¿Qué hacer ante la crisis y la corrupción?
(Llevo varios días
mentalmente encerrado en la redacción de un libro (del que hablaré cuando se
edite) y que acabo de entregar al editor. El blog se ha resentido, obviamente.)
Los apuntes de los
dineros distribuidos por Bárcenas, aunque no me sorprendan, (era moneda
corriente, sabida y aceptada por los políticos en Francia, hasta que llegó
Chirac al poder), no dejan de escandalizarme y mas aún preocuparme. Es
imposible que todo eso sea un montaje de un señor. Obviamente si se demuestra
que, entre otros, Rajoy, cobró dinero en negro, debe dimitir inmediatamente.
Rubalcaba tiene razón, si, insisto en el condicional, hay pruebas de que cobró
en negro. La Justicia
debe actuar, al menos por una vez, con celeridad.
El diario “El País”
publica hoy (además de los “papeles de Bárcenas”) una encuesta de opinión en la
que además de las expectativas de votos (de las que solamente quiero resaltar
el aumento de los extremistas, IU y UPyD, que merecerían comentario aparte) dos
opiniones de la ciudadanía.
Apenas aprueban la labor
de los políticos cuya valoración se solicita: el 19% a Rajoy, el 15 % a
Rubalcaba, el 19 % a Cayo Lara y el 29 % a Rosa Díez. Pero los datos más
significativo, y sobre los que me permito llamar la atención son estos dos. Se
pregunta a los encuestados si “están de acuerdo con las siguientes frases
referidas a la corrupción en la vida pública española”. Retengo estas dos:
- “Pese a todo lo que se oye, la gran mayoría
de los políticos y de quienes ocupan cargos públicos actúa con honradez”.
Responde afirmativamente el 32 %.
- “La corrupción que hay ahora en España se
debe a una crisis de los valores morales y cívicos de nuestra sociedad que
hace que muchos admiren a quienes se enriquecen, sin importarles la forma
en que lo han hecho”. Esta vez el 69 % de los encuestados responden
afirmativamente.
Obviamente no estoy
pidiendo nada (¿en nombre de qué, además) a los millones de parados, las
personas que cobran ayudas de miseria etc. Estoy pensando en los ciudadanos
(que, al menos en Euskadi son la mayoría) que deben cambiar el “chip”: menos
queja y más solidaridad real (Además de mirar debajo de su alfombra). No se
trata, en absoluto, de callar y ocultar la corrupción. Pero eso no basta en
absoluto. No solamente no basta sino que, si se queda en eso, agrava aún más la
crisis porque crea un “humus” derrotista, populista, desresponsabilizador y desincentivador.
Hace una semana un
periodista de un medio importante me sometió a un tercer grado con estas ideas.
No las he visto publicado. Quizás esté equivocado, y solamente veo fantasmas,
más allá del hecho innegable de la crisis y la corrupción.
¡Ah!. El dato de Euskadi.
Cito textualmente del resumen que hacen los autores del Euskobarómetro de 2012
recién publicado (está en su Web): Para el 57 % de los vascos “el año 2012 ha sido buen año en lo
personal, mientras que el resto refieren una experiencia negativa (19%) o
expresan escepticismo (24%)”.
Obviamente mis
reflexiones de arriba se refieren al 57% de los vascos, no al 19%. Respecto del
24 % de los escépticos, no sé qué decir.
Recuerden aquello de
Kennedy: No preguntes a America qué puede hacer por ti, sino qué puedes hacer
tu por América.
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