Lo
que oculta el iceberg de las desigualdades sociales
Es
frecuente leer en la prensa, noticias como estas: “el 1% de la población más
rica del planeta se reparte cerca del 50 % de la riqueza mundial”; más del 80 %
de la riqueza mundial va a parar al 1 % de los más ricos”; “desigualdades: el
1% de la población mundial posee más que el 99% restante”; “las 26 personas
más ricas del mundo tienen tanto como el 50% de los pobres juntos”, etc., etc. Añádase a ello que,
de forma reiterada, leemos que los ricos son cada vez son más ricos y los
pobres cada vez más pobres, que las desigualdades están aumentando y, como
corolario, que esta situación está en la base de no pocos problemas graves de
nuestra sociedad, la desafección de los ciudadanos de la política, el
individualismo reinante, la queja permanente y un largo etcétera.
Si
vuelven a leer las cifras de arriba verán que, rigurosamente hablando, no
concuerdan, pero tanta reiteración similar, no rechazada por (casi) nadie, hace
pensar en la verosimilitud de lo esencial: si nos fijamos en la punta del
iceberg, en el 1 % de los más ricos, ciertamente controlan, o disponen (que no
es lo mismo) la mayor parte de la tarta de la renta mundial. También parece que
las diferencias entre ese 1% y el resto aumentan, al menos durante la crisis de
2008, y ya desde el momento que el capitalismo financiero se ha impuesto pues,
se arguye, que la rentabilidad de las finanzas (por quienes viven o se afanan
en ellas, no el pequeño ahorrador al que se la dan por todos los datos) es más
rentable, que las rentas del trabajo, y ello en la inmensa mayoría de las personas,
esto es, exceptuando a los grandes directores de las grandes empresas y de los
grandes bancos que pueden ganar en un año lo que un trabajador medio no ganará
en toda su vida laboral. Pero no cabe afirmar que, en dos o tres generaciones,
salvo guerras y hecatombes financieras, en un país desarrollado, hasta los más
pobres, en su mayoría, son menos pobres. Vivimos con más recursos que nuestros
antecesores. La gran mayoría de los que somos de avanzada edad no tenemos duda
alguna al respecto.
Pero el iceberg, ese 1% de los
más ricos, no permite ver cómo se distribuye la renta del 99% restante. Lo
enmascara incluso, pues ese 99% es no es uniforme en su renta. Presento aquí,
una pequeña parte de un estudio de Olga Salido, profesora de Sociología en la
Universidad Complutense de Madrid, publicado en el Observatorio Social de La Caixa, que aborda la magnitud de las
diferencias entre los más ricos y los más pobres en España y su evolución en
sus renta entre 2007 y 2013. Y lo hace, como hay que hacer: dividiendo las
rentas del conjunto poblacional en diez decilas: la renta media del 10 % que
tiene mayor renta, decila 10; el siguiente diez por ciento de mayor renta,
decila 9, y así hasta la decila 1, el diez por ciento que tiene la menor renta
media.
Para
simplificar la exposición me limito a los datos de la renta media anual, por persona
(pero obtenidas por hogares, en base a la Encuesta de Condiciones de Vida del
INE 2005-2014) de las decilas 1, 5 y 10. Doy los datos, redondeados a centenas
de euros, para los años 2007 y 2013, los que ofrece el estudio. La renta media
del 10% más pobre, decila 1, era de 3.500 € anuales en 2007 y descendió a 2400
€ en 2013, 1100 € menos. La renta media del 10% más rico, decila 10, era de
37.500 € anuales en 2007 y bajó a 32.800 € en 2013, 4.700 € menos. Claro que no
es lo mismo perder 1000 € de 3.500, que perder casi 4.700 de 37.500. La renta
media del 10 % que conforma el grupo 5º, decila 5, era de 13.400 € en 2007 y
desciende a 10.600 € en 2013, 2.800 € menos.
Todos pierden, todos y cada uno
de los grupos que conforman las diez decilas perdieron renta durante la crisis,
pero, los porcentajes de perdidas (cuyo detalle les ahorro) son notoriamente
más elevados en los grupos de rentas más bajas que en los grupos de rentas más
altas. La renta media de los miembros más pobres, decila 1, descendió durante
la crisis, un 33%: en 2013 era aún un 33% más pobre que en 2007; el de la
decila 2, el segundo colectivo más pobre, pierde el 28% de su valor, el tercero
más pobre, decila 3, el 23 %, mientras que el octavo colectivo más rico perdió
un 16% de su renta, el noveno colectivo más rico, perdió un 14 % y la renta
media del 10% más rico, un 13%. Por otra parte, la renta media de
los hogares más ricos (decila 10) ha pasado de ser, antes de la crisis, 9,5
veces mayor que la del segmento más pobre (decila 1), a ser 13,7 mayor, debido
principalmente a la caída de la renta de las clases bajas.
La conclusión es aplastante:
todos perdieron con la crisis, pero quienes menos tenían perdieron,
porcentualmente, más, mucho más, un hasta un tercio de su escasa renta, mientras
que los que más tenían perdieron el 13 % de sus rentas, lo que significa que los
más pobres padecieron muchísimo más la crisis que los más ricos. Por otra parte,
se confirma que las diferencias entre los más ricos y los más pobres
aumentaron, pero no así en las decilas intermedias, del 4º al 7º, que
permanecieron estables, lo que no quiere decir que estemos ante las mismas
personas en 2013 que en 2007. Pero ese es ya otro tema.
Javier
Elzo
Catedrático
Emérito de Sociología. Universidad de Deusto
Publicado en “El Correo” el 21 de julio de 2019
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