Impresiones de seis días en EEUU: (3)
Tras Harlem y el centro de Manhatan decidimos bajar en metro a
Battery Park. Aqui no me importaría tener un apartamento, aunque el parque está
lleno de turistas para coger el barco que les lleve a la Estatua de la Libertad. Impacta
ver la nueva torre que están construyendo en la “zona zero”, donde estaban las
gemelas. (Impacta más ver la torre desde el crucero saliendo de NY. Volveré a
ello).
Subimos andando hasta Chinatown que, como Harlem, se me antoja,
más aburguesado que hace 25 años, aunque mas extenso. Invade parte de Little
Italy. Comemos un excelente y baratísimo pato lacado en el 102 de Mott st., lo
señalo por si alguien lee estas líneas. Auténtico chino, rápido y eficaz
servicio. No hay - ni falta hace- tarjetas de crédito. Entramos en un “super”
chino. Si no fuera por algunas especialidades culinarias diríamos que estamos
en uno americano. Veo a la población china perfectamente integrada en NY. Como
a la mayor parte de la población de las tres zonas que visitamos. Los
“homeless” apenas existen y los pocos que vimos
no nos dieron la impresión de harapientos sino especie de clochards parisinos
de los cincuenta y sesenta del siglo pasado que habían adoptado esa forma de
vida. La mendicidad es prácticamente inexistente a diferencia de lo que veo en
España.
Una chica joven (menos de 30 años), empleada en el restaurante del
hotel donde nos alojamos, montenegrina, en un español fluido, nos dijo que en
Nueva York había trabajo para todos y que el problema eran los vagos (la
expresión fue de ella) que viven del “welfare”. Algo similar nos dijo el guía
uruguayo (un tipo con muchas conchas) a nuestra cuestión sobre la pobreza en Harlem.
“Son los que viven instalados desde generaciones en el “welfare” cobrando del
Estado y haciendo pequeños trabajos, nos dijo.
En el viaje que hicimos con Betsy por Rodhe Island, un tanto
sorprendidos por la multiplicidad de viviendas unifamiliares, nos mostró los
apartamentos para las personas con menos recursos, y los que vivían del Welfare
State. Casi vino a decir que la mayor parte de la gente tenía su casa
particular, a veces de pequeñas dimensiones sin que faltaran, en la zona de
Newport, autenticas mansiones. Claro que en esa zona veranean grandes fortunas,
como los Kennedy. Pasamos en su coche por la iglesia donde se casaron John
Kennedy y Jacky. Me vino a la cabeza Punta del Este en Uruguay pero menos
ostentoso.
En esta zona de EEUU, a tres horas de tren de N.Y, la vida es muy
individualista. Cada familia reside en su casa, que en España se llamaría
“chalet” en los años 50 y 60. El eslogan frances de hace 40 años, “dodo, metro,
boulot, metro, dodo”, cabría trasladarlo a esta zona de EEUU diciendo, “home,
job, home” y uno o dos días a la semana, “big shopping”. De hecho están bien
organizados, con grandes superficies relativamente cerca (lo que supone en EEUU
algunos minutos de coche), donde se aprovisionan de lo necesario (alimentación
y utensilios para la vida cotidiana): Sus horarios de trabajo son muy distintos
a los españoles. Comienzan relativamente pronto (para las ocho de la mañana)
almorzando algo que llevan de casa o en una cantina, cenando a las seis o siete
de la tarde.
“En este país nadie camina” comentaba Adam, el marido de Betsy.
Providence, el núcleo urbano donde trabajan Betsy y Adam (ellos viven en una
casa particular en medio del bosque a veinte minutos en coche del centro de la
ciudad) tiene aproximadamente el mismo número de habitantes que Donosti pero
está mucho mas extendido. De ahí que en cada domicilio haya más de dos coches.
Casi un coche por persona adulta. Mucha gente mayor vive sola (o en pareja) con
escasa vida social.
El día que Betsy nos llevó por Rhode
Island, atravesamos preciosas localidades. Anoté Greenwich, Wickfort,
Jamestown, Newport y Middeltown. La calle principal, como en las películas de
vaqueros, solo que bien pavimentadas y con todo lujo se señales y prohibiciones
para la circulación, es relativamente corta, con algunas tiendas e,
inevitablemente al comienzo o al término con algún templo. Poca gente en la
calle. No hay vida social salvo en los pubs o restaurantes a la hora de
almorzar. Muchas banderas americanas en las casas particulares. Betsy nos dice que
han aumentado desde el 11 de Septiembre.
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