Felipe González tiene razón.
Leo en el diario “El País”
del pasado jueves 10 de abril, unas declaraciones de ex presidente del gobierno
que la periodista, Vera Gutierrez” titula así: “Felipe González: hay una crisis
institucional que galopa hacia la anarquía”. No puedo no darle la razón cuando
vengo diciendo lo mismo hace meses (la última vez en este blog en marzo
pasado), aunque yo suelo añadir, que tras la anarquía vendrá la dictadura.
(Véase en mi entrada Europa. “El eterno retorno de los fascismos”).
Felipe González a propósito de un almuerzo-coloquio
organizado por la
Asociación para la
Defensa de la
Transición , hizo, según “El País”, el siguiente diagnóstico,:
“Estoy preocupado, sí; pero más por el estado de ánimo del país que por la
realidad. El estado de ánimo es muy malo”. Y también: “De la crisis económica
estoy seguro de que saldremos, aunque no estoy de acuerdo en cómo saldremos; de
la crisis política e institucional ya no estoy tan seguro de que vayamos a
salir. Esa crisis galopa hacia una anarquía disolvente”. Y más: “¿Todo el
esfuerzo de la Transición
se está yendo por el desagüe? Las élites de referencia han dejado de existir en
todos los ámbitos, y sin ellas un país tiene un problema muy serio. Si encima
no cuidamos las instituciones... podemos entrar en otro momento oscuro de
nuestra historia”.
Mi acuerdo es total aunque me
gustaría saber qué entiende, González por las “élites de referencia” en el
momento actual. De donde –estamento, colectivo etc.- las echa en falta.
Se manifestó en frontal oposición a los
escraches (que yo llamo acosos domiciliares), con esta pregunta: “¿Por qué un
niño tiene que aguantar una presión en la puerta de su casa?”. Personalmente
estoy preocupado y alarmado por la baja reacción de los líderes de la izquierda
y de los sindicatos antes estas prácticas intimidatorias. ¿Es que no saben, o
ninguno de ellos o de sus próximos, ha vivido nunca que se planten a la puerta
de su casa con insultos y amenazas estando tus hijos dentro?. ¿Tan corta es la memoria,
o es que tienen las manos limpias (recuerden “Les mains sales” de
Sartre) de no haber hecho nada en su vida contra los violentos?. Pero también
me alarman, y mucho, los ex abruptos de algunos de la derecha que comparan el
acoso domiciliario con el nazismo. Esta sociedad española (“pública y
publicada”, recordando a Felipe González) necesita, a marchas forzadas, más
razonamiento y menos insulto, más deliberación, mayor ecuanimidad en los
juicios, aliar la reivindicación pública con la solidaridad personal, etc.,
etc. Y siempre el principio de humanidad. Si es del todo punto deleznable,
criticable y exigible la rectificación de los bancos y cajas que han abusado en
sus contratos e hipotecas, eso no justifica, en absoluto, ir a casas
particulares a insultar a sus moradores. Una sociedad que admite estas
practicas, o que mira al otro lado cuando se dan estas practicas, es una
sociedad, lo digo y repito, que camina hacia la anarquía que la historia ya ha
mostrado que es el camino al fascismo. No estamos ahí, pero estamos en camino
de llegar ahí.
En fin, para terminar con González, estoy de
acuerdo con él que “estamos ante una crisis institucional”. Es un
momento para ir a “una segunda Transición”. La primera la hizo, prácticamente
solo, Adolfo Suárez, admitió quien fue su adversario, señala la corresponsal de
El País. “Cuando yo llegué al Gobierno ya estaba hecha. La hizo él, con más o
menos ayuda, pero él. Y la pagó”.
¿Quiere esto decir que España necesita ahora otro Adolfo Suárez?. Me viene a la memoria lo que cantábamos de críos: “¿Dónde está la llave, matarile, rile rile?, ¿donde está la llave matarile rile ron?. ¡Chin, pon!.
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