Tres gobiernos posibles
Creo que hay un acuerdo en los analistas y comentaristas
políticos, así como entre los propios políticos, de que, tras las elecciones
generales del 28 de abril próximo, hay tres, y creo que solamente tres,
gobiernos posibles, más o menos estables, y sin tener que llegar a nuevas
convocatorias electorales: el conformado por el PP y C´s con el apoyo de Vox y
otros partidos de derechas; el del PSOE junto a C´s, aun en minoría, y el del
PSOE y Podemos con el apoyo de algunos partidos nacionalistas y algún otro minoritario.
Mis preferencias, sin duda alguna, van a la tercera de las opciones mentadas.
En estas líneas voy a argumentar mi opción. Comenzando por argüir mi rechazo a
las dos primeras.
La conformada por el PP, C´s y el apoyo de Vox, me parece la
peor de las soluciones. Comenzando por lo más visible: el talante de los tres
líderes. Casado no solamente ha hecho bueno a Rajoy: ha logrado que no pocos lo
añoren. Yo nunca he sido marianista, pero Rajoy era un hombre de una derecha
moderada, rechazaba el lenguaje barriobajero y fue capaz de lograr que la
crisis no hundiera aún más a España, lo que no es poco. De Ribera guardo un
recuerdo personal. El año 2007 presenté en el Parlament de Catalunya un Estudio
sobre la convivencia y seguridad en escolares de primera y segunda enseñanza en
Catalunya. Ribera fue el que me formuló las preguntas más inteligentes y me
obligó a emplearme a fondo en las respuestas. Pero, después, le he visto caer
hasta donde ahora está: en un españolismo primario, justiciero, queriendo resolver
los problemas territoriales de España con cárceles y aliándose con quien sea
para tocar poder. De Vox, ¿qué decir que no salte a la vista?. Escindido del PP
se suma a la derecha extrema que asola la política europea, con el gravísimo
riesgo de que el proyecto europeo salte por los aires. Por eso, para mí, las
elecciones europeas de mayo son más trascendentales, también para España y para
Euskadi, que las generales de abril. Y lo peor que puede pasar es que la ultraderecha
del PP y VOX, aliados a la cada vez más derechizada C´s, todos ultranacionalistas
estatales, tengan mayoría en Estrasburgo. ¡Adiós Europa!
La opción de un gobierno (o acuerdo parlamentario) PSOE y
C´s, parece la preferida por el mundo de las finanzas y de cierta prensa. Lo
recuerda constantemente Pablo Iglesias, en un intento de frenar su caída, a
decir de las encuestas, fruto, en parte, de la infantil y continuada enfermedad
de las izquierdas de tirarse los trastos a la cabeza. Es cierto, en todo caso,
que C´s podría ser un contrafuerte del delirio financiero de las 110 propuestas
de Sánchez que, con su habitual tino, analiza Manfred Nolte en estas columnas
(El Correo 01/04/19). Pero C´s, con su rancio ultranacionalismo español,
impediría el arreglo, o apaño, territorial del que hace (hizo) gala el PSOE,
(el federalismo español, la España multinacional etc.), aunque ahora en horas
bajas. Tanto que le han enmendado la plana al PSC porque Iceta cometió la
osadía de aventurar una posible toma en consideración de los planteamientos
independentistas con un 65 % de la población a su favor. Iglesias fue más
lejos, y llegó a hablar del 80 %. Pero ¿no decimos que la soberanía reside en
el pueblo?. Pues, ¡no!. Elecciones a la búlgara de la URSS.
De ahí que, y a pesar de algo de lo anterior, me inclino por
una solución PSOE y Podemos con el apoyo del PNV, ERC, PSC, PSE, alguno más si
se tercia, y no cito a los ex – convergentes, porque no logran contener la
herida abierta, que diría Jordi Pujol (si es que, aún, se le puede mentar). Y,
a pesar, también, de que Pedro Sánchez no es santo de mi devoción. No le he
escuchado un párrafo de cierta consistencia. Todo es un continuo chorreo de
frases mitineras buscando el aplauso fácil. Me cuesta entender que todo un PSOE
no sea capaz de ofrecer un líder de más fuste que Sánchez o Susana Diaz. Porque
tienen donde elegir. Pero el PSOE, Podemos y los nacionalistas, conforman la
única posibilidad que veo para buscar salida al mayor problema político (he
escrito problema político) que tiene hoy España. Donde cada día hay más gente
que apuesta por el palo y tente tieso (155 ya, y años y años de cárcel, así en
Altsasu, sin que apenas nadie proteste) y cada vez más vascos y catalanes que
rechazan, y con rabia, cualquier relación con España. El punto débil de esta
solución ya la he apuntado arriba: el riesgo de caer en otro crash, si además
se confirma una nueva crisis como la de 2008. Pero aquí, no lo niego, mi cojera
nacionalista vasca, aunque moderada, luego doblemente irrelevante en el juego
político, me hace temer más al vetusto ultranacionalismo español de derechas del
PP, C´s, VOX, con un PSOE débil, que al riesgo del despilfarro del PSOE con
Podemos. Porque, si mi preferida coalición ganara las europeas, la Comisión
europea nos echaría una mano conteniéndoles. Sí, todo pasa por Europa. Para
bien, o para mal.
En un planeta interrelacionado, con el centro del mundo en
el Pacifico, una Europa esquinada, avejentada (abuela la ha definido con razón
el papa Francisco), solamente una Europa unida y abierta a la migración que,
sin renunciar a sus raíces, se haga europea, es su única oportunidad de futuro.
Y esto exige mirar adelante, no atrás. A largo plazo.
(Publicado en “El Correo” el 22 de abril de 2019)
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