lunes, 12 de mayo de 2014

Temo que más que un suceso. Tras el asesinato de Isabel Carrasco


Temo que más que un suceso. Tras el asesinato de Isabel Carrasco

(12/05/14)

Acabo de cenar, tras llegar a casa de un concierto de la Orquesta de Euskadi con el Coro Easo cuando, abriendo el ordenador, leo, en las noticias, el asesinato de la Presidenta de la Diputación de León, Isabel Carrasco. No sé si el crimen es pasional, político o vengativo (parece que una persona implicada fue despedida de la Diputación de León).

A estas horas de la noche y teniendo que dar una charla mañana a las 10,00 de la mañana a una hora de camino de mi domicilio, seré breve. Lo primero que me viene a la cabeza (mas allá del dolor de los allegados a la víctima) es que este crimen (¡ojalá esté equivocado!) no es un suceso cualquiera. Llevamos demasiado tiempo insultando, agrediendo y amenazando a los cargos públicos: impedir que los políticos catalanes puedan acudir al Parlament para el que fueron elegidos; escraches a personas públicas con la bendición de no pocos opinadores y alguna sentencia judicial; intento de agresión (me viene a la cabeza la de de Pere Navarro hace unos días), y siempre el “pim pam pum”, bienvenido y satisfactoriamente saludado, contra la clase política. Quisiera creer que el asesinato de Isabel Carrasco no es el paso fatídico de una escalada contra los responsables políticos que, esta sí, es evidente para quien quiera verlo.

Los responsables políticos pueden, y deben ser, objeto de la crítica ciudadana. Por supuesto. Pero hay dos rayas que, en mi opinión, no se deben sobrepasar. La primera es la que va del razonamiento al insulto. Personalmente creo que, salvo circunstancias dramáticas (el desahucio injusto, por ejemplo), el que insulta se desautoriza. La segunda línea es cuando se pasa del insulto a la intimidación o agresión personal, cuando no familiar, caso de algunos escraches.

Lo más grave, a mi juicio, es que muchos opinadores, líderes de opinión, medios de comunicación etc., etc., ven normal y aceptable traspasar ambas líneas. Así comenzaron todos los fascismos que en el mundo han sido. Lean a Rob Riemen, por favor  

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