía y confianza” porque sin eso no hay nada de nada.

 

Donostia 1 de septiembre de 2010

Javier Elzo

Catedrático Emérito de Sociología de la Universidad de Deusto



[1] “Hijos y Padres: comunicación y conflictos”. Eusebio Megías (coordinador), Javier Elzo, Ignacio Megías, Susana Méndez, Francisco José Navarro, Elena Rodriguez. Edita FAD, Madrid 2002. 344 páginas; J Elzo (coordinador), Mª. Teresa Laespada, Ana Martínez Pampliega, “Models educatius familiars a Catalunya” . Informes Breus, 18, Educació. Ed. Fundaciò Jaume Bofill, Barcelona, 2009,  71 p.
[2] En el estudio se interrogaba no solamente a los escolares (escolares de 2º, 4º y 6º de Primaria) sino también a sus padres y profesores
[3] . En la Tipología se trabajó con los escolares, padres y profesores de 6º de Primaria. La publicación de la Fundación Bofill es un resumen del trabajo.

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