domingo, 29 de octubre de 2017

Catalunya rota, España desmembrada, Europa, otra vez, ausente


Catalunya rota, España desmembrada, Europa, otra vez, ausente

Estos días han sido, están siendo para mí, de una tristeza y preocupación infinitas. Tengo amigos desgarrados internamente. Otros enrabietados a más no poder. Pocos, muy pocos, apelan a la calma sin reclamar humillaciones o victorias, cuando todos hemos perdido.

Este jueves pasado, el fatídico 26 de octubre tuve una reunión en Madrid, por la mañana, en una Fundación a la que pertenezco desde hace más de una década. Observé un número importante de banderas españolas en los balcones. El taxista me confirmó que había muchas por lo de Catalunya. En la reunión, estábamos cuatro catedráticos de medicina, economía, psicología y yo junto a dos expertos en otros temas. Nos reunimos varias veces al año, desde hace años y, entre nosotros, hay una relación excelente y, puedo decir que una verdadera amistad. Pero nunca los vi tan alterados como el jueves. Y siendo yo el único vasco de la reunión tuve que escuchar sus reprimendas, apenas veladas, acerca de nuestros “privilegios” con el Concierto Económico…Ya se sabe, aquello de aprovechando que el Pisuerga pasa por Valladolid. Sali dolorido y apenado de la reunión.

En el Alvia de vuelta a casa, seguí con el corazón en un puño, la dramática tarde del jueves 26. Cuando parecía que se había llegado a un apaño, y leía el titular de “La Vanguardia” pasadas las 16,30, que decía que Puigdemont convocada elecciones para el 20 de diciembre, vino el chorro de agua helada de la declaración de Puigdemont a las 17.00. Tuve que contenerme para no llorar, como tengo que contenerme leyendo la prensa dominante en España, y los comentarios de amigos cercanos con los que mantengo contactos electrónicos.

Rajoy ha ganado la partida, como era previsible y así lo pronostiqué en alguno de mis textos y correos anteriores y en este blog. Entre otras razones porque es la ley del más fuerte. Pero todos hemos perdido. Catalunya está rota, malherida por una parte y rabiosa por desquitarse por la otra. Algunas consignas que se han escuchado en la manifestación de hoy domingo, (“Puigdemont a la cárcel”, por ejemplo), lo muestran claramente. Algunas declaraciones de políticos, cuyo nombre quiero no mentar, me preocupan enormemente. Veo poca gente ecuánime. Tampoco en la España publicada que diría Felipe Gonzalez. Particularmente la editada en Madrid. España está jurídicamente unida, sostenida como tal España por una mayoría de españoles, (y la burocracia europea, con el apoyo de las empresas y gran parte de la jerarquía católica con la excepción de algunos obispos catalanes) pero está profundamente desmembrada, con una parte de sus ciudadanos que, no solamente no se sienten españoles, sino que detestan, ahora más que nunca todo lo que sea España. El rey Felipe VI ya es rey de, solamente, una parte de los españoles: gran parte de los catalanes y la gran mayoría de los vascos ya le han dado la espalda. Sospecho que definitivamente. Sí, España está rota. No sé porque me viene a la cabeza aquello que dijo, no recuerdo quién, que prefiere una España roja a una España rota. Pues bien, España ahora es azul y está rota.

Europa, ¡pobre Europa! Estoy leyendo de Enrico Letta “Hacer Europa y no la guerra”, Península 2017. Está bien, con algunos aspectos criticables. A mi juicio, obviamente. Para Letta uno de los principales problemas de Europa radica en los nacionalismos. Pensando en la Unión Europea, escribe que “se perfila un nuevo bipartidismo político entre globalistas y nacionalistas, como vimos en la última campaña presidencial francesa” (P. 72). Léase todo el capítulo y se constatará que Letta piensa, exclusivamente, en los nacionalismos de Estado, el francés, inglés, alemán, italiano etc. No menta en absoluto los nacionalismos de los países sin estado como el vasco, catalán, escocés, flamenco etc. Y cuando habla de vascos, bretones, andaluces, alsacianos, lombardos o sicilianos, lo hace como “hijos de una misma familia” (p. 95): el estado al que pertenecen. Para Letta esto es muy claro. En la misma página 95 podemos leer que “la misión de Europa no es borrar los Estados. Tampoco constituye un superestado. Cuanto se aborda a nivel europeo debe hacerse así porque no puede hacerse a nivel nacional (…). Pero no es posible reducir a Europa a un nivel pertinente de acción, a una escala eficaz (…) sino también a un sentimiento de pertenencia a Europa que podamos experimentar en el interior”. ¡Ay!, no salimos de la Europa de los estados, de las naciones-estado más que por razones de eficacia ante el poderío de los países emergentes, de Asia y del traslado del centro de gravedad del planeta del Atlántico al Pacifico. Los países sin estado, incluso los que tienen un gran sentimiento europeísta como Escocia, Flandes, Euskadi, Catalunya etc., quedan sencillamente arrinconados y como protesten … miren lo que está pasando en Catalunya. Algún día habrá que detenerse a pensar el porqué de la mala fama del término nacionalista y a qué realidades sociopolíticas se aplica, y quien las aplica. 

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En una revista valenciana me piden unas líneas sobre qué aspectos de la constitución habría que modificar. Les he contestado en este tenor. Con la que está cayendo (el conflicto con Catalunya) mi reflexión, meramente sociológica, se centrará en la posible modificación de la Constitución española que ayude a solventar la cuestión.

Salvo error por mi parte, hasta la tarde-noche del martes 10 de octubre pasado, tras la Declaración de Puigdemont en el Parlament, Rajoy no aceptó, a instancia de Pedro Sánchez, que habría que crear una Comisión que propusiera una reforma de la Constitución. Pero ¿desde hace cuántos años, cuanta gente no estaba hablando de un acomodo, lectura, reforma etc., de la Constitución, entre otras cosas para desatascar la cuestión territorial, a todas luces uno de los principales problemas, con el paro, en España? Habrá hecho falta llegar al abismo para crear esa bendita Comisión que, me temo, llegue demasiado tarde. Si se hubiera realizado hace años, después del desastroso pronunciamiento del Tribunal Constitucional de 2010, no estaríamos donde estamos ahora.

Pero quizá ni sería necesaria la modificación de la Constitución para solventar la cuestión territorial en España. Dos figuras, nada sospechosas de ser independentistas, hace casi 20 años, ya formularon “otra” lectura posible de la Constitución. Me refiero a Miguel Herrero y Rodríguez de Miñón y Ernest Lluch con su tesis sobre “Derechos históricos y constitucionalismo útil”. No les hicieron caso. Y así nos va.

Poniendo las luces largas, no veo otro horizonte que Europa. Otra Europa más allá de la Europa de los actuales estados. Tampoco defiendo la Europa de los pueblos. Es demasiado complejo. Creo, como he escrito muchas veces, en una Europa fuerte, una Europa donde el Parlamento Europeo tenga más capacidad de decidir que en la actualidad, y en el que se aplique el sabio principio de la subsidiariedad. Habrá siempre, siempre, tiras y aflojas, con constantes disputas sobre la atribución de competencias (a las ciudades, a las autonomías, a los pueblos, a los estados) y todo ello en el marco de un mundo cada vez más planetario cuyo centro de gravedad ya ha transitado del Atlántico al Pacífico. Una Europa y, en ella, una España, Catalunya, Euskadi, Comunidad Valenciana, etc., etc., envejecida sin remedio a lo que parece, con riesgo de convertirse, a breve plazo, en el museo y el geriátrico del mundo. Y, al otro lado de nuestro Rio Grande, el mar Mediterráneo, la población más joven y más pobre del planeta. Insoportable el telediario de hoy viendo pateras llenas de personas a punto de hundirse. (Por cierto, otra ley incumplida, sin que fiscalía alguna diga nada. ¡Vergüenza!)

Volviendo al tema territorial creo que lo que estamos viendo y viviendo en Europa, exige superar, tanto las demandas de independencia como de soberanía. Ya no son aplicables, no solamente a Euskadi, por mentar donde yo resido, sino tampoco a España, a Francia, Alemania, etc. Vivimos ya en un mundo interdependiente en el que la soberanía absoluta ya no existe. Afortunadamente. Más aún, a poco que se piense, todas las identidades son múltiples, aunque demasiado frecuentemente, demasiada gente no lo quiera reconocer. Así surgen y se alimentan los ¡American first!, ¡D´abord la France!, ¡Deutschlan uber alles!, ¡Euskadi ala hill! (Euskadi o muerte), ponga el lector el correspondiente en castellano.

Añado una idea fuerza para mi desde hace años: la soberanía, como la independencia, amén de falsas, son polemógenas. Debemos superarlas en pro de un planeta más solidario en el respecto a las diferencias. Y solventar los inevitables conflictos mediante la deliberación continuada. Lo que exigirá cesiones. Nadie está en posesión de la verdad absoluta. ¡Ay la verdad! Mi profesor en Lovaina, Paul M. G. Levy, nos decía que, en una situación sociopolítica en grave conflicto, la pretensión de poseer la verdad era, también, polemógena. Sigo pensando lo mismo, casi 50 años después.

Al rato de la declaración de independencia (o lo que fuese) del viernes día 27, envié este tuit: “Un abrazo a todos los catalanes. A todos. Las diferencias con la negociación, sin violencias. Votando. Hoy no termina la historia”.

Quiero concluir esta entrada al blog, trasladando la pregunta y la respuesta que dio Salvador Paniker, recientemente fallecido, a una cuestión sobre la situación catalana, con la estoy básicamente de acuerdo, más allá de su valoración genérica (y mayoritariamente plebiscitada) sobre lo que nacionalismo significa que requiere, a mi juicio, distinciones y matizaciones.

Me gustaría preguntarle por la situación de Cataluña; ¿cómo lo está viviendo usted?
- Yo no soy nacionalista. El nacionalismo fue útil para mantener la cohesión social, a partir de la Revolución Francesa. Ahora, en un mundo globalizado, y yo soy muy partidario de la globalización, el nacionalismo separa y va en contra de la marcha de la tecnología, de la cultura. A mis amigos independentistas les respeto, pero les digo que nos dejen en paz a todos y tengan un poco de paciencia, porque si España se incorpora del todo a Europa, ese problema se solucionará, porque Cataluña será ya más parte de Europa que de España. Y por ahí debe ir la solución. (En una entrevista en ABC el 20/11/2015).

Ya se ha producido el choque de trenes. Mañana veremos las consecuencias del descarrilamiento, o más bien, de la embestida del tren más fuerte al más débil. Nadie sabe nada esta noche de domingo lo que a partir de mañana vaya a suceder. ¿Será posible no crear víctimas innecesarias? Con la experiencia de los dos Jordis en la cárcel, no me hago muchas ilusiones y me temo lo peor. Con consecuencias del todo punto imprevisibles a medio y largo plazo. ¡Con lo fácil que era atenerse a lo que deseaba el 80 % de los catalanes, una consulta pactada! ¿Qué democracia es esa en la que la voluntad pacífica del 80 % de una población de expresarse en una consulta no es tenida en cuenta? ¿Dónde queda la legitimidad de una ley que, supuestamente, la prohíbe o la impide?

domingo, 8 de octubre de 2017

Catalunya ante el precipicio: el fracaso de esta Europa

Catalunya ante el precipicio: el fracaso de esta Europa

Lo urgente e importante hoy es parar la Declaración Unilateral de Independencia. Ya lo he dicho en las anteriores entradas a este blog. (http://javierelzo.blogspot.com.es/2017/10/como-decir-no-la-independencia-de.html) Pero se está haciendo muy mal. Si pongo las luces largas, como intento hacer estos días en este tema (aunque he de reconocer que la acción policial el 1º de Octubre me impactó enormemente), me reitero en mi idea de la desmembración sentimental de España. No solamente de Catalunya como ha reconocido hoy, domingo 8, Josep Borrel al final de la manifestación anti-independentista en Barcelona, también en España. Un detalle menor pero significativo. Vi el día pasado en TVE cómo, en Alicante, Gerard Piqué era aplaudido y silbado al entrar al hotel. No solamente hay división emocional entre Catalunya y Euskadi con España, sino también en el interior de España.

Si lo urgente e importante es lograr que no se declare la independencia, considero también que, junto a la defensa de la legalidad, es precisa, tal y como están las cosas, una salida que permita abordar, con tiempo, la no resuelta cuestión territorial en España. Hoy, esto exige también, por parte del Estado, una deliberación seria sobre la cuestión territorial. De ahí la apelación de muchos, entre los que me incluyo, al diálogo y, si cabe, a la mediación. Lo contrario es un choque frontal de trenes en el que ganará, sin duda alguna, el más fuerte, el Estado Español, pero habrá creado una herida, no solamente en Catalunya, que no veo cómo ni cuando se cerrará. El diálogo exige, de entrada, que se sienten, aunque no tengan nada de qué hablar. Acabo de oírselo a Serrat, hablando desde Rosario, en Argentina.

La Iglesia parece que ha intervenido. “La Vanguardia” ha propuesta algo así como un Comité de sabios. El Colegio de Abogados en Catalunya también se ha ofrecido. Ayer sábado hubo muchas manifestaciones en España, de personas vestidas de blanco, pidiendo dialogo. Me parece muy bien, pero, personalmente, creo que es la Unión Europea, (no sé bien qué organismo) la que debe intervenir. Decir que este es un tema exclusivamente interior al Estado Español, lo considero, más que un grave error: es una dejación de responsabilidades. No sé si jurídicas, pero sí- ¿cómo denominarlo? – éticas o políticas, al menos si creemos en una Europa como una bella utopía (que no quimera) en construcción. Una Europa que se desentiende, o se pone de perfil, o dice generalidades (cumplir la ley sin violencia etc.) es una Europa que no se atreve a intervenir cuando, en su seno, hay un problema del calado que ahora hay en España. Necesitamos más Europa, otra Europa más fuerte, que se implique cuando hay problemas, si realmente queremos que Europa entre en el corazón de los europeos. Lo que desgraciadamente no es el caso.

Un buen amigo mío, que en su día trabajó en un organismo de la UE, y que ha echado raíces en Bélgica y a quien trasladé alguna de estas ideas me contesto que describo muy bien lo que me gustaría que fuera la UE. Y añade, “Es más, los que hemos trabajado durante años en ese sentido, compartimos el mismo ideal y muchísimos de sus objetivos.
No cabe duda de que la UE es algo extremadamente importante que interviene (y a veces gestiona) la vida diaria de los europeos. Y no por no ser consciente o desconocer su papel es menos necesaria.
Sin embargo "no se puede pedir peras al olmo". Los Estados miembros no han delegado su soberanía en estas cuestiones. (Mira la reacción de Polonia, Hungría y algún otro estado báltico en relación con los inmigrantes). Por consiguiente, si no tienes mandato para actuar, no puedes reaccionar a demandas de responsabilidades. Y cuando no hay mandato me resulta bastante arriesgado apelar a la ética y pedir responsabilidades”.
¡Ay la soberanía! Me pregunto, hace mucho tiempo, y lo he escrito reiteradas veces, si el concepto, lo que históricamente ha representado, y sigue representando en un contexto de pluralismo y globalización, no es ya un concepto no solamente obsoleto sino, también, contraproducente, incluso polemógeno que diría mi profesor lovaniense, Paul M. G. Levi que tanto me influyó en mis años de formación.

Ahí estamos. El martes el choque de trenes, salvo milagro, se consumará. Evidentemente el responsable será “el otro”. Yo no lo creo, hay unos más responsables que otros, pero, hoy, al menos, no quiero echar más leña al fuego. Aunque este texto lo lea poca gente, sabiendo que su influjo será nulo, y aceptando, plenamente, que mis análisis pueden ser erróneos, al menos quiero tener la conciencia tranquila de no haberme callado.

lunes, 2 de octubre de 2017

¿Cómo decir no a la independencia de Catalunya tras la violación de DDHH del 1-O?



¿Cómo decir no a la independencia de Catalunya tras la violación de DDHH del 1-O?

El día de ayer vivimos, a través de las televisiones (excepto TVE que decidió no informar de lo que estaba informando toda la prensa occidental), la vergüenza de ver cómo, policías encapuchados, maltrataban a una población pacifica que blandía una papeleta de voto en la mano. Vergüenza en primer y principal lugar para el ejecutivo español. Vergüenza de ver a Rajoy a las 20,20 hablar de la ley incumplida (como si no llevaran cuarenta incumpliendo otras leyes), cual extraterrestre que no se hubiera enterado de la gravísima y continuada violación de los derechos humanos que “su” policía y bajo “sus” ordenes (no las de la jueza que eran mucho más moderadas) contra personas indefensas de toda edad. Quizás porque se limitó a ver TVE. Yo seguí casi todo el día pegado a la televisión, básicamente la Sexta y ETB, con el móvil a mano, leyendo cómo “Le Monde”, en su edición para suscriptores, informaba minuto a minuto lo que sucedía en Barcelona. También vi, un rato, el Telediario de TVE.

De todo lo que vi y leí ayer quiero destacar las intervenciones de dos alcaldesas, principalmente la de Ada Colau. Confieso de entrada que tenía un “a priori” negativo hacia ella. Pero ayer mis “a prioris” saltaron por los aires. No sé si su gestión como alcaldesa de Barcelona está siendo buena o mala. Cuando toque, en las elecciones, los ciudadanos de Barcelona lo decidirán y punto. Pero, ayer, colocó el tema donde, a mi juicio, obviamente hay que situar: en una agresión reiterada, durante horas, a una población indefensa ocasionando multitud de heridos algunos de consideración. Llamó cobarde a Rajoy (quizá sobró el calificativo) pero, con claridad le señaló, justamente a mi juicio, como el principal responsable de la violación de DDHH que se vivió ayer en Barcelona. No defendió a ultranza a Puigdemont (Colau se declaró no independentista), pero no recurrió a la cómoda afirmación de decir que todos eran culpables de lo que estaba pasando en Catalunya. Señalo bien claramente que unos (Rajoy entre ellos) eran más responsables que otros (Puigdemont y los independentistas, en su comportamiento los días 6 y 7 de septiembre en el Parlament), por el otro. ¡Chapeau!.

La otra alcaldesa que me impactó fue Núria Marín, alcaldesa de l´Hospitalet de Llobregat quien, en nombre de su capacidad de decidir, decidió no colaborar con el 1-O, pero se encaró con la Policía Nacional cuando entró, por la fuerza, en un Instituto de 2ª Enseñanza de la ciudad de la que es alcaldesa. También tuvo que soportar, dando la cara, las imprecaciones de algunos ciudadanos. Aquí también, ¡Chapeau.

Y, ahora, ¿qué? En la anterior entrada a este blog ya expresé mi opinión sobre la situación en Catalunya y las condiciones que, obviamente a mi juicio, debe cumplir una proclamación de independencia. No las voy a repetir. Este es el enlace. http://javierelzo.blogspot.com.es/2017/09/sobre-situacion-en-catalunya.html

Comprenderán, si lo consultan, que añada hoy que, tras la jornada de ayer del 1-O, aunque mi corazón lata cada vez más independentista de “esa” España, considere, aun tras haber escuchado a Puigdemont ayer noche, y el inequívoco avance provisional de resultados del Referéndum posible, considere que una declaración unilateral de independencia de Catalunya, los próximos días, constituiría un error, incluso para los catalanes. Sería un salto en el vacío sin paracaídas. Entiendo, pero no comparto plenamente, la argumentación de un opinador de la Sexta, (cuyo nombre no he retenido, pido disculpas) que decía que los partidos que habían prometido la declaración unilateral de Independencia, si había una mayoría de “síes” en el Referéndum, estaban “obligados” a pronunciarla.  Lo entiendo todavía más cuando no veo, ni leo, ni escucho, (quizás se me haya escapado) proposición alguna seria, repito que seria, no una mera exhortación al diálogo, de políticos o medios de comunicación de ámbito estatal español (excepto, ¿quién me lo iba a decir hace un año? de Podemos), para solucionar la cuestión catalana en el marco de “otra” España posible. Porque hay otra España posible, como tantas veces he escrito. Solamente en la prensa catalana que he consultado (La Vanguardia y El Periódico de Catalunya) y en la vasca del Grupo Noticias, y en el lehendakari Urkullu, he visto la que se me antoja como la única solución posible: una consulta clara y pactada a la población catalana y vasca. Me remito, de nuevo, a mi anterior entrada a este blog, para las condiciones que, una vez más, a mi juicio, debiera tener esa consulta.

Algunos dirán que llega demasiado tarde. Desgraciadamente quizá tengan razón. Razón de más para que se eleven voces sensatas y propositivas, en España principalmente, pues es en España donde radica prioritariamente el problema, en el respeto a la singularidad vasca y catalanas. Al menos si quieren que Euskadi y Catalunya no se vayan, no nos vayamos, como poco a poco, pero claramente, ya nos estamos yendo de “esa” España. Incluso, los que, como yo, no hemos partido desde posiciones independentistas.

Donostia 2 de octubre de 2017
Javier Elzo





domingo, 24 de septiembre de 2017

Sobre la situación en Catalunya

Sobre la situación en Catalunya
Divagaciones nocturnas de un viernes triste.

Redacción de Atrio, 23-septiembre-2017

Javier Elzo, notable sociólogo y amigo de San Sebastián, nos envía directamente para Atrio ( www.atrio.org ) e Iglesia Viva (iviva.org) esta reflexión, escrita apresuradamente tras una petición que le hice ayer por la tarde. Circunstancias personales no le han permitido escribir un artículo más elaborado. Pero creo que su análisis queda así más breve y claramente expresado. Gracias. AD.

. Lo que está sucediendo ahora en Catalunya había sido pronosticado hace años por toda suerte de observadores. Pase lo que pase el día 1 de octubre, y el 2, y el 5, y el 25, aumentará lo que vengo denominando hace años “la desmembración emocional de España”. Aunque sea un tópico decirlo, pero no por ello menos cierto, el principal hacedor de independentistas en Catalunya es el Partido Popular, sin olvidar a Ciudadanos. Por cierto, C´s se quiere cargar el “Concierto Económico Vasco”, lo que por aquí no olvidamos.

.¿Cómo explicar que el sentimiento independentista en Catalunya se haya duplicado, si no triplicado, en los últimos 25 años? He estudiado la sociedad catalana, en informes del Grupo Europeo de Valores y esta constatación no admite duda.

. Se dice que hay que cumplir la ley. Obvio y necesario. El problema se plantea cuando algunas leyes se cumplen y otras no.  El día de hoy, 22 de septiembre el, ahora alabado Gobierno Vasco de Urkullu, vuelve a pedir que se cumpla Ley Orgánica del Estatuto de Gernika y presenta una serie de 37 (creo recordar) incumplimientos a la Ley. Después de casi 40 años.

. La salida pasa por el reconocimiento de la singularidad vasca y catalana por parte del nacionalismo español y que los nacionalistas vascos y catalanes admitan la evidente pluralidad identitaria. Pero el primer y principal paso debe darlo el más fuerte, y este es el nacionalismo español. ¿Por qué aceptan ceder parte de la soberanía española a la Unión Europea; por qué un ex ministro ultranacionalista, García Margallo, habla de soberanía compartida con Gibraltar, pero, el Gobierno y la Justicia (¡ay la Justicia!) al referirse a Euskadi y Catalunya repiten, una y otra vez, que el ejercicio de la soberanía reside, exclusivamente, en el Parlamento de Madrid?

. Respecto de la posible independencia de Euskadi o de Catalunya, mi posición es esta: si un pueblo de forma reiterada, digamos durante 20 o 25 años, el tiempo de una generación, manifiesta de forma pacífica y democrática su voluntad de conformar un Estado, (mediante varias consultas rigurosas, no vinculantes), no veo cómo impedírselo. Aunque, en el referéndum decisorio habrían de cumplirse, por ejemplo, las dos condiciones que la UE exigió para la independencia de Montenegro: una participación superior al 50 % de la población y una mayoría superior al 55% a favor de la independencia.

En mi opinión, en la actualidad, estas condiciones no se cumplen ni en Catalunya ni en el País Vasco. Digo “en mi opinión” nada más, pues no se ha permitido llevar a cabo ninguna consulta específica al respecto (no valen las encuestas de opinión), aun con consultas no decisorias. También pienso, deseo y defiendo, que, en la Europa del futuro, si queremos que Europa tenga futuro, los actuales Estados-Nación deben ceder todavía más soberanía a la Unión Europea, aplicando, en las tomas de decisiones, el principio de subsidiariedad.

. ¿Es posible ser ecuánime sin ser tildado de equidistante? Más todavía, ¿es posible ser inmaculadamente equidistante?

viernes, 22 de septiembre de 2017

¿Qué mundo después de Amazon?

¿Qué mundo después de Amazon?

En el mundo actual el “homo economicus” suplanta al “homo politicus”. Tener es más importante que saber. Un saber en 144 caracteres. Por otra parte, la emoción (los emoticones) es más importante en las tomas de decisiones que la reflexión. Son muchos los que piensan que vivimos una americanización de la sociedad occidental, de una Europa declinante, a punto de convertirse en el museo del mundo, en una especie de geriátrico que acabará sumergido por la mano de obra de otros países que necesitará para mantener su opulento bienestar. Recientemente Régis Debray, en su publicación “Civilisation” reflexiona cómo hemos devenido americanos. (Gallimard, París, 2017), aunque es cierto que estos pronósticos se llevan haciendo desde hace décadas. Recuerdo cómo lo repetía el sociólogo Alberto Moncada, viniera o no a cuento, quién llegó a escribir dos libros sobre el tema, “La americanización de los hispanos” (1986) y “España americanizada” (1995), ambos editados en Plaza y Janés. Sin olvidar al ya clásico estudio de Oswald Spengler, “La decadencia de Occidente”, cuyo primer volumen se editó en 1918, hace casi un siglo.

En todo caso es evidente el peso del imperio americano. No solamente por la supremacía armamentística con 700 bases militares en los cinco continentes y con un presupuesto de defensa que se acerca a la suma de los de los demás países del mundo reunidos. Es que, además, en la era digital, EEUU controla el mundo tecnológico con lo que algunos denominan GAFA (Google, Amazon, Facebook y Apple). Así piensa, entre otros muchos, Yann Moulier-Boutang, economista nacido en Francia pero que enseña en Shanghái. Moulier-Boutang, que acuñó el concepto de renta básica universal, declara en una entrevista que “yo veo muchos de mis alumnos sin empleo, pero están todo el día trabajando gratis para las GAFA. Todos trabajamos para las GAFA sin cobrar y algunos hasta pagan por trabajar para ellas.”.

Millones de humanos dedican gran parte de su vida a generar dividendos para las GAFA. Les damos, gratis, lo que necesitan: nuestra vida y milagros, nuestros deseos, nuestras apetencias. Cada minuto que pasamos en pantalla es dinero para las GAFA. Se van apropiando de todos los signos que los humanos generamos en la pantalla: del presupuesto de una empresa al cumpleaños de la abuela. Cuanta más atención les prestamos, más datos les damos y más rentables son. Lo convierten en dinero, acompañándolos de publicidad viralizada, en información mercancía para su provecho o para venderla a otras empresas.

En Silicon Valley se encuentra, en realidad, el centro del poder del mundo que lo manejan, cada vez menos personas. Peter Berger escribe que “no es algo accidental que el Cinturón de la Biblia se solape con el Cinturón del Sol; la región más conservadora a nivel religioso de los Estados Unidos coincide en parte con una de las más dinámicas del punto de vista económico”. ¡Ah, la ya más que centenaria tesis de Max Weber sobre la relación entre la ética del protestantismo y el espíritu del capitalismo, resurge en plena era digital! Y, en ese Cinturón, está Silicon Valley.
De todos los GAFA, es Amazon el que tiene las perspectivas más halagüeñas a medio y, sobre todo, largo plazo. La empresa, que se introdujo en Bolsa en 1997, cuando su actividad se limitaba a la librería, ha subido desde entonces al rango de indiscutible número uno del comercio online, llegando incluso a convencer a sus competidores de que utilicen sus servicios. A esto ha sumado otro importante pilar de crecimiento al convertirse en una de las compañías líderes en nube, del mundo (cloud computing) y siempre busca nuevas actividades para imponer su liderazgo.
Según los expertos sus perspectivas de crecimiento son inmensas, sabiendo que el comercio electrónico sólo pesa 8% del comercio mundial. Todo lo contrario de Apple, Facebook y Google, cuyo negocio principal - los teléfonos inteligentes para el primero, la publicidad de los otros dos - muestran perspectivas de crecimiento limitado. Amazon puede laminar no solamente todo pequeño comercio (prácticamente ya no quedan librerías ni tiendas que vendan música grabada en EEUU) sino también grandes superficies de distribución. Desde enero 2017 se han cerrado, en EEUU, 138 boutiques de JC Penney, 68 en Macy, 54 en Sears. Amazon pretende convertirse en la "tienda de todo", la tienda que vende todo. Harrods planetario y a domicilio.
No quiero derramar lágrimas de cocodrilo, ni ser hipócrita. Yo también compro libros y música en Amazon. A veces porque es más barato, muy a menudo más cómodo, sobre todo cuando quiero hacer un regalo: en un click, sin moverme de casa, al día siguiente puedo poner un libro, a mil kilómetros de distancia. Además, todavía entre nosotros, sin cobrar nada el envío (En EEUU parece que ya hay que pagar si el producto cuesta menos de 35 Dólares). Pero hay más: muchos libros descatalogados me los encuentra Amazon. Un ejemplo: un libro de un profesor mío en Lovaina, que lo tenía perdido, editado el año 1954, lo encontré en Amazon. Pero no solo libros. Amazon acaba de comprar, el 28 de agosto pasado, por 13.700 millones de dólares (calderilla para Amazon), Whole Foods (la cadena de supermercados reputada por sus productos orgánicos). Y lo ponen, muy bien empaquetado, en la puerta de casa. ¿Quién puede seguir ese ritmo?
Algunas empresas lo intentan. Doy dos ejemplos de librerías que es lo mío. La Casa del Libro en Madrid intenta ofertas (no cobrar el IVA un día, no cobrar el gasto de envío otro, etc.) en un intento desesperado de no sucumbir al envite de Amazon. Otras abren los días de fiesta, en las zonas de marcha, donde anda la gente, cuando disfruta del ocio de los findes. Recientemente buscaba mi mujer un libro en euskera editado hace cuarenta años y lo encontró en Iberlibro, una franquicia internacional a la que se han adherido librerías de medio mundo. El libro en cuestión llegó desde Barakaldo, en una librería que lleva el delicioso nombre de “Almacén de los libros olvidados”. Les invito a que lo visiten.
No entiendo porque las autoridades mundiales permiten (aún en lo poco que pueden) semejantes monopolios que arrasan la vida ciudadana. Sin comercio de proximidad no hay vida social. Entre tanto solo se me ocurre que los pequeños comercios pongan el acento en el servicio: buen género, llevar las compras a casa, estar disponibles cuando el cliente lo requiera, unirse entre varios etc., y no sigo pues, con razón, me pueden decir aquello de “zapatero a tus zapatos”. Pero el mundo después de Amazon se me antoja muy triste y peligroso. ¡Donde ha quedado aquello de Schumacher, “small is beautifull”, frente al gigantismo que nos invade, nos destroza, y en el que, por unos céntimos de euro, caemos como tontos, y nos hacemos voluntariamente esclavos de los amos del mundo que saben todo lo que quieren de nosotros! Para su provecho, claro.

Texto publicado en DEIA y en Noticias de Gipuzkoa el 16 de septiembre de 2017

lunes, 28 de agosto de 2017

"Parsifal" en Bayreuth

"Parsifal" en Bayreuth

¡Al fin! Con setenta y cinco años a cuestas, y los siete últimos en cola, esperando mi turno, al fin hemos conseguido entradas para poder asistir a una representación de Parsifal en Bayreuth. Fue el pasado 14 de agosto. Si, además, el día 16, acudimos a la representación de Tristán e Isolda, puedo decir que uno de mis mayores deseos musicales ya lo he satisfecho. Las representaciones comenzaron a las 16.00 y concluyeron hacia las 22 horas con dos intervalos de una hora. 4 horas de música con tiempo para degustarla…con una buena cerveza o una copa de vino blanco del Rin.

Parsifal no es una “obra cristiana” como Diálogo de Carmelitas de Poulenc o San Francisco de Asís de Messiaen. Wagner la denominó “festival escénico sacro”. Pero cuando el coro canta “tomad mi cuerpo, tomad mi sangre en mi memoria” la referencia cristiana es evidente, lo que no escapó, e irritó, a Nietzsche que escribió esto: “todo lo que yace en una vida empobrecida, la gran falsificación de la Trascendencia y del Más Allá, encuentra en la música de Wagner su más sublime heraldo. (…) Su última obra será el zenit de esta falsificación. Parsifal mantendrá eternamente un lugar privilegiado en el arte de la seducción, como la obra de un genio de la seducción…Yo admiro esta obra, me hubiera gustado poder ser su autor y la comprendo…Se paga caro abrazar el mundo de Wagner. (…) Tiene las mismas propiedades que una absorción regular de alcohol. (…) Embrutece, idealiza. (…) Wagner es gravemente peligroso para los jóvenes; es funesto para las mujeres”. (Fr. Nietzsche “El caso Wagner”, traduzco de su traducción francesa, Alia, Paris 2007, pp. 61-64)

Wagner pensó en 1849 en una ópera o escenario dramático en cinco actos titulado “Jesús de Nazaret” en la que, por influencia de Feuerbach, concibió a Cristo como un revolucionario social. De hecho, en la Wahnfried, residencia de Wagner en Bayreuth hoy convertida en un remozado Museo, encontramos un ejemplar del libro de Feuerbach, en el que se habría inspirado. La necesidad de la redención-salvación y las figuras de redentor (a menudo acompañado, cuando no impulsado, por la figura de una mujer) conforman un tema recurrente en Wagner: Tanhausser, Lohengrin, Sigfrido, Parsifal…La última frase que pronuncia el coro en Parsifal dice literalmente esto: “Redención para el Redentor”, pues en Wagner, los redentores son humanos, incluso los dioses, en el Anillo, lo son en gran medida.

Estos últimos años he leído, no poco, sobre Wagner en general y Parsifal en particular y creo que lo que quiso decir Wagner con su Parsifal se lo llevó a su tumba. Me inclino a pensar, con no pocos, que Wagner utilizó los temas religiosos para contar sus historias de redención, de amores ambiguos (el tema del amor en Wagner es crucial), de transformación del mundo. Como en la actualidad, los directores de escena utilizan la música de Wagner para contar, a su modo, sus propias historias. No he asistido a ópera alguna de Wagner que se atenga a lo que, con mucho detalle, precisó Wagner. Así en el Parsifal de este verano en Bayreuth, el director de escena, Uwe Eric Laufenberg, presentó un primer acto centrado en el Cristo crucificado en la figura de Amfortas para, en el tercero, dar paso a un ecumenismo interreligioso. En el segundo acto, las “niñas flor” aparecen cubiertas con el chador musulmán para ser desalojadas por chicas occidentales, ricamente desvestidas, lo que algunos entendieron como una afrenta al islam. Personalmente la lectura de Laufenberg no me disgusta, pero no puedo no añadir que esa no es la lectura de Wagner. Lo que no me impide, sin embargo, reconocer que, poniendo entre paréntesis el libreto de Wagner, la apuesta del realizador fue, visualmente hablando, espléndida, intelectualmente, muy defendible, y musicalmente, dirigida por Harmut Haenchen, soberbia.

La acción la sitúa Laufenberg, como se nos mostró en un video proyectado al modo Google Earth, en una comunidad cristiana de monjes, rodeados de terroristas, en Siria, cuando Wagner la sitúa en “Montsalvat, con el paisaje de las montañas del norte de la España gótica”. (Pero la contextualización de la ópera en Bayreuth responde a hechos reales. En una reciente publicación referí cómo en una zona fronteriza con Siria al comienzo del siglo XX se asentaba una comunidad floreciente de 500.000 cristianos arameos que man­tenían viva la lengua que, presumiblemente, hablaba Jesús. Al fi­nal del mismo siglo esa cifra se había reducido a 2.500 cristianos arameos y numerosos observadores estiman que «su erradicación total es inminente»).
 
Vivimos similar experiencia en la extraordinaria versión de Tristán e Isolda, con un reparto de lujo y Thielemann a la batuta. En el epílogo de la ópera, cuando Isolda concluye su Liebestod (Muerte de amor), escribe Wagner: “Isolda…cae suavemente sobre el cadáver de Tristán…Marke bendice a los difuntos”. El realizador de Bayreuth hace que Marke, sin bendecir a nadie, se lleve consigo a Isolda, en un contrasentido total a la intención de Wagner. Poco importa. El público, entregado a la interpretación de Petra Lang y Thieleman, prorrumpió en enfervorizados aplausos y bravos. 

¡Cuántas veces, cuantos, no hemos asistido a una representación de Wagner, y hemos cerrado los ojos para que la escena no nos perturbe! Nos topamos en Bayreuth con una pareja de músicos donostiarras que se habían desplazado para escuchar, completo, el Anillo, y nos dijeron que, en un momento de amor entre Sigfrido y Brunilda, el realizador puso en escena imágenes de dos cocodrilos copulando. No me extraña que ese Anillo haya sido abucheado. Aunque un amigo navarro, que había asistido en Bayreuth a Parsifal y a Tristán un par de semanas antes que nosotros, y con quien compartí, via WhatsApp, nuestras experiencias musicales, me decía que la música de Wagner, en Bayreuth, lo supera todo, “supremo deleite…que diría Isolda”.


Durante treinta años solo se pudo interpretar Parsifal en Bayreuth. Claro que escuchar los coros de Parsifal, en el proscenio, en la cúpula, y a la altura media de la cúpula, como detalla Wagner en el Libreto, es una experiencia musical única, inenarrable. En ningún lugar del mundo la música de Wagner penetra como en su santuario de Bayreuth. Un teatro hecho por y para Wagner. Con una acústica nítida, potente, envolvente, la mejor de todas las salas a las que he acudido en mi vida. Es evidente que “el modus operandi de la experiencia musical, la fuerza vital de su inutilidad, la maestría sin control que puede ejercer sobre nuestras mentes y cuerpos, sigue siendo tan inextricable como la música en sí”. Pero antes, George Steiner, pues de él estoy hablando, ya nos había advertido que “el lenguaje es aquello que la música no es”. En efecto, la música comienza donde no llegan las palabras, donde acaban las palabras. Así nos quede lo esencial: la música y, como dijera, creo que Baudelaire, de Wagner, y mucho antes que Nietzsche, su música puede enloquecer. ¡Vaya que sí!

Texto publicado en Noticias de Gipuzkoa el 26/08/17 y en DEIA el 27/08/17

miércoles, 23 de agosto de 2017

Carta del director de "El Ciervo" a Ada Colau

Carta de Jaume Fox, director de “El Ciervo” en el blog de la revista el 23 de agosto de 2017
Excelentísima señora Ada Colau, alcaldesa de Barcelona:
Como ciudadano y contribuyente de nuestra cara Barcelona (digo cara en el sentido de amada, aunque también en el del precio que hay que pagar para vivir en ella), con todo el respeto y la consideración que su persona y la institución que usted preside me merecen la escribo.
Es usted mi alcaldesa porque lo es de todos los barceloneses y quiero decirle lo mucho que me agrada que nuestra primera autoridad, nuestra representante más cercana, sea una mujer. Pero eso no obsta para decirle también que me parece ridículo el doble lenguaje que suele utilizar y que en vez de a los ciudadanos se dirija usted a “la ciudadanía”, palabra que suena tan mal como “populacho” sobre todo porque está traída a este mundo con forceps: ciudadanía –española, por ejemplo, o canadiense como son ambas dos las de mi nieta– es la condición de ciudadano, la cualidad y los derechos y deberes que asisten y obligan al ciudadano y no el promiscuo revoltijo de ciudadanos y ciudadanas a que usted se refiere, pese a que los doctos correspondientes de la Real Academia contemplen, vencidos, este sentido en aras a una falsa corrección política impulsada por pesados/pesadas que suelen para colmo tenerse a sí mismos/ mismas por lo más políticamente incorrecto, rompedor y hasta antisistema que se ha inventado/ inventada. Pero este es otro asunto.
Yo la escribo, alcaldesa, porque quiero hacerle notar que si bien a todos los efectos la considero mi representante, tengo a menudo la impresión de que no me siento correspondido. Es decir, que usted no me considera su representado. Va usted preciándose, sobre todo en estos infaustos días, de que Barcelona es plural en ideas, rica en su diversidad cultural, distinta en su composición social, múltiple y variada en sus colores y acentos, pero toma usted decisiones que no se compadecen con esta pluralidad sino más bien con una concepción parcial, menor y limitada de la ciudad, de los ciudadanos que la forman y de la manera de ejercer el poder (porque se trata de poder: tiene usted en sus manos 2.700 milones de euros, alcaldesa; eso es poder).
En Barcelona hay pobres pero la asistencia social y la dignificación de los barrios no las ha inventado usted. Ni siquiera ha tenido que gastar en ello más de la cuenta. Barcelona lo ha hecho durante décadas y esto ha resultado en una ciudad cohesionada, habitable, vivible (y cara y querida). Hay pobres en Barcelona y también hay ricos. Tiene usted la obligacion de atenderlos y de exigirles colaboración (y lograrla) para que vuelvan a invertir en cultura, en museos, en música, en enseñanza, deportes, vivienda, beneficencia, investigación y lo que haga falta. Y hay una clase media, el grueso de la población, que está viendo, inquieta y a veces indignada, como es usted incapaz de poner orden en las playas y en las calles y hacer algo tan sencillo como que la guardia urbana impida, como en tantos países de nuestro entorno, comportamientos incívicos, que circulen borrachos que gritan y orinan donde quieren, que la gente no ate a los perros, que las bicis vayan por donde les dé la gana, que no paguen el metro, que se vendan cervezas y mojitos insalubres y el top manta campe y acampe por doquier. ¿Cumplir las ordenanzas y hacerlas cumplir no le parece elemental para asegurar la buena convivencia? Lo es y es tarea sencilla a condición de que acepte que tiene usted el mando de la guardia urbana y no tenemos ya edad para practicar el happy flower y tomar a las fuerzas del orden de nuestra democracia por criminales represores al servicio del capitalismo internacional. No es tan difícil, alcaldesa, a condición de que crea en las instituciones. Y a eso iba.
Porque me ha dejado preocupado esa dejación, tal vez bien intencionada, pero permítame que la califique de improcedente, que ha hecho usted del cargo que ostenta. Es un mal síntoma renunciar a encabezar la manifestación con la que sus ciudadanos vamos a responder en masa al terrorismo. La alcaldesa de Barcelona no puede hacer eso. No puede pensar que ella no es la primerísima representación de esta “ciudadanía” a la que cede la cabecera de la manifestación. Como si no fiuera, además, el grueso y no la cabecera lo más importante.
Señora alcaldesa: le ruego que se pregunte, si no lo ha hecho ya, si esta actitud no es un menosprecio a la institución que usted tiene la obligación de honrar, prestigiar y hacer respetar, una institución que viene de muchos siglos atrás y que nos representa a todos los ciudadanos, al pueblo de Barcelona. Sin instituciones y organización el pueblo no es nada; es una abstracción, una masa informe, inútil e inerme. Un pueblo necesita leyes e instituciones para prosperar, tener estabilidad y progreso, asegurar la convivencia y defenderse de los abusos de los poderosos y de los ataques también de locos como esos asesinos de la Rambla.
Póngase al frente, alcaldesa, póngase las pilas, intente comprender la importancia del cargo y del lugar que está ocupando y hágase digna de la institución y de la ciudad. Es inimaginable que su amiga y colega de París no se pusiera no solo delante sino además vara en mano y con la tricolor en bandolera. Y el pueblo, los ciudadanos, orgullosos detrás, arropándola y arropados por ella. Esto es la democracia, la solera, el civismo, la civilización y la historia.
Póngase al frente, alcaldesa, que Barcelona no está ahora mismo para bromas. Por favor. 
Jaume Fox