viernes, 16 de enero de 2015

El papa y los límites de la libertad de expresión


El papa y los límites de la libertad de expresión

En el vuelo que llevaba al Papa de Sri Lanka Filipinas, el Papa pronunció unas palabras sobre los límites de la libertad de expresión que han levantado una polvareda enorme. Voy a trasladar, íntegramente la pregunta y la respuesta del Papa. Juzgue el lector.

La pregunta la hizo el periodista Sebastien Maillard, de “La Croix”: «¿Hasta qué punto se puede llegar con la libertad de expresión, que es un derecho humano como el de la libertad religiosa?». Esta fue la respuesta.

«Gracias por la pregunta, es inteligente. Creo que ambos son derechos fundamentales: la libertad religiosa y la libertad de expresión. ¡Hablemos claro, vayamos a París! No se puede ocultar una verdad: cada persona tiene el derecho de practicar la propia religión sin ofender, libremente, y es lo que queremos todos. Dos: no se puede ofender o hacer la guerra, matar en nombre de la propia religión, en nombre de Dios. Nos sorprende lo que sucede ahora, pero pensemos en nuestra historia: ¡cuántas guerras de religión hemos tenido! Pensemos en la noche de San Bartolomé (la referencia a la masacre de los hugonotes, asesinados por los católicos, ndr). Como se comprenderá, también nosotros fuimos pecadores en esto, pero no se puede matar en nombre de Dios, esta es una aberración. Se debe hacer con libertad y sin ofender.

En cuanto a la libertad de expresión: cada persona no solo tiene la libertad, sino la obligación de decir lo que piensa para apoyar el bien común. Si un diputado no dice cuál cree que es la verdadera vía que hay que recorrer, no está colaborando con el bien común. Hay que tener, pues, esta libertad, pero sin ofender, porque es cierto que no se puede reaccionar con violencia, pero si el doctor Gasbarri, que es un amigo, dice una grosería contra mi mamá, le espera un puñetazo. No se puede provocar, no se puede insultar la fe de los demás. Papa Benedicto, en un discurso (la lectio en Regensburg de 2006, ndr.) habló de esta mentalidad post-positivista, de la metafísica post-positivista, que llevaba a creer que las religiones o las expresiones religiosas eran una especie de sub-cultura, toleradas, pero poca cosa, no forman parte de la cultura iluminista. Y esta es una herencia de la Ilustración. Hay mucha gente que habla mal, que se burla de la religión de los demás. Estas personas provocan y puede suceder lo que le sucedería al doctor Gasbarri, si dijera algo contra mi mamá. Hay un límite, cada religión tiene dignidad, cada religión que respete la vida humana, la persona humana… yo no puedo burlarme de ella. Puse este ejemplo del límite para decir que en la libertad de expresión hay límites, como en el ejemplo de mi mamá. No sé si pude responder a la pregunta. Gracias.»
(Fuente: Vatican Insider, en castellano, 16/01/15.  http://vaticaninsider.lastampa.it/es/en-el-mundo/dettagliospain/articolo/francesco-filippine-38562/)

¿Mi opinión?. Creo que la herencia de Ilustración va más allá, y es más positiva de lo que dice Francisco. Aunque tampoco es del todo falso lo que afirma, en la realidad de hoy. Respecto de la libertad de expresión, aplíquese el sentido común.

2 comentarios:

  1. Lo que discutimos no es si nuestra libertad de expresión nos lleva al extremo de ofender, sino quien tiene derecho a juzgarlo y a limitarlo. Los tribunales o un ciudadano armado de un fusil. Cierto, cuando colisionan dos derechos fundamentales, la valoración de esa colisión no corresponde, ni al Papa, ni a ningún clérigo, ni a ningún político, ni a ningún ciudadano. Corresponde al poder judicial.
    Yo no escribiría lo que publican en Charlie, pero defiendo su derecho a hacerlo y a que se sometan a la acción de la justicia si traspasan los límites de la Ley.
    Esa es la gran herencia de la Ilustración
    Un gran blog Javier

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  2. Yo tampoco escribiría lo que publican en Charlie Hebdo. Pero como indiqué en una entrada anterior en este blog, citando a Voltaire, señalé que defendería que ellos pudieran escribir lo que escriben.
    Ciertamente, Iñaki, son los jueces quienes deben poner limites a la libertad de expresión. De hecho en ocho ocasiones, leí en Le Monde; que Charlie Hebdo había recibido la visita de la justicia. No recuerdo si condenado.
    Pero los ciudadanos podemos comprar la revista o no comprarla. Más aún, podemos preguntarnos a qué razones responde que en su mofa, en su sátira y en su escarnio, seleccionen, una y otra vez, a unos personajes concretos. Y aquí las ciencias sociales, herederas de la Ilustración, tienen un gran papel que jugar. En nombre de la libertad de expresión, y de la luz de la razón. Por algo se llama al tiempo de la Ilustración el siglo de las luces.
    Con un abrazo, Iñaki..
    Javier Elzo

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