domingo, 8 de octubre de 2017

Catalunya ante el precipicio: el fracaso de esta Europa

Catalunya ante el precipicio: el fracaso de esta Europa

Lo urgente e importante hoy es parar la Declaración Unilateral de Independencia. Ya lo he dicho en las anteriores entradas a este blog. (http://javierelzo.blogspot.com.es/2017/10/como-decir-no-la-independencia-de.html) Pero se está haciendo muy mal. Si pongo las luces largas, como intento hacer estos días en este tema (aunque he de reconocer que la acción policial el 1º de Octubre me impactó enormemente), me reitero en mi idea de la desmembración sentimental de España. No solamente de Catalunya como ha reconocido hoy, domingo 8, Josep Borrel al final de la manifestación anti-independentista en Barcelona, también en España. Un detalle menor pero significativo. Vi el día pasado en TVE cómo, en Alicante, Gerard Piqué era aplaudido y silbado al entrar al hotel. No solamente hay división emocional entre Catalunya y Euskadi con España, sino también en el interior de España.

Si lo urgente e importante es lograr que no se declare la independencia, considero también que, junto a la defensa de la legalidad, es precisa, tal y como están las cosas, una salida que permita abordar, con tiempo, la no resuelta cuestión territorial en España. Hoy, esto exige también, por parte del Estado, una deliberación seria sobre la cuestión territorial. De ahí la apelación de muchos, entre los que me incluyo, al diálogo y, si cabe, a la mediación. Lo contrario es un choque frontal de trenes en el que ganará, sin duda alguna, el más fuerte, el Estado Español, pero habrá creado una herida, no solamente en Catalunya, que no veo cómo ni cuando se cerrará. El diálogo exige, de entrada, que se sienten, aunque no tengan nada de qué hablar. Acabo de oírselo a Serrat, hablando desde Rosario, en Argentina.

La Iglesia parece que ha intervenido. “La Vanguardia” ha propuesta algo así como un Comité de sabios. El Colegio de Abogados en Catalunya también se ha ofrecido. Ayer sábado hubo muchas manifestaciones en España, de personas vestidas de blanco, pidiendo dialogo. Me parece muy bien, pero, personalmente, creo que es la Unión Europea, (no sé bien qué organismo) la que debe intervenir. Decir que este es un tema exclusivamente interior al Estado Español, lo considero, más que un grave error: es una dejación de responsabilidades. No sé si jurídicas, pero sí- ¿cómo denominarlo? – éticas o políticas, al menos si creemos en una Europa como una bella utopía (que no quimera) en construcción. Una Europa que se desentiende, o se pone de perfil, o dice generalidades (cumplir la ley sin violencia etc.) es una Europa que no se atreve a intervenir cuando, en su seno, hay un problema del calado que ahora hay en España. Necesitamos más Europa, otra Europa más fuerte, que se implique cuando hay problemas, si realmente queremos que Europa entre en el corazón de los europeos. Lo que desgraciadamente no es el caso.

Un buen amigo mío, que en su día trabajó en un organismo de la UE, y que ha echado raíces en Bélgica y a quien trasladé alguna de estas ideas me contesto que describo muy bien lo que me gustaría que fuera la UE. Y añade, “Es más, los que hemos trabajado durante años en ese sentido, compartimos el mismo ideal y muchísimos de sus objetivos.
No cabe duda de que la UE es algo extremadamente importante que interviene (y a veces gestiona) la vida diaria de los europeos. Y no por no ser consciente o desconocer su papel es menos necesaria.
Sin embargo "no se puede pedir peras al olmo". Los Estados miembros no han delegado su soberanía en estas cuestiones. (Mira la reacción de Polonia, Hungría y algún otro estado báltico en relación con los inmigrantes). Por consiguiente, si no tienes mandato para actuar, no puedes reaccionar a demandas de responsabilidades. Y cuando no hay mandato me resulta bastante arriesgado apelar a la ética y pedir responsabilidades”.
¡Ay la soberanía! Me pregunto, hace mucho tiempo, y lo he escrito reiteradas veces, si el concepto, lo que históricamente ha representado, y sigue representando en un contexto de pluralismo y globalización, no es ya un concepto no solamente obsoleto sino, también, contraproducente, incluso polemógeno que diría mi profesor lovaniense, Paul M. G. Levi que tanto me influyó en mis años de formación.

Ahí estamos. El martes el choque de trenes, salvo milagro, se consumará. Evidentemente el responsable será “el otro”. Yo no lo creo, hay unos más responsables que otros, pero, hoy, al menos, no quiero echar más leña al fuego. Aunque este texto lo lea poca gente, sabiendo que su influjo será nulo, y aceptando, plenamente, que mis análisis pueden ser erróneos, al menos quiero tener la conciencia tranquila de no haberme callado.

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