miércoles, 29 de julio de 2020

A la memoria agradecida de Joseph Moingt, S. J

A la memoria de Joseph Moingt S.J

 

Joseph Moingt ha fallecido el 29 de julio de 2020, a la edad de 104 años en París. Fue un gigante del pensamiento cristiano. Dos años antes publicó su último libro “L´esprit du christianisme“, Edit TempsPresent, Paris 2018, 285 p.

 

No encuentro mejor recuerdo a su persona y su obra que trasladar aquí, en mi traducción al castellano, algunas ideas tomadas de las páginas conclusivas de su libro.

 

(p. 276) “El título de este libro podría apuntar hacia la verdad del cristianismo que no está encerrado en sí mismo, en su religión, pero que circula a través del mundo, gracias a la comunicación que los cristianos mantienen con todos los demás hombres : verdad que no es la de la fe cristiana en su particularidad, sino la del hombre creado a la imagen de Dios para constituir su familia; verdad que se revelaba a los hombres bastante antes que el cristianismo,  desde que circulaba entre ellos el nombre de Dios, que es más que una palabra o una representación: es un soplo, un aliento portador de las esperanzas del hombre respecto de sus propios destinos, un sentido, un presentimiento de su trascendencia. ¿Es que no es eso lo que significaban las citas de poetas y de filósofos que jalonan el discurso de Pablo en el Areópago sobre el Dios desconocido, digamos más bien sobre lo desconocido del Dios que él quería revelarles en aquel que Jesús llamaba su Padre? Desconocimiento tanto del hombre como de Dios, ya que Jesús, en el Evangelio de Juan y de acuerdo con la enseñanza de Pablo, nos enseñó a conocer a Dios en tanto que padre de los hombres creados a su imagen, haciendo así entrar la idea del hombre en la revelación de Dios en Jesús. He aquí por qué la fe cristiana, aun tan segura que esté de haber recibido de Jesús la verdadera revelación de Dios, no la encierra en lo que en ella se dice, sino que está siempre en búsqueda de lo que él (Dios) revela directamente al espíritu del hombre, de la que ella (la fe cristiana) no espera otra verdad, sino un mejor conocimiento de la verdad de lo que Dios es en sí mismo y de lo que él quiere ser en nosotros, bien que no podremos alcanzar la plena revelación hasta el fin de los tiempos, cuando ´Dios será todo en todo´ (1 Cor. 15-28)”

 

“…he indicado con fuerza que el ´espíritu´ del cristianismo debía ser buscado en su orientación antropológica y en su novedad histórica, que había creado un impacto tan fuerte, que algunos analistas pudieron detectar en él, el anuncio del ´fin de la religión´”

 

p. 277 y última. La idea de salvación que desarrolla el A. en la tercera parte del libro, no la entiende como si la salvación estuviera en la práctica cultual y en la creencia en los dogmas (práctica y creencias que, explícitamente afirma que no niega) sino “orientando mi investigación en dirección de la ´humanidad´´ que da otro ´sentido´ al culto y al dogma” (….). El A. dice dirigirse “a lectores, creyentes o no, susceptibles de encontrar un ´sentido´ al cristianismo a partir del momento que lo descubran preocupado por los mismos problemas que a ellos mismos les angustien, a saber, las amenazas que pesan sobre el planeta, sobre la calidad de la vida, sobre el respeto de la dignidad humana y de la fraternidad de los hombre entre sí, sobre todo cuando se verán convocados sobre este terreno por los cristianos” no para adoctrinarlos ni ´recuperarlos´, tampoco porque siendo los cristianos poco numerosos necesiten de su ayuda, “sino, ante todo, para pensar el problema y sus remedios, puesto que se trata de un problema esencialmente humano para cuya solución todos los hombres debieran sentirse convidados”

 

(….) (Última frase del libro) “De este modo, el espíritu del cristianismo, entendido como una facultad de juicio, será restaurado a la mente del hombre, independientemente de su religión, y eso es lo que significa el título de este libro: no reivindicación de propiedad, sino hacer partícipe de un bien común y llamada a la entreayuda”.

 

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Descanse en paz y gracias.

Donostia San Sebastian 29 de julio de 2020

Javier Elzo


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