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martes, 4 de febrero de 2020

La voluntad popular, la ley y la justicia. Excelente artículo de Antoni Puigverd


Subo aquí un excelente artículo del columnista de "La Vanguardia" sobre la cuestión catalana, con unas reflexiones sobre la voluntad popular, el incumplimiento de la ley y la aplicación de la justicia.
Mi acuerdo con Puigverd es total.



‘Vae victis’ (¡ay de los vencidos!)
Antoni Puigverd


“La Vanguardia” 3 de febrero de 2020
Una de las fechas trágicas de los antiguos romanos corresponde a un día también muy trágico de nuestra historia. 18 de julio. Según narra Tito Livio, los romanos fueron derrotados por los galos senones en el valle del río Alia, afluente del Tíber, el 398 o el 390 a.C. Los galos entraron en Roma y la incendiaron. Desesperados, los romanos se encastillaron en el Campidoglio y resistieron el asedio durante meses. Finalmente, negociaron su rescate con el oro enviado por sus aliados de Marsella. Mientras pesaban las libras del oro pactado, los romanos protestaron al considerar que el peso estaba siendo falsificado. Ante las protestas, Breno, el caudillo galo, puso su espada sobre un plato de la balanza, exclamando: “Vae victis” (¡ay, de los vencidos!). En un mundo salvaje no hay límites a la interpretación que el vencedor hace de la ley.
¿Estamos todavía en un país salvaje? Al Estado, personificado en fiscales y jueces, no le basta con la derrota y la condena. Necesita un suplemento de crueldad. Mientras el nuevo Gobierno intenta abrir una vía de diálogo, la mano férrea del Estado, en vez de relajar la presión, la intensifica. Tribunal de Cuentas, Junta Electoral Central, Audiencia, Fiscalía, Tribunal Supremo, Tribunal Constitucional: todas las estructuras judiciales españolas trabajan en comandita para imponerse al independentismo de la manera más dura posible.
¿No hay límites a la interpretación arbitraria que el vencedor hace de la ley?
La letra de la ley y el procedimiento se han convertido en valores absolutos que el Estado utiliza para aplastar a sus enemigos. Lo explicó mucho mejor el profesor Sánchez-Cuenca en un artículo en La Vanguardia (“Ley y democracia”, 11/I/2020). Sostiene Sánchez-Cuenca que la justicia española actúa sobre los independentistas “despreciando en sus argumentaciones el peso de los valores democráticos”, ya que, “cuando han surgido conflictos entre valores democráticos y procedimentales, siempre han prevalecido los segundos”. Sánchez-Cuenca sostiene que “hay un sesgo sistemático que lleva a una interpretación ciega de la ley, sin sensibilidad hacia los valores democráticos en juego”. Y concluye: “La democracia aparece en autos y sentencias como una creación del Estado de derecho”, cuando debería ser al revés. El Estado de derecho no es un absoluto, sino “un mecanismo de que se dota la democracia para proteger y perfeccionar sus principios y valores”.
Sánchez-Cuenca escribía estas reflexiones a propósito de la argumentación del Tribunal de Justicia de la Unión Europea (TJUE), que corrigió expeditivamente (como se ha vuelto a ver ahora con el escaño europeo de Clara Ponsatí) la exigencia administrativa de la Junta Electoral Central. Había pretendido esta junta que fuera más importante el trámite de jurar o prometer la Constitución que la decisión soberana de los votantes. Más allá de su utilidad concreta, la sentencia europea contiene en espíritu la solución de todo el conflicto catalán.
En efecto: si interpretamos lo que ha sucedido en términos de valores democráticos, la respuesta inteligente de un Estado a la ruptura de la legalidad (unilateralidad) por parte del independentismo no era la aplicación tremendista del derecho penal (aunque el delito de desobediencia era palmario), sino la acción política. Dialogar no significaba ceder. Sólo significaba hablar. Ahora sabemos que, si el Estado, a través del poder ejecutivo, hubiera hecho una contrapropuesta y hubiera abierto un diálogo, seguramente no habríamos caído en el pozo en el que ahora estamos.
El problema catalán tiene muchas causas, pero estalla con la sentencia sobre el Estatut: un tribunal corrigió una votación popular. La solución consistiría en enmendar esta anomalía. Se está haciendo exactamente lo contrario: convertir esta anomalía (preeminencia de los tribunales sobre el voto popular) en regla.
Se entiende el argumento de la Fiscalía para negar el permiso de 72 horas a Jordi Cuixart. “No ha asumido los hechos delictivos ni ha mostrado arrepentimiento”. Los fiscales se sienten fuertes en su dureza, no se conforman con la condena: esperan que el líder independentista entregue no sólo el cuerpo (ya encarcelado) sino el alma (sus ideas). Se puede dar la vuelta como un calcetín a este argumento fiscal: quizás si el Estado fuera suaviter in modo sin dejar de ser fortiter in re, quizás si aceptara que, más allá de la condena, hay un problema político de fondo que hay que afrontar y resolver, quizás si el Estado tuviera una actitud no represora, sino propositiva, quizás entonces todos los independentistas se moderarían (como ya está haciendo ERC) y podríamos encontrar una salida política a un problema que nunca debió salir del cauce político.
Los jueces y fiscales más duros notan de manera muy cercana e íntima el calor de una opinión pública vengativa. La tentación del vae victis , la tentación de aplastar a los vencidos, es muy visible en algunos partidos españoles y en la mayor parte de los medios. Pero la venganza, aunque sea en forma de exquisita orfebrería jurídica, no es nunca la solución a un problema político. Al contrario: es un paso irreversible hacia la destrucción de los fundamentos democráticos del Estado.


viernes, 20 de diciembre de 2019

Conversando con Norbert Bilbeny sobre el Procés






Javier Elzo y Norbert Bilbeny conversan sobre la sentencia del Proceso
10 DE DICIEMBRE 2019
Javier Elzo: "La convivencia queda deteriorada entre catalanes. Sin duda, aumentará la polarización ".
Norbert Bilbeny: "Me preocupa que quede dañado el sentido de tolerancia. También el pluralismo y la noción de democracia ".


Javier Elzo  (Beasain, Guipúzcoa, 1942), sociólogo, catedrático emérito de Sociología de la Universidad de Deusto e investigador social. Fue director del Equipo de Estudio de los Valores de la Universidad de Deusto, en Bilbao, y también fue el primer investigador español del European Values Study (2000-2008). Por sus publicaciones sobre la juventud vasca cercana a ETA tuvo que vivir con protección durante diez años.
Norbert Bilbeny (Barcelona, 1953) es catedrático de ética en la Universidad de Barcelona, donde imparte clases. En febrero de 2017 fue nombrado Presidente de la recién creada comisión ética de la misma universidad. Ha escrito decenas de libros, los últimos de los cuales son 'La vida avanza en espiral. Conversaciones sobre ética con mi nieto '(Ariel, 2016) y' Filosofía para salir de casa '(Columna, 2.019).
El pasado 14 de octubre el Tribunal Supremo dictó la sentencia en relación a los hechos de octubre de 2017 -el referéndum del 1-O y la posterior declaración de independencia del 27-O, con peñas de hasta 99 años por el conjunto de los imputados. ¿Qué consecuencias tiene, a nivel de valores, la sentencia del Proceso dictada por el Tribunal Supremo este octubre? Qué activará y cuáles mitigará, de ahora en adelante? Qué ocasionará en relación a la convivencia ciudadana en Cataluña?
Creen que el Tribunal Supremo ha sido excesivamente duro e incluso injusto, al dictar la sentencia? O, por el contrario, creen que el independentismo no calibró que suponía, a nivel de consecuencias legales, sacar adelante la celebración del referéndum?
JAVIER ELZO -La respuesta a su pregunta son ambas cosas. Es decir, por un lado la sentencia me parece extremadamente dura y por otro lado parece claro que el independentismo no pensaba que pudiera "caer" lo que le ha caído. Respecto al primer punto, aunque no soy jurista -soy sociólogo- debo decir que nosotros, desde el País Vasco, hemos vivido situaciones de violencia infinitamente más graves que las que se vivieron en Cataluña hace dos años. Y no me refiero a la violencia de ETA, eh? Me estoy refiriendo a las violencias de las manifestaciones: recuerdo estar detrás de una pancarta, muchas veces de Gesto por la Paz, y tener ante nosotros, a diez metros, jóvenes del mundo de Batasuna y del movimiento cercano a ETA gritarnos: " ETA, mátalos "," mañana este y pasado serás tú ". Y esto no tiene nada que ver con lo que pasó ante la Consejería de Economía el 20-S. Y no digamos el 1 de octubre, cuando la violencia fue básicamente ejercida por parte de las fuerzas de seguridad. Las manifestaciones a que hacía referencia tenían lugar en el País Vasco a finales de los años 90. Entonces, donde era la justicia? Y la Fiscalía? En ninguna parte. Incluso la policía ... era una policía notarial! Tomaba acta de lo que pasaba: "Unos jóvenes nos están amenazando llamando ETA mátalos '". Cada fin de semana, en los años más duros de ETA, había unas manifestaciones públicas donde se proferían todo tipo de gritos amenazadores, donde se decía "ETA, el pueblo está contigo", donde se hacían gritos a su favor, manifestaciones ilegales ... sin que en ese momento la Fiscalía ni la magistratura dijeran nada. Hubo que ETA asesinara Gregorio Ordóñez, concejal del PP en el Ayuntamiento de San Sebastián, para que la justicia se pusiera las pilas. En un estudio que dirigí por encargo de la Consejería de Interior del Gobierno Vasco presidido por Juan María Atutxa sobre la subcultura de la violencia en la juventud vasca manifestábamos nuestra sorpresa por la impunidad con la que los violentos se estaban moviendo por la sociedad vasca. Aquello me supuso tener que vivir con protección, pero también me provocó muchas críticas desde el mundo de la justicia. Recuerdo como Juan Mari Bandrés me llamó y me dijo: "Oye, dame el texto este que has hecho para que me lo piden desde el Tribunal Supremo". En ese texto nos preguntábamos dónde estaba el mundo de los fiscales. Y ahora, cuando veo lo que he vivido en carne propia y que la sentencia del Proceso se basa prácticamente en lo que pasó el 20 de septiembre y el 1 de octubre ... No lo entiendo. Lo que pasó en Cataluña entonces me parece agua bendita, una pelea de patio de colegio, en relación con lo que pasaba en nuestro país. Entonces, ¿qué ha cambiado? Pues ha cambiado la justicia, claramente.
NORBERT BILBENY -Tengo los 500 folios de la sentencia en mi escritorio para leerla con las gafas de profesor de ética y como persona que escribe sobre estos asuntos. Por lo que sé en relación al texto de la sentencia creo que en algunos puntos, muy probablemente puntos esenciales, no hay una equiparación, una proporcionalidad entre la descripción de los hechos y su calificación para, a partir de ello, establecer las condenas oportunas . Este es un primer aspecto interesante. He hecho una lectura transversal y creo ver muchos adjetivos, muchos adverbios; es decir, elementos de valoración que no sé si proceden masa, en una calificación de hechos. No soy jurista, pero tengo la sensación de que podría haber sido más rigurosa en cuanto a su construcción jurídica. En relación a lo que significa e implica ... no la veo demasiado justa. No me atrevo a decir que sea injusta porque estoy seguro de que está hecha de acuerdo con la ley; me parece que los magistrados que lo han redactado son personas solventes, el juicio ha procedido de forma bastante rigurosa y transparente -con algunos flecos discutibles, eso sí- pero la sentencia me ha decepcionado porque pensaba que sería más leve. Me parece que es desproporcionada. Está claro que el haber vulnerado la ley -en este caso el Estatuto y la Constitución- no puede quedar impune; sería un muy mal precedente. Y que, por tanto, hay que aplicar la ley. Pero creo que el tribunal se ha excedido con tantos años de presidio. Es cierto que ha evitado la calificación de "rebelión" y que la sentencia deja la situación de los presos como favorable a que se puedan establecer algunas redenciones, permisos ... pero con todo opino que, una vez más, la justicia y la ley pueden oponerse.
Muchos colectivos denuncian que la sentencia recorta derechos como la libertad de expresión o de manifestación. Están de acuerdo?
JE -Bueno, esta pregunta es muy jurídica. Y yo no me atrevo a hablar de ello demasiado. Me he carteado con amigos catalanes que me dicen que la sentencia está muy bien trabada pero que, como decía en Norbert, apuntan que se habla mucho de opiniones y menos de hechos. Que hay muchos adverbios, exactamente. Hay muchos juristas, como Joaquim Bosch, portavoz territorial de Jueces para la Democracia, que dicen que supone un giro jurisprudencial que puede implicar que acciones de resistencia pacífica como las que juzga el tribunal -pero también contra un desahucio- tengan la misma consideración que en esta misma resolución. Y añade que equiparar la violencia activa con la resistencia pacífica acaba provocando que conductas que están amparadas por el derecho a reunión y manifestación pueden acabar siendo condenadas con penas de quince años de prisión. No soy quién para decirlo pero parece que hay homicidios que acaban con condenas similares a las que han sufrido los que llamo -y soy responsable de mis palabras- presos políticos. Esto evidentemente me preocupa; me preocupa y mucho. Por lo tanto sí que puede haber un problema de libertad de expresión, cuestión extremadamente importante. Yo recomiendo -porque esto no sólo pasa en España- un librito que acaba de sacar un famoso jurista francés, François Sureau, que se titulaSans la liberté , donde habla de los riesgos de la pérdida de libertad en la sociedad contemporánea . La occidental, quiero decir. Él se refiere concretamente a Francia. Pero yo le hablo de España y de Cataluña.
NB -Sí, yo creo que puede existir, esta posibilidad. Por lo que he leído del texto y por lo que he visto que llaman comentaristas y analistas hay algunas grietas, algunas brechas, por las que a partir de ahora, sirviéndose de esta sentencia del Supremo, se podría limitar los derechos de expresión, de reunión y manifestación. Una consideración de "tumulto" para determinadas concentraciones que han supuesto la consideración de hecho delictivo tan grave ... es discutible. Desde hoy, que será un tumulto? Yo mismo, que no soy independentista, aquel 20-S -cuando la radio notificaba la entrada de la Guardia Civil en ese departamento del Gobierno de la Generalitat y la gente empezaba a acudir- me acerqué, porque el edificio queda muy cerca de la facultad donde hago clases; está a unos escasos 200 metros. Como ciudadano y como espectador. Estuve veinte minutos por la mañana, después fui a dar clase y luego hacia las seis volví, para ver qué se cocía. Había una gran concentración. Por lo tanto, sin hacer ningún grito y sin llevar ninguna bandera porque no soy independentista -y no en presumeixo-, yo participé en ese "tumulto", ¿verdad? Ahora tendría que autoinculparse? Esto del "tumulto" me da un poco de aprensión.
¿Qué consecuencias puede tener a nivel social haber dictado esta sentencia? Pasado el shock inicial, puede ayudar a abrir una nueva etapa, cuando los presos salgan a la calle o creen que servirá para violentar aún más el país y su pluralidad interna? ¿Qué valores quedarán alterados en Cataluña a raíz de esta sentencia?
JE - He leído en varios sitios que es un punto y aparte, pero lo será desde un punto de vista estrictamente judicial. Como ha dicho el presidente del TSJC del País Vasco, esta sentencia sólo es la verdad judicial. Una verdad judicial, que no tiene porque ser la verdad. Por lo tanto las consecuencias desde un punto de vista judicial pueden estar más o menos claras a no ser que el Tribunal Constitucional y las instancias europeas lo subsane. Pero vaya, "largo me lo fiáis", eh?
En relación a las consecuencias sociales, pienso que después de la sentencia del Supremo la convivencia queda deteriorada en el interior de Cataluña, entre catalanes. Se han dicho cosas muy fuertes. Ha habido incitaciones al odio que prefiero no recordar. Y, a más corto plazo, sólo hay que ver los incidentes que hubo en las calles la semana pasada en Cataluña; hay una gran polarización. Por un lado hay una serie de colectivos que detrás de la sentencia han visto una autojustificación para utilizar la violencia y hay otros que estiman que la sentencia ha sido benévola; vemos las dos cosas. Cuando vemos cómo ha quemado la plaza de Urquinaona ... quién está detrás de esto? Hay algunos independentistas que hasta ahora eran pacíficos pero que al ver que pacíficamente no lo han conseguido ... se apuntan a la violencia; esto, en mi opinión no los justifica, aunque ayuda a comprenderlos. Espero que se entienda que comprender un hecho social no significa justificarlo, aunque hay muchas personas que a esta distinción la tachan de meliflua, inconsistente o equidistante.
Por otra parte, también hay una serie de colectivos a nivel de Europa que se apuntan a un bombardeo. Hay una pregunta importante a hacerse: ¿por qué hay tantas manifestaciones que terminan con violencia? Lo hemos visto en Francia con los Chalecos Amarillas y estos últimos días en Hong Kong, en Santiago de Chile, en Ecuador ... y el País Vasco, hace dos días, después de una manifestación de Vox. Tampoco debemos olvidar que hay personas, colectivos, medios de comunicación que están diciendo que la sentencia ha sido leve y que debería haber sido más dura. Hay una parte de gente que creemos que deberíamos entrar en una lógica de encontrarnos, de encuentros para dialogar, procedimientos de encuentro ... y resulta que hay editoriales de periódicos que hablan de ello como "de una trampa ". Simplemente apuestan por aplicar la ley.
NB -Esto, precisamente, es lo que a mí más me preocupa, estos aspectos de moral y de ética, de reflexión sobre nuestra conducta cívica. Me preocupa que quede dañado el sentido de tolerancia hacia el que no piensa como nosotros. También el pluralismo, no sólo el político sino el moral, es decir, que haya diferentes creencias y costumbres, en una misma sociedad. También la propia noción de democracia, como regla de decisión de la mayoría ... pero que a la vez tiene que respetar su minoría; este doble juego no sé si quedará muy desfigurado, no me extrañaría nada. También no me extrañaría que a partir de esta sentencia quedara enfatizada la autocensura, en Cataluña pero también en toda España. Pienso que ya se practica: "Esto no lo diré", "esto más vale callárselo", "eso no es correcto", "Me aísle porque no estoy en" la onda "... Esto perjudica a los profesionales de la información, los opinadores, los académicos ... Cada vez siento más aquella pregunta de" por qué callan los intelectuales? "O" dónde están los intelectuales? ". Y finalmente he sentido una que dice: "Pero es que hay intelectuales?".
Precisamente Javier Elzo es uno de los intelectuales que se ha posicionado críticamente con la sentencia del Supremo en un artículo en 'El Correo Vasco'. ¿Qué valores cree que quedarán alterados, señor Elzo?
JE - Estoy totalmente de acuerdo con lo que dijo Norbert Bilbeny. Mire, yo le afirmo categóricamente que me siento menos libre ahora de decir lo que pienso que hace 35 años, cuando empecé a escribir en medios. Hace tres décadas tenía ETA que me amenazaba y tenía que llevar protección, pero me sentía intelectualmente más libre para decir lo que pensaba: ahora lo políticamente correcto se ha puesto tan hasta el fondo en nuestra manera de pensar ... por ejemplo en el tema de la mujer, en el tema de las pensiones, en el tema de la emigración o del Cambio Climático. Gran parte de los medios de comunicación se han convertido en púlpitos laicos. Si no estás de acuerdo con cómo se plantea un tema ... ya estás perdido! Además, hemos aceptado el anonimato como posible emisor de mensajes; una aberración.
NB - Me parece que has entrado en un punto muy interesante. No piensas, Javier, que la verdad, el conocimiento de los hechos, el ser menos apasionado respecto a los hechos, nos ayudaría a ser más libres? Algo que nos está coartando esa sensación de libertad -a mí también me pasa un poco- sería que nos conociéramos más Cataluña y el resto de España, que hubiera un conocimiento recíproco. Este conocimiento se ha ido perdiendo y esto ha fomentado los prejuicios, los estereotipos, conductas xenófobas ... si hubiera más preocupación para conocernos ... España tiene una tarea pendiente en hacer conocer mutuamente las diferentes comunidades. No nos llega lo que se refiere a las otras comunidades; el Senado no cumple esta función ... Necesitamos más conocimiento recíproco.
Hablamos de recetas de futuro. Es el momento de ponerse a dialogar, un poco a la manera de lo que hizo Elkarri en el País Vasco, para intentar rehacer los consensos antes existentes en la sociedad catalana? Más allá del ámbito político, que puede hacer la sociedad?
JE - El diálogo es imprescindible. Sin diálogo, no hay solución. Yo, para la convivencia a medio y largo plazo sugiero tres medidas. En primer lugar, la liberación mediante indulto de todos los encarcelados. Y buscar un arreglo para que los huidos de la justicia española puedan volver. En España hay ejemplos históricos de resolución de problemas similares; recuerdo el caso del indulto al general Rodríguez Galindo, condenado a 75 años de prisión por secuestro y asesinato de Lasa y Zabala y excarcelado cuatro años después así como la vuelta a España de gente que había huido por razones políticas, durante la Transición.
En segundo lugar, deben buscar ustedes un gigantesco programa de reflexión conjunta entre diferentes (independentistas y constitucionalistas). Generar espacios de encuentro. Algo hicimos en el País Vasco. Sugiero que, nombrados por el gobierno de Cataluña y por la la Delegación del Gobierno de España en Cataluña, se conforme un colectivo civil de unas quince o veinte personas no para que hagan un informe sino que generen espacios de diálogo entre diferentes. Con una figura consensuada que lo dirija.
Finalmente, consecuencia de lo anterior, llevar a cabo dos o tres consultas no vinculantes a la población catalana, durante los próximos cuatro o cinco años, sobre qué tipo de relación quieren los catalanes con España. Esto hasta llegar a una consulta pactada con el Estado, vinculante, bajo la supervisión y con el apoyo de la Unión Europea.
JE -Estoy muy de acuerdo con lo que propones, Javier. Yo, a la primera medida, le añadiría la posibilidad, cuando proceda, de sopesar el recurso a la amnistía, más que al indulto. Esto, sin embargo, más adelante, en el momento en que hubiera una intervención de las autoridades judiciales europeas. Veremos, pues como avanza todo, pero no se debería descartar ninguna fórmula. Además de este conocimiento recíproco que decía antes hay que favorecer la interlocución entre la clase política. En nuestro país, los políticos no se miden por lo que en realidad son sino por lo que quieren ser y eso depende de lo que creen que son. Y como van por el mundo en relación a lo que se creen están dispuestos siempre al agravio y al "yo no hablo con el otro para que me ofende". Y le pone condiciones. Es lastimoso como en este país, por falta de interlocución, estemos llegando a una situación por la que la política se transforma en actividad judicial, complicando la vida social de los ciudadanos. - JOAN SALICRÚ
Escucha la conversación en audio al Valores al Alza '  

sábado, 9 de noviembre de 2019

Pensando en Catalunya, Hoy




Pensando en Catalunya, hoy

Abordaré cuatro cuestiones en estas reflexiones: mi valoración de la sentencia des procès, por qué tantas manifestaciones terminan en violencia, los perfiles de los jóvenes violentos de las manifestaciones en Barcelona y unas sugerencias para salir del atolladero catalán. Estas cuestiones las he comentado, también en los medios de comunicación, con amigos catalanes soberanistas, no independentistas y ni una cosa ni la otra.

La sentencia del procès resulta incomprensible para un vasco que ha vivido la violencia callejera en Euskadi, tantos años. No me refiero a la violencia de ETA, los GAL etc., sino a la violencia en las manifestaciones en Euskadi. La violencia a la que se refiere la sentencia, básicamente la del 20 de septiembre, así como la del 1º de octubre, comparaba con la de las manifestaciones de apoyo a ETA, me saben a una pelea en el patio de un colegio. Todos los fines de semana durante varios años, había una manifestación en el Boulevard de San Sebastián donde se proferían gritos en apoyo a ETA y a su violencia. Más aún, cuando nos manifestábamos detrás de la pancarta (a menudo de Gesto por la Paz) pidiendo la liberación de Iglesias Zamora, de Ortega Lara o de algún otro secuestrado por ETA, teníamos que oír cómo, a diez metros, los jóvenes violentos nos gritaban, entre otras lindezas, “ETA mátalos” sin que la fiscalía ni la judicatura movieran un dedo. Incluso, siendo Consejero de Interior Juan María Atutxa, intentó poner cámaras en el Boulevard de San Sebastián para poder identificar a las personas que proferían tales o similares amenazas, y asociaciones de jueces o fiscales (no recuerdo bien) se negaron porque suponía un atentado a la libertad de expresión. Si la “verdad judicial”, en acertada expresión del presidente del Tribunal Supremo Vasco, Juan Luis Ibarra, ha cambiado, y mucho.
Un amigo catalán, creo que más catalanista que propiamente independentista y que tuvo un cargo público en CIU, al saber que tenía previstas algunas intervenciones en los medios me escribe: “Un comentario marginal sobre la sentencia si has de hablar sobre ello. Jurídicamente no es tan fácil desmontar la sedición. Míratelo bien si es el caso, porque no es necesario que se realice el hecho, basta con el intento”. Le recordé que yo no soy jurista sino sociólogo, aunque he leído muchos comentarios, de signo diverso, de gentes de leyes. Y le añadí, “si además me dices que la sentencia está muy bien montada no hace sino aumentar mi perplejidad y mi preocupación. Maxime cuando ya no se juzgan los hechos sino las intenciones o los intentos”.
Tras hacerse pública la sentencia, la televisión nos mostró imágenes con la plaza Urquinaona en fuego, a dos pasos de via Laietana. Dos cuestiones: por qué, en el mundo de hoy (Chile, Hong Kong, Bolivia, Ecuador, Francia etc., etc.) hay tantas manifestaciones pacíficas que concluyen en actos vandálicos y cuáles son los perfiles, pues hay más que uno, de los jóvenes que los protagonizan. Cada pregunta exige tratamiento propio. Dicho aquí, esquemática y telegráficamente, he estado avanzando estas respuestas.

¿Por qué violencia en las manifestaciones? Ya no hay autoridad reconocida, y una aceptación generalizada de la desobediencia, incluso violenta; se interpreta que la violencia callejera es una violencia de respuesta, siendo la violencia institucional (capitalista) la primigenia; hay desigualdades sociales que van en aumento y la sensación de que solamente mediante la violencia se obtienen los objetivos que se persiguen. El caso de los chalecos amarillos en Francia es paradigmático al respecto; la lógica del “nahi dut”, autonomismo individual sin otros límites que lo que a mí me parezca (lo haga así porque me apetece); dominancia aplastante del “constructo social” de que todo está mal. Los medios escritos, las radios y las televisiones se han convertido en púlpitos laicos de cosas que funcionan mal y de la necesidad de voluntarios para remediarlo: las pensiones, la educación, la sanidad, las personas con alguna dependencia, los transportes (con huelgas en todos los puentes acueductos y vacaciones); el presentismo: lo queremos todo y ahora. Y gratuitamente. Y todo esto en una parte del planeta donde está más desarrollado el estado de bienestar. Pero el estado de bienestar no tiene techo, no tiene límites. Siempre puede ser mejor. En fin, falta ecuanimidad, mesura, rigor en las criticas. El ejemplo extremo lo tenemos en los comentarios anónimos en los digitales: son vomitorios de gente despechada por esto o aquello y que no se atreven a firmar con su nombre. Se ocultan. ¿Cómo dialogar con quien no sabes quién es?   

Tres grandes perfiles de jóvenes violentos. Estos días en BCN, tras lecturas y conversaciones veo: 1. independentistas pacíficos (incluso pacifistas) devenidos violentos bajo la idea dominante de que “los movimientos pacíficos no han servido para nada y además nos acusan de alzamientos tumultuarios, incluso ante la violencia policial del 1º de octubre 2017”. 2. Colectivos anti sistema organizados internacionalmente que buscan cualquier “pretexto” para organizar la violencia callejera, auténtica guerrilla urbana. Así los “black bloc” (que es un método de lucha más que una organización) que, en Francia llevan actuando desde hace varios años, por ejemplo, los 1º de mayo y que ya se han infiltrado en las manifestaciones de los chalecos amarillos. Es una violencia de carácter ideológico, que ellos denominan violencia política, rechazando expresamente que se les etiquete de violencia gratuita, pues 3, también están los colectivos que buscan la violencia lúdica que a veces llamamos gratuita en el sentido de que no buscan objetivos políticos u otros. Quieren llevar a cabo en la realidad lo que ven en la ficción de las películas y buscan un protagonismo a caballo entre el narcisismo y la aventura.

Para el futuro el diálogo es imprescindible. Sin diálogo, luego negociación, intercambio de posiciones y puntos de vista, cesión de parte de las propias, etc., etc., no hay solución. Para la convivencia a medio y largo plazo. Sugiero tres medidas que propuse en un programa de radio en diálogo con Norbert Bilbeny, catedrático de ética en la UB. 
1. La liberación mediante indulto de todos los encarcelados. Buscar un apaño para que los huidos de la justicia española puedan volver. Hay ejemplos históricos de que esto, en España, es posible. El indulto al general Rodríguez Galindo, (condenado a 75 años de cárcel por secuestro y asesinato de Lasa y Zabala y excarcelado cuatro años después) y la vuelta a España en la transición de huidos por razones políticas durante la transición política. (Bilbeny, que se presentó como “no independentista”, comentó que él prefería la amnistía al indulto. No tengo inconveniente alguno)
2. Promover un gigantesco programa de reflexión conjunta entre diferentes (independentistas y constitucionalistas) a lo largo y ancho de Catalunya. Liderado por un colectivo civil catalán de una 15 o 20 personas seleccionadas por el Govern y la Delegación del Gobierno en Catalunya. Con una figura consensuada que lo dirija.
3. Llevar a cabo dos o tres consultas no vinculantes a la población catalana, durante los próximos cuatro o cinco años, hasta llegar a una consulta pactada con el Estado, vinculante, bajo la supervisión y apoyo de la Unión Europea.
Un amigo catalán, escritor y ex político me apunta que me falta una cosa importante. Lo digo con sus palabras. “Mi composición de lugar es que, si se hacen bien las cosas, algunos (presos) pasaran las Navidades en casa y el resto saldrá antes del verano o como máximo en un año. ¿Qué juega en contra? La conflictividad, cortes de carreteas, etc. y no digamos la violencia. Ahora ya hay detenidos que han pasado a prisión sin fianza y que el juez no soltara hasta que tenga la garantía de que no reiteraran la acción, hablando en plata hasta que cese el conflicto”. Estoy de acuerdo con mi amigo, pero con una precisión: que cese el conflicto violento, porque el otro va para largo.

Donostia 23 de octubre de 2019
Javier Elzo
Texto publicado el 27/10 en “Noticias de Gipuzkoa y en “El Diario de Noticias de Navarra”, el día 28 en Deia, y el día 29 en Noticias de Álava”.


jueves, 10 de octubre de 2019

Esperando a Godot (a la sentencia del procès)


Esperando a Godot (a la sentencia del procès)


Dicen que la sentencia del 'procés' es inminente, pues hay algunos presos políticos (quiero ser dueño de mis palabras) que están a punto de cumplir dos años de prisión preventiva y, pasada esa fecha, debe ser algo más complicado mantenerles en la cárcel. Que la sentencia coincida con la cuarta campaña electoral en cuatro años no es sino eso: una mera coincidencia que en nada debe alterar el trabajo de los magistrados y la oportunidad de hacer público su fallo. Es bien sabido que en España hay división de poderes. La independencia de la Justicia es evidente, así como la disposición de los poderes políticos a acatar sin rechistar las disposiciones judiciales aun estando disconformes. Todo ello, sin olvidar la confianza en la Justicia de la sociedad española, aunque la pongan en duda no pocas encuestas. Pero es conocido que las encuestas, a menudo, se equivocan.
Cabría decir, por tanto, que nos queda esperar tranquilamente -excepto los encausados que, a día de hoy, no saben si tras la sentencia irán a sus casas a dormir o volverán a sus celdas, vaya usted a saber cuánto tiempo más (días, semanas, meses o años)-, pues todo puede pasar, según los entendidos en leyes, quienes manifiestamente no se ponen de acuerdo en el tenor de la decisión del Supremo. Aunque parece que pintan bastos si atendemos a los comentarios que unos y otros emiten. Además, los responsables políticos en Madrid manifiestan que van a llevar todavía más Policía a Catalunya al temer un desbordamiento ciudadano con una sentencia no absolutoria. Y ya advierten que no les temblará el pulso para otra aplicación del 155.
Luego, de tranquilidad, nada de nada. Es que este juicio tiene muchas particularidades. Me voy a limitar aquí a una sola. A lo largo de mi vida, tras una sentencia judicial rechazada por parte de la población, he escuchado decir a profesionales del Derecho, así como a magistrados, que muchas veces solo los miembros de un tribunal -con los fiscales y defensores comprendidos, pero no siempre- tienen un conocimiento completo de la realidad de los hechos que se juzgan, que a menudo el ciudadano de a pie no conoce. Y el ciudadano de a pie rara vez sigue un proceso con el detenimiento que se hace en el tribunal, salvo los que son escabrosos, que bien que se airean. Pero, en el caso del 'procés', los hechos juzgados son públicos. Todos hemos visto el comportamiento policial las primeras horas del 1 de octubre de 2017, golpeando a gentes que acudían a votar en unos comicios por muy ilegales que fueran. Todos hemos visto lo esencial de los hechos del 20 de septiembre de aquel año en la Consellería de Economía. Todos hemos visto en qué consistió la fugaz declaración de independencia de Catalunya el 11 de octubre, suspendida segundos después por quien la proclamó. Y así todo lo que sucedió aquellos trágicos días.
Con esto quiero decir que tenemos suficientes elementos de juicio para estimar en qué debería consistir una sentencia justa del 'procés'. No les oculto la mía: una condena por desobediencia que, con el tiempo que ya llevan en prisión, debería suponer su excarcelación inmediata. No veo rebelión ni sedición. Una opinión que, para sostenerla -yo que no soy hombre de leyes-, me baso en declaraciones de muchos hombres y mujeres de leyes que así lo ven. Me basta dar aquí un solo ejemplo. Nada menos que el del expresidente del Tribunal Constitucional y del Consejo General del Poder Judicial Pascual Sala, quien declaró: «para mí es muy difícil, casi imposible, que exista un delito de rebelión y muy problemático, por no decir que tampoco, el de sedición» (en la prensa del 16/10/18).
Claro que ni Pascual Sala ni ninguno de nosotros debemos tomar esa decisión que corresponde, como debe ser en un Estado de Derecho, al correspondiente tribunal. En este caso, el presidido por el juez Marchena. Tribunal que debe actuar conforme a Derecho. Añado que no tengo duda alguna ni de su competencia ni de su honestidad.
Pero, y aquí el 'pero' es descomunal, la historia nos dice que ante los mismos hechos los jueces han dictado sentencias muy, pero que muy diferentes. Un solo ejemplo que nos toca de cerca. Recuérdese cómo el Tribunal Constitucional anuló en junio de 2012, por seis votos a cinco, la sentencia del Supremo de marzo de 2010 que, por nueve votos a siete, prohibía la inscripción de Sortu en el Registro de Partidos Políticos.
Obviamente, tampoco pongo en duda ni la competencia ni la honestidad intelectual de los once magistrados de Constitucional, ni la de los dieciséis del Supremo, pero no puedo no constatar que aplicaron de forma diferente la misma ley a los mismos hechos. Y también sabemos que se han modificado leyes 'ad hoc' en los parlamentos, por ejemplo, para poder ilegalizar a Batasuna. Si la memoria no me falla, se arguyó también que lo hacían por necesidad, conveniencia o utilidad pública (no recuerdo el término). ¿Sería mucho pedir al Alto Tribunal que juzga el caso del 'procés' que tengan en cuenta las consecuencias de su fallo y que analicen con detenimiento qué consecuencias sociales, políticas y, sobre todo, de convivencia ciudadana tendrá la interpretación que hagan de la ley? Los ciudadanos de a pie se lo agradeceríamos. Pues todo, absolutamente todo, depende de la interpretación que hagan de la ley.
Javier Elzo
(Publicado en “El Correo”, el 8 de octubre de 2019)

viernes, 30 de agosto de 2019

Inteligencia Vasca (Artículo de Enric Juliana)


A veces me sucede, al leer un artículo, que piense, “ese es al artículo que me hubiera gustado escribir”. Es lo que me sucedió ayer cuando leí el artículo de Enric Juliana en La Vanguardia, que aquí abajo reproduzco y subo a mi blog.


Inteligencia Vasca

Enric Juliana (La Vanguardia 30 de agosto de 2019)

Mientras la política europea entra en ebullición, así en el Reino Unido como en Italia, mientras la izquierda española se pierde en el interior de su laberinto, el Partido Nacionalista Vasco enciende las luces largas. El último partido analógico que opera en España vuelve a emitir señales de talento estratégico.
El lehendakari Iñigo Urkullu presentó ayer al Vaticano una propuesta para organizar la acogida de inmigrantes y refugiados en Europa a partir de las regiones. La propuesta Share del Gobierno vasco plantea jerarquizar los cupos de acogida a partir de tres parámetros: el Producto Interior Bruto, la población y el porcentaje de paro, por este orden. Acogerían más refugiados e inmigrantes las regiones más ricas, las más necesitadas de población y las menos castigadas por el paro.
Es una propuesta inteligente que busca romper la cadena de la insolidaridades territoriales, uno de los principales detonantes de la oleada xenófoba que recorre Europa. Es un planteamiento racional en un tiempo caracterizado por la manipulación fácil de las emociones. Es una propuesta socialdemócrata. Es una propuesta socialcristiana. No es postureo mediático para quedar bien con Richard Gere a bordo el Open Arms. Es una idea que pertenece a la vieja cultura de la complejidad. No es fácil de resumir, peso se puede sintetizar con menos de 140 caracteres: que cada región acoja según sus posibilidades y aumente su población según sus necesidades.
El plan Share a Euskadi no le vendría mal. Es una sociedad rica, envejecida y con un moderado porcentaje de inmigrantes. Con 34.079 euros de renta per cápita –la segunda más alta de España después de la Comunidad de Madrid– el País Vasco presenta uno de los mayores índices de envejecimiento, detrás de Asturias, Galicia, Castilla y León y Cantabria. Uno de cada cinco vascos ya tiene más de 65 años. Su tasa de paro es la más baja de España (9,5%) y es la novena comunidad autónoma con más inmigrantes en el censo (151.000 ciudadanos de origen extranjero en una sociedad de poco más de dos millones de habitantes), cifra que ha aumentado de una manera especial durante los tres últimos años.
La propuesta de los nacionalistas vascos puede interesar al Vaticano en la medida que el discurso del papa Francisco necesita una vertiente pragmática para hacer frente a las acusaciones de “buenismo” que propalan sus enemigos, cada vez más numerosos.
Urkullu, político de formación católica, hizo ayer un buen trabajo en Roma. Demuestra que las relaciones del Gobierno vasco con la Santa Sede vuelven a ser excelentes, especialmente con el secretario de Estado, cardenal Pietro Parolin. Asocia el nacionalismo vasco al concepto solidaridad en una España cuya última novedad es el descaro del “paraíso fiscal” de Madrid. Lanza una propuesta de interés para Bruselas, refuerza el perfil institucional del PNV, y al mismo tiempo exige la revalorización política de las regiones europeas. Con finura, Urkullu viene a decir que el jacobinismo no sirve para afrontar un asunto tan complejo como el de la inmigración. Y por último, aunque no lo último, da un toque de atención a la Generalitat catalana. En Roma también se habló ayer de Catalunya.


sábado, 20 de abril de 2019

Más allá de la unilateralidad y la bilateralidad en Euskal Herria



Más allá de la unilateralidad y la bilateralidad en Euskal Herria

Fue el mes de mayo de 1972. Juan Ajuriaguerra cita a Xabier Arzalluz en el restaurante “Urkia” de las Siete Calles de Bilbao. En la conversación, de lo que nos relata Eugenio Ibarzabal, en el capítulo 10 de su más que interesante reciente publicación, “Juan Ajuriaguerra, el hermano mayor” (Erein 2019), entresaco la idea para este artículo. Nos dice Ibarzabal, y lo retuve ya de la presentación de su libro en Donostia, que “lo único que parece interesarle del pasado (a Ajuriaguerra), es el pacto de San Sebastián, el 17 de agosto de 1930, y del error que fue para los nacionalistas vascos colocarse al margen de los avatares de la política española”. E Ibarzabal, supongo que parafraseando sus frases, pone en boca de Ajuriaguerra estas palabras: “De haber participado en el Pacto, el Estatuto hubiera sido una realidad mucho antes, como les ocurrió a las catalanes, y caso de disponer de un gobierno propio, los carlistas navarros no hubieran campado por sus respetos. Podríamos haber evitado el golpe. Hicimos exactamente lo contrario, le dice (a Arzalluz), mirándole fijamente a los ojos” (p.383).

En la presentación de su libro en Donostia, Ibarzabal resaltó, creo que fue en el turno de preguntas, que Ajuriaguerra no era partidario de soluciones unilaterales en el contencioso vasco, idea que también mantendría en la presentación del libro, al menos en Bilbao, como leo en la prensa. Ahora que estamos viviendo el proceso del “procès” donde la famosa DUI (Declaración Unilateral de Independencia) tuvo una dimensión muy relevante, me lleva a reflexionar sobre lo que unilateralidad supone, entre nosotros, en Nafarroa y en la CAV.

Apunto de entrada mis dos tesis (o convicciones, si prefieren) en este tema. Primera: siempre me parecerá mejor una solución bilateral que unilateral. Segunda: la unilateralidad, para que tenga éxito y no quede, en el mejor de los casos, en un brindis al sol, solamente la puede ejercer el más fuerte. Pues en política, en las decisiones políticas, lo que juega, lo esencial, lo que “va a misa” como se decía cuando se iba a misa, es la ley del más fuerte. Así ha sido históricamente, así lo es ahora, y no veo que será muy distinto en el futuro. Cambiará la forma, los mecanismos en los que el más fuerte hace valer su poder (que no su razón, ni sus supuestos derechos, pero eso solo importa en los deseos, en los debates intelectuales y como arma arrojadiza en las disputas entre partidos). Hasta ayer mismo el poder se ejercía mediante las guerras, tanto los alzamientos o insurrecciones como sus aplastamientos. (Con excepciones muy excepcionales como ahora en Argelia, pero veremos dentro de dos años quienes mandan, allí también). Es el poder de las armas. EEUU, él solito tiene tanto poder militar como la casi la totalidad del poder militar que tienen todos los demás países juntos. Si pensamos en Euskadi (o en Catalunya), si hiciera falta el Ejército español acabaría con todo intento de independencia. Pues esa es una de las funciones que le asigna la Constitución española.

Pero ahora, ya no hace falta el ejercito pues las tornas están cambiando. También en el planeta, aunque Trump y otros muchos americanos todavía no se han enterado (Si mañana entraran, manu militari, en Venezuela, no sé si harían bueno a Maduro, cosa extremadamente difícil, pero Guaidó estaría deslegitimado). Pero centrémonos en Euskadi.

Para señalar que no solamente la unilateralidad, sino también la bilateralidad la acepta y promueve el más poderoso. La han reclamado lehendakaris vascos y veo que ahora también lo hace Bildu, aun a regañadientes pues ellos, históricamente, han propugnado la unilateralidad y, eso, sin recordar tiempos en los que proclamaban aquello de “amnistia ez da negoziatzen”. En la actualidad PNV y Bildu apuestan por la bilateralidad, pero me temo que mucho tendrán que cambiar las cosas para que los poderes del Estado español, el gobierno, sea el que sea, el parlamento y el poder judicial renuncien a la unilateralidad respecto de Catalunya, la CAV y Navarra. La aceptan, también a regañadientes, sobre todo algunas fuerzas políticas españolas, respecto del gobierno de la Unión Europea, su Parlamento y, menos aún, respecto de sus tribunales de Justicia. Sí, esto de la unilateralidad y la bilateralidad se reduce a la ley del más fuerte.

Ante esta realidad incuestionable, el más débil, y en este contexto lo son Catalunya, CAV y Navarra, deben pensar bien su estrategia. Maxime, cito textualmente a Eustat (05/04/19), cuando afirma que “un recién nacido de nuestra Comunidad Autónoma, si es niño, vivirá algo más de 80 años y tendrá una probabilidad de casarse del 48%; y en el caso de que sea niña, su esperanza de vida se prolongará hasta los 86,3 años, su probabilidad de casarse será de casi el 52% y tendrá un solo hijo o hija”.  No creo que sea muy distinto en Navarra.  Si aciertan, en la próxima centuria se vivirá la crónica de una muerte anunciada: la desaparición de la Euskadi autóctona.

¿Qué hacer?. Cabe la ensoñación independentista para pasado mañana, (cuando ya ahora la defiende menos de un tercio de los vascos); apostar por una defensa en términos ideológicos (derecho de autodeterminación, derechos de los pueblos, derecho a decidir, etc., etc.), la pataleta o, peor aún, echarse al monte, donde el más fuerte, tarde o temprano, siempre gana; echarse a la bartola, comiendo, viajando, bebiendo y despotricando de los demás (políticos en primer ligar) pensando que “arreen los que vengan después); o mirar a otro lado solazándose, o sufriendo, con el Athletic, la Real, el Osasuna o el Alavés quienes, por cierto, cada vez ocupan más portadas de la prensa, otro signo de los tiempos.

Si, ¿Qué hacer?. Cabe pensar en Asterix frente al todopoderoso emperador Julio Cesar y soñar en una irreductible Euskal Herria. Pero, ¡ay!, no tenemos poción mágica ni Panoramix que nos la fabrique. Claro que siempre nos queda David frente a Goliat, pero eran otros tiempos muy lejanos. Pero, todavía mantenemos lo esencial: nuestro pueblo a condición de que se ponga las pilas. Un pueblo que opte por construir país: apostar por la formación durante toda la vida (la asignatura pendiente de nuestro sistema educativo); ver Euskal Herria como un todo, más allá, y sin obsesionarse por ello, de su actual división geopolítica;  potenciar la relación público-privado (una de nuestras fortalezas); invertir sin descanso en ciencia y tecnología sin olvidar las humanidades; tampoco olvidar que el hombre y la mujer somos animales espirituales, que debemos dominar lo material si no queremos quedar a la merced de la llamada inteligencia artificial y sus asfixiantes pulpos digitales (en manos de los GAFA, los nuevos amos del mundo); acoger con cariño, y respeto a su cultura, a los inmigrantes, para que, a la segunda o tercera generación, digan con orgullo, “ni euskalduna naiz”. Además, los necesitamos; congeniar, aún más, la cultura del trabajo con la de la diversión; mirar al futuro, sin olvidar el pasado, pero, en su totalidad, no solamente en lo bien que hicieron los míos y mal los otros; desterrar como pócima mortal la cultura de la queja y de la negatividad que nos corroe y destruye. Es un suicidio a cámara lenta; etc., etc. Y todo esto, esto sí, benetan, “gure esku dago”, eta gure esku bakarrik.

Donostia 8 de abril de 2019
Javier Elzo


(Texto publicado el 12 de abril en Noticias de Gipuzkoa, Noticias de Álava y en DEIA y el 14 de abril en Diario de Noticias de Navarra).

miércoles, 27 de marzo de 2019

41 senadores franceses por las libertades en Catalunya





El 24 de marzo de 2019, en el blog de un senador francés, André Gattolin, y con la firma de 41 senadores del actual Senado de la República francesa, dieron a conocer un texto que presentamos a continuación.

En primer lugar, la traducción al castellano del texto francés. La traducción es mía.

A continuación, el documento original en francés, con los nombres de los 41 senadores firmantes y el enlace del que está tomada la información.

Tanto el gobierno francés como el español han criticado, y minusvalorado, el documento de los 41 senadores


1)    Texto de 41 senadores franceses por el respeto de las libertades y de los derechos fundamentales en Catalunya

"Nuestro país es vecino de España y de su gran Región, Cataluña, con quien compartimos una larga historia.
Como europeos y como franceses, nos sentimos concernidos por los graves acontecimientos que se han desarrollado en Cataluña. A propósito del juicio que se está llevando a cabo ante el Tribunal supremo español de ex miembros del Gobierno de la Generalitat de Catalunya, de la ex presidenta del Parlamento catalán y líderes de asociaciones catalanas, nosotros, miembros del Senado de la República:
• pedimos el respeto de los derechos y libertades fundamentales en Cataluña, sin, por supuesto, interferir en los problemas políticos de un país vecino y sin tomar partido en el tema de la independencia de Cataluña;
 • denunciamos las represiones sufridas por legítimos representantes electos, representantes políticos de la Generalidad de Cataluña encarcelados u obligados a exiliarse por sus opiniones en el ejercicio de los mandatos que les han encomendado los electores;
 • constatamos que esta situación es una violación real de los derechos y libertades democráticos;
 • lamentamos que la gravedad de esta situación sea subestimada en nuestro país;
 • pedimos que Francia y los países de la Unión Europea intervengan para restablecer las condiciones para el diálogo con el fin de encontrar soluciones políticas a un problema político”
2)  
  Texte originel

Pour le respect des libertés et des droits fondamentaux en Catalogne
Issus de différents groupes politiques de la Haute Assemblée, 41 sénateurs signent un appel au respect des droits fondamentaux en Catalogne. Ils demandent des solutions politiques au niveau européen, dénonçant «les répressions dont sont victimes des élus légitimes, représentants politiques de la Generalitat de Catalogne emprisonnés ou forcés à l’exil pour leurs opinions dans l’exercice des mandats que leur ont confiés les électeurs».
Texte Complet
·  « Notre pays est voisin de l'Espagne et de sa grande Région, La Catalogne, avec qui nous partageons une longue histoire.
En tant qu’européens et en tant que français, nous nous sentons concernés par les événements graves qui se sont déroulés en Catalogne. Au moment où se déroule le procès devant le Tribunal supérieur espagnol d’anciens membres du Gouvernement régional catalan, de l’ancienne Présidente du Parlement catalan et de responsables associatifs catalans, nous, membres du Sénat de la République :
  • demandons le respect des libertés et des droits fondamentaux en Catalogne, sans bien sûr s’immiscer dans les problèmes politiques d’un pays voisin et sans prendre parti sur le sujet de l’indépendance de la Catalogne ;
  • dénonçons les répressions dont sont victimes des élus légitimes, représentants politiques de la Generalitat de Catalogne emprisonnés ou forcés à l’exil pour leurs opinions dans l’exercice des mandats que leur ont confiés les électeurs ;
  • constatons que cette situation est une véritable atteinte aux droits et aux libertés démocratiques ;
  • regrettons que la gravité de cette situation soit sous-estimée dans notre pays ;
  • demandons que la France et les pays de l’Union européenne interviennent pour rétablir les conditions du dialogue afin de trouver des solutions politiques à un problème politique ».
 Ce texte est à l’initiative de François CALVET, Michel CANEVET, Ronan DANTEC, André GATTOLIN, Pierre OUZOULIAS et Simon SUTOUR. 

Signataires :
Michel AMIEL, Sénateur des Bouches du Rhône
Cathy APOURCEAU-POLY, Sénatrice du Pas de Calais
Eliane ASSASSI, Sénatrice de Seine Saint Denis
Esther BENBASSA, Sénatrice de Paris
Maryvonne BLONDIN, Sénatrice du Finistère
Éric BOCQUET, Sénateur du Nord
Martial BOURQUIN, Sénateur du Doubs
Michel BOUTANT, Sénateur de la Charente
Céline BRULIN, Sénatrice de  Seine-Maritime
François CALVET, Sénateur des Pyrénées-Orientales
Michel CANEVET, Sénateur du Finistère
Laurence COHEN, Sénatrice du Val de Marne
Pierre-Yves COLLOMBAT, Sénateur du Var
Cécile CUKIERMAN, Sénatrice de la Loire
René DANESI, Sénateur du Haut-Rhin
Ronan DANTEC, Sénateur de Loire-Atlantique
Marc DAUNIS, Sénateur des Alpes-Maritimes
André GATTOLIN, Sénateur des hauts de Seine
Fabien GAY, Sénateur de Seine Saint Denis
Guillaume GONTARD, Sénateur de l’Isère
Michelle GREAUME, Sénatrice du Nord
Claude HAUT, Sénateur du Vaucluse
Jean-Michel HOULLEGATTE, Sénateur de la Manche
Sophie JOISSAINS, Sénatrice des Bouches du Rhône
Gisèle JOURDA, Sénatrice de l’Aude,
Antoine KARAM, Sénateur de  Guyane
Joël LABBE, Sénateur du Morbihan
Pierre LAURENT, Sénateur de Paris
Marie-Noëlle LIENEMANN, Sénatrice de Paris
Didier MARIE, Sénateur de Seine-Maritime
Marie MERCIER, Sénatrice de Saône et Loire
Michelle MEUNIER, Sénatrice de Loire-Atlantique
Pierre OUZOULIAS, Sénateur des Hauts de Seine
Angèle PREVILLE, Sénatrice du Lot
Christine PRUNAUD, Sénatrice des Côtes d’Armor
André REICHHARDT, Sénateur du Bas-Rhin
Pascal SAVOLDELLI, Sénateur du Val de Marne
Simon SUTOUR, Sénateur du Gard
Sophie TAILLE-POLIAN, Sénatrice du Val de Marne
Rachid TEMAL, Sénateur du Val d’Oise
Jean-Claude TISSOT, Sénateur de la Loire.