viernes, 26 de abril de 2019

Ante las elecciones del 28 de abril: tres gobiernos posibles


Tres gobiernos posibles

Creo que hay un acuerdo en los analistas y comentaristas políticos, así como entre los propios políticos, de que, tras las elecciones generales del 28 de abril próximo, hay tres, y creo que solamente tres, gobiernos posibles, más o menos estables, y sin tener que llegar a nuevas convocatorias electorales: el conformado por el PP y C´s con el apoyo de Vox y otros partidos de derechas; el del PSOE junto a C´s, aun en minoría, y el del PSOE y Podemos con el apoyo de algunos partidos nacionalistas y algún otro minoritario. Mis preferencias, sin duda alguna, van a la tercera de las opciones mentadas. En estas líneas voy a argumentar mi opción. Comenzando por argüir mi rechazo a las dos primeras.

La conformada por el PP, C´s y el apoyo de Vox, me parece la peor de las soluciones. Comenzando por lo más visible: el talante de los tres líderes. Casado no solamente ha hecho bueno a Rajoy: ha logrado que no pocos lo añoren. Yo nunca he sido marianista, pero Rajoy era un hombre de una derecha moderada, rechazaba el lenguaje barriobajero y fue capaz de lograr que la crisis no hundiera aún más a España, lo que no es poco. De Ribera guardo un recuerdo personal. El año 2007 presenté en el Parlament de Catalunya un Estudio sobre la convivencia y seguridad en escolares de primera y segunda enseñanza en Catalunya. Ribera fue el que me formuló las preguntas más inteligentes y me obligó a emplearme a fondo en las respuestas. Pero, después, le he visto caer hasta donde ahora está: en un españolismo primario, justiciero, queriendo resolver los problemas territoriales de España con cárceles y aliándose con quien sea para tocar poder. De Vox, ¿qué decir que no salte a la vista?. Escindido del PP se suma a la derecha extrema que asola la política europea, con el gravísimo riesgo de que el proyecto europeo salte por los aires. Por eso, para mí, las elecciones europeas de mayo son más trascendentales, también para España y para Euskadi, que las generales de abril. Y lo peor que puede pasar es que la ultraderecha del PP y VOX, aliados a la cada vez más derechizada C´s, todos ultranacionalistas estatales, tengan mayoría en Estrasburgo. ¡Adiós Europa!

La opción de un gobierno (o acuerdo parlamentario) PSOE y C´s, parece la preferida por el mundo de las finanzas y de cierta prensa. Lo recuerda constantemente Pablo Iglesias, en un intento de frenar su caída, a decir de las encuestas, fruto, en parte, de la infantil y continuada enfermedad de las izquierdas de tirarse los trastos a la cabeza. Es cierto, en todo caso, que C´s podría ser un contrafuerte del delirio financiero de las 110 propuestas de Sánchez que, con su habitual tino, analiza Manfred Nolte en estas columnas (El Correo 01/04/19). Pero C´s, con su rancio ultranacionalismo español, impediría el arreglo, o apaño, territorial del que hace (hizo) gala el PSOE, (el federalismo español, la España multinacional etc.), aunque ahora en horas bajas. Tanto que le han enmendado la plana al PSC porque Iceta cometió la osadía de aventurar una posible toma en consideración de los planteamientos independentistas con un 65 % de la población a su favor. Iglesias fue más lejos, y llegó a hablar del 80 %. Pero ¿no decimos que la soberanía reside en el pueblo?. Pues, ¡no!. Elecciones a la búlgara de la URSS.

De ahí que, y a pesar de algo de lo anterior, me inclino por una solución PSOE y Podemos con el apoyo del PNV, ERC, PSC, PSE, alguno más si se tercia, y no cito a los ex – convergentes, porque no logran contener la herida abierta, que diría Jordi Pujol (si es que, aún, se le puede mentar). Y, a pesar, también, de que Pedro Sánchez no es santo de mi devoción. No le he escuchado un párrafo de cierta consistencia. Todo es un continuo chorreo de frases mitineras buscando el aplauso fácil. Me cuesta entender que todo un PSOE no sea capaz de ofrecer un líder de más fuste que Sánchez o Susana Diaz. Porque tienen donde elegir. Pero el PSOE, Podemos y los nacionalistas, conforman la única posibilidad que veo para buscar salida al mayor problema político (he escrito problema político) que tiene hoy España. Donde cada día hay más gente que apuesta por el palo y tente tieso (155 ya, y años y años de cárcel, así en Altsasu, sin que apenas nadie proteste) y cada vez más vascos y catalanes que rechazan, y con rabia, cualquier relación con España. El punto débil de esta solución ya la he apuntado arriba: el riesgo de caer en otro crash, si además se confirma una nueva crisis como la de 2008. Pero aquí, no lo niego, mi cojera nacionalista vasca, aunque moderada, luego doblemente irrelevante en el juego político, me hace temer más al vetusto ultranacionalismo español de derechas del PP, C´s, VOX, con un PSOE débil, que al riesgo del despilfarro del PSOE con Podemos. Porque, si mi preferida coalición ganara las europeas, la Comisión europea nos echaría una mano conteniéndoles. Sí, todo pasa por Europa. Para bien, o para mal.

En un planeta interrelacionado, con el centro del mundo en el Pacifico, una Europa esquinada, avejentada (abuela la ha definido con razón el papa Francisco), solamente una Europa unida y abierta a la migración que, sin renunciar a sus raíces, se haga europea, es su única oportunidad de futuro. Y esto exige mirar adelante, no atrás. A largo plazo.

(Publicado en “El Correo” el 22 de abril de 2019)

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