sábado, 9 de febrero de 2019

Aunque se piensa lo contrario, vivimos mejor que nuestros padres


Cualquier tiempo pasado no fue mejor, y el futuro puede ser mejor que el presente.
(Texto a completar más adelante, con esta pregunta: ¿por qué pensamos así?)


El 25 de enero de 2018, en la Fundación Rafael del Pino, con motivo de la presentación de su libro “Progreso. Diez razones para mirar el futuro con optimismo”, el ensayista Johan Norberg, en una conferencia (consultable en la web de la Fundación), defendió que no es cierto que cualquier tiempo pasado fuese mejor que el actual, sino todo lo contrario. Norberg centró su atención en diez aspectos, refiriéndose al planeta. Esquemáticamente son estos: 1. la alimentación, donde la tasa de desnutrición ha pasado del 50% en 1945 al 10% actual. 2. La mejora en el saneamiento. 3 la esperanza de vida, de 30 años en 1770 a 70 años hoy, con picos de más de 80 en Japón y en España. 4. La pobreza que, siempre relativa al nivel medio poblacional, en la capacidad de compra de los más pobres ha aumentado. 5. Las tasas de homicidios han bajado y hoy una guerra entre democracias es casi imposible. 6. La nueva conciencia sobre el medio ambiente. 7. La tasa de analfabetos, que ha pasado del 90 % en 1820 al 10 % en la actualidad. 8. La libertad. Aunque la última década hay un auge del autoritarismo, todavía en 1.800 el 60 % de los países admitían la esclavitud. 9. Igualdad: se respeta más a las minorías étnicas y, en Occidente, los derechos de las mujeres, así como de los homosexuales y 10, el trabajo infantil ha pasado del 28% (1950) al 10% actual. Aun así, concluye Norberg, el 71% de los británicos piensan que vamos a peor y sólo el 5% a mejor.


Mas, he aquí, que en el “ABC Cultural” del sábado 29 de diciembre del año 2018, me encuentro bajo el título de “El mundo va bien”, un extenso trabajo donde se nos presentan las tesis defendidas por el reputado científico canadiense, profesor en Harvard, Steven Pinker (a quien le entrevistan en “Le Monde” el primer día del año 2019, con la misma temática y pronósticos) y, sobre todo, similares tesis del médico sueco, Hans Rosling, recibiendo, ambos, el apoyo de Bill Gates quien ya publicó a inicios del año 2018, una lista de cinco motivos por los que deberíamos ser optimistas. Motivos que ya había señalado Norberg y que hemos de encontrar en la publicación, en castellano, de noviembre de 2018 de Hans Rosling, “Factfullness” (Ed Deusto, 2018, 346 pág.). Me hice rápidamente con el libro en cuya lectura me encuentro, pero ya llevo leído lo suficiente para escribir estas líneas.

“Factfullness” es un término construido por el propio Rosling, intraducible, viene a decir, en sus propias palabras, “ser consciente de la realidad” (…) “en base a datos reales, como fuente de paz mental. Porque el mundo no es tan dramático como parece” (Pág. 32). En la propia portada del libro, como subtitulo podemos leer esto: “Diez razones por las que estamos equivocados sobre el mundo. Y por qué las cosas están mejor de lo que piensas”. Además, en el faldón superior de la portada: “Cómo los prejuicios y un mal uso de los datos condicionan la visión de los problemas del mundo” y la editorial, en una tira que envuelve al libro, se encarga de decirnos que “El libro por su capacidad para cambiar cómo vemos el mundo, Bill Gates ha regalado a todos los graduados de Estados Unidos”, lo que es rigurosamente cierto.

Pero ¿de qué va “Factfullness”?. Básicamente defiende la tesis de que, si juzgamos la realidad, ciñéndonos a datos reales, auténticos, verificados y verificables, el mundo no va tan mal como la inmensa mayoría de la gente piensa. Para lo que desarrolla una batería impresionante de datos (siempre con sus fuentes, y en 14 países, España entre ellos) que pese a la aridez que supone leer muchas cifras, sin embargo, las ofrece de forma muy amena, didáctica, con distanciada presentación jocosa, aunque fundamentada, para nada plúmbea.

No tengo espacio para enumerar los ámbitos en los que trabaja Rosling, en parte los mismo que Norberg, y los que presenta en su magistral trabajo Michel Camdessus en su libro “Vers le monde de 2050”, (Fayard 2017), desgraciadamente no traducido al castellano. Para sus análisis Rosling, categoriza a las personas de la humanidad en cuatro niveles a tenor de su nivel de ingresos (ver pp. 48 y ss.). Nivel 1: Entre 1 y 2 dólares al día de media (mil millones de personas en el planeta); nivel 2: entre 4 y 7 dólares al día (tres mil millones de personas); nivel 3: más de 16 dólares al día (dos mil millones de personas); nivel 4, más de 64 dólares al día (mil millones de personas).

El autor trabaja con datos estadísticos, micro y macro. Es su virtud y su debilidad y limitación. No veo que valore mucho la percepción subjetiva de la realidad que puede ser tan importante con la fría estadística, como sugerí en estas mismas páginas en mi análisis de la crisis de los chalecos amarillos (“El Correo” 2/12/18) y que hago extensible a los resultados en Andalucía y al auge de los populismos extremistas en la opulenta Europa. 

Pero dicho esto no quiero cerrar sin añadir que la lectura del libro de Rosling me parece imprescindible a quien quiera asomarse a la realidad. Lo recomiendo vivamente a políticos, periodistas, comunicadores, y a todos los que deseen opinar con conocimiento de causa. Exige el coraje de poner en duda sus propios prejuicios. Es el precio que pagar para acercarse a la verdad.


Donostia 5 de enero de 2019

Javier Elzo

Publicado el 20 de Enero de 2019 en El Correo


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