Los españoles, ¿cómo la ven y qué
esperan de la Iglesia? ¿Por qué?
(Materiales para la
intervención en la XIV Jornada de Vicarios de Pastoral en Madrid el 5 de
noviembre de 2018)
Guion del texto
1. El contexto básico en el que se vive lo religioso en el
occidente del sur de Europa:
.la dimensión filosófica: del Dios
de los cristianos a la divinización de la sociedad
.la
dimensión sociológica: un mundo global, plural, secular
2. La
autodefinición religiosa en España en los últimos 40 años.
3. El auto posicionamiento religioso de los españoles en
octubre de 2018
4. La confianza
en la Iglesia Católica
5. Valoraciones
de diferentes aspectos de la Iglesia Católica
6. Lo que los
jóvenes piden a la iglesia
7. El limitado papel
de la iglesia en la socialización de las nuevas generaciones.
8. ¿Cómo hemos
llegado hasta aquí?
. Unas notas socio culturales que contribuyeron,
directamente, a la mutación socio-religiosa
. Algunos
factores internos a la propia Iglesia
9. Otra Iglesia posible en la era global, plural, secular y
postsecular.
. Un apunte sobre una cuestión grave: la
pederastia en el clero
10. Cerrando que no concluyendo. ¿otra guerra de dioses?
1.El contexto básico
en el que vive lo religioso en el occidente del sur de Europa
Distinguimos aquí, en esta entrada que estimamos capital,
dos aspectos contextuales en los que pensamos hay que inscribir tanto la
dimensión de la fe como la actitud hacia la Iglesia en el mundo occidental del
sur de Europa. Cabría un tercer aspecto que se centrara, exclusivamente, en la
contextualización en la especifica sociedad española. Pero ya los dos aspectos
retenidos nos parecen ocupar mucho espacio. Y España se encuentra de pleno en
esos contextos, aunque admitimos que una concretización en la sociedad española
sería bienvenida.
a) La dimensión filosófica: del Dios de los
cristianos a la divinización de la sociedad
Trabajando estos meses pasados un texto soberbio de Roberto
Calasso[1],
a propósito de una citación de unos de los libros fundantes de la sociología
religiosa de todos los tiempos, “Les
formes élémentaires de la vie religieuse” de Emile Durkheim[2],
volví a su lectura que realicé en mis años de estudiante. El texto de Durkheim, soberbio, me sugiere los siguientes
subrayados, perfectamente válidos para la sociedad de nuestros días:
-
La sociedad es más que la suma de individuos.
Así como la conciencia colectiva es más que la suma de conciencias individuales.
-
La sociedad tiene entidad propia, aunque no es
independiente de las personas que la componen, bien al contrario, necesita de
las personas para alcanzar sus fines. Hay un “comercio”, dirá Durkheim, entre
la sociedad y las personas que la componen.
-
Esa
sociedad crea un dios, que “de hecho, es antes que nada un ser que el hombre
representa, en cierto modo, como superior a sí mismo y del que él cree que
depende”.
-
La sociedad tiene capacidad de coerción sobre
los individuos, a partir del momento en que la divinizamos.
-
Esto es independiente de que el dios sea una
figura concreta (Zeus o el Dios bíblico, Yahvé), sean fuerzas más o menos
abstractas (tótem o las fuerzas de la naturaleza) sea la sociedad, como entidad
propia.
-
La religión para Durkheim tiene como objeto
crear o mantener cierta cohesión social. Que se haga por el tótem, el temor a
la naturaleza, los dioses de la antigüedad o la sociedad de nuestros días, lo
esencial no es la verdad de los dioses sino la función que cumplen.
-
Llegados a este punto, la pregunta, brutalmente
planteada, es la de saber si salimos ganando, con los dioses totémicos, los
dioses personalizados (uno o varios, de los judíos, persas, griegos, romanos,
musulmanes, cristianos, etc.) o con el dios de la sociedad, con la sociedad -
dios.
Ya en las conclusiones de su estudio Durkheim escribe que “el
ideal colectivo que la religión expresa no es consecuencia de no se sabe bien
qué poder innato del individuo, pues es en la escuela de la vida colectiva
donde el individuo ha aprendido a idealizar. Es asimilando los ideales
elaborados por la sociedad que el individuo es capaz de concebir el ideal. Pues
es la sociedad (…) la que le ha contraído la necesidad de alzarse por encima
del mundo de la experiencia…”. (p.604). Es, pues, claro para Durkheim, el papel
de la sociedad como agente primordial de creación de cosmovisiones, como agente
de socialización, como instancia de lo políticamente correcto, de lo obvio, de
lo indiscutible, de las certezas indiscutibles. Y ahí estamos.
En consecuencia, la independencia, autonomía y capacidad de
coerción de la conciencia colectiva de una sociedad concreta, una vez
constituida, adquiere así, para Durkheim (y lo corrobora Calasso) los rasgos de
una divinidad que, aunque creada por una síntesis de las conciencias
particulares, se impone a esas mismas conciencias particulares, con poder
coercitivo. Falta por explicar (lo que no haremos en estas páginas) cómo se
crean determinadas ideas en la conciencia colectiva, estas y no aquellas, ideas
que pretenden imponerse sobre las conciencias particulares. También, qué
función persiguen, aunque parece que, en el caso de las ideas religiosas, según
Durkheim, pretenderían lograr o preservar la cohesión de una sociedad. En
efecto, la divinización de la sociedad nos lleva a pensar que esa, precisamente
esa, sería la pretendida función del dios-sociedad. Pero ¿lo logra? Difícil
responder afirmativamente dado el pluralismo actualmente reinante. Nosotros nos
inclinamos a pensar que la divinización de la sociedad, tras la exculturación
social de lo religioso en general y de los dioses religiosos más en particular,
en realidad nos lleva, en el actual mundo secular, a una nueva “guerra de
dioses”.
Pero, de entrada, debemos formularnos la cuestión de saber
qué consecuencias tiene para nosotros, ciudadanos de las primeras dos décadas
del siglo XXI, el hecho de que hayamos delegado en la sociedad, divinizándola,
el sistema de legitimación de las relaciones sociales, de los valores
dominantes que nos dicen lo que es bueno y lo que es malo, y cuáles son las
prioridades por las que debemos esforzarnos para mantener, al menos, un
simulacro de cohesión social. No otro es el nudo gordiano, sí le he entendido
bien, que pretende desentrañar la reflexión de Calasso, tras constatar la
sociedad divinizada en la que nos encontramos.
La sociedad secular sería esa sociedad que no cree en nada
que esté más allá de sí misma de tal suerte que ha renunciado a toda creencia y
se limita a observar, estudiar, analizar lo que sucede en su derredor. Y lo
hace con la buena conciencia de lo que en el pasado sucedía cuando, debido a
determinadas creencias, particularmente las religiosas, se vivían las,
precisamente denominadas, “guerras de religión” en choques no tanto por
creencias religiosas, sino por las diferentes creencias en las que se basaban
los poderes políticos, justamente para justificarse o asentarse en su poder.
Este argumentario está muy en boga en nuestros días, conformando uno de los
pilares de la conciencia colectiva por utilizar la terminología durkheimiana.
Aunque, no es difícil recordar, que el siglo XX vivió dos terroríficas guerras,
donde la dimensión religiosa apenas fue importante y, en la segunda, con dos
líderes, Stalin y Hitler que, en nada cabe definir como líderes de religiones
religiosas. Pero, no es menos cierto que, en España, una rebelión militar fue
tildada de cruzada.
En mis
lecturas de pensadores que se declaran agnósticos y en conversaciones con amigos del mismo talante,
constato una idea que asoma cada vez que sale a relucir la religión cristiana:
“me quedo, dicen, con su doctrina moral de “amaros los unos a los otros”, del
amor universal sin acepción de personas, de una religión que se pretende
universal y no religión de un pueblo, etc., etc., pero no me hagan creer en un
hombre dios, en una resurrección, en un dios trinitario, en un más allá donde
nos veremos las caras al final de los tiempos…”. Admiten la religión cristiana
como un eslabón de la conciencia de la humanidad (al menos en Occidente) que,
con la Ilustración y el avance de la Tecnología, cabe limitar a su dimensión
caritativa, expresión a la que preferirán la de solidaría o fraterna. No
faltará quien piense que, a fin de cuestas, la religión cristiana está muriendo
de éxito: está en la base del humanitarismo contemporánea, pero debe renunciar,
o dejar en paréntesis, al menos en público, su trascendencia.
En
consecuencia, ahora, que ya se está aceptando que el cristianismo es “la
religión que ha propiciado la salida de la religión” en la organización social
y política del planeta (Gauchet) puede, y debe, según algunos, limitarse a ser
una de las tantas instancias críticas para la humanización de la sociedad. No
veo problema alguno, bien al contrario, en que el cristianismo en general y el
catolicismo en particular, sea una de las instancias críticas para la
humanización de la sociedad, pero a condición de no querer reducirla a una
gigantesca ONG extendida por todo el planeta que, amén de difícil
gobernabilidad, se hubiera amputado de su dimensión transcendente, ocultando lo
divino, limitándolo a lo sumo para culto y cultivo privado.
Pues
entonces se reduciría la religión a una moral, que, a la postre, parece que se
convierte en humanismo, consecuencia del pensamiento secular. Es lo que Calasso
denomina el “secularismo humanista” que no sería sino una religión secular cuyo
objetivo fuera la prosperidad, la justicia, el bienestar de los homínidos,
últimamente en búsqueda de buena armonía con el mundo animal en un planeta en
riesgo de explosión por la funesta actuación de los primeros, los homínidos,
realmente los malos de la película. He aquí una religión, basado en la
sociedad, en los individuos de la sociedad, quienes, convertidos en conciencia
crítica, aquí y allá, por esto y por aquello, (basta consultar el dial de las
radios y televisiones), coinciden en dejar de lado toda conciencia que no
provenga de ellos mismos, pero que, al mismo tiempo, entienden, que no son
otros, sino ellos mismos, los principales depredadores del mundo en
construcción. Con lo que cerramos el circulo. No estaba peor la humanidad, ni
tenía mejor conciencia de sí misma, después del pecado de Adán y Eva si
seguimos a Pablo de Tarso y a Agustin de Hipona, aunque estos veían una salida
al círculo. Para no caer, donde ahora estamos, en el círculo cerrado y opresivo
del mal generalizado, creado por el hombre para su pena.
b) La dimensión sociológica: una sociedad
global, plural, secular.
El pluralismo es una realidad empírica que viven las
personas en su vida cotidiana. El
pluralismo es consecuencia, o es concomitante, con la modernidad. Los
historiadores, los filósofos y los teólogos, pensando en el mundo occidental,
sitúan la modernidad en la Ilustración, en la salida de la Edad Media. Por otra
parte, los sociólogos, economistas, el mundo de la empresa, en general los
expertos tanto en Ciencias Sociales como en las denominadas Ciencias “duras” o,
exclusivamente empíricas, sin olvidar a las Ciencias Médicas o de la Salud,
sitúan la modernidad también en consonancia con los avances
científico-técnicos. En sociología de la religión ambos abordajes son
pertinentes y así lo hacen los grandes expertos mundiales, Peter Berger entre
ellos[3].
Luego la implantación social del pluralismo a lo largo del planeta, cabe
relacionarla, prioritariamente, con la dimensión de la modernidad y, más
concretamente, como consecuencia de los avances científico - técnicos de todo
orden.
En este contexto, sostengo que la fe cristiana y, más en
concreto, la vivida en la confesión católica (que privilegio en mi análisis,
pues en ella me inscribo) sufren un gigantesco revolcón cuyo futuro está,
básicamente, en la forma como lo abordemos.
El pluralismo, la duda y sus derivas.
Cuando el
pluralismo se apunta en la sociedad pre- moderna, y se instala en la moderna de
matriz católica, lo que es el caso de los países del sur de Europa, luego
también de España, ya no es posible hablar del “supuesto de catolicidad” en el
ámbito de las certezas. El pluralismo religioso conlleva a la
desinstitucionalización política de la religión[4]
y a la subjetivación de la fe. El pluralismo constituye el gran desafío al que
se enfrenta en nuestros días cualquier tradición y comunidad religiosa. La
verdad religiosa de cada creyente no aparece como algo obvio, evidente, como
una certeza incuestionable desde el momento en que conocemos y más todavía si
convivimos o conversamos con personas de otra confesión religiosa o con
personas que se dicen no creyentes.
Berger muestra
empíricamente y defiende sociológicamente lo que denomina, a lo largo de todo
su trabajo, los dos pluralismos en la sociedad actual en el ámbito de lo
religioso, a saber: el pluralismo interreligioso dada la coexistencia de
diferentes religiones, por un lado y, la coexistencia de los discursos secular (“etsi
Deus non daretur) y religioso, por el otro. Personalmente me permito añadir que
vivimos también un pluralismo intraeclesial. Es evidente en el caso de la
Iglesia Católica, a lo largo de su historia y, particularmente desde el
Concilio Vaticano II.
En esta situación
sociológica, la duda aparece como un elemento esencial de la fe religiosa en
una sociedad pluralista. “Una fe que no duda es una fe dudosa”, ya decía
Christian Duquoc, creo que en su libro “Jesus, hombre libre” hace más de 40
años (he perdido la referencia), pero también nos advertía Newman del riesgo de
poner “más el acento en el ejercicio de la fe que en el objeto de la fe,
en la seguridad y fuerza persuasivas de la doctrina que en la propia doctrina.
Así la religión acaba siendo una contemplación de sí mismo y no de Cristo”[5].
De ahí la necesidad de bien saber gestionar la duda y
escapar de dos de sus derivas más nefastas: el relativismo y el
fundamentalismo.
El relativismo, no solamente supone que todo vale, que cada
cual pueda opinar libremente de lo que quiera pues no hay ninguna verdad inalterable.
Además, los que defienden ese planteamiento lo hacen con el convencimiento de
que esa es la auténtica forma de pensamiento de la modernidad. Más aún, es la
forma superior de pensamiento, a la que no se tardará de darle el epíteto y el
marchamo de pensamiento tolerante, con lo que prostituimos el término de
tolerancia, que queda degradado a la idea de que cada cual puede pensar lo que
quiera (sin violencia añaden algunos) sin necesidad de dar cuenta de porqué
piensa como piensa, pues el mercado de las ideas y de las opiniones está
abierto, sin limitación alguna.
El fundamentalismo es la respuesta del débil que no sabe o
no puede gestionar la duda. Es un intento de restaurar la certeza, es la
búsqueda de la seguridad y responde a la demanda de superar la incertidumbre.
En realidad, no son legión, precisamente, quienes pueden soportarlo en todas
sus exigencias. La duda y, sobre todo la reflexión sobre el objeto de la duda
es algo difícil de llevar. Lo mismo cabe decir de la gestión de la duda. Para
la institución religiosa sí, y para cada persona, en particular, también. Para
no caer en el pozo de la duda sistémica y en el autismo del pensamiento, como
nos decía Newman.
El relativismo conduce al individuo hacia el nihilismo
moral; el fundamentalismo hacia el fanatismo. Como escribe Berger “el fundamentalismo
balcaniza una sociedad, llevando, o bien a un conflicto permanente, o bien a la
coerción totalitaria. El relativismo socava el consenso moral sin el cual no
puede subsistir ninguna sociedad” (p. 41). La única salida posible consiste en
superar la polaridad fundamentalismo-relativismo,
mediante la deliberación, la mesura y la superación, con una crítica
fundamentada, más allá de las dos derivas de la incertidumbre en la sociedad
plural de nuestros días.
--------------
Es en el horizonte de estos contextos donde creo que hay que
situar la cuestión de la fe religiosa y, en el marco de esta conferencia,
también la relación con la Iglesia Católica. Apuntemos, de entrada, que, según
el Anuario Estadístico de la Iglesia,
a fecha de 31 de diciembre de 2016 (consultado el 22 de octubre de 2018) la población mundial
era 7.350.000.000 personas,
con un aumento de 103.000.000 personas respecto al año anterior, de los que el número de católicos era
de 1.300.000.000 personas, con un aumento total, en un año de 14.000.000, en el
planeta. Excepto en Europa donde perdió 240.000
personas. Los católicos somos el 18 % de la población mundial, con descensos
generalizados de fieles, sacerdotes, religiosas, y seminaristas en Europa y
cada día más, también en América. Aunque aumentan en África y Asia. Oceanía se
balancea. Aumentan los misioneros laicos, particularmente en América, y en
África. Descienden en Asia, Europa y Oceanía. Para el detalle consúltese el
Anuario mencionado.
2. La evolución de la autodefinición
religiosa en los últimos 40 años.
La autoidentificación
religiosa es una fórmula que ya se utilizaba en los tiempos del FOESSA de 1960
del siglo pasado para constatar cómo se definían, en materia religiosa los
españoles de más de 18 años. La Tabla 1, resumen de muchas encuestas, nos
ofrece una información muy rica de la evolución de los españoles en el auto
posicionamiento religioso estos últimos 40 años. No hemos querido ir más allá
en el tiempo, y limitarnos a los años de la restauración democrática en España,
luego desde 1978, pues el contexto social era muy diferente durante el
franquismo y nos hubiera obligado detenernos en explicitarlo y ponerlo en
comparación con los de la democracia.
Tabla 1. Auto –
posicionamiento religioso de los españoles mayores de 18 años. Evolución 1978-
2017. Datos en % verticales
|
1978
|
1986
|
1996
|
2002
|
2006
|
2010
|
2015
|
2017
|
2018
|
Católico
|
90,5
|
88,9
|
83,3
|
80,8
|
77,1
|
73,6
|
71,8
|
69,8
|
66,2
|
Creyente
Otra religión
|
0,6
|
0,7
|
1,2
|
1,6
|
1,5
|
2,5
|
2,1
|
2,6
|
2,8
|
No creyente
|
2,5
|
4,2
|
4,3
|
11,2
|
13,2
|
15,0
|
14,3
|
15,7
|
17,2
|
Indiferente *
|
5,1
|
5,0
|
6,5
|
-
|
-
|
-
|
-
|
-
|
-
|
Agnóstico *
|
-
|
-
|
2,0
|
-
|
-
|
-
|
-
|
-
|
.
|
Ateo *
|
-
|
-
|
2,3
|
15,8
|
6,3
|
7,5
|
9,9
|
9,5
|
11,2
|
NS/NC
|
1,2
|
1,2
|
0,9
|
2,0
|
1,9
|
1,4
|
1,9
|
2,4
|
2,6
|
N =
|
5706
|
8281
|
2492
|
10476
|
2481
|
2480
|
2480
|
2490
|
2973
|
Estudio nº
|
1154
|
1542
|
2214
|
2455
|
2666
|
2856
|
3114
|
3164
|
|
Fuente: Estudios
del CIS
Los datos de 2018
son del mes de octubre
-------------------
Los datos son
elocuentes. Retengamos tres notas mayores:
-
Añadamos
que los datos nos hablan también de la persistencia de la “marca” católico en
la sociedad española: en la encuesta del
CIS presentada el mes de octubre de 2018, dos terceras partes de los españoles
se sitúan en la escala de posicionamiento y auto identificación religiosa como
católicos.
-
Anotemos
también que el porcentaje de no creyentes ha aumentado fuertemente, pasando del
3 % en 1978 al 17% el año 2018. También el de indiferentes, agnósticos y ateos.
Si los adicionamos a los anteriores supera
al 28% de españoles, más de un cuarto de la población española.
Llamamos la
atención sobre la importancia de la tabla número 2, donde presentamos la evolución
del auto posicionamiento religioso entre los jóvenes y en el conjunto
poblacional.
Tabla 2. Evolución del auto posicionamiento
religioso en jóvenes y en el conjunto poblacional
|
Todos (18 y + años)
|
Jóvenes (15-24 años)
|
||||
|
1978
|
2017
|
17-78
|
1975
|
2017
|
17-75
|
Católicos
|
91
|
70
|
-21
|
68
|
48
|
-20
|
No creyente, Ateo
Indiferente,
Agnóstico
|
8
|
27
|
+ 19
|
29
|
45
|
+16
|
Creyente otra religión
|
0,6
|
2,6
|
+ 2,0
|
1
|
5
|
+4,0
|
Dos notas a destacar en esta Tabla. En primer lugar, hay que
confirmar que, en todo tiempo, en un análisis sincrónico de la sociedad
española moderna, las personas mayores han dado unos valores socio religiosos
más elevados que los jóvenes, lo que todo el mundo reconoce. Pero en el
análisis diacrónico constatamos que, en el tiempo, la evolución se constata tanto
en el conjunto poblacional como en el segmento juvenil, con apenas diferencias
que, por otra parte, tienen varias explicaciones en las que aquí no nos podemos
detener. En el conjunto poblacional español, como ya hemos reseñado más arriba,
el porcentaje de los que se dicen católicos, en los cuarenta años que separan
los años 2018 y 1978 ha descendido un 24 %. Esta cifra en la población juvenil
en los prácticamente mismos cuarenta años, esta vez de 2017 a 1975, ha descendido
un 20 %. Porcentaje similar.
Si nos detenemos en las cifras de los que se declaran no
creyentes, indiferentes, ateos o agnósticos, llegamos a las mismas
conclusiones. Aumenta en un 19 % en el conjunto poblacional y un poco menos, 16
%, entre el sector juvenil. Quizá algo tenga que ver el que haya aumentado, en
la misma proporción, quienes se dicen creyentes de otra religión.
La conclusión de todo esto va más allá del ámbito exclusivamente
religioso, aunque también concierne al ámbito religioso. Muestra, con este
indicador concreto, que la evolución de valores y sistemas de legitimación en
la sociedad española de los últimos cuarenta años, entre ellos los religiosos,
ha afectado al conjunto poblacional, luego también a los jóvenes; que no hay
ruptura generacional sincrónica y que, de haberla, hay diacrónica; que es falso
decir que la juventud actual “ha perdido valores” (afirmación que siempre
quiere decir que los valores asignados a un colectivo concreto, son diferentes
a los del enjuiciador) y que lo que en realidad ha sucedido es que toda la
sociedad española ha evolucionado hacia otro sistema de valores, en los que, la
afirmación de la catolicidad ha bajado unos enteros. En los adultos y en los
jóvenes.
En este apartado nos
detenemos en el auto posicionamiento religioso de los españoles según la
encuesta del CIS del mes de octubre de 2018. Lo haremos buscando el perfil
socio religioso de los españoles a tenor de su sexo, edad, condición
socioeconómica, preferencias políticas, tamaño del hábitat en el que resida, así
como la Comunidad Autónoma en la que vive. Pero, en el cuerpo del texto nos
limitamos al perfil según sexo y edad.
Tabla 3. Cómo se
define en materia religiosa, según el sexo y la edad. Datos en porcentajes verticales
|
Todos
|
Hombre
|
Mujer
|
18-24
|
25-34
|
35-44
|
45-54
|
55-64
|
65 +
|
Católico
|
66
|
60
|
72
|
42
|
46
|
57
|
66
|
75
|
86
|
Creyente otra
Rel.
|
2,8
|
3
|
3
|
5
|
4
|
3
|
4
|
1
|
2
|
No creyente
|
17
|
20
|
15
|
31
|
26
|
24
|
15
|
15
|
6
|
Ateo
|
11
|
14
|
8
|
19
|
23
|
13
|
12
|
7
|
3
|
N =
|
2973
|
1437
|
1536
|
224
|
412
|
559
|
558
|
475
|
745
|
Fuente:
Barómetro del CIS de octubre de 2018
-----------
Las mujeres en su
conjunto nos ofrecen unas valencias socio religiosas superiores a las de los
hombres: el 72 % se dicen católicas frente al 60 % de los hombres. Así mismo el
23 % se declaran no creyentes o ateas, frente al 34 % en los hombres. Pero
apuntamos, también que, en estudios de juventud, en determinadas variables
(algunas relacionadas con la Iglesia), las mujeres universitarias o de estudios
superiores presentan valores más críticos que los hombres.
La segmentación de
datos según la edad es particularmente significativa. Así, constatamos que, a
medida que avanzamos en edad disminuye, nítida y continuadamente, la proporción
de españoles que se dicen católicos: el 86 % de los que tienen 65 y más años
que doblan en porcentaje de católicos a los jóvenes de 18 a 24 años, de los que
apenas el 42 % se dicen católicos. Obviamente, si nos detenemos en la suma de
los que se declaran no creyentes y ateos, la comparación es, también, sumamente
significativa: así se posicionan el 50 % de esos jóvenes, mientras que, entre
los mayores de 65 años, la cifra se reduce al 9%. Estamos en dos mundos
diferentes. Una gran mayoría de personas que se manifiestan católicas en los
españoles de más de 65 años y una mayoría, aunque ligera, de jóvenes que se
posicionan como no creyentes o ateos, en proporción superior a la de los que,
en esa franja de edad, se dicen católicos. En España, la juventud ya no se
dice, en mayoría, católica.
Por otra parte, de
la gran Encuesta “Ser cristiano en Europa Occidental”, realizada por Pew
Research Institute[6],
entre abril y agosto de 2017 en 15 países, todos del norte y del occidente
europea (católicos y protestantes), luego faltan los que estuvieron en la
órbita de la URSS y los de Grecia (ortodoxos) tramos aquí, unos poquísimos
datos, todos, referidos a España.
. El
21 % de los españoles se dicen cristianos practicantes (ir a la iglesia al
menos una vez al mes), el 44% cristianos no practicantes (acuden a la iglesia con
menor frecuencia) y el 30 % se posicionan como no religiosos (sin religión).
. A la pregunta de “¿cuál es su religión en la
actualidad, si es cristiano, musulmán, judío, budista,
hindú, ateo, agnóstico, practica otra religión o ninguna en particular?”, el 66 % de los españoles responden que se
consideran cristianos, cifra que se corresponde, milimétricamente con la
proporción de los que se dicen católicos en el barómetro del CIS de octubre de
2018.
. Para el 37 % de los españoles
“La ciencia hace que la religión sea innecesaria en mi vida”. Entre los
cristianos practicantes esta cifra es del 18 % y del 29% entre los que se dicen
cristianos no practicantes, subiendo al 63% entre los “Sin religión”. En este
punto la adscripción religiosa discrimina muy fuertemente, la ciencia haciendo
innecesaria la religión en la gran mayoría de los “sin religión”.
. Si actualmente el 66% de los españoles se consideran
cristianos, sin embargo, el 92 % señala que fueron educados como cristianos,
luego, a lo largo de su vida, un 26% de ciudadanos españoles, han dejado de
considerarse cristianos. Por otra parte, si nos centramos en el 30% de
españoles que, en la actualidad, se posicionan como “sin religión”, el 91 %
dicen haber sido bautizados, el 86% criados como cristianos y solamente el 13 %
criados “sin religión”. El trasvase de “cristianos” a “sin religión” a lo largo
de su vida es, pues, muy claro. Si nos detenemos en el conjunto poblacional
afecta, en torno al 25 % de españoles. Si lo hacemos en los que, en la
actualidad, se consideran sin religión, nada menos que el 86% manifiestan que
fueron educados en religión.
4. La confianza en la Iglesia
La
Tabla 4, recoge los resultados de una pregunta que llevan formulando los
encuestas del European Values Study desde sus inicios al final de los años 70 y
comienzos de los 80 de siglo pasado con una periodicidad de unos 10 años[7]. Los resultados, aplicados a España,
están en la Tabla 4, en la que hemos añadido los resultados de la Encuesta
Mundial de Valores de 1995, en la que también participamos.
Tabla 4. Evolución de la confianza en
diferentes instituciones en España. Suma porcentual de los que dicen tener
“mucha” y “bastante” confianza. Ordenados por ranking descendente de confianza
el año 2008
|
1981
|
1990
|
1995
|
1999
|
2008
|
2008
- 1981
|
Sistema de sanidad
|
-
|
-
|
-
|
64
|
79
|
+
15
|
Seguridad Social
|
-
|
39
|
-
|
62
|
75
|
+
36
|
Sistema de enseñanza
|
50
|
61
|
-
|
65
|
71
|
+
21
|
Policía
|
63
|
57
|
61
|
54
|
69
|
+ 6
|
Fuerzas armadas
|
41
|
41
|
42
|
42
|
57
|
+
16
|
Unión Europea
|
-
|
51
|
48
|
45
|
55
|
+ 4
|
Parlamento
|
48
|
42
|
35
|
44
|
49
|
+ 1
|
ONU
|
-
|
-
|
44
|
36
|
47
|
+3
|
Admón. Pública
|
38
|
36
|
40
|
38
|
44
|
+6
|
Sistema de Justicia
|
48
|
45
|
-
|
41
|
43
|
-5
|
Prensa
|
46
|
51
|
42
|
40
|
37
|
-9
|
Sindicatos
|
31
|
39
|
30
|
25
|
37
|
+8
|
Grandes Empresas
|
37
|
48
|
44
|
32
|
36
|
-1
|
La Iglesia
|
50
|
53
|
49
|
41
|
33
|
-17
|
OTAN
|
-
|
23
|
-
|
27
|
33
|
+10
|
Partidos Políticos
|
-
|
-
|
-
|
-
|
17
|
-
|
N =
|
2.303
|
1.510
|
1.211
|
1.200
|
1500
|
|
Fuente: European Values
Study para 1981,1990, 1999, 2008 y Worlwide Values Study para 1995
-----------------
En segundo lugar,
y por lo que prioritariamente nos interesa en este trabajo, es impactante
constatar que “la Iglesia”, obviamente la católica en España, es la institución
que, en mayor grado, ha visto deteriorada, y de forma continuada, la confianza
que le conceden los españoles. De un 50 % que decían confiar mucho o bastante
en la iglesia en 1981, bajamos al 33% en 2008. Ya hemos trabajado estos datos en
otras publicaciones a las que remitimos al lector interesado, aunque ya tienen
casi diez años[8]. De ahí la necesidad de buscar nuevas
fuentes más próximas en el tiempo.
Mostramos
a continuación unos datos la confianza en instituciones en España de enero de
2018
Tabla 5. Confianza en Instituciones. España,
enero 2018, según edad y en orden decreciente de confianza (escala 1 a 10).
|
Todos
|
17-30
años
|
31-64
años
|
65
y + años
|
FCSE
|
6,3
|
4,8
|
6,7
|
7,2
|
Ejercito
|
5,8
|
5,1
|
5,9
|
6,2
|
Monarquía
|
5,7
|
3,8
|
5,9
|
6,9
|
Prensa
|
5,0
|
3,1
|
4,0
|
5,3
|
Iglesia
|
3,4
|
2,5
|
3,7
|
3,6
|
Empresarios
|
2,9
|
3,4
|
2,8
|
2,6
|
Justicia
|
2,8
|
2,1
|
3,0
|
2,9
|
Sindicatos
|
2,3
|
3,3
|
2,0
|
2,2
|
Gobierno
|
2,2
|
1,4
|
2,2
|
3,4
|
Senado
|
2,1
|
2,5
|
1,9
|
2,6
|
Congreso
|
1,8
|
1,9
|
1,8
|
1,9
|
Partidos
|
1,2
|
1,5
|
1,1
|
1,0
|
Fuente: Sociométrica para “El Español”
Tras su consulta,
el resumen sería este: La Iglesia se mantiene aproximadamente en el mismo
puesto del ranking global y con unas cifras similares: 3,4 en la escala de
confianza de 0 a 10. Ceo que podemos retener la cifra 3 y pico, o el porcentaje
30 y algo por ciento, para situar el nivel de confianza en la iglesia católica.
Lo voy a decir de a siguiente manera: del orden de uno de cada tres españoles
manifiestan tener confianza en la Iglesia católico. También cabe decir que una
escala de confianza en las instituciones de 0 a 10, la Iglesia, más o menos en
el centro de las instituciones, se sitúa en torno al punto 3,3 de nivel de
confianza.
En diciembre de 2016, el Instituto de
estudios “Metroscopia”, sito en Madrid, que dirige mi buen amigo el Catedrático
de Sociología José Juan Toharia, publicó los resultados de un Barómetro de
Confianza institucional en Francia, Italia y EE. UU. al que añadió los que
llevó a cabo (realizó tres) Metroscopia para España[9]. Según
este trabajo, la Iglesia Católica en
España, Francia e Italia, y bajo la denominación “las religiones organizadas”
en Estados Unidos, recibe un similar nivel de confianza ciudadana: en torno al
40 % (39% en España).
Se
pregunta por la confianza en 43 instituciones, organismos y colectivos
concretos (funcionarios, jueces, curas…) Por comodidad en la lectura, en las
tablas 6A y 6B presentamos los resultados, para España, del trabajo de
Metroscopia.
Tabla
6A. Instituciones y entidades que aprueban o desaprueban los españoles en el
modo como desempeñan sus funciones.
En % descendentes de aprobación
Instituciones y entidades
|
Aprueban
en %
|
La Policía
|
87
%
|
Las pequeñas y medianas empresas
|
84
|
Las ONGs
|
83
|
La radio
|
82
|
Internet
|
80
|
La Guardia Civil
|
80
|
La obra social de la iglesia
(Caritas)
|
76
|
La sanidad publica
|
75
|
Las Fuerzas Armadas españolas
|
72
|
La universidad
|
63
|
El Tribunal Constitucional
|
56
|
La prensa (los periódicos)
|
55
|
La televisión
|
51
|
El Tribunal Supremo
|
50
|
Los medios de comunicación
|
49
|
Los ayuntamientos
|
49
|
Las grandes empresas españolas
|
41
|
El Gobierno del Estado
|
40
|
La Iglesia Católica
|
39
|
Las multinacionales
|
37
|
Las instituciones políticas, en
general
|
28
|
La patronal
|
27
|
El Parlamento
|
25
|
Los sindicatos
|
23
|
Los partidos políticos
|
20
|
Los bancos
|
15
%
|
Fuente:
Metroscopia, diciembre 2016
----------------
En la primera de las Tablas, la 6A,
respecto del tema que nos ocupa en estas páginas, constatamos que la Iglesia
Católica, como institución, es valorada positivamente por el 39 % de los
españoles, ocupando el puesto 19 de los 25 de la encuesta de Metroscopia
referidos a entidades e instituciones. Sin embargo, Caritas, la obra social de
la Iglesia, es positivamente valorada por el 76% de los ciudadanos españoles,
ocupando el puesto 7º puesto en el ranking de las 25 instituciones por las que
se pregunta.
Tabla
6B. Colectivos de personas que aprueban o desaprueban los españoles en el modo
como desempeñan sus funciones.
En %
descendentes de aprobación
Colectivos de personas
|
Aprueban
en %
|
Los médicos de la sanidad publica
|
95
%
|
Los investigadores científicos
|
95
|
Los profesores de la enseñanza
pública
|
84
|
Los funcionarios
|
75
|
Los abogados
|
64
|
Los inspectores de Hacienda
|
56
|
Los jueces
|
49
|
Los curas de las parroquias
|
46
|
Los fiscales
|
44
|
Los obispos
|
24
|
Los políticos
|
13
%
|
Fuente:
Metroscopia, diciembre 2016
En la
tabla 6B, incuestionablemente, los obispos se sitúan en el furgón de cola, en
el puesto 10, en la confianza que los ciudadanos conceden a una lista de 11
colectivos de personas. Solamente el 24% de los ciudadanos españoles dicen
confiar en los obispos. Sabiendo que el 70 % de los españoles se dicen
católicos, el 39% confiar en la Iglesia como institución, debe hacer
reflexionar, a los propios obispos en primer lugar, qué sucede para que
solamente el 24 % de los españoles digan tener confianza en su labor. Y no creo
que sirva de consuelo saber que apenas el 13% de los ciudadanos confían en los
políticos.
El
resumen del resumen de la encuesta de Metroscopia diría esto: La Iglesia
Católica está muy bien valorada en su acción social, en Caritas. Dicen confiar
en los curas de las parroquias cerca de uno de cada dos españoles (y tanto más
confían cuanto mayor relación tengan con ellos, dato este muy importante), pero
se queda en un 39% los que confían en la Iglesia como institución. Pero apenas
uno de cada cinco españoles manifiesta tener confianza en los Obispos de la
Iglesia Católica. Para meditar.
En los estudios
del EVS se viene formulando una pregunta acerca de la valoración que los
ciudadanos europeos realizan de la labor que están llevando a cabo las Iglesias
en cuatro aspectos concretos. En la tabla 7 presentamos los datos de cinco
países, entre ellos España, teniendo en cuenta la valoración de quienes dicen
pertenecer a una religión como de los que no. Más abajo, veremos, solamente
para España, lo que han respondido quienes dicen pertenecer a una religión.
Tabla 7. Cree que su Iglesia (o las Iglesias,
si no pertenece a una iglesia o entidad religiosa) -en su país- está dando
respuestas adecuadas a… (En % ordenados de forma descendente de las menciones
en España)
|
España
|
Francia
|
Gran Bretaña
|
Alemania
|
Italia
|
Las necesidades
espirituales de la gente
|
46
|
56
|
64
|
42
|
77
|
Los problemas
morales y necesidades del individuo.
|
34
|
32
|
35
|
39
|
57
|
Los problemas
de la vida familiar
|
31
|
28
|
33
|
31
|
46
|
Los problemas
sociales con que se enfrenta nuestro país hoy en día
|
26
|
22
|
25
|
27
|
39
|
N =
|
1500
|
3071
|
1561
|
2075
|
1519
|
Datos del “survey” del
European Values Study de 2008-2010
------------------
En los cinco
países retenidos, sus ciudadanos valoran en primer lugar la respuesta que sus
iglesias están dando a las “necesidades espirituales de la gente” (así el 46%
de los españoles), a continuación, a los “problemas morales y necesidades del
individuo” (34% de españoles), en tercer lugar, a los “problemas de la vida
familiar” (31% en España) y, en cuarto lugar, a “los problemas sociales con los
que se enfrenta nuestro país hoy en día” (26% de españoles). El ranking (aunque
no las cifras en cuyo detalle no entro aquí) es idéntico en España, Francia,
Gran Bretaña, Alemania e Italia. Esto significa que los ciudadanos valoran,
luego esperan, prioritariamente de las iglesias que les ayuden en sus
necesidades más personales, necesidades espirituales en primer lugar, seguida
por las morales individuales, las familiares y, ya en menor medida, en los
problemas sociales de su país.
Añadamos que, si
nos limitamos a las respuestas que dan a estas cuestiones, solamente quienes
dicen pertenecer a una iglesia, al menos en el caso de España donde tenemos la
información desglosada, las respuestas no varían sustancialmente. Estos son los
datos: valoran positivamente la labor de su Iglesia en las necesidades
espirituales el 48% de los pertenecientes a una Iglesia (46% en el conjunto
poblacional); 37% y 34% en los problemas morales individuales; 34% y 31% en los
problemas familiares y, en las cuestiones sociales las cifras son del 29% y
26%. Luego muy escasas diferencias, lo que significa que, la valoración que les
merece la labor de la Iglesia católica apenas varía entre quienes dicen
pertenecer a una religión (la católica, obviamente en España, en la gran
mayoría de los casos) y quienes no.
Estos datos
corroboran lo que estamos constatando en los demás indicadores: La Iglesia
(católica) no recibe los parabienes ni del 50% de la población, en el mejor de
los casos, con la excepción de Caritas. Añadamos ya que la marca “católico” es
mejor valorada, recibe más adhesiones o se sienten en mayor grado identificados
como tales los españoles (casi el 70 % en 2017), que la marca “Iglesia
Católica”.
6. Lo que los jóvenes piden a la
iglesia
Traigo aquí los datos de una encuesta de 2010, realizada por
iniciativa del cotidiano francés “La Croix”, a jóvenes de seis países europeos,
entre ellos los españoles, sobre lo que entienden que debe hacer la religión en
su acción pública. Lo datos están en la Tabla 8.
Tabla 8. Prioridades de las iglesias
cristianas en el siglo actual
(En orden decreciente de menciones de
los jóvenes españoles.
Datos en %)
|
ESP.
|
FR.
|
AL.
|
IT.
|
G. B
|
EUR
|
Luchar contra
pobreza, aquí, entre nosotros
|
63
|
45
|
47
|
42
|
36
|
46
|
Actuar por la
paz en el mundo
|
43
|
56
|
42
|
42
|
35
|
44
|
Actuar para que
haya más justicia
|
24
|
19
|
49
|
34
|
10
|
28
|
Estar presente
y disponible en los momentos clave de la vida
|
17
|
29
|
24
|
32
|
50
|
31
|
Hacer conocer
el mensaje de Cristo
|
15
|
11
|
12
|
18
|
23
|
16
|
N =
|
502
|
1.009
|
503
|
511
|
505
|
3.030
|
|
100 %
|
Fuente:
IFOP para “La Croix”, Trabajo de campo (Método CAWI) en marzo 2010
---------------------
La tabla,
centrándome en España, muestra, nítidamente que, lo que, prioritariamente, debe
hacer la iglesia en España es “luchar contra pobreza, aquí, entre nosotros”. Y
los jóvenes españoles destacan sobre sus coetáneos europeos al subrayar este
aspecto de la lucha por erradicar la pobreza como labor prioritaria en la iglesia.
El 63 % de los jóvenes españoles lo señalan, frente 46 % de la media europea.
La segunda nota que subrayan, esta vez al unísono, es la necesidad de actuar
por la paz en el mundo. Le sigue en tercer lugar “actuar para que haya más
justicia” que es mencionada por el 24% de los jóvenes españoles.
Ya en porcentajes
más bajos, priorizan estos jóvenes en la acción de la Iglesia “estar presente y
disponible en los momentos clave de la vida” (el 17 % lo señalan) y, por
último, solamente el 16 % de los jóvenes europeos y el 15 % de los españoles señalan
como prioridad para la Iglesia “que haga conocer el mensaje de Cristo”.
7. El muy limitado papel de la iglesia
como agente socializador de las nuevas generaciones.
¿Dónde se dicen
las cosas más importantes en cuanto a ideas e interpretaciones del mundo, para
orientarse en la vida? Esta es la fórmula que, desde hace décadas, venimos
utilizando para controlar cuales son los principales agentes de socialización
de los menores, adolescente y jóvenes en nuestras investigaciones. Trasladamos
aquí la que, salvo ignorancia por mi parte, es la última vez, a nivel de toda
España, en la que se aplicó esta fórmula, en el estudio de 2010, de la juventud
española de la Fundación Santa Maria[10].
Ver Tabla 9.
Tabla 9. Dónde se dicen las cosas más
importantes en cuanto a ideas e interpretaciones del mundo. Evolución en los
últimos años. Respuestas, en porcentajes descendentes de la encuesta de 2010*.
|
1994
|
1999
|
2005
|
2010
|
En casa, con la familia
|
50
|
53
|
50
|
59
|
Entre los amigos
|
35
|
47
|
39
|
43
|
En los medios de comunicación
|
30
|
34
|
37
|
35
|
En los libros
|
20
|
22
|
21
|
25
|
En la calle ***
|
-
|
-
|
17
|
22
|
En los centros
de enseñanza (profesores)
|
21
|
19
|
21
|
20
|
En los partidos políticos **
|
4
|
-
|
7
|
15
|
En Internet ***
|
-
|
-
|
5
|
13
|
En chats, foros o blogs
|
-
|
-
|
-
|
5
|
En ningún sitio
|
2
|
3
|
3
|
4
|
En la Iglesia
(sacerdotes, parroquias, obispos)
|
4
|
3
|
2,2
|
3,3
|
En otros
|
1
|
1
|
0,1
|
0,2
|
N=
|
2.028
|
3.853
|
4.000
|
3.513
|
*. La suma de respuestas es superior a 100% en cada columna porque
los jóvenes podían dar tantas respuestas, indicar tantos espacios de
socialización, cuantos quisieran.
**. No se preguntó por los partidos políticos el año 1999. El año
2005 y el 2010 se preguntó por “la política”.
***. Se incluyen por primera vez en 2005
Fuente: Estudios de Fundación Santa María.
-------------------
La primera
reflexión a realizar es esta: en la denominada sociedad líquida, en la sociedad
“light”, pese a la omnipresencia de los nuevos agentes de socialización como
Internet y las redes sociales, a tenor de lo que dicen los jóvenes, los agentes
tradicionales de socialización siguen manteniendo la primacía en el ranking de
importancia. Nos referimos a la familia, en destacado primer lugar, a los
amigos, y a los medios de comunicación social.
La encuesta es de
2010, y todavía los jóvenes señalan en muy escasa proporción a las redes
sociales y a Internet. Hoy lo hacen en notoria mayor medida[11].
Además, como en más de una ocasión hemos señalado, parece claro que tanto
Internet como las redes sociales son percibidas por los jóvenes más como
instrumentos de entretenimiento, ayuda escolar y de relaciones interpersonales
de comunicación que, propiamente hablando, como agentes de socialización.
Personalmente disentimos de esta apreciación de los jóvenes pues, estimamos
que, en gran medida, precisamente porque no dan un carácter socializador a las
nuevas TIC´s, estas pueden tener, y creo que tienen, una influencia mayor.
Centrándonos en el
objeto de estas páginas, señalemos que la capacidad socializadora de la
Iglesia, y es claro que, en la pregunta, se refiere a la católica, se constata
que es muy escasa. Apenas un 3% de jóvenes señalan a la Iglesia (sacerdotes,
parroquias, obispos…) como agente socializar donde se pueda encontrar
orientación. Y no se olvide que en la formulación de la pregunta se podían
señalar tantas opciones de respuesta cuantas se estimaban. No había que optar
por este o aquel agente de socialización, sino señalar tantos cuantos estimaba
el encuestado le podrían ayudar para orientarse en la vida. Y la respuesta es
particularmente dura para la Iglesia católica.
Afortunadamente el Sinodo de octubre
de 2018 sobre los jóvenes muestra que la iglesia es consciente de esa
situación. Bajo el titular “Las razones de una
distancia”, lo dice así: “El Sínodo es consciente de que un número considerable de jóvenes, por
diferentes motivos, no le piden nada a la Iglesia porque no la consideran
significativa para su existencia. Algunos, por el contrario, piden expresamente
que los dejen solos, ya que sienten su presencia como algo molesto e incluso
irritante. Esta solicitud a menudo no nace de un desprecio no crítico e
impulsivo, pero también tiene sus raíces en razones serias y respetables:
escándalos sexuales y económicos; la falta de preparación de los ministros
ordenados que no pueden interceptar adecuadamente las sensibilidades de los
jóvenes; la falta de cuidado en la preparación de la homilía y en la
presentación de la Palabra de Dios; el papel pasivo asignado a los jóvenes
dentro de la comunidad cristiana”[12].
8. ¿Cómo hemos llegado hasta aquí?
Me limito a apuntar, de
forma casi telegráfica, y muy limitativa, a dos ordenes de factores: uno
externo a la iglesia y otro, propio e interno a la dinámica eclesial. Pienso
básicamente en los años posteriores al Vaticano II, pero dejando bien claro que
no hablo de causalidad sino de concomitancia temporal[13].
a)
Unas notas socio culturales que contribuyeron,
directamente, a la mutación socio-religiosa:
. El final de las reservas de la ruralidad religiosa por el
éxodo hacia las ciudades. La religión católica, a diferencia de la protestante,
es una religión de masas, comunitaria.
. La caída de la natalidad, también, entre los católicos
practicantes. En este aspecto es fundamental a mi juicio, lo que supuso la
generalización de la píldora anticonceptiva que hacía, por primera vez en la
historia de la humanidad, a la mujer dueña de la procreación. Que coincidiera,
en el tiempo, con “Humanae Vitae” fue devastador para la Iglesia Católica.
. En España la corriente dominante, de signo anti eclesial,
en el mundo más progresista que coadyuvo a la creación de un constructo social
que hacía que lo religioso fuera visto como algo caduco, obsoleto, de gentes de
derechas y que, en lo que a la Iglesia se refiera, se relacionaba, más o menos
explícitamente, con los años del franquismo y del nacional catolicismo.
. Estadísticamente se comprueba (en Francia) una
concomitancia entre el auge de la televisión en las familias y el
desmoronamiento de la practica social de la religión. Algo similar cabe decir
también del aumento del parque automovilístico y los desplazamientos de fin de
semana y el desplome de la práctica religiosa. Pero de ahí no cabe concluir en
una relación de causalidad pura. Al menos en Francia. En España no tenemos
estudios para confirmarlo o infirmarlo.
b)
Algunos factores internos a la propia Iglesia
(de forma telegráfica)
. Una iglesia elitista cuando todavía era rural.
Minusvaloración de la religiosidad popular. La gente sencilla, sin estudios, no
se reconoce en la iglesia post-conciliar.
. Un Iglesia marcadamente clerical y masculina, aun diciendo
valorar al laico y a la mujer.
. Infravaloración, por parte de la Iglesia, de las prácticas
religiosas y de la dimensión cultual de lo religioso, tras el Vaticano II. La
misa y la confesión, de entrada: no hace falta ir a misa para ser un buen
cristiano, ni pasar por el confesonario. Después, de forma sorpresiva, no
pensada ni querida, y sin solución de continuidad, caída del matrimonio
religioso y del bautismo. Ahora ya los funerales: el último bastión.
. Una teología y unos lenguajes de otros tiempos y
contextos. Hoy obsoletos. Un Credo del siglo IV. Salmos de hace treinta y más
siglos. Textos ininteligibles para la inmensa mayoría de creyentes.
. Dificultad de la generación del Concilio Vaticano II en
admitir que, al menos cronológicamente, haya coincidido con la caída espectacular
de las prácticas religiosas. Además, admitirlo supondría dar la razón a la rama
más conservadora y tradicional de la Iglesia que había quedado en minoría en el
Vaticano II.
. En algunos sectores y en algunos momentos en la Iglesia se
vivía, como una necesidad, la ocultación o, al menos, la no excesiva
visibilización de la matriz cristiana de determinadas obras, en cuya fuente u
origen estaba la Iglesia. La argumentación era doble: la Iglesia no buscaba
colgarse medallas, y, sobre todo, en las obras de la iglesia no se hacía
acepción de personas. Además, visibilizar la marca iglesia (así lo viví en
Proyecto Hombre en Gipuzkoa) podría retraer a posibles drogodependientes no
creyentes.
. Este rasgo de ocultación, de retraimiento se ha
manifestado también en la dificultad para muchas personas de manifestar
públicamente sus convicciones religiosas o, más simplemente, de ser tenido por
católico. Todavía hoy en día, para muchos creyentes, es más fácil decirse
cristiano que católico. Por considerar que se trata de algo íntimo y personal
que no debe por qué tener visibilidad social, aunque habrá menos dificultad, o
ninguna dificultad en decirse nacionalista (según dónde, y según nacionalista
de qué nación, estado, pueblo…), de izquierdas, progresista etc., etc. En otras
palabras, ser católico no está en el aire del tiempo.
. Cambios en la piedad: las novenas, las adoraciones al
santísimo, los primeros viernes de mes, las imágenes de santos circulando de
casa en casa, el rezo del rosario en familia y un largo etcétera,
desaparecieron de la noche a la mañana quedando como residuos de tiempos
pasados.
. Al exigir más condiciones intrínsecas a la propia fe, y
cierta renuencia al carácter festivo o familiar del acto religioso (primero en
la comunión solemne, después en el bautismo y en las bodas), potenciando
ceremonias más austeras, aceleró el desenganche de la práctica religiosa.
. Etc., etc.
9. Otra Iglesia
posible en la era global, plural secular y cada vez más postsecular.
Afirmaba
el año 1999 el Papa Benedicto, en San Juan de Letrán, que a los laicos no se
les puede considerar solamente como “colaboradores” del clero, sino
reconocerles realmente como “corresponsables” del ser y del actuar de la
Iglesia. El papa Francisco, en 2015 en Filadelfia, afirmó que “el futuro de la
Iglesia pasaba por los laicos y por las mujeres”. Y se podrían multiplicar sus
referencias al respecto. Así en el Texto final del Sinodo sobre los jóvenes de
2018 donde podemos leer la conveniencia de “avanzar hacia una Iglesia participativa y corresponsable capaz de aumentar
la riqueza de la variedad de la que está compuesta, recibiendo con gratitud la
contribución de fieles laicos, incluidos jóvenes y mujeres, la de la vida
consagrada de mujeres y hombres, y la de colectivos, asociaciones y
movimientos. Ninguno debe ser ignorado o a ninguno se debe ignorar. Esta es la manera de evitar
el clericalismo, que excluye a muchos de los procesos de toma de decisiones, y
la clericalización de los laicos, que los encierra en lugar de lanzarlos hacia
el compromiso misionero en el mundo”[14].
Imposible
no estar de acuerdo con las palabras del Sínodo, pero, todavía hoy, veo
una iglesia piramidal, con un papa de poderes prácticamente ilimitados, una
iglesia gerontocrática, masculina, clerical, occidental, iglesia de la que se
dicen pertenecientes más mil trescientos millones de personas pero que es
gobernada, en última instancia, por unas pocas personas: el papa, los obispos
en ejercicio, y la burocracia de la Curia. Mujeres (laicas y religiosas) y los
hombres no clérigos tenemos derecho a la opinión (sobre todo, si nos la
solicitan) pero en absoluto en la decisión, que compete, exclusivamente a los
“sagrados pastores” en su propio nivel de decisión. ¿Cómo ser corresponsable de lo que no se ha
decidido?
Por eso vengo propongo en mis dos últimos libros[15],
otro modelo de iglesia para el siglo XXI: una iglesia en red, al modo de un gigantesco
archipiélago que cubra la faz de la tierra, con diferentes nodos en diferentes
partes del mundo, interrelacionados entre sí y, todos ellos, religados a un
nodo central, que no centralizador que, en la actualidad, está en el Vaticano.
En el Vaticano, (o en otras partes del planeta), todos los años, se reuniría,
tras una selección lo más democrática posible, una representación universal de
obispos, sacerdotes, religiosas y religiosos, laicos de ambos sexos, miembros
de la curia, todos bajo la presidencia del Papa, para debatir sobre la
situación de la iglesia en el mundo y adoptar, si es el caso, las decisiones
pertinentes. Decisiones que, en determinadas circunstancias, obligarían al
mismo papa.
Luego exige reformas en la Iglesia católica. Reformas “de” y
“en” la iglesia, que las presento en mis trabajos distinguiendo tres ámbitos:
la reforma de las personas, la de los que nos decimos creyentes, la reforma “ad
intra” de la iglesia y la reforma “ad extra” de la Iglesia.
La reforma es una
constante conversión personal. Conversión misionera en feliz expresión de
Francisco. Hay que comenzar por un examen de conciencia, personal y colectivo. Creo
que el viejo esquema de “ver, juzgar y actuar”, pese a las cuestiones que plantea,
sigue siendo muy válido.
A
nivel interno, “ad Intra” de la Iglesia, las tres reformas que considero
prioritarias serían, resolver el papel de la mujer, la apuesta decidida por la
sinodalidad, y la superación del clericalismo. A nivel externo, en la actuación
en el mundo, subrayaría estas tres: erradicar la nostalgia del estado de cristiandad; participar con firmeza,
pero, sin prepotencia, en la construcción de un
mundo más justo, convivial y solidario con los más necesitados, y avanzar en
una iglesia propositiva sin limitarse, aun sin olvidarlas, la dimensión
caritativa y la denunciativa.
Defiendo cuatro dimensiones que, a mi juicio, deben tener las
acciones de los cristianos en el mundo. La dimensión personal, la conversión misionera en palabras de Francisco, ya lo
hemos señalado; la dimensión caritativa directa de ayuda a los más
necesitados; la dimensión denunciativa de las injusticias,
particularmente las estructurales y la dimensión propositiva, el
denodado esfuerzo de proponer y trabajar por otra sociedad, más justa, más
convivial, más humana, en suma. Quiero subrayar aquí esta cuarta dimensión.
Hace tiempo que ya no basta con denunciar las injusticias. Ya no
es suficiente criticar sin proponer alternativas, pero que sean viables y
sostenibles.
Esta labor no es exclusiva del cristiano. Por supuesto. Menos aún
debe pretenderse que los cristianos tienen, tenemos, una varita mágica para
llevar la tarea a buen término. Pero un cristiano que pretenda serlo no puede
no estar en esta labor de humanizar la sociedad, con una acción prioritaria
hacia los más necesitados, denunciando las injusticias de la sociedad del Dinero
y la Tecnología a su servicio (no perdamos de vista el Movimiento
Transhumanista), trabajando, con otros, creyentes o no creyentes, para que la
nueva sociedad no sea una quimera sino una utopía.
Un apunte sobre una
cuestión grave: la pederastia en el clero
No quiero cerrar este texto sin una referencia, aún mínima,
al doloroso tema de la pederastia en el clero. Le he dedicado, en una primera
reflexión, abierta a aportaciones críticas o complementarias, unas largas
páginas que pueden consultarse en mi blog[16].
Obviamente desde la perspectiva de un sociólogo que es creyente. Tras abordar
la información que pude consultar hasta mediados de octubre lo concluí
proponiendo unas reflexiones sobre estos temas:
•
El celibato del clero
•
Los conflictos en el interior de la iglesia.
•
El clericalismo de la Iglesia Católica
•
La colusión (por aclarar) entre la
homosexualidad y la pederastia
•
El eclesiocentrismo
•
El tema del encubrimiento y ocultación de datos
•
La distinta valoración del niño y de los
diferentes actos sexuales. La necesidad de la contextualización
•
La masculinidad en el staff clerical
10. Cerrando que no
concluyendo
Ya decía Santo Tomas que no se puede saber y creer al mismo
tiempo, pero ¿por qué habría de limitarse el conocimiento y la sensibilidad al
mero razonamiento científico-técnico? Pues de ahí acabamos divinizando la
sociedad, como nos recuerda Calasso (y ya sostenía Durkheim), y someternos así
a la conciencia colectiva de la sociedad, cual dios todopoderoso.
Personalmente, ya superado, al menos en mi mente, el estado de cristiandad, me
siento más libre con el Dios de Jesus que con el dios de la sociedad. Y busco
aplicar la inteligencia de la razón a mis creencias religiosas.
Personalmente no veo por qué se haya de optar entre las
Luces, el Mundo de las Luces, la Ilustración, por un lado y la fe cristiana,
por el otro, como si fueran dos departamentos estancos. El mundo de la
Ilustración me exige abordar, con las armas de la razón, también el mundo de
las ideas religiosas para no hacer de Dios, mi dios, para una continuada
búsqueda de lo inefable en la vida, de lo no inmediatamente accesible, de la
zona de sombra vital. Pero esto vale tanto para el fundamentalismo religioso
como para el fundamentalismo cientista y para el secularismo radical, que ya
han dado mil y una muestras de ser tan fundamentalistas y acríticos como puede
serlo, y lo es, el fundamentalismo religioso. Si no es aceptable el axioma de
que “fuera de la iglesia no hay salvación” tampoco lo es que lo que no fuera
científicamente demostrable con las armas de la ciencia empírica, sea,
necesariamente falso. Precisamente por la definición-delimitación de lo que
puede conocer la ciencia: lo empírico, lo medible. Recordemos a Pascal cuando
decía aquello de que “el corazón tiene razones que la razón no tiene”. Pero
además de la razón y el corazón tenemos el sentido de la vida, la búsqueda de
plenitud, el anhelo por entender quién soy yo, por qué he de hacer el bien y no
el mal, si hay algo más allá de lo que vemos, oímos, sentimos…
Traigo la reflexión de mi querido amigo Arnoldo Liberman
quien escribe, en su soberbio libro sobre Heidegger, esto: “El mundo no es el
emergente de una interpretación racional de la realidad que disipa la oscuridad
en un acto de magia, lo que implica suponer que el mundo es en esencia
racional, bueno, justo, ordenado y bello. La razón sucumbe, cuando en su afán
de dotar a la interpretación de la vida instrumentos ordenadores, queda
reducida a las leyes de la lógica y se desmarca de la auténtica existencia, la
que incluye la oscuridad, el absurdo, la nada, lo ilógico, lo ininteligible, lo
que algunos llaman ´el abismo de la existencia´ y lo que Nietzsche llama ´el
conocimiento trágico´. El racionalismo instrumenta la razón, pero no responde a
las exigencias totales de la vida, sobre todo a la exigencia de sentido”[17].
Con todo esto no pretendo ninguna apologética de la creencia
religiosa. Menos aún una supuesta superioridad (como un “plus”) de la religión,
como otros pretender atribuirlo a la ética laicista. Sencillamente quiero afirmar
que creer es algo perfectamente razonable. Tan razonable como no creer para
otros. Y en esa guerra de dioses, incruenta esperemos, nos encontramos los
católicos. En nuestro ámbito, el de occidente del sur de Europa, entre el Dios
de los cristianos y los dioses, más o menos seculares, de la sociedad. Y ahí
está la iglesia católica.
Javier Elzo
Donostia San Sebastián 3 de noviembre de 2018
[1] Roberto
Calasso, “La actualidad innombrable”, Anagrama, 2018. Ver sobre todo las páginas
9-84
[2] El libro
se editó el año 1912. En mi biblioteca he encontrado la edición de 1968, PUF,
que leí y anoté en Lovaina en mis años de estudiante, edición con la que
trabajo en estas líneas. Obviamente hay edición castellana de esta obra magna
de la sociología: “Las formas elementales
de la vida religiosa”. Alianza, Madrid, 1983. Pero las citas de mi texto
provienen de la traducción que yo mismo he realizado del original en
francés.
[3] Peter
Berger, “Los numerosos altares de la
modernidad. En busca de un paradigma para la religión en una época
pluralista”. Ediciones
Sígueme. Salamanca 2016. 254 p.
[4] Es la
tesis de Marcel Gauchet, no siempre bien comprendida, del cristianismo como “la
religión de la salida de la religión”, tesis a la concedo una parte relevante en
el tercer capítulo de mi último libro, “Morir para renacer…”
[5] Newman: “Lectures on the Doctrine
of Justification”, Rivington, 1840, p. 368-369
[6] Un
brevísimo resumen con accesos a una sustancial información en castellano y al
documento completo en ingles puede consultarse en este enlace: http://www.pewforum.org/2018/05/29/ser-cristiano-en-europa-occidental/
[7] European
Values Study se ha convertido, con similar propósito y cometido, en European
Values Survey, con el mismo acrónimo de EVS. Esta es su entrada electrónica www.europeanvaluesstudy.eu/
[8]
Ver, por ejemplo,
en Javier Elzo y María Silvestre (dirs), Iratxe
Arístegui, Miguel Ayerbe, Edurne Bartolomé, Javier Elzo, Francisco Garmendia,
José Luis Narvaiza, Raquel Royo, María Luisa Setién, María Silvestre, Manuel Mª
Urrutia, “Un individualismo placentero y protegido”. Cuarta Encuesta
Europea de valores en su aplicación a España. Edit. Universidad de Deusto.411
páginas, Bilbao 2010, También he trabajado estos temas en “Religión y religiosidad” (paginas 435-470), en Salustiano del Campo y José
Félix Tezanos (editores) “La
Sociedad ” Volumen 1º de “España Siglo XXI”, editorial
Biblioteca Nueva, Madrid 2008, 950 páginas y en “La evolución
socio-religiosa en España en los últimos 30 años: una aproximación empírica” (paginas
57-77) del Libro de Ponencias de las II Jornadas de Sociología de junio de 2007
en Sevilla, publicadas bajo el título de “El fenómeno religioso”
(Eduardo Bericat, editor) por el Centro de Estudios Andaluces, Junta de
Andalucía, Sevilla 2008, 316 páginas.
[9] Este es
el enlace al estudio de Metroscopia de diciembre de 2016: http://metroscopia.org/confianza-en-las-instituciones-espana-en-perspectiva-comparada/
[10] AA.VV.,
“Jóvenes Españoles 2010”. O. c. Ver el capítulo de Juan María González Anleo.
[11] En más
de 4000 cuestionarios recogidos entre escolares del final de la ESO y del
Bachillerato en la Comunidad Autónoma del País Vasco, en el estudio “Drogas y
Escuela IX” que se realiza en la Universidad de Deusto y que esperamos publicar
en breve, los primeros datos nos muestran el incremento exponencial del peso de
las nuevas tecnologías, los smartphones en particular, en la socialización de
los escolares. Estamos, ya de pleno, en la era Internet.
[12] Sinodo
de los Obispos sobre los jóvenes de octubre 2018. Ver punto 53
[13] Soy
tributario en este apartado del extraordinario trabajo de Guillaume Cuchet, “Comment notre monde a cessé d´être chrétien.
Anatomie d´un effondrement”. París Seuil, 2018.
[14] Es el
punto 123. La traducción es defectuosa. Esperemos otra más correcta.
[15] En el
ya referenciado “Morir para renacer…”
básicamente en el quinto capítulo. En el cuarto presento unos datos de la
lectura que hacen los españoles de la Iglesia. También he abordado estas
cuestiones en la publicación Javier Elzo, ¿Quién manda en la Iglesia? Notas para una
sociología del poder en la Iglesia Católica del siglo XXI”. Editorial PPC, 2016. Ver particularmente el
capítulo 8º del libro, Por una iglesia
representativa de su universalidad, páginas 250 a 304.
[16] En este
enlace: https://javierelzo.blogspot.com/2018/10/para-una-sociologia-de-la-pederastia-en.html.
Quizá mas cómodo, entrando en Google, escribir Javier Elzo blog.
[17] Arnoldo
Liberman, “Heidegger y yo, judío”.
Sefarad Editores, Madrid, 2018, p. 106-107
¡Hola Javier! Ayer fui a una ponencia tuya en la que hablabas de las iglesiaa vacías. Me gustó mucho aunque me gustaría poner un apunte: cuando hablaste de posibles soluciones hablaste de un archipielago, refiriendote a la organización de la Iglesia. Yo creo que sería bueno, es una gran idea, pero no es la solución principal. Estoy seguro de que es llenar la Iglesia de Santos, porque hoy en día no se puede mencionar a Dios sino por las obras (lo he intentado y se rien de mi, pero llama la atencion mi forma de vivir, y es cuando me preguntan). ¿Qué opinas sobre esto?
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