martes, 25 de septiembre de 2018

No solamente el terror de ETA materializaba proyectos políticos


No solamente el terror de ETA materializaba proyectos políticos.

Mi antiguo y buen amigo, pese a que ya nos vemos muy poco, Joseba Arregui, publicó el lunes 17 de septiembre pasado un artículo en “El Correo” al que, por mor de esa vieja amistad, me llevó al teclado y a enviar un texto mío, al mismo medio, que lo publicó el lunes siguiente.

Este es mi texto

Querido Joseba:

Creo poder decir que nos apreciamos mutuamente. Nos conocemos desde hace muchos años. Más de cincuenta. Hemos coincidido en la vida laboral y en algunas de nuestras opciones religiosas y políticas, aunque, en estas últimas, llevamos años manifestando divergencias que nunca han ahogado nuestra amistad. Es tu artículo “Dejar atrás” del 17/09/18 en “El Correo”, el que me hace escribir, en público, estas líneas. Iré directamente al grano. Son tres párrafos en el núcleo de tu artículo que traslado aquí (para recuerdo del lector) casi en su integridad, aunque lo hago en dos partes.

Escribes: “Para poder realmente dejar atrás una experiencia como el terror de ETA que ha durado más de cincuenta años es preciso darle su valor en primer lugar. No valen rebajas del estilo: también en otros lugares pasaron cosas parecidas (…). Tampoco es de recibo mezclarlo con otras violencias que se han dado en algunos momentos en los que actuaba ETA: el de este grupo era el único terror basado en la materialización de un proyecto político. (…) ETA ha matado en el intento de conseguir para la sociedad vasca la realización de un proyecto político independentista radical vestido de socialismo. No ha matado por avaricia. No ha matado por celos. No ha matado por venganza. No ha matado por barbarie. Ha matado por motivación política”.
Ciertamente, no valen rebajas. Pero hay más rebajas de las que tu apuntas. Hay una afirmación en tu texto que no puedo aceptar: cuando afirmas que la violencia de ETA “era el único terror basado en la materialización de un proyecto político”. Lo era, ciertamente, pero no era el único. No pienso solo, ni principalmente, en los GAL, en el Batallón Vasco Español. Pienso en la legitimación y ocultación de los malos tratos y torturas por parte de la Policía Nacional y Guardia Civil, tantos años, aunque tampoco se libra la Ertzaintza. ¿En nombre de qué el gobierno español miró, y sigue mirando, a otro lado ante las torturas? Tienes razón Joseba: No lo hace por avaricia. No por celos. No por venganza (aunque aquí tengo mis dudas). No por barbarie. Lo hace “por motivación política”. Y no quiero remontarme a la guerra civil y al franquismo. Aunque, creo que recuerdes, que nunca he puesto en suma cero las diferentes violencias en tiempo de ETA. Permíteme que, al respecto, me auto cite (¿será auto plagio?) cuando escribí en mi libro “Tras la losa de ETA”, que “ETA ha escrito la página más negra de la historia del País Vasco”

Apuntas en tu texto que “ETA ha matado en el intento de conseguir para la sociedad vasca la realización de un proyecto político independentista radical vestido de socialismo”. Si, su objetivo era una Euskal Herria independiente y unificada, socialista y euskaldun, a lo que después han añadido lo de internacionalista y ecologista y, ya en las postrimerías, feminista. Siempre se ha discutido sobre el peso de su socialismo. Tú hablas de independentismo radical. Sabes bien que un amigo común, ya fallecido, hablada de socialismo radical, (revolucionario de signo marxista) en la cúpula del MLNV, no en las bases. Recordarás que, para nuestro común amigo, lo esencial era la libertad. 
Segunda citación. Escribes:” Esto obliga a preguntarse: ¿dónde estuve yo cuando todo esto sucedía?, ¿qué hice yo en esos momentos que duraron demasiados años?, ¿cómo respondí yo ante esos asesinatos políticos? Para dejar atrás el dolor del terrorismo es preciso mirarse al espejo (…) Mirarse en el espejo es condición necesaria para dejar atrás de forma productiva, decente y humana una historia como la del terror de ETA. No estoy muy seguro de que lo hayamos hecho”.
Tienes razón: no lo hemos hecho bien. No es fácil mirar atrás. Además, lo hacemos con las gafas de ahora. Entre otras razones porque ya no nos valen las de antes. Es que, y esto es crucial, ni antes ni ahora, hemos sido del todo ecuánimes en nuestra mirada. Incluso hemos cambiado. ¡Mira, Joseba! Mi padre era carlista. Hizo la guerra con Franco y lo que yo mamé de crio fue un antinacionalismo (vasco) acérrimo. Porque los nacionalistas hicieron la guerra con los que mataban a curas y frailes, me decían. Las cosas cambiaron cuando un primo de mi abuela, el obispo Mateo Múgica, ya ciego, vino a visitarla a nuestra casa en Beasain y, allí nos habló de curas asesinados por los nacionales. Por motivos políticos, razón por la que siguen sin ser declarados mártires. Esto y saber, de muy joven, por mi padre, de una experiencia de arrojamiento de presos en el Balcón de Pilatos en Urbasa, durante la guerra civil, han marcado mi vida. Esto hace que, a tus preguntas de “¿qué hice yo en esos momentos que duraron demasiados años?, ¿cómo respondí yo ante esos asesinatos políticos?” te respondería (lo tengo escrito en “Communio” los años 1979- 80) que abrir bien los ojos y rechazar toda violencia injusta, viniera de donde viniera.

No sé si recordarás. La última vez que nos vimos fue en el aeropuerto de Loiu. Acabada de llegar. Tú estabas en la fila para acceder al embarque. Me llamaste: “¡Patxi!”. Te acompañé hasta el embarque. Quedamos en que teníamos que vernos y conversar. Hasta hoy. Espero que no sea hasta siempre.

Con el afecto de siempre

Javier Elzo (Patxi, para algunos como tú)

(Publicado en “El Correo” el 24 de septiembre de 2018)

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