El valor de los medios de comunicación
(publicado en ZoomNews el domingo 10 de marzo de 2013)
El
periodismo que hoy precisamos supone "comprender correctamente" lo
que pasa en el mundo y "hacerlo comprender" a través de un medio
Y eso,
aunque no sea el medio más leído, ni el primero en dar una gran noticiaJavier Elzo
Quienes hemos dedicado gran parte de nuestra vida profesional a
la investigación empírica, sabemos que muchas encuestas sociológicas no nos
muestran lo que opinan las personas sino que, aun sin ser conscientes de ello,
reflejan la opinión de cierta mayoría social que se les impone como evidente.
Es lo que llamamos un "constructo social", desde que Berger y Luckman, allá por los años 60
escribieran su, ya clásico estudio, titulado, justamente, La construcción social de la realidad.
Es esta construcción social la que explica el salto que los españoles hayan
dado en un mes sobre la gravedad de corrupción. Parten de unos hechos
concretos, verídicos, la corrupción de algunos políticos, de los que el 'caso
Bárcenas' aparece en primera fila, y los medios de comunicación, día sí, día
también, hablando de ello, han hecho el resto. Cuando, lo han hecho,
afortunadamente de forma indignada y unánime (aunque por motivos diferentes),
la indignación se ha trasladado a la población que lo refleja en las encuestas.
De ahí también el salto a la "alarma social", argumento utilizado,
por ejemplo, por la Justicia en Barcelona para decretar la prisión por corrupciones acaecidas
hace quince años, que merecería comentario propio.
Muchas
encuestas sociológicas no nos muestran lo que opinan las personas sino que
reflejan la opinión de cierta mayoría social que se les impone como evidente
He aquí pues un ejemplo del poder (puntual) de los medios
cuando, de forma unánime y de forma reiterada durante un mes, se asoman, con el
mismo mensaje condenatorio, a una cuestión concreta. Pero en el Barómetro del
CIS de febrero de 2013 la profesión
periodística no sale precisamente bien parada: junto con los jueces,
son las profesiones peor valoradas por los españoles.
Pero, aquí también hemos de andar con tiento. Son las peor
valoradas, sí, pero de entre las profesiones propuestas para su valoración por
el CIS en febrero pasado, donde no se les preguntaba por la valoración que les
merecen, por ejemplo, los políticos, los artistas y los religiosos. Y señalo
estas tres profesiones pues, salvo error por mi parte, la última vez que el CIS
formuló una pregunta similar, el 1º de septiembre de 2006 (estudio 2652), las
profesiones arriba mentadas quedaban bien por debajo que los periodistas en la
valoración de los españoles.
La siguiente cuestión es la saber si en 2013 los periodistas
están mejor, igual o peor valorados que en 2006. Me inclino a responder que
prácticamente igual, algo peor quizás en 2013. En 2006 en una escala de 1 (nada
valorado) a 5 (mucho) los periodistas se situaban en la cifra de 3,11. Un
aprobado claro al ser la media 2,5. En 2013, en una escala de "0"
(muy mal) a "100" (muy bien) la valoración de los periodistas se
sitúa en 59,09, también un aprobado claro, siendo el valor medio 50,00. (No
insisto en datos estadísticos comparativos pues, aunque se pregunta, una a una,
por la valoración de las profesiones no se pregunta por las mismas en los dos
estudios de 2006 y 2003. Perdonen las precisiones del profesor de Técnicas de
Investigación Social durante 35 años).
En todo caso, la valoración de la labor de los periodistas en
2013 es claramente mejorable si la comparamos con la de los médicos,
profesores, arquitectos así como con la de los oficios manuales (albañiles,
camareros, barrenderos, fontaneros) aunque los españoles recomendarían a sus
hijos y amigos que se hicieran periodistas antes que barrenderos, camareros o
albañiles como muestra el mismo Barómetro del CIS de 2013.
El mayor
defecto de la prensa española, especialmente de la de Madrid, es su falta de
ecuanimidad. Son de piñón fijo. Entiéndaseme bien.
Personalmente me separo del aprobado de la encuesta pues, mi
valoración media de los periodistas españoles, sería un claro suspenso. Aunque
aprobaría, y con nota alta, a algunos, suspendería rotundamente a otros. Me
refiero a medios de comunicación y a periodistas. El mayor defecto de la prensa
española, especialmente de la de Madrid (prensa escrita, radio, TV y
digitales), y el inciso de Madrid no se me ha escapado, es su falta de ecuanimidad.
Son de piñón fijo. Entiéndaseme bien.
La objetividad y la neutralidad pura no existen. Siempre he
sostenido, en mis clases y fuera de ellas, que en ciencias sociales debemos
aspirar a "objetivar la subjetividad" del investigador, o profesor, o
periodista. Todos, personas y medios de comunicación, tenemos unas opciones
filosóficas, políticas, religiosas etc., concretas. Unos valores, en suma,
entendidos como prioridades vitales. Y, desde ellos opinamos. Sin ocultarlos,
pero no debiéramos pretender imponerlos. Como los de piñón, quienes, siempre y en toda circunstancia, sacaran
la cara, por ejemplo, a la opción política que concuerde con sus preferencias
vitales, con sus valores. Así, si alguien le menta la
corrupción de algún miembro de su cuerda política responderá señalando con la
corrupción de otro miembro, pero de la cuerda política del interpelante. Esta
es la vergonzosa y preocupante realidad de gran parte de los medios de
comunicación españoles y de sus periodistas, que está llevando a España a una
desafección de la clase política y a un populismo social, con signos
perfectamente visibles.
Esto se hace muy patente, por ejemplo, en los
"debates" televisivos, incluso en los más ecuánimes, como 24 Horas de TVE, aunque entre ellos
también hay tertulianos, extremadamente ideologizados, junto a otros que, no es
difícil comprobarlo, van más allá, en sus intervenciones, de sus lógicas
preferencias ideológicas. Podría poner nombres pero requeriría más espacio.
Quiero terminar traduciendo una parte del editorial-presentacion
del jueves 8 de febrero, de la nueva directora de Le Monde, Natalie
Nougayrède, cuando escribía, entre otras cosas, esto:
"Debemos esforzarnos por comprender correctamente, y hacer comprender, la
mundialización que inquieta a tantos franceses. En estos tiempos en los que
emergen nuevos populismos en Europa, cuando revoluciones inéditas interpelan el
mundo, nos enfrentamos no solamente a una necesidad periodística sino a un
imperativo de vigilancia democrática". ¡Chapeau
! Ese es el periodismo que hoy precisamos y con el que me
identifico plenamente. Sí, "comprender correctamente" lo que pasa en
el mundo y "hacerlo comprender" a través de su medio. Aunque -salvada
su independencia financiera, sin la cual no hay ningún tipo de independencia- no
sea el medio más leído, ni el primero en dar una gran noticia.
*Javier Elzo
es Catedrático Emérito de Sociología de la Universidad de Deusto
e investigador social. Más artículos en su blog: http://javierelzo.blogspot.com.es/
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