Krugman precisa ecuanimidad
En
“El País” del 21 de Abril, bajo el título de “La depresión del Excel” hay un
artículo de Paul Krugman. Critica un artículo, Growth in a time
of debt (Crecimiento en una época de endeudamiento) de Carmen Reinhart
y Kenneth Rogoff que
pretendía identificar un umbral crítico, un punto de inflexión, para la deuda
pública (que ya los propios autores han reconocido su inexactitud). Es un tema
recurrente estos últimos días. Mi incompetencia en estos temas me impide emitir
un juicio fundamentado.
Pero en el artículo de Krugman hay unas frases que
me dejan perplejo. Son estas: “debemos situar el fiasco de Reinhart y Rogoff en
el contexto más amplio de la obsesión por la austeridad: el evidentemente
intenso deseo de los legisladores, políticos y expertos de todo el mundo
occidental de dar la espalda a los parados y, en cambio, usar la crisis económica
como excusa para reducir drásticamente los programas sociales” (el subrayado es
mío).
Esa afirmación es muy grave. Así como, en el citado
artículo, Krugman critica un editorial de The Washington Post que
afirmaba que estamos “peligrosamente cerca de la marca del 90% que los
economistas consideran una amenaza para el crecimiento económico sostenible”,
remarcando que el editorial utiliza la expresión: “los economistas”, no
“algunos economistas”, personalmente me pregunto si Krugman se refiere a “los legisladores
y expertos de todo el mundo occidental” o más bien a “algunos”. Obviamente
tienen que ser algunos, no sea más que porque él mismo se excluye. Luego la
pregunta se impone: de qué legisladores y expertos habla (como los que dan la
espalda a los parados) y cuales los que excluye.
Como de expertos en estos temas nada sé, me
gustaría me aclarara, al menos, quienes son los legisladores que están en un
lado y en otro de la raya que establece Krugman, raya que comparto, obviamente.
Más concretamente cuando Krugman escribe más adelante que “los responsables políticos (de
nuevo, no “algunos”, sino “los”) abandonaron a los parados y tomaron el camino
de la austeridad porque quisieron, no porque tuviesen que hacerlo”, quisiera
que pusiera nombre y apellidos de tales responsables políticos. O, ¿es que son
todos y, como en Sodoma y Gomorra, no habrá en el mundo occidental, un solo
responsable político que se preocupe por la suerte de los parados?.
Tenemos derecho a pedir a un profesor en Princeton
y Premio Nobel, con la relevancia de Paul Krugman, algo más de ecuanimidad y
precisión en sus juicios públicos.
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