Lohengrin en “La Scala ”
Esta tarde del 7 de diciembre,
en el descanso entre el segundo y tercer acto de Lohengrin he dicho a mi mujer
una solemne tontería: de las operas de Wagner que conozco y he visto en escena (todas
las consagradas, excepto “Maestros Cantores”) Lohengrin es la que menos me
llena. Estábamos escuchando, en el Cine Príncipe de Donosti, la retransmisión
en directo desde la Scala. Pero
en el tercer acto, cuando el director de escena ha dejado cantar, sin tirarlos al
suelo obligándoles a equilibrios circenses, a Jonas Kaufmann (sobre todo) en
Lohengrin y Annette Dash (llamada a última hora,
substituyendo a no recuerdo quién) en Elsa, me he dado cuenta de la estupidez
de mi juicio. ¡Qué música!. ¡Qué musicalidad en Kaufmann! Como tantas veces, estos últimos años, a
menudo cierro los ojos en las salas de opera (y en las retransmisiones en cine)
y escucho la música. Dirigía Barenboin, a quien ya le vi dirigir Lohengrin en la Staatstoper de Berlin
hace pocos años. Un valor seguro en Wagner. Entonces me quedé con los dos primeros actos. Hoy con el
tercero. Al llegar a casa, veo en Internet, que los aplausos han durado quince
minutos. Se los merecían. En la sala de cine, a los cinco minutos ya se había
cortado la trasmisión de Milán.
Y todo esto por 16 Euros. (Por cierto, si
les gusta Wagner, el 2 de marzo próximo, en los cine SADE, esta vez en el Trueba,
en directo, Parsifal. Desde el Met. Tambien 16 Euros. ¡Quién dijo que la cultura era cara!)
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