miércoles, 31 de diciembre de 2014

El meteórico encantamiento de “Podemos”


El meteórico encantamiento de “Podemos”

(Artículo publicado el 30/12/14 en DEIA y en los periódicos del Grupo Noticias)
 
¿Es posible decir algo de “Podemos” que no se haya dicho ya?. De forma telegráfica, me gustaría reflexionar sobre varias cosas.

1ª. Podemos es un partido de protesta, que nace de la protesta, en un contexto muy concreto, tras el 15 M y el movimiento de indignados, escraches contra los desahucios, con casos muy notorios de corrupción y con unos medios de comunicación que hacen la ola a todo lo que sea negativo y crítico hacía el poder o hacia el adversario político, al par que desresponsabilizan a la ciudadanía. Podemos, con otra prensa, no tendría la presencia que ha adquirido en nuestra sociedad.

2ª. Las discusiones de los datos de las encuestas del CIS, Metroscopia, CEO (el CIS catalán), Sociómetro Vasco y más recientemente el Euskobarómetro, en la asignación de escaños a Podemos, en la hipótesis de que hubiera elecciones en el momento de administrar las encuestas, me suscitan estas reflexiones:

-        el tamaño muestral es ciertamente importante pero es mucho más importante la representatividad cualitativa de la encuesta. Y esto solamente lo saben los responsables de las encuestas. Quiero añadir que no dudo del bien hacer científico, y honradez profesional, de las empresas arriba mencionadas.

-        Mi experiencia me dice que cuando unos resultados no gustan, a poco que la muestra sea inferior a 1000 personas, se atribuye a la supuesta escasez de la muestra los resultados obtenidos. Convendría saber que la gran mayoría de encuestas europeas rondan los 1000 encuestados.

-        Respecto de los datos del Euskobarómetro, en más de un caso han sido más favorables al nacionalismo vasco que los ofrecidos por el Sociómetro Vasco.

-        Me atrevo a afirmar que Podemos no obtendrá, ni de lejos, los escaños que hoy le atribuye el Euskobarómetro en las elecciones autonómicas vascas de 2016. Los datos de intención de voto en 2014 no son extrapolables al voto real en 2016. Es tan elemental que da vergüenza ajena tener que decirlo. Pero hay que llenar páginas y páginas de prensa, digital o en papel, horas y horas de radio y TV, y tener algo que decir, al buen “tun tun”, en las redes sociales.

-        En todo caso, y más allá del baile de cifras de las encuestas, actuales y futuras, no hay que olvidar que hay mucha gente, mucho ciudadano de a pie, que, a día de hoy, ve en Podemos una alternativa a la actual situación socio-política. También en Euskadi. Estas personas, como todas las personas, exigen un respeto. Y no se les puede despachar con menosprecio e insultos, tildándoles de esto o de aquello. Personalmente, como se ve en este texto, sostengo que defienden una opción equivocada y, si obtienen el poder, peligrosa. Pero solamente desde la firmeza democrática, la deliberación de diferentes (sin excluir de entrada a nadie), y profundizando en la transparencia en la gestión política (denunciado a toda suerte de corruptos, comenzando por los que envían maletines fuera de España, o millones dando una tecla del ordenador, pero sin olvidar a los que todavía preguntan si “con IVA o sin IVA”), la actual marea hacia Podemos volverá a su natural cauce. Los intelectuales, si hacemos bien nuestro trabajo, servimos para analizar la sociedad. Rara vez para para gobernarla  

3º. El único Programa que conocemos de Podemos son las 36 páginas (creo recordar) con las que se presentó a las elecciones europeas. En mi blog ya reflexioné, en su día, (31/05/14) al respecto. Desde entonces, Podemos – cuyo objetivo explícito, y explicitado, es el de ganar las elecciones generales españolas de noviembre de 2015 y gobernar España - está en campaña electoral permanente, en un proceso de “charme”, de encantamiento, dulcificando sus propuestas iniciales. Ya no son ni socialistas: son socialdemócratas. Parecen haberse arrinconado- ¿para siempre?- a Chavez y el proyecto ALBA bolivariano. Hasta aplauden algunas frases del Papa y del Rey. Por favor, lean de Rob Riemen “L´eternel retour du fascisme”. (Nil, 2011). Es imprescindible.

4º. Por cierto, hablando de fascismos (totalitarismos o fundamentalismos, si prefieren), se constata su auge en Europa. Con coloraturas distintas. Fascismo de derechas en el centro y norte de Europa (así como en Francia) y de izquierdas, en el sur, particularmente en Grecia y España (no sé donde colocar a Bepe Grillo en Italia). Algunos autores sostienen que es más peligroso el totalitarismo o fascismo de derechas que el de izquierdas. El primero tiene, en su base, un fundamentalismo identitario y xenófobo que se mantiene, incluso aumenta, en sociedades opulentas. Es el caso de Gran Bretaña, Holanda, Francia y algunos países nórdicos. El segundo, una base social y ética: mucho paro, mucha corrupción y desafección hacia la clase política dominante. Es el caso de Grecia, Italia y España. El fascismo identitario, sostienen estos analistas, es más difícil de superar que el fascismo de clase pues, en este último, remontada la situación económica, disminuyendo el paro real y desenmascarando el paro fraudulento, la situación puede recomponerse hacia posiciones reformistas. Aunque hay un ejemplo que no casa con este planteamiento. Lo tenemos en casa. Es el caso vasco donde, desde hace más de cuarenta años, tenemos un totalitarismo que es, al mismo tiempo, identitario y de clase: Herri Batasuna, hoy Sortu.      

5ª. ¿Se unirán Sortu y Podemos en las autonómicas de 2016 o en las municipales de 2015?. Ni ellos mismos lo saben, a ciencia cierta. Pero, sabiendo que ambos lo que desean por encima de todo es el poder, las coaliciones que traten de formar estarán dominadas por este objetivo. Sortu, ya lo constaté en mi blog (18/11/12), en sus documentos anteriores al Congreso de Iruña de 2013 (cuyo Manifiesto, sigo sin encontrar en ninguna parte) parece apostar, en un primer momento, por una alianza con el PNV. De Podemos, tal es su indefinición (es un partido “contra”, a veces un partido “por”, rara vez una partido “cómo”), que poco me atrevo a decir, más allá de que nada hace pensar que vaya a pactar, lo que sea, con el PP. Con los demás, Dios dirá, que se decía antaño.


6ª El principio de Kennedy, de que “no te preguntes qué puede hacer América por ti sino qué puedes hacer tú por America” no es plausible para la inmensa mayoría de la sociedad y prensa española (o vasca, poco importa). Este es uno de los dos males endémicos de nuestra sociedad. El otro es la cronificación (viene desde la Republica como poco) de la intolerancia hacia el otro. Paul Preston acaba de decir que “en España se ve al que discrepa como a un enemigo”. No otra cosa han escrito otros muchos historiadores, pensadores, analistas, etc. Y esto me parece infinitamente más importante que saber cuantos escaños obtendrá Podemos en las confrontaciones electorales a las que se presente, a saber, aquellas en las que pueda controlar totalmente a los que vayan en sus listas. Porque Podemos es, también, técnicamente hablando, una fuerza totalitaria. De organización vertical con etiquetaje de asambleario. Lo que, conociendo la historia, viene a ser lo mismo.

Tamames y Herrero de Miñón, el polo sur y el polo norte (de Iñaki Anasagasti)


Tamames y Herrero de Miñón, el polo sur y el polo norte


(Tomado del blog de Iñaki Anasagasti de un artículo que publicó en DEIA. De acuerdo con Iñaki. Miguel Herrero es un tipo fantástico. Más aún en la distancia corta. Una pega sin embargo. La respuesta que da Ruiz Soroa no vale. Y ¡ojo con ese tema!. Hasta la izquierda catalana estaría de acuerdo con Ruiz Soroa. JE)


Decía Gandhi que aquellos que no están dispuestos a pequeñas reformas, no estarán nunca con los que apuestan por cambios trascendentales.

Esta reflexión viene al pelo del lío que tienen en Madrid  Mariano Rajoy y Pedro Sánchez en relación con el cambio constitucional que unos  ven indispensable y otros que antes  de plantearlo se  dejan cortar un brazo. Pero tiene ahí dos problemas de envergadura, como Catalunya y Euzkadi, y no saben qué hacer con ellos pues como con una vieja y reseca piel de toro, si la pisas por un lado se te levanta por el otro. Y es que ahí está  también  Susana Díaz con la escopeta cargada y ahí está  asimismo la  derecha y la extrema derecha con la lupa puesta.

El lehendakari Ibarretxe escribió  el martes 16 de diciembre en El País  un lúcido  artículo muy explicativo de lo que somos titulado “La Dependencia”. Era muy claro y respetuoso. Se entendía a la primera. El  viernes  19, el abogado   J. M. Ruiz  Soroa lo rebatía   en el mismo Pais y lo   descalificaba  sin más. Dicen que es el cuco el animal que ensucia su propio nido. Y hay muchos cucos en la política española, aunque se jacten de su vasquidad.

En otro registro y en  el ABC, Ramón Tamames, antiguo miembro del Partido Comunista, escribía a raíz del 36 aniversario de la Constitución española lo siguiente:

   “A propósito del caso vasco, comentaré que el pasado verano asistí a la primera lección de un curso, en la UCM-Escorial, en el que disertó Iñigo Urkullu. Y al final de su intervención, me permití decirle al Lehendakari, más o menos lo siguiente: ”Has estado muy mesurado en la forma pero vuestros planteamientos soberanistas  están produciendo mucha fatiga entre la inmensa mayoría de los españoles, de forma y manera que no cabe descartar que un día se autorice un referéndum  para retirar de la Constitución  la disposición Adicional  Primera que es el sustento de vuestro régimen  hacendístico confederal  que tanto apreciáis .Sinceramente, estáis en lo mejor  de los dos mundos posibles  y por ello insistir  en la vía soberanista  podría ser una auténtica desgracia para todos”.

Sutil amenaza de El Padrino. Pero Tamames no está solo. Representa  con su rancio  pensamiento español  el 90% de la clase política e intelectual madrileña. No hay un liderazgo serio ético e institucional  en esta capital que  explore nuevas vías y las defienda. No hay hoy en día  los Marañón, Ortega y Gasset, o Fernando de los Ríos de tiempos de la República  que hicieron caer aquella corrupta monarquía con sus denuncias y claridad de ideas. Por eso hay que valorar a los pocos que se atreven a contradecir este pensamiento único y que siguen viendo el Concierto Económico como un “privilegio” con el que hay que acabar junto a la distinción constitucional de “nacionalidades “ y “regiones”.

Otra hubiera sido la historia si se le hubiera hecho caso estos años al constitucionalista madrileño Miguel Herrero y Rodríguez de Miñón, uno de los tres ponentes constitucionales vivos, jurista y estudioso del foralismo vasco que se ha atrevido a decir que Catalunya es una Nación y que el Estatut es constitucional.

 Conocí a Miguel Herrero siendo éste diputado en 1986. Era el portavoz de su grupo Parlamentario (1982-1987). Una oratoria brillante, antiguo alumno de Oxford, París y Lovaina,  trajes cruzados, gafas de niño repipi, grandes carcajadas, cultura oceánica, admirador de lo “british”, vivienda al lado del viejo ayuntamiento madrileño, conspirador nato, erudito, era el típico representante de la clase culta española y de esa derecha civilizada y positiva que cuenta con tan pocos líderes que den la cara. Sus tertulias en  la Ser con Santiago Carrillo y Pere Portabella en los últimos años (1998-2009) eran clases de buena política y mejor historia. Abandonó el programa debido a su nombramiento como miembro permanente del Consejo de Estado.

Nada que ver con un Aznar que le robó sus apoyos cuando, dimitido Hernández Mancha, asumió la jefatura de un PP que seguía manteniendo vivo el liderazgo de Manuel Fraga, aquel franquista que votó en contra del Título VIII y del estatuto de Gernika.

 Amigo de Ernest Lluch escribió un muy lúcido trabajo al alimón con el político asesinado en Barcelona por ETA. "Constitucionalismo Útil" es su titulo, quizás para diferenciarlo del Constitucionalismo inútil, retórico y prisionero de pueblos y naciones, que es el vigente y el que se estila. En el año 2004 se dio de baja del Partido Popular.

A Miguel Herrero siempre le han acusado de un pecado nefando en la capital del reino y es el de ser amigo de las gentes del PNV y de defender las posibilidades de encaje de lo vasco en la Constitución. Para colmo aceptó recibir el Premio que la Fundación Sabino Arana le otorgó el 31 de enero de 1999 lo que le convirtió en blanco preferido de Jiménez Losantos, Alfonso Ussia, Martin Ferrand y la carcundia mesetaria. En 1999 escribió un interesante libro “Idea de los Derechos Históricos”. Un tipo extraño en el Madrid oficial.

Pero este hombre hizo en la aceptación de aquel premio algo insólito y que no había ocurrido nunca. Declararse españolista y gritar ¡Viva España! en el Arriaga para lograr, al término de su intervención, un cerrado aplauso de todos los nacionalistas vascos allí presentes. Un sabio de la política.

Su breve discurso no tiene desperdicio. Conviene conocerlo y guardarlo. Dijo así:

“Unas palabras, nada más, de gratitud a la Fundación Sabino Arana por distinguirme con este galardón.

“Un galardón que premia mis esfuerzos, primero como constituyente, después como parlamentario, desde hace años, como analista político y constitucionalista en pro del pleno reconocimiento de los Derechos Históricos del pueblo vasco.

“En efecto, durante años me he dedicado a defender y difundir la idea de que el pueblo vasco, restaurado en su plenitud, debe ser el dueño de su futuro, a decidir democráticamente y con pleno respeto a lo que su identidad histórica y su actual pluralidad requiere.

“Tres son las razones por las que he defendido, defiendo y defenderé esta posición. Primero, porque creo que es lo que en justicia corresponde a la historia foral y a la identidad nacional del pueblo vasco.

“Segundo, porque creo que esta es la única vía para obtener la consolidación de la paz, la reconciliación de la sociedad vasca y la sublimación de su dolor para convertir un pasado tormentoso y dividido en un futuro lleno de comunes esperanzas.

“Tercero, porque, como todos sabéis, soy profundamente españolista y creo que sólo un pueblo vasco, restaurado en la plenitud de sus derechos, puede reanudar voluntariamente el secular tracto paccionado con el resto de la Monarquía española. Eso es lo que, en palabras del lehendakari Aguirre el 5 de diciembre de 1935, permitiría gritar a los vascos, nacionalistas incluidos, viva España.

“Yo comprendo que el empeño es difícil. Tanto de expresar aquí como de defenderlo donde yo lo hago. Por eso, el premio que me dais y por el que reitero mi gratitud es el mejor acicate”.

¡Ostras Pedrín!.

Catalunya es una nación

Diciéndose "absolutamente españolista" y al mismo tiempo identificado afectivamente con todos los movimientos nacionalistas, asimismo  defendió que "la Constitución da cabida" al renovado Estatuto catalán, antes de ser cepillado, tras recibir asimismo un galardón de la Fundación “Persona i Democracia Joaquim Xicoy” que reconoció su trayectoria política:

"En el marco de la Constitución, el Estatut cabe porque la Constitución que felizmente hicimos es elástica, en el mejor sentido del término, es una doctrina que tiene fórmulas no rígidas (...). El Estatut está funcionando durante años, y la vida en Cataluña y en el resto de España está siendo totalmente normal".

Miguel Herrero sostuvo en este sentido que Cataluña es una "nación" y que sus "derechos históricos y nacionales deben ser siempre reafirmados y conservados". Proclamándose él como "absolutamente españolista", aseguró al mismo tiempo sentirse identificado afectivamente con todos los movimientos nacionalistas que hay en España, entre ellos el catalán:

"Yo que soy un apasionado devoto de la España grande, que es el resultado fuerte y vigoroso de la libre adhesión de todos sus pueblos, creo que Cataluña es una nación"

En este sentido, defendió que hacía falta defender al individuo como sujeto acreedor de todos los derechos fundamentales, entre ellos el de la "identificación nacional".

Es evidente que no hay mucha gente en Madrid, como Miguel Herrero. Por eso es un hombre silenciado.

Y por eso conviene destacar su pensamiento. Se puede ser español y españolista y a la vez demócrata y un apasionado por la convivencia respetuosa tratando de no imponer una única visión de España. Pero desgraciadamente, la que  impera, es la de la España eterna, la de la Conquista de Granada y la de los Tercios de Flandes. ¡Qué  pena!.

 

martes, 30 de diciembre de 2014

Luc Ferry y la Navidad, más allá de un cuento rosa


 

Luc Ferry y la Navidad, más allá de un cuento rosa 

Publicado en Ssociologos el 27/12/14 y en Religión Digital el 29/12/14

Luc Ferry en un libro diálogo-debate con Marcel Gauchet: “Le religieux après la religion” Ed Grasset, París 2.004 escribía (página 60 y ss) que “vivimos unos tiempos de recomposición ligados a un formidable basculamiento histórico de las sociedades que de estar organizadas a partir de la heteronomía transitan, en un vuelco espectacular, hacia las sociedades organizadas a partir del principio de la autonomía. (…) Hasta la aparición de las morales laicas, en el siglo XVIII, se vive en la dimensión teológico-ética, la de una religión que funda la moral, la funda y la fundamente. Sería la revelación crística la que fundara la ética”.

 La posición de Luc Ferry parte de la distinción entre, lo que se denomina en lengua francesa “l´amont et l´aval”, lo que traduzco, utilizando el río como metáfora de la vida, las expresiones de “río arriba” (l´amont) y “río abajo (l´aval). La ética cristiana tradicional e imperante hasta la Ilustración, situaba a la revelación cristiana como fundante de la ética, “río arriba” en los orígenes del vivir humano, una ética que, por supuesto, era gestionada, concretada, tenida por la única verdadera e impuesta, cuando se trataba de “estados cristianos”. Todavía hoy quedan secuelas de esta forma de ver las cosas, cuando se entiende que solamente la moral cristiana, precisamente por fundaba en la revelación de Dios en Cristo, es la única verdadera. De ahí la radicalidad en el tema del aborto, por ejemplo, radicalidad en el sentido de que todo parlamentario que apruebe la actual ley en vigor sobre el aborto no puede considerarse cristiano. Este texto de mi Obispo, lo dice claramente: “Estamos ante un test importante para medir nuestra jerarquía de valores: ¿La ideología por encima de los valores morales? ¿O los valores morales por encima de la ideología? No caben las componendas; hay que optar.

Los creyentes tienen un serio problema: en el arco parlamentario actual no existe ningún partido de ámbito estatal capaz de representar al voto católico. Para decirlo claramente: un católico que aspire a ser fiel a los principios de la Doctrina Social Católica, no puede votar en coherencia a los partidos políticos de ámbito nacional presentes en el actual Congreso de Diputados”[1].      

Hay como poco dos cuestiones que se superponen en este tema. Uno es el de la ley positiva, autónoma, cambiante, dependiente exclusivamente de la voluntad y decisión (mayoritaria) de los hombres y mujeres en el ámbito territorial que sea (una región, un estado, la UE, los EEUU, India, Japón, China, las dos Coreas, pero por separado etc., etc.), por un lado y, conjuntamente con esta idea, la afirmación de que esta ley positiva no admite instancia alguna superior a ella o, dicho de otra modo, la autonomía ética es total y no admite ingerencias de otra norma que tenga una base heterónoma, extraña, a los sujetos y que deban someterse a ella. En consecuencia es exigible a un ciudadano en su comportamiento como tal ciudadano (miembro de una sociedad concreta) aceptar la positiva, ley autónoma imperante en su ciudad o país, independientemente de lo que piense en conciencia, al menos mientras no consiga convencer a sus conciudadanos de la bondad de sus convicciones…o marcharse a otro país cuya ley positiva estuviera más acorde con su conciencia personal.

La historia ha demostrado que la ley positiva, autónoma y decidida por los que mandan (aun con el apoyo democrático en las urnas) puede ser una autentica barbaridad. Recuérdense las leyes contra los judíos dictadas por Hitler y aprobadas por la población alemana cuando le ratificó en el poder, una vez las leyes ya aprobadas.

Pero también hay que decir, y la historia lo muestra con creces, que cuando se ha impuesto una ley ética heterónoma, por ejemplo basada en una revelación divina (en la actualidad en la yihad islamisma, y durante la Inquisición y mas tiempo en el mundo cristiano) y controlada por los clérigos de ambas religiones, las barbaridades no han sido menores.

La conciencia moderna occidental trata de solventar esta aporía echando mano de una ley positiva que en el fondo no es sino la laicización del principio evangélico de la dilectio (el amor gratuito entre todas las personas, por cuyo cumplimiento seremos juzgados los cristianos en el más allá) adaptada a los tiempos modernos (a los de después de la segunda guerra mundial) y aplicada al más acá. Ya habrán adivinado que me estoy refiriendo a la Declaración Universal de los Derechos Humanos de 1948.
 
Luc Ferry continua páginas adelante con estas reflexiones: yo hablo de lo que es cuestión central en las discusiones con los auténticos materialistas, es decir de esta trascendencia que está en el corazón de la humanidad, de este sobre- natural, hablando con rigor, que me parece ser lo propio del hombre y que le hace capaz de una cierta disposición metafísica. Yo cito en todos mis libros, la pequeña referencia del “Discurso sobre el origen de la desigualdad” de Rousseau sobre la diferencia entre el hombre y el animal: para mí en esta diferencia se sitúa lo divino en el hombre. ¿Por qué digo lo divino en el hombre?. Porque si se admite esta idea de que el ser humano tiene la facultad de liberarse, de emanciparse de todos los códigos, si se admite que la naturaleza no es nuestro código, y que la historia no lo es tampoco (incluso si, como es evidente, lo son también, en gran medida pero no totalmente), si se admite, en consecuencia que hay una sobrenaturalidad y una transhistoricidad en el ser humano, entonces nos encontramos quizás cara al origen último de lo divino. Es por lo que algo como la idea de un absoluto terrestre se nos puede aparecer: cuando yo hablo de divino en el hombre es en eso en lo que pienso. Y que no se me diga que es algo trivial, porque, precisamente es ahí donde sin cesar es constantemente negado, particularmente por el nuevo materialismo incesante que constituye la socio-biología, ahora que el marxismo está en sus horas bajas.

Cuando yo hablo aquí de “disposición a la metafísica”, continúa Luc Ferry, yo no pienso  que los seres humanos sean criaturas divinas, pienso en la sobrenaturalidad del ser humano que se traduce en dos fenómenos observables que son cruz y bandera para los materialistas:

-        el fenómeno del mal, la capacidad de ser malvado y que me parece que no es reducible a la lógica natural: no hay maldad entre los animales

-        el fenómeno del amor desinteresado, que los griegos llaman philia, esto es el hecho de alegrarse por la simple existencia de otro, dilectio o caritas entre los cristianos.

Y concluye Ferry diciendo que “estos dos fenómenos que constituyen dos experiencias premorales de lo sobrenatural en el hombre, me parecen estar en el origen de la relación a la trascendencia de un absoluto terrestre que, si no es inmediatamente rechazado como ilusorio, nos obliga a reorganizar el espacio religioso”.

Personalmente, sigo manteniendo la distinción y la complementariedad entre el fundamento y el origen de los valores y, en el contexto de estas líneas, de los valores éticas. O de la ética si se prefiere. Un "fundamento es lo que da, justifica y garantiza el valor del conocimiento, de los hechos, de su devenir" (Comte- Sponville). Es lo que da valor a los valores, lo que garantiza su validez y ello de forma absoluta y necesaria. Es lo que permite demostrar, inequívocamente, a otro, que si no está de acuerdo con ese valor está radicalmente equivocado. Sin un fundamento universal, por ejemplo, ¿cómo se puede mostrar, menos aún demostrar a alguien que no se puede ser nazi, por ejemplo?. ¿En base a qué?. O planteado de otra forma, ¿existe ese fundamento universal admitido hoy por todos?.

Creemos que la respuesta debe ser negativa. Hasta ahora ese fundamento era considerado como algo externo a los hombres, fuera Dios, fuera la naturaleza o una especie de ley natural inscrita en el corazón y en la mente de los hombres. La mente moderna, con la autonomía de la razón, no parece dispuesta a aceptar tales planteamientos. Aunque…

Sin embargo hay valores. Valores que tienen su origen en alguna parte. Los valores no surgen como los champiñones en el campo. Tienen sus orígenes, entendiendo como origen ( Comte-Sponville) "aquello que da razón de un devenir". Un origen es una causa histórica o, quizás mejor diacrónica, pues una causa explicaría un hecho, un origen explicaría un proceso.

Pues bien yo creo que la ética cristiana, así como el absoluto terrestre de Luc Ferry, se sustentan, en la revelación crística el primero y la constatación de los límites de la secularización, el segundo, particularmente cuando de secularidad deviene secularismo. Es la lectura de lo religioso en “amont”, río arriba, con el riesgo añadido de hacer del origen el fundamento de los religioso (crístico, o terrestre), con lo que de fundamento se desliza hacia el fundamentalismo de lo único verdadero y como tal imprescriptible para todos, salvo ignorancia no culpable. Será el principio “extra ecclesia nulla salus” o su equivalente cientista de que solo “lo racional es verdadero”

Pero si se ve la religión “en aval”, río abajo, esto es, la religión tras el origen, la religión a la que se ha añadido el sedimento del paso de los años con las reflexiones de los hombres y mujeres dando respuesta a las cuestiones que esos años ha promovido, en otras palabras la tradición, diríamos, en la visión cristiana de las cosas, entonces y, solamente entonces, que la religión tiene sentido de plenitud para sus adeptos. Ya no se trata de dar respuesta a cuestiones de otros tiempos, con la coraza intelectual de los otros tiempos, sino, precisamente, “en aval”, río abajo, hoy, en nuestros días, pero recorriendo intelectualmente “en amont”, río arriba lo que sesenta o setenta generaciones de cristianos han reflexionado, actualizando a su tiempo histórico el origen crístico de su fe, que nosotros habremos de hacer lo propio, actualizándolo al tiempo y contexto que nos toca vivir.  

En fin, una vez abandonada la pretensión de cristianizar el mundo (la era postconstantiniana vive sus últimos estertores) al cristiano le toca evangelizarlo, esto es, mostrar al mundo a Cristo en su trascendencia y en la radicalidad de su mensaje. Entonces, sin pretensiones de exclusividad, podrá trabajar con otros, unos ateos, otros agnósticos, sin que falten los trascendentalistas terrestres (Luc Ferry), con la doble condición de que busquen el bien de los conciudadanos, sin considerarse, ellos tampoco, los únicos detentores de la verdad y quieran mandar a los cristianos y sus símbolos a la privacidad.

Alain Touraine al inicio de su libro “La fin des sociétés”. (Seuil 2013) escribe rotundo: “Formularé más de una vez a lo largo de este libro, este principio: los derechos son superiores a las leyes. Es lo que con la mayor de sus fuerzas se ha afirmado, tanto desde la tradición cristiana del derecho natural, como desde el “Espíritu de las Luces”.

Estamos en Navidad. En cierto modo, no nos asombramos lo suficiente porque estamos acostumbrados al relato cristiano. Algo específicamente original del cristianismo, la Encarnación de Dios en un Hombre, es un auténtico cruce de planos, humano y divino, temporal y eterno, en un momento preciso de nuestra historia. Por eso a los cristianos, dentro de lo que cabe, no nos extraña tanto la “divinización” de los hombres, a la que hace referencia, desde su ateismo, Luc Ferry. Dios se ha hecho hombre, decimos, divinizando de alguna manera al hombre. De esta manera se supera, de forma radical, la dicotomía entre la moral autónoma y la moral heterónoma.

En clave cristiana, el hacerse divino es inseparable del esfuerzo de humanización. Del objetivo radical de la humanización del planeta. La quintaesencia del cristianismo está en el amor gratuito y universal. Algunos llaman “dilectio”, otros caridad, etc. Aunque la historia nos ha mostrado mil ejemplos de lo contrario, es intelectualmente inconcebible un cristiano inhumano. Un cristiano inhumano, sencillamente, no es cristiano. Por eso es tan difícil ser cristiano y hacer de la Navidad algo más que un cuento rosa.

Donostia 24 de diciembre de 2014

Javier Elzo
 

Publicado en Ssociologos el 27/12/14 y en Religión Digital el 29/12/14




[1] José Ignacio Munilla, “La voz de los sin voz”. ABC 28-9-14

lunes, 22 de diciembre de 2014

Dicen que la sanidad privada (en Francia) y la pública (en Madrid) se hunden


Dicen que la sanidad privada (en Francia) y la pública (en Madrid) se hunden

(22/12/14)

 

En el avance que "Le Monde" nos envía a sus suscriptores a las 10,30 de cada día, en el del día de hoy leo, como primera noticia, que “los médicos (franceses) se ponen en huelga contra la estatalización  del sistema sanitario” Añaden que “los principales sindicatos de médicos liberales reclaman que se cierren las consultas del martes 23 de diciembre hasta el miércoles 31 del mismo mes”.

La cosa no hubiera de ahí para mi si no resonaran en mi mente unas frases del Candidato a la Presidencia de Madrid Tomas Gómez, quien en unas declaraciones a la TVE, en una manifestación contra la privatización de la Sanidad en Madrid vino a decir (o con eso me quedé) que cuanto costaba para el PP la vida de un niño.

Busco esta mañana esas declaraciones en Internet y me encuentro, entre otras co estas frases: “Desde la Marea Blanca, los asistentes a la manifestación de Madrid han lanzado un grito unánime para pedirle al presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, que baje a la calle, que hable con la gente (…).La situación la ha resumido así el candidato socialista a la Alcaldía de Madrid, Antonio Miguel Carmona: “Rajoy es el peor virus que ha tenido la sanidad pública”.

Aquí encuentro la frase de Gómez: En declaraciones a los periodistas, Gómez aseguró que está “absolutamente injustificado" y es "absolutamente inhumano" lo que está haciendo el Gobierno de España con los pacientes de hepatitis C, que es una enfermedad que tiene tratamiento, pero que a los dirigentes del PP les parece “demasiado caro”, lo que le ha llevado a preguntar al Ejecutivo: “¿Cuánto vale para él la vida de una persona”.

La Información (tomada de Vox Populi) concluye así: “Los asistentes a la manifestación corearon consignas, entre otras, contra la derivación de pacientes a hospitales privados. En ese punto, Gómez recordó el proceso de privatización y externalización encubierta en que sigue inmersa la sanidad madrileña y aseguró que “el cambio de gobierno que se producirá en mayo frenará todo ese proceso”, ya que “si el Partido Popular tiene como objetivo político destrozar y deteriorar todo el sistema sanitario público en Madrid, nuestro objetivo es frenarles y ocupar el gobierno en mayo para que las cosas vuelvan a su sitio”.

Mi reflexión: ¿Será posible que, en Francia, el Gobierno de Hollande se quiera cargar la medicina privada y en España el Gobierno de Rajoy la pública? ¿No creen Uds., más bien, que estamos ante un ejemplo más del tremendismo y de la falta de ecuanimidad que nos inunda y que, al paso que vamos, nos ahogaremos, por voluntad propia, eso sí, gritando a derecha e izquierda, que todo está mal?. Todo lo que hacen los “otros” se entiende.

lunes, 15 de diciembre de 2014

A la memoria de José Ignacio Ruiz Olabuénaga


A la memoria de José Ignacio Ruiz Olabuénaga
(15/12/14)
 

Tengo el cuerpo magullado de una estrepitosa caída en el Euskalduna días pasados y el brazo roto en cabestrillo. Poco puedo escribir. Pero además de responder al corresponsal de DEIA que me ha llamado para el obituario de José Ignacio quiero dejar en mi blog unas breves líneas sobre su persona y el prologó que redacté para su, creo que, su último libro.

No somos uno ni dos los sociólogos vascos que pensamos que José Ignacio fue el mejor de todos nosotros. La agudeza y penetración de sus análisis eran extraordinarios. Veía lo que los demás no éramos capaces de ver. Se apoyaba para ello en 1) una muy sólida base teórica (su ultimo libro cuyo prologo copio abajo lo muestra), 2) una metodología sin par, de ahí que sus libros de Métodos y Técnicas de Investigación hayan nutrido a tantos alumnos y…profesores (entre los que me cuento) y 3º) una sociología pegaba a la realidad: su libro sobre la violencia en Euskadi de 1978, si no me equivoco, es pionero, sus estudios de sociología electoral, sobre la inmigración en Euskadi, incluso sobre el Athletic, una de sus pasiones, y un largo etcétera.

Molestón, pues decía siempre lo que pensaba, “opportune e importune”, gran lector y admirador de Tomás Moro (de quien me dijo en una ocasión que era su mentor) no tuvo en vida los reconocimientos, galardones y premios que merecía.

No estaré mañana en su funeral pero su figura sigue y seguirá viva en mi vida. Me permito para cerrar estas breves líneas trascribir el prólogo que, a su demanda, escribí a su magistral libro “La movilidad en la sociedad española: nomadismo y etopía”, edita la Academia Europea de Ciencias y Artes 2008.

Prólogo
 

No soy el único en pensar que estamos viviendo un periodo de mutación histórica. Un periodo que abarca el último cuarto del siglo pasado y lo que llevamos del presente, equiparable a otros escasos periodos de la historia que solemos significar, por simplificación, con acontecimientos concretos: la revolución industrial a mediados del siglo XIX, la revolución francesa en los finales del XVIII, el renacimiento, la creación de la imprenta, el descubrimiento de América y la reforma de Lutero a caballo entre los siglos XV y XVI. Sostengo que la actual mutación histórica, por lo que corresponde al mundo occidental, esta montada en tres bases factores básicos: la revolución tecnológica, la mundialización y la inserción social de la mujer a los que quizás, si se confirma, habrá que añadir el riesgo de autodestrucción planetaria. Siguiendo la intuición del sabio y erudito trabajo de José Luis Pinillos "El Corazón del Laberinto", creo que estamos ya saliendo del tránsito de la llamada sociedad moderna hacia la postmodernidad, sea como "modernidad avanzada" o como "alta modernidad", sea como nueva sociedad. Una forma de verlo es significando el cambio de valores que se está produciendo en nuestra sociedad a poco que abramos bien los ojos que tiene como línea dominante la dilución de proyectos globales en la suma de proyectos individuales: en la sociedad moderna se magnificaba la plausibilidad de un proyecto global, holístico, de una idea matriz, de un norte como faro de acción social a diferencia de lo que sucede en la sociedad emergente, que se caracteriza por la incertidumbre, la duda, el repliegue en lo cotidiano, en lo emocional, en la proxemia.

Así valoramos lo subjetivo sobre lo objetivo, la fiesta sobre la formación y el trabajo, la deconstrucción sobre la construcción, el cuerpo sobre el espíritu, la responsabilidad diferida sobre la autorresponsabilidad, la dimensión experiencial de lo religioso, dando crédito a toda suerte de fenómenos para religiosos, sobre la institucionalización en iglesias y confesiones religiosas que, también hay que decirlo, a veces se anquilosan en añoranzas estériles. Aceptamos el compromiso puntual, sobre todo si es lejano, pero no nos comprometemos en el duradero, especialmente si es próximo por ser más personalmente implicativo, valoramos el presente sobre el futuro que se nos aparece como incierto e inasible  quedando relegado el pasado a entretenimiento cultural, aunque cada vez más adquirirá más fuerza como referente.

Vivimos en una cultura de la transgresión, de la banalización, de la ordinariez  en muchos medios de comunicación, en la erotización de la publicidad  y en la lenta pero persistente deriva de los telediarios de la información política y social hacia la de los sucesos, cuanto más truculentos mejor.

De hecho nos enfrentamos a una nivelación de valores y, más aún, a un rechazo a toda jerarquización de valores bajo el sacrosanto principio de que cada cual puede decir y pensar lo que quiera con tal de hacerlo sin violencia (y no siempre) y  en tanto que respete los derechos del otro (y no siempre, piénsese en el martirio de los ancianos faltos de recursos económicos y que viven en espacios de ocio nocturno de fin de semana).

Esto hace que confundamos el nivel de vida con la calidad de vida, el tener con el ser.  El nivel de vida apunta a objetivos como tener mas dinero, más cosas, más ocupaciones, más diversión, más viajes, mayor notoriedad, comidas más refinadas, etcétera, etcétera mientras que la calidad de vida primará el tiempo para la lectura, para la conversación sosegada, para el paseo por su entorno vital, para pensar, meditar (rezar para el creyente), para involucrarse en afanes gratuitos, quizás beneficiosos para la comunidad, próxima o lejana, etcétera. Para lo intangible, a primera vista, pero con consecuencias bien tangibles.

En España hemos pasado muy rápidamente de una moral religiosa que, en su vertiente extrema, basaba la salvación en el sufrimiento (y aún quedan secuelas preocupantes), a una moral de la salvación por el cambio político, por el cambio de estructuras políticas, pensando ilusa y trágicamente que así se cambiada la sociedad, (piénsese  en la experiencia de la dictadura soviética y la ceguera de décadas de los intelectuales europeos), que ha dado paso a una moral centrada en el bienestar, en el disfrute del momento presente a lo que Paul Valadier ha denominado, no recuerdo donde, la moral libertaria. La última razón de este deslizamiento, en mi opinión, hay que verla en la gran mutación histórica a la que estamos asistiendo lo que provoca zozobras, incertidumbres y, al final, repliegues en zonas de intimidad personal que también puede provocar reagrupamientos de afinidades de toda suerte en búsqueda de identidad y seguridad. Vivimos en Europa una sociedad rica en recursos individuales y pobre en proyectos colectivos.

En este marco hay acuerdo en señalar el individualismo como uno de los valores emergentes que explica no pocas de las principales manifestaciones de la sociedad actual. Ahora bien el individualismo tiene dos caras. Por un lado puede suponer la voluntad de adoptar planteamientos propios, autónomos, ilustrados por la razón y el conocimiento de las cosas. Es la voluntad de no ser rebaño (en contraposición a la sociedad tradicional). Es lo mejor de la herencia de la Ilustración, que, me temo, ha dejado pasado a la otra cara del individualismo, la mala consecuencia de la postmodernidad, que viene a decir que yo puedo hacer lo que quiera, con tal de respetar la ley. En consecuencia no es el  individualismo de razón sino el individualismo de deseo el que impera. No es el individualismo de proyectos el que se está imponiendo sino el de exigencias, no es el individualismo de deberes y responsabilidades sino el de los derechos individuales.

La movilidad se inserta, a nuestro juicio, dentro de este marco de mutación histórica, como ya hemos apuntado mas arriba. 

En el presente libro, coordinado por el prestigioso Catedrático de Deusto, José Ignacio Ruiz de Olabuénaga y que tiene el lector en sus manos, se aborda con rigor científico, tanto teórico como con base empírica contrastada y contrastable, los diferentes aspectos que adopta la movilidad en nuestro tiempo, en nuestra sociedad: los flujos migratorios, la movilidad turística, los desplazamientos urbanos, los transportes de personas y mercancías y, aspecto idealtípico de la modernidad avanzada, lo que, con acierto, han denominado los desplazamientos e-tópicos. Es también sumamente sugerente las reflexiones que nos ofrecen, ya centradas en el actor social, y que lo han caracterizado como el nómada sedentario, plural, laico y cínico, aunque queda por comprobar hasta donde llegará la laicidad, y no pienso solamente en el mundo del Islam, por decirlo de alguna manera que todos entiendan lo que quiero significar.

El libro aborda con lucidez las enormes ventajas que el mundo emergente ofrece a los hombres y mujeres de una sociedad móvil donde el intercambio de experiencias y saberes se hace cotidiano. Aunque hay que añadir que estas ventajas están muy lejos de estar similarmente distribuidas no solamente en el orbe terráqueo sino también dentro de una parte del mismo, España sin ir mas lejos. Piénsese en la fractura digital. De ahí que  tampoco se oculten los riesgos de este estado de cosas, la vulnerabilidad radical a la que está expuesta el planeta y que exige una respuesta y acciones responsables por partes de las personas. Movilidad responsable, en suma. 

Los estudios de valores son formales: la salud y el bienestar personal son los valores dominantes en la sociedad española de hoy. En jóvenes, adultos y mayores. Es en torno al concepto de bienestar donde todo se juega. Si entendemos, como hasta ahora, el concepto de bienestar como aumento del nivel de vida y este viene medido básica, si no exclusivamente, por el aumento del PIB, nos dirigimos a la aporía pues el nivel de vida, como la salud, no tienen limite. Siempre querremos tener más. Hace ya muchas décadas que el sociólogo Robert K. Merton señalaba que el ciudadano medio americano siempre estimaba que necesitaba un salario superior al 25% del que ya disfrutaba, independientemente de su estatus social. Esta realidad en una sociedad como la actual, abierta como ninguna en la historia, es aún más palpable. En consecuencia, las cifras de muertos en la carretera, la banalización festiva del consumo de drogas y el aumento de migraciones no controladas no son, entre otros muchos, sino reflejos de esta situación. Forman parte del peaje a pagar en razón del valor supremo de nuestra sociedad. Veamos un ejemplo, tomado de la movilidad.

Piensen en un ciudadano nórdico, un sueco o un noruego por ejemplo, de clase media, desayunándose unas fresas frescas de Huelva. A primera vista este sencillo hecho será visto como un indicador de bienestar en la sociedad globalizada, de consecuencia lógica y bienvenida del mercado común europeo. Pero olvidamos que para que esa persona pueda desayunarse las fresas de Huelva, habrá hecho falta un camión que atravesara la E5, de punta a cabo, por toda Europa. Son hechos tan sencillos como estos los que a la postre impiden, por ejemplo, que podamos cumplir las decisiones de Kioto pues hoy en día el primer factor de emisión de gases contaminantes a la atmósfera no es la industria, sea pesada, sea ligera, sino el tráfico rodado.  Son hechos sencillos como este los que explican la acumulación de camiones en nuestras carreteras y autopistas. En la Nacional1, la E5, o la autopista A8, que son como el pasillo de mi casa, y que atraviesan mi provincia de Guipúzcoa, la saturación es tal que no hay semana sin que un camión haya volcado provocando, además de la irritación de centenares de usuarios atrapados, perdidas gigantescas en el PIB, perdidas que no estoy seguro que estén debidamente contabilizadas en ese cálculo, pese a algunas estimaciones ya realizadas. Podría seguir con las consecuencias del sencillo acto de nuestro nórdico degustando la exquisita fruta de Huelva, recordando la movilidad de personas de norte de África que origina pues los onubenses ya no quieren recoger del suelo la preciada fruta. Nos encontramos ante una evidente necesidad de reflexionar sobre el consumo responsable, sobre la ética del consumo. Así como algunos ciudadanos ya han tomado conciencia que no es posible comprar determinada marca de calzado deportivo por la explotación a la que sometían a los niños para su fabricación (estableciendo además así el concepto de empresa responsable), también habremos de pensar, societal e individualmente en las consecuencia de un transito continuado de tantos productos, realmente no de primera necesidad, a lo largo de toda Europa y de su consumo consecuente. Y la llave no está, obviamente, en más y mejores carreteras, que no harán sino incentivar más transito de camiones, más atascos y peor calidad de vida.

Esto es un ejemplo más de la relación entre los valores y la movilidad espacial: qué modelo de sociedad queremos, cómo nos proyectamos en el futuro aún inmediato. ¿Aceptamos que la lógica del mercado, la del crecimiento exponencial en el nivel de vida, sea el objetivo supremo -de facto, mas allá del discurso-, como si de un fatum de la alta modernidad de los países avanzados se tratara?. De hecho ya hemos aceptado que la lógica económico-financiera se haya desprendido y viva independiente de los valores religiosos (minoritarios y, a veces, fanatizados), de los valores políticos (desprestigiados) y, cada vez más, de los valores sociales (arrinconados), solamente recuperados como imagen de marca para mejor vender LA marca.

Pero la movilidad, como bien se muestra y analiza en este volumen, no se limita a la dimensión espacial. Los evidentes progresos de la civilización electrónica (por denominarla de alguna manera) no deben ocultarse y hay que adoptarlos con un bien evidente lo que no debe impedirnos analizar los riesgos que puede entrañar su mala utilización. No hay que renunciar a la idea de Progreso, como a veces se oye y lee. Sencillamente hace falta poner el progreso al servicio del hombre y de la mujer. Más exactamente, al servicio de la persona como sujeto de derechos y responsabilidades. Aquí también me voy a servir de otro ejemplo de gran actualidad.

En estos tempos de globalización electrónica ya se da la conjunción entre las enormes oportunidades de la revolución tecnológica y el campo de las comunicaciones al constatar cómo la dimensión religiosa puede adoptar la función instrumental de identidad e identificación de determinados grupos. En realidad esta identificación puede hacerse de dos formas que, al final, acaban combinándose. Sea bajo la formula del gueto, sea bajo la formula de la red, siguiendo la distinción del geógrafo Bernard Hourcade del CNRS. El gueto es una forma de agrupamiento espacial que ofrece a sus moradores seguridad e identidad ante la amenaza de dilución -o cosas peores- en un universo diferente al propio y percibido como hostil. Así encontramos, por doquier, grupos de personas físicamente desplazadas pero que, a través de internet y, a veces, con el referente de ceremonias y encuentros religiosos, mantienen cuando no reavivan, su identidad originaria, haciendo prácticamente imposible su integración en la sociedad de acogida. Más aún, pueden ser percibidos por los autóctonos como amenazas a su seguridad e idiosincrasia provocando reflejos de carácter xenófobo. La imagen del gueto nos recuerda al mundo judío pero los barrios negros de Los Angeles, Chicago o Nueva York, los cristianos de ciertos países árabes y los árabes en ciertos enclaves cristianos son un ejemplo de este modelo. 

Pero frente a este modelo de gueto parece ir creciendo cada día más el modelo de red a la hora de entender la efervescencia religiosa del mundo de hoy. La primera idea que nos viene a la cabeza es la de la red de Osama Bin Laden y la del extremismo islámico (Kaplan) pero no se puede olvidar la red pentecostalista en América latina, en Asia y Africa, así como en la Europa ex - comunista. Estas redes no solamente sirven de identidad para sus miembros sino también, al modo de lobby de influencia en el mundo globalizado, de penetración en la sociedad global desde parámetros de carácter identitario religioso. Así la dimensión religiosa, que algunos estudiosos racionalistas pensaban, erróneamente, superada con los diferentes procesos de secularización, adquiere una importancia creciente, no siempre exenta de riesgos de fundamentalismos, que por venir de respuestas a las cuestiones primeras y últimas corren el riesgo de ser tanto más creadoras de valores y estilos de vida determinantes, principal pero no exclusivamente en colectivos y grupos frágiles, por mor de su educación, dependencia económica etc., o fragilizados por su situación de desplazados, por ejemplo. 

Es un proyecto Tierra lo que necesitamos como ya más de un pensador ha reclamado. El análisis de la  €TOPIA, tan lúcidamente puesta en relieve en este libro, será entonces imprescindible para estudiar el peso y dirección del trabajo en red, interactivo. Eso sí, sabiendo si no exactamente lo que se quiere sí al menos hacia donde queremos ir: si a una universalización de derechos, una lucha implacable contra la relegación de las zonas del planeta que “están fuera del circuito”, o si nos dirigimos, como a primera vista parece, hacia una reconstrucción de guetos por afinidades de todo signo, religioso, político, económico-financiero, sexual, étnico etc. según el principio hobbesiano de “homo homini lupus”.


Necesitamos reinventar la utopía para una sociedad mejor procurando esquivar el escollo de la quimera. La utopía forma parte del ámbito de lo plausible, de lo racionalmente plausible teniendo en cuenta los condicionamientos reales en los que tenemos que vivir. La quimera se asemeja más a un cuento de hadas en la que la sociedad, o algunos miembros de la sociedad, sueñan con algún paraíso inexistente. La quimera es peligrosa y siempre que se ha tratado de implantar “el cielo en la tierra" la cosa ha terminado en dictadura. La utopía, amén de unos objetivos a conseguir, una ilusión a alcanzar, unos ideales por los que luchar, presupone  la toma de conciencia del camino a recorrer, del esfuerzo a invertir, de las inercias a superar, de los conciudadanos a convencer. La utopía exige racionalidad en los juicios y competencia en los promotores. Necesitamos que la €TOPIA, concepto introducido por primera vez en la literatura científica en este trabajo, tome la senda de la utopía del gran Tomas Moro en la línea que ya se apunta en las últimas páginas del libro que tiene el lector en sus manos.


Donostia San Sebastián, 24 de junio de 2007

Javier Elzo

El único miembro de la CIA encarcelado es el que denunció las torturas


El único miembro de la CIA encarcelado es el que denunció las torturas

Es lo que leo en La Vanguardia del día de hoy aunque la noticia está fechada el | 12/12/2014 - 09:16h

John Kiriakou fue condenado en el 2012 por revelar información clasificada | Las posibilidades de acusar a los culpables son muy escasas

BARCELONA. (Redacción).- Los medios de información apenas se acuerdan de él, a excepción del canal estadounidense de televisión ABC, porque fue allí donde, en el 2007, John Kiriakou, exagente dela CIA, reconoció la existencia del programa de torturas que ahora ha sido solemnemente presentado y difundido por el Senado de Estados Unidos. Kiriakou fue condenado en el 2012 a 30 meses de prisión; es decir, que todavía está en la cárcel.

Las autoridades federales acusaron a Kiriakou de revelar a un periodista el nombre de un agente dela CIA que trabajaba de forma encubierta, causando así problemas de seguridad. La condena, por tanto, tenía que haber sido mucho mayor que la que recibió, pero Kirakou aceptó declararse culpable de revelar información clasificada, a cambio de una sustancial reducción a dos años y medio.

Kiriakou dijo, sin embargo, que “fui acusado no por lo que hice sino por lo que soy, un funcionario dela CIAque dijo que la tortura era algo que estaba mal, que era ineficaz y que iba en contra de nosotros mismos”.

El fiscal general de EE.UU. dijo el martes pasado que no presentará cargos contra nadie por las torturas. Y ello a pesar de que el derecho internacional obliga a ello cuando existen pruebas suficientes, cual es el caso.

Si la justicia de EE.UU. no lo hace, quedaría la opción del Tribunal Penal Internacional (TPI), pero, como afirmó al canal Al Yazira el investigador y abogado Reed Brody, de Human Rights Watch, “Estados Unidos se han inmunizado contra el TPI”.

James Raini señala en Al Yazira que cuando se creó el TPI, en el 2002 –algo que fue ampliamente rechazado por Estados Unido-, George W. Bush firmó una ley que permite emprender acciones militares para liberar a cualquier detenido por tribunal. Nada menos.

Sin embargo, Washington ni siquiera necesita llegar a eso. Le basta con los acuerdos bilaterales y la influencia que tiene sobre un buen número de países para impedir que cualquiera de ellos envíe al tribunal de La Haya a un ciudadano estadounidense.

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Nota de JE: No me extraña que haya mucho americano que tenga vergüenza de serlo

jueves, 11 de diciembre de 2014

Todavía la tortura. En EEUU, en Brasil…y en Euskadi


Todavía la tortura. En EEUU, en Brasil…y en Euskadi

Ayer, 10 de diciembre, día de los Derechos Humanos, tuvimos conocimiento de dos documentos escalofriantes. Uno de ellos era el Informe publicado por el Senado americano sobre las torturas de la CIA, aprobados por el gobierno de Bush hijo, con el aval del Departamento de Justicia el año 2004, tras el 11.S y, más adelante, con motivo de la guerra de Irak.

El otro es un documento de más de 3.000 páginas de la Comisión de la Verdad  de Brasil entregado este miércoles a la presidenta brasileña, Dilma Rousseff, una expresa política que fue torturada en los años 70 por la dictadura brasileña. Todos hemos visto a la Presidente emocionada hasta las lágrimas al recibir el texto.

¿Qué puedo añadir que no haya escrito tantas veces sobre la tortura?. Trascribo aquí las páginas 187-193 de mi libro “Tras la losa de ETA…” Ed. PPC-SM 2014 referidas a la tortura.

La tortura en Euskadi

La lucha contra el terrorismo puede tener, y de hecho tiene, prácticas de todo punto condenables. Me refiero a la conculcación de derechos humanos en general y a la práctica de la tortura y malos tratos en particular. Lo voy a decir con las palabras de Irene Khan, secretaria general de Amnistía Internacional, con motivo de la presentación, el 28 de mayo de 2003, del Informe del mismo año de AI. Irene Khan decía que

 
la «guerra contra el terror», lejos de hacer del mundo un lugar más seguro, lo ha hecho más peligroso, porque se ha restringido el ejercicio de los derechos humanos, socavando al tiempo el imperio del derecho internacional y blindando a los gobiernos contra todo escrutinio. Ha acentuado las divisiones entre pueblos de diferente credo y origen, sembrando las semillas que generarán más conflictos. Y la abrumadora consecuencia de todo ello es el miedo, miedo de verdad, tanto entre los acomodados como entre los pobres.

El miedo de los pobres les lleva a acciones desesperadas, al terrorismo. El miedo de los acomodados, a la violencia injusta y a la tortura. Un ejemplo paradigmático es el del conflicto palestino-israelí. Un país como Israel, que, tras diecinueve siglos de judíos errantes, se ha construido en gran parte como consecuencia del intento de exterminio de Hitler, no ha encontrado mejor solución para su seguridad que reducir a cenizas a los palestinos. Estos, con gran parte de su cúpula corrompida, solo tienen la fuerza de la inmolación sangrienta en su cuerpo y en el del mayor número de israelíes. [Por cierto, ¿hará falta que los saharianos se hagan palestinos para que la comunidad internacional se ocupe de ellos?, me permito añadir.]

Irene Khan no pensaba en Euskadi al decir esas palabras, obviamente. Pero yo estoy en Euskadi y escribo desde Euskadi. Aquí la tortura también existe. Como el terrorismo. Pero en estos párrafos me refiero a torturas. El 2 de septiembre del año 2003, con motivo de un curso de verano de la UPV en Donostia, dirigido por la Fundación Fernando Buesa, tras recordar las palabras de Irene Khan hice referencia explícita al tema de las torturas en un texto que no creo que haya sido publicado. La cuestión viene de lejos.

El 17 de febrero de 1983, el diario El País, bajo el título de «Propuesta estabilizadora contra la tortura» publicó un artículo donde, entre otras cosas, podía leerse lo siguiente:

Los abajo firmantes […] hacen la siguiente propuesta y el subsiguiente ofrecimiento a las autoridades del actual Gobierno.

- Considerando que la tortura, esto es, la sistemática violación de una persona en situación indefensa por medio de la intimidación violenta y dolorosa, se haga en nombre de los valores o de las coartadas ideológicas que fueren, es siempre una práctica abominable, no solo desde una determinada perspectiva política, sino desde la simple dignidad humana;

- considerando que hay sobrada evidencia de que en España se practica la tortura en comisarías, reformatorios y cárceles, de manera frecuente y extendida (no ignoramos que también en ciertos grupos armados terroristas se dan prácticas odiosas de violencia…);

- considerando que, a diferencia de otros problemas más complejos que se le presentan al Gobierno en el terreno económico o social, tales prácticas de tormento oficiosamente institucionalizado pueden ser abolidas por medio de la adopción de medidas relativamente sencillas e inmediatas, a saber, imponiendo determinados controles que fiscalicen lo que ocurre durante la retención de los detenidos y derogando aquellas disposiciones legales de carácter extraordinario que, según demuestra la experiencia, encubren y fomentan la tortura.

Proponemos a quien corresponda, con el debido respeto:

1) La inmediata remisión a las Cortes de un proyecto de ley que desarrolle las previsiones del artículo 17 de la Constitución y establezca: a) La derogación de las disposiciones vigentes que impiden la asistencia del abogado a todos los detenidos o presos, en cualquier momento y situación. b) La supresión de las normas excepcionales que prolongan la permanencia de los detenidos en las dependencias policiales por más tiempo de las 72 horas. c) La regulación del procedimiento de habeas corpus contra las detenciones ilegales. […]

En algunas zonas del Estado –fundamentalmente en Euskadi–, la desaparición efectiva de la tortura podría contribuir decisivamente a la pacificación de los brotes de violencia organizada. Por tanto, si en un plazo –digamos– de setenta días tras la publicación de este escrito, se cumple de manera rigurosa y exhaustivamente comprobada lo en él expuesto, los abajo firmantes nos comprometemos a publicar un escrito laudatorio de reconocimiento al Gobierno socialista por la extinción de esta lacra, en el que se admitirá –sin reticencias y contra los reticentes– que algo muy importante ha cambiado por fin en España, y que tal cambio no ha sido moderado, impopular, demagógico u oportunista, sino auténtico fruto de una innegable política progresista. Esperamos muy sincera y cordialmente que se nos brinde la ocasión de cumplir esta oferta. [Junto con José Luis L. Aranguren y Carlos Castilla del Pino suscriben también este texto Gonzalo Martínez-Fresneda, José María Mohedano, Marc Palmés, José Ramón Recalde, Rafael Sánchez Ferlosio y Fernando Savater.]

El día 6 de mayo del mismo año 1983, el diario El País publicaba otro artículo, firmado por las mismas personas, bajo el titulo «70 días y 70 veces», donde, entre otras cosas, se podía leer lo siguiente:

"Al cumplirse el plazo de 70 días que nos fijamos para volver a examinar críticamente la política del Gobierno en el tema de la tortura, nuestra impresión no puede estar cerca de la satisfacción. Las medidas que propusimos, coincidentes en lo básico con el repertorio exigido comúnmente para afrontar este problema, solo en pequeña parte han sido contempladas por los poderes públicos […].

Hay más datos que hacen perceptible la preocupación existente entre los nuevos responsables de la Administración por este problema, a pesar de la imagen contradictoria que proyecta el ministro de la policía. Pero lo cierto es no solo que las denuncias de torturas se han seguido produciendo con la intermitencia de siempre, sino que en los sectores más cercanos a la cuestión perdura la convicción desalentadora de que el problema conserva intactas sus raíces en algunos núcleos de los cuerpos de seguridad del Estado.

Parece más claro que nunca que los actuales gobernantes están personalmente en contra de la tortura, en cualquiera de sus formas. Pero, a pesar de ello, se sigue echando en falta una política decidida para combatir todas las manifestaciones de este mal, sin excepción, sin paliativos y sin justificaciones más o menos explícitas. Que esta falta se explique por la resistencia a reconocer públicamente el alcance del problema o por secretas estrategias políticas que algún día culminarán, es algo que no podemos aún juzgar. Mientras tanto, en cada ocasión, tendremos que recordar que existe la tortura en centros dependientes del Estado, aunque tengamos que volver sobre lo mismo y repetirlo 70 veces, ya que esta es una cuestión con la que no se puede convivir y que debe estar a salvo de la morosidad administrativa."

Hasta aquí el resumen de los dos escritos publicado en el diario El País el año 1983.

Desde entonces, las denuncias de detenidos de haber sido objeto de malos tratos en dependencias policiales, particularmente de la Guardia Civil, aunque también de la Policía Nacional y, en notoria menor medida, de la Ertzaintza, no pueden liquidarse diciendo que responden a «consignas de la organización», por muy ciertas que sean esas consignas. Hay demasiados testimonios, algunos acreditados también por Amnistía Internacional, cuando no con sentencias firmes condenatorias, que impiden obviarlas, a poca conciencia ética y humana a la que se pretenda.

En el curso de la Fundación Fernando Buesa arriba referenciado me hice eco del Informe 2002, «Tortura en Euskal Herria», editado por Torturaren Aurkako Taldea, libro de insoportable, aunque imprescindible, lectura, pero añadí que no hay sin embargo en ese texto la más mínima mención a las torturas que ETA ha infligido y sigue infligiendo a tantos y tantos ciudadanos vascos. El Informe 2003 de TAT, que acababa de salir cuando pronuncié aquella conferencia, seguía en la misma línea. Además, cuando se refieren a un supuesto «manual de ETA» sobre conductas a seguir en caso de ser apresados por la policía, del que presentan algunos documentos, añaden que «es nuestra posición la de la duda más que razonable sobre la autoría de los mismos» (pp. 232 y 233).

Realicé dos comentarios en aquella conferencia. Que esos manuales sean o no de ETA es mucho menos importante que saber, reconocer y escribir que ETA, además de haber asesinado a más de ochocientas personas, ha torturado físicamente y sigue haciéndolo hoy en día psicológica y moralmente. Y los firmantes de TAT no dicen nada, absolutamente nada, de esas torturas en un libro que lleva por título Tortura en Euskal Herria. En segundo lugar, que la tortura contra los miembros de ETA, simpatizantes o presuntos simpatizantes del MLNV, es un hecho que, por parte de un Estado de derecho, me parece aún más grave que las torturas de ETA y el silencio de sus simpatizantes.

Terminaba mi intervención sobre este punto escribiendo que al recordar estos textos y estos hechos me permitía pedir a nuestros gobiernos, como simple ciudadano, que acaben con la tortura. Ya saben lo que hay que hacer: reducción de la incomunicación, interrogatorios filmados, reconocimientos médicos realizados conjuntamente por un perito médico y un médico de la confianza de los detenidos, protección jurídica efectiva desde el primer momento, asistencia de un letrado independiente y un corto etcétera que puede leerse en documentos, por ejemplo, de Amnistía Internacional, Gesto por la Paz, Elkarri... Aplíquenlos. De una vez por todas. Sin dilaciones. Por dignidad.

Por otra parte, es obvio, pero me parece preciso anotarlo, que un policía en el ejercicio de su labor represora, por ejemplo deteniendo a un comando de ETA, con consecuencia de la muerte de un etarra, no es un agresor, no es en absoluto un victimario, como a veces pretende el mundo etarra. Estamos ante un policía que cumple con su deber, muchas veces arriesgando su vida. Otra cosa es que le aplique malos tratos o que torture al detenido en comisaría, haya o no consecuencia de muerte. Aquí se convierte en victimario, con la gravedad añadida de que es un funcionario de un Estado de derecho.

Para no alargarme con este tema de la tortura, al lector interesado en disponer de informaciones en profundidad sobre el mismo, me permito remitir al trabajo del médico forense del Instituto Vasco de Medicina Legal y diplomado en criminología Benito Morentín, y de Jon M. Landa, profesor titular de derecho penal en la Universidad del País Vasco UPV-EHU y exdirector de Derechos Humanos del Gobierno vasco, titulado La tortura en relación a la aplicación de la normativa antiterrorista: una aproximación estadística multifactorial[1]. El propio Jon Mirena Landa, siendo director de Derechos Humanos, ya publicó el año 2008 un Informe sobre víctimas de vulneraciones de derechos humanos de la violencia de motivación política[2]. La lectura de los textos dentro de su frialdad estadístico-jurídica es estremecedora. El Estado español debe dar cuentas y pedir perdón por haber permitido tantos años tales prácticas denigratorias de un Estado de derecho. Y los policías involucrados, justamente sancionados, sin olvidar a los jueces y fiscales que miraron para otro lado.




[1] Publicado en la revista del Instituto Vasco de Criminología de la Universidad del País Vasco – Euskal Herriko Unibertsitatea, Eguzkilore 25 (diciembre 2011), pp. 49-73. También de J. M. Landa Gorostiza puede consultarse su texto «La tortura en relación con la banda terrorista ETA: estado de la jurisprudencia penal», en Jueces para la Democracia. Información y Debate 73 (marzo 2012), pp. 81-104.
 
 
 
 
[2] Editado por el Departamento de Justicia, Empleo y Seguridad Social del Gobierno vasco. Vitoria Gasteiz, 2008.