miércoles, 20 de febrero de 2013

Firmas en Internet, ¿participación ciudadana?


Firmas en Internet, ¿formulas de participación ciudadana?

En el digital de “El Diario Vasco” (DV) del miércoles 13 de febrero, leí, con satisfacción, que “los grupos parlamentarios del PSOE y el PP han acordado solicitar la tramitación por la vía de urgencia de la iniciativa legislativa popular (ILP) sobre la dación en pago y la paralización de desahucios, admitida a trámite, el martes, por el Pleno del Congreso”. La presión de la plataforma “Stop desahucios” y el suicidio de dos jubilados, que habían recibido la comunicación de que iban a ser desahuciados el mismo día del debate, propició la voltereta del voto PP en unas horas. Bien venida sea.
Escribí sobre este tema un artículo en mi columna de los sábados en DV (solamente accesible mediante pago en Internet) donde me extendí sobre los insultos de algunos promotores del ILP a determinados diputados. Lo añado en anexo a esta entrada en mi blog.

Terminaba mi artículo en DV diciendo que las ILP son formulas de participación social en la labor legislativa de los diputados. Pero, solamente sobre el papel, pues las dos ILP que se admitieron a trámite el miércoles pasado (la del desahucio y la de los toros) suman el mismo número que se admitieron a trámite durante los 35 años de democracia: solamente dos de las 66 ILP presentadas lo fueron. Y concluía con este interrogante: ILP, ¿papel mojado?.

Hoy quisiera dar un paso más. Conseguir gracias a Internet 500.000 firmas es algo relativamente fácil. En la red hay colectivos que llevan ya años trabajando en este sentido. Colectivos de signo ideológico diverso. Me vienen a la memoria las de “Change”, “Avaaz” o “Hazte oir”. No estoy en contra, en absoluto, contra estos movimientos. Unos me gustan, otros menos, en gran parte en razón de mis propias afinidades ideológicas. Además, yo mismo he firmado a determinadas propuestas de los innumerables que recibo. Por ejemplo personalmente llevo, desde que Amnistía Internacional existe en España, firmando sus apelaciones en favor de presos de conciencia que no sean terroristas.

Creo, también, que es una forma de participación ciudadano aunque, hay que decirlo claramente, es una participación de muy bajo perfil. Cuando uno está ya registrado en una de esas entidades, firmar equivale a dar un click, acabándose ahí el compromiso.

Ahí me entra una duda y es que, si esta practica de colaboración ciudadana de bajo perfil prolifera desmesuradamente, todo esto puede convertirse en una guerra de grupos de presión cuya fuerza residirá, mucho mas en su capacidad de penetración en la red (y de persuasión y movilización de los “suyos”) que en un instrumento de participación deliberativa y razonada de los ciudadanos. Con lo que reproduciríamos en la red, lo que ya sucede, por ejemplo, en las plataformas de contertulios en TV.

Pienso en “El gato al agua”, “Cascabel del gato” y, aunque en menor medida, “TVE 24 horas” (no estoy seguro de la literalidad de las denominaciones). Las dos primeras son pura demagogia y la de TVE un pugilato aunque, es en ese canal donde, frente tertulianos ideológicamente muy sesgados, (y que pasan de uno a otro canal, a veces como “sparring”) encuentro algunos comentaristas ecuánimes dentro de sus lógicas, y bienvenidas, preferencias políticas. Pero, por lo visto, el país no da para más.

Anexo de lo que publiqué en DV sobre los insultos en el Parlamento

Al término del debate, algunos promotores de la ILP, desde la tribuna de invitados del Congreso, profirieran insultos como "sinvergüenzas" o "ladrones" dirigidos a los parlamentarios. Fueron expulsados, obviamente, por el Presidente del Congreso. Entre los expulsados estaba la portavoz de la Plataforma de Afectados por la Hipoteca, que la semana anterior en una comisión del Congreso calificó de "cínico" y "criminal" a un responsable de la Banca, que había intervenido antes que ella. Estos hechos no pasan de ser meras anécdotas (condenables) si los comparamos con la terrible realidad de los desahucios. Claro que cuando, la foto, puño en alto, profiriendo insultos a los diputados, es portada en varios medios de comunicación, la anécdota deja de serlo para convertirse en la noticia estrella del día para esos medios y sus lectores, oyentes o televidentes. Y esto ya es mucho más grave. Muestra que lo estridente, lo violento, lo populista, el insulto, etc., es lo relevante del día. Una sociedad que, ante situaciones tan graves como el desahucio de la vivienda habitual, en muchos casos por circunstancias sobrevenidas y en nada imputables a sus moradores, pone en valor el insulto y la descalificación sobre la deliberación resolutiva, es una sociedad que avanza en la senda del anarquismo, primero, y del fascismo, después.

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