Excepcional diálogo sobre Dios entre Tariq Ramadan
y Edgar Morin
Traduzco lo que, a mi juicio, es un
excepcional diálogo entre Tariq
Ramadan (creyente musulmán y profesor de estudios islámicos en Oxford) y Edgar
Morin (agnóstico, mundialmente reconocido sociólogo)
sobre la cuestión Dios. Se encuentra en este libro, que recomiendo vivamente, y
cuya lectura me acompaña estos días:
Tariq Ramadan y Edgar Morin en dialogue. “Au péril des idées”. Presse du Chatelet (Edition de poche 2015,
original 2013). Lo que traduzco
está en las páginas 51 y ss.
Al final de la traducción
se puede consultar el texto original en francés
Edgar Morin. “Le voy a decir mi postura: yo no creo en un ser
antropomorfo llamado Dios, yo no creo que haya un creador externo para el mundo
y que lo habría formado. Creo mucha más en una creatividad en el mundo o en la
naturaleza. Soy un poco spinozista, si se quiere, un spinozista que identifica
a Dios con la naturaleza (Deus sive Natura). Creo que es evidente que existe
una fuerza creativa en la evolución biológica; pienso sobretodo que hay un Misterio
en el universo, en la realidad, en el surgimiento del hombre, en la historia de
la vida. Pienso que, en ese Misterio, están relacionados el caos, la
creatividad, la dialéctica del orden, del desorden y de la organización. Es
misterioso – todo es misterioso para mí - y pongo una "M" mayúscula
al Misterio. Dicho esto, yo soy hijo de un proceso de laicización. De hecho,
cuando yo era un adolescente, yo quería creer, aunque mi familia era muy laica...
Pensaba que tenía esa necesidad. Fue sobre todo la lectura de Dostoievski lo que
me empujó a creer, pero yo no alcanzaba a creer. Además, el propio Dostoievski
dudaba de su fe. Incluso los grandes creyentes, como Pascal, dudan. Digo esto
para aclarar mi posición, que también es parte de un proceso histórico en el
que se examinan los textos (fundantes de lo religioso, añado yo),
contextualizados, considerados en el entorno más amplio de la pluralidad de las
religiones que, todas, se piensan como verdades absolutas. Sin negar su
importancia histórica, ya que no hay sociedad sin religión, al final se llega a
un escepticismo. Pero no hay que negar el hecho de que responden a una
necesidad. En este sentido, Marx fue más lúcido que Voltaire, que veía en la religión
una invención de los sacerdotes. Marx, al menos, vio en la religión la
expresión del suspiro de la criatura desgraciada, vio una necesidad humana, una
aspiración humana.
Desde que existen sociedades históricas (sobre si había en las sociedades arcaicas
e incluso homínidas, una especie de anarquía pacífica, no sé nada) que se
caracterizan por la dominación, la limitación, la especialización, el sufrimiento,
una aspiración atraviesa la Historia,
una aspiración a un mundo mejor. Esta aspiración se ha expresado en el paraíso
del cristianismo, así como en el Islam. Después es el socialismo, una sociedad
feliz. Todas estas revueltas en todo el mundo no son simplemente revueltas contra
la injusticia; no es solamente una necesidad de dignidad. Aspiramos a otra
vida, a otro mundo. Reconozco esta necesidad, yo también la tengo, pero yo no me
adhiero, sin embargo, a una religión y a Dios. Bueno, ¡acabo de hacer mi
profesión de fe!”.
Tariq Ramadan: Una
vez más, se puede discernir lo similar en la aspiración y lo diferente en la
respuesta. Tomo el final de su camino: el reconocimiento de una aspiración hacia
el Misterio, o lo divino, o el ideal. Mircea Eliade, habiendo viajado por el
mundo y estudiado las espiritualidades y religiones, observa y escribe que dondequiera
que iba, se encontró con mujeres y hombres que, cualquiera que fuera su
religión o cultura, estaban en búsqueda de sentido, del porqué, animados por
una aspiración, en si misma religiosa. Añadió que la creencia religiosa, por
tanto, forma parte de la estructura de la conciencia humana.
Yo me
inscribo en la tradición musulmana. Creo en un Dios único y, en mi tradición,
hay una noción que se une a la intuición que Usted manifiesta: es la fitrah,
la aspiración natural hacia el sentido, el ideal, lo Trascendente (su Misterio,
con "M", ¿reenvía a la trascendencia?). Es la chispa de una luz
presente en el corazón de cada uno. Es la razón por la que señalo que, según la
tradición musulmana, el ser humano está en búsqueda de una respuesta, está en estado
de necesidad, busca, espera. La fe es otra luz que viene como una respuesta: la
luz divina que se encuentra con la luz de lo humano - "Luz sobre
luz", dice el Corán. Cuando estas dos luces se encuentran, se casan y se
funden, el corazón y el espíritu acceden a la paz interior: la pregunta
existencial ha encontrado la respuesta esencial. Esta es una concepción del
hombre que enuncio y que afirma que nacemos inocentes, pero estamos en
búsqueda, en la necesidad, y que buscamos la paz más allá de la cuestión que
perturba nuestro ser, nuestra inteligencia y nuestra conciencia. Usted lo dice
con sus palabras, no postulando a Dios, sino al Misterio. En la tradición
musulmana, también existe la ghaib, es decir, lo invisible y el
misterio: una noción vinculada a "lo que está más allá de lo
perceptible" y que es el Misterio mismo. Se trata de una similitud entre
nosotros, determinar lo que nos sobrepasa, a pesar de esta diferencia
fundamental que consiste, en efecto, en la fe en Dios. La fe, iman en
árabe, también se refiere a un horizonte de paz, de seguridad, el bienestar, y
sin perturbaciones, cuando la pregunta se reconcilia con la respuesta. Nuestras
respuestas son diferentes, pero nuestro caminar parte de la misma fuente ...
Edgar Morin: Usted tiene una respuesta y yo, yo no la tengo.
Tariq Ramadan: No, usted tiene una respuesta, pero no es la misma.
Edgar Morin: ¡Mi respuesta es un gigantesco signo de interrogación!
Tariq Ramadan: Eso sigue siendo una respuesta - una respuesta que asume o no
sus incertidumbres y establece que la búsqueda continúa. Lo que no es
necesariamente más fácil o más difícil porque, incluso con una respuesta,
incluso con Dios, la búsqueda continúa para cada uno, para el conocimiento,
para la cercanía, para el amor. Dios es siempre el ser y el objeto de una
búsqueda.
Texto original en francés
Edgar Morin. Je vais vous dire ma position : je ne crois pas en un être anthropomorphe
appelé Dieu, je ne crois pas qu’il y ait un créateur extérieur au monde et qui
l’aurait façonné. Je crois beaucoup plus à une créativité qui se trouve dans le
monde ou dans la nature. Je suis un peu spinozien, si vous voulez, un
spinoziste qui identifie Dieu à la
Nature (Deus sive Natura). Je crois qu’il y a, de toute
évidence, une force créatrice dans l’évolution biologique ; je pense surtout
qu’il y a un Mystère dans l’univers, dans la réalité, dans le surgissement de
l’homme, dans l’histoire de la vie. Je pense que, dans ce Mystère, sont liés à
la fois ce chaos, la créativité, la dialectique de l’ordre, du désordre et de
l’organisation. C’est mystérieux – tout est mystérieux pour moi –, et je mets
un « M » majuscule au Mystère. Cela étant, je suis l’enfant d’un processus de
laïcisation. Ainsi, quand j’étais adolescent, je voulais croire, bien que ma
famille fût très laïque…
Je pensais que
j’avais ce besoin. C’était surtout la lecture de Dostoïevski qui me poussait à
croire, mais je n’y arrivais pas. D’ailleurs, Dostoïevski lui-même doutait dans
sa foi. Même de grands croyants, comme Pascal, doutent. Je dis cela pour
préciser ma position, qui s’inscrit par ailleurs dans un processus historique
où les textes sont examinés, contextualisés, envisagés dans l’environnement
plus large de la pluralité des religions qui, toutes, se pensent comme vérité
absolue. Sans pour autant nier leur importance historique, car il n’est pas de
société sans religion, on en arrive toutefois à un scepticisme. Mais il ne faut
pas non plus nier le fait qu’elles répondent à un besoin. À cet égard, Marx
était plus lucide que Voltaire, qui voyait dans les religions une invention des
prêtres. Marx, au moins, voyait dans la religion l’expression du soupir de la
créature malheureuse, il voyait un besoin humain, une aspiration humaine.
Depuis
qu’existent des sociétés historiques (régnait-il dans les sociétés archaïques,
voire hominiennes, une sorte d’anarchie tranquille, je n’en sais rien)
caractérisées par la domination, la limitation, la spécialisation, la
souffrance, une aspiration traverse l’Histoire, une aspiration à un monde
meilleur. Cette aspiration a trouvé son expression dans les paradis aussi bien
du christianisme que de l’islam. Après, c’est le socialisme, une société
heureuse. Toutes ces révoltes, partout dans le monde, ne sont pas simplement
des révoltes contre l’injustice ; il ne s’agit pas seulement d’un besoin de
dignité. Nous aspirons à une autre vie, à un autre monde. Je reconnais ce
besoin, je l’ai aussi, mais je n’adhère pas pour autant à une religion et à
Dieu. Voilà, je viens de faire ma profession de foi !
Tariq Ramadan: Ici aussi, on peut discerner le
similaire dans l’aspiration et le différent dans la réponse. Je reprends la fin
de votre propos : la reconnaissance d’une aspiration vers le Mystère, ou le
divin, ou l’idéal. Mircea Eliade, ayant parcouru le monde et étudié les spiritualités
et les religions, observe et écrit que, partout où il s’est rendu, il a
rencontré des femmes et des hommes qui, quelles que soient leur religion ou
leur culture, étaient en quête de sens, du pourquoi, animés d’une aspiration en
soi religieuse. Il ajoute que la croyance religieuse fait donc partie de la
structure de la conscience humaine.
Je m’inscris dans
la tradition musulmane. Je crois en un Dieu unique et, dans ma tradition, il
est une notion qui rejoint l’intuition que vous exprimez : c’est la fitrah,
l’aspiration naturelle vers le sens, l’idéal, le Transcendant (votre Mystère,
avec un « M », renvoie-t-il à la transcendance ?). Il s’agit d’une étincelle,
d’une lumière présente dans le cœur de chacun. C’est la raison pour laquelle
j’ai relevé que, selon la tradition musulmane, l’être humain est en quête d’une
réponse, il est dans le besoin, il cherche, il espère. La foi est une autre
lumière qui vient comme une réponse : la lumière du divin qui rencontre la
lumière de l’humain – « Lumière sur lumière », nous dit le Coran. Quand ces
deux lumières se rencontrent, se marient et se confondent, le cœur et l’esprit
accèdent à la paix intérieure : la question existentielle a trouvé la réponse
essentielle. Il s’agit là d’une conception de l’homme qui énonce que nous
sommes nés innocents, mais que nous sommes en quête, dans le besoin, et que
nous cherchons la paix au-delà de la question qui trouble notre être, notre
intelligence et notre conscience. Vous le dites avec vos mots, en ne postulant
pas Dieu mais le Mystère. Dans la tradition musulmane, on trouve d’ailleurs le ghaib,
c’est-à-dire l’invisible et le mystère : une notion liée à « ce qui est au-delà
du perceptible » et qui est le Mystère lui-même. C’est une similarité entre
nous, déterminer ce qui nous dépasse, malgré cette différence fondamentale
qu’est bien sûr la foi en Dieu. La foi, iman en arabe, fait également
référence à un horizon de paix, de sécurité, de bien-être sans trouble, quand
la question est réconciliée avec la réponse. Nos réponses sont différentes,
mais notre cheminement part de la même source…
Edgar Morin: Vous avez une réponse et moi, je ne l’ai
pas !
Tariq Ramadan: Non, vous avez une réponse, mais ce
n’est pas la même.
Edgar Morin: Ma réponse est un point d’interrogation
gigantesque !
Tariq Ramadan: Cela reste une réponse – une réponse qui
assume ou non ses incertitudes et qui stipule que la quête est continue. Ce
n’est pas forcément plus facile ou plus difficile car, même avec une réponse,
même avec Dieu, la quête se poursuit pour soi, pour la connaissance, pour la
proximité, pour l’amour. Dieu reste toujours l’être et l’objet d’une quête.