El fracaso de la otra
España posible
(Publicado en El Correo Español el
28.08.2007)
Ésa es, en efecto, una de las notas
mayores de esta legislatura, desde hace ya meses, si no años, en periodo
electoral. La otra España posible, la
España plural, nación de naciones, cosmopolita, con
soberanías compartidas o, mejor aún, habiendo superado el concepto de soberanía
en favor de los de subsidiariedad, interdependencia y respeto a las minorías,
ha saltado hecha añicos. 'Ad calendas grecas'.
Todo comenzó en Catalunya. Muchos vascos, no solamente nacionalistas, pensamos que con Zapatero enLa Moncloa
y Maragall al frente de la
Generalitat , siendo ambos del mismo partido, y con la promesa
de Zapatero de aceptar lo que decidiera el Parlament de Catalunya, se abría una
posibilidad real para encajar la singularidad vasca y catalana en otra
concepción del Estado español. La decepción, al día de hoy, es inmensa. El
miedo y el seguidismo del PSOE al PP es total. Más allá de PSC, del PSE y del
PSN que, al final, acaban plegándose al PSOE. Navarra es el último episodio,
hasta la fecha. Hay que reconocer que, desgraciadamente para los que vemos la
política en clave de futuro, el actual Partido Popular (no el único posible,
mírese a Francia y Alemania) ha ganado la partida, aunque pírrica, incluso
después de Aznar.
Después del portazo, sin discusión, ni siquiera en Euskadi, al plan Ibarretxe (que siempre he pensado que no era, no es, un buen plan de futuro, luego es un error volver al mismo, pero encaró el futuro cuando se hablaba del 'nazi-nacionalismo vasco', del 'Gulag vasco' y lindezas por el estilo, y se acusaba al nacionalismo vasco de ambigüedad, de ahí su mérito), el Parlamento español se cepilla (la expresión es de Alfonso Guerra para el plan Ibarretxe) el Estatut de Catalunya. Estatut aprobado (a diferencia del proyecto del lehendakari) tras larga discusión enla Cámara autonómica, en ausencia de violencia y con
mayoría que rondaba el 90%. Lo que no olvidamos, como argumento más que
dialéctico, en Euskadi. De tal suerte que Catalunya, de subrayado ejemplo a
seguir para los indómitos vascos, se convierte en seria advertencia de lo que
nos puede pasar. Ferraz, con su decisión en Navarra, acaba de hacer el resto
este verano.
Poco importa lo que pensemos los vascos o los catalanes. Manda Madrid. Sean los catalanes, o los vascos, nacionalistas, populares o socialistas. Piqué, harto, (auto) defenestrado, se marcha. A Maragall su propio partido le obliga a irse a casa. Es lo que hace Puras en Navarra, y queda el PSN destrozado para tiempo. En Euskadi hemos leído a Patxi López, antes de la decisión de Ferraz, apoyar la opción de sus colegas navarros de formar gobierno con Nafarroa Bai. Manuel Huertas, después de Ferraz (EL CORREO, 16-8-07) viene a decir lo mismo. Pena perdida. Manda Madrid.
Si la cuestión estuviera en dilucidar quién gobernará en Madrid el año 2008, desde una perspectiva nacionalista, habría que decir que poco importa. Tanto al PP como al PSOE les interesan los grupos nacionalistas cuando no tienen mayoría absoluta pero, a la hora de la verdad, una vez su gobierno asegurado, el 'niet' es el mismo. (Aunque hace mucho que me ronda la cabeza la idea de un antiguo alto cargo de UCD que me dice, y repite, que solamente el PP, pero con el espíritu de UCD, podrá resolver la cuestión vasca, así como consiguió acabar con el servicio militar y el PSOE logró que España entrara enla OTAN , pero aún no he pensado
suficientemente en esta perspectiva).
En realidad el problema es mucho más importante que saber si nos esperan cuatro años más de Zapatero o cuatro de Rajoy enLa Moncloa , cuestión esta que, llevo meses
diciéndolo, dependerá no poco, para más inri, de lo que haga ETA. El problema
es resolver el nudo gordiano de la política: Quién es el sujeto político en una
Europa que se está haciendo, y cómo se dilucida la capacidad de decisión de
unos ciudadanos que lo son, al mismo tiempo pero con intensidad y sentimientos
de pertenencia distintos, de una localidad, de una región, de un Estado, de
Europa y del mundo entero. Mi apuesta está apuntada en las primeras líneas de
este artículo (ya lo he comentado con más detalle en otros anteriores), y creo
que coincide, al menos parcialmente, con la de Maragall, Imaz, gran parte del
socialismo vasco y del socialismo catalán, de Pujol y Mas, de gentes del Bloque
Galego y con algunos también de ERC, EA (Galdos y bastantes más), Aralar
(Zabaleta cada vez más con talla de estadista) e IU, sin olvidar en el Partido
Popular la apuesta de quienes sostienen, en vez de renegar, las formas de
pensar y hacer política en la
Transición. La mayoría de estos últimos están agazapados;
otros, pocos, dando la cara, y no es cosa de nombrarlos aquí, aunque alguno muy
significado esté en las portadas de los medios estos días.
Ciertamente este PSOE de Ferraz ha mostrado que no es gente de fiar. No cumple con la palabra dada. Siento la crudeza, pero hay que ser claro. Entiendo la tentación nacionalista de volver al esquema de Lizarra de 'acumulación de fuerzas'. Pero sería un gravísimo e imperdonable error. Es volver a mirar al pasado entreteniéndose excesivamente en avatares del presente. En Euskadi, tenemos dos problemas políticos mayores. El primero, la violencia y extorsión de ETA y su gente. Son quienes, al no poder lograr sus objetivos políticos por las vías democráticas, justifican el uso de la violencia para alcanzarlos. Con ellos sólo cabe deslegitimarlos incansablemente, con un diálogo inteligente también, y detener a los terroristas. El segundo, anterior y posterior a ETA, es de orden estrictamente político. Pero en la actualidad se sigue hablando de conceptos de soberanía e independencia. Así planteado el asunto, además de falso -pues ya no hay soberanías, menos aún independencias, absolutas- no aporta solución. Es muy sencillo de entender. Si se defiende que la soberanía reside en Madrid y que todo lo que decidamos los vascos debe llevar el refrendo posterior de Madrid, muchos vascos diremos que por qué. A lo sumo acataremos, pero nos revolveremos y, siempre que sea posible, no obedeceremos. Vean la neo-historia de las banderas. Ciertamente, las leyes hay que cumplirlas pero, pregunto, ¿por qué es más grave no poner la bandera española que incumplir las trasferencias del Estatuto de Gernika? Y ya no me vale que digan que son cosas distintas. Llevamos así treinta años.
Hay que mirar a largo plazo. Somos un pueblo viejo, como recuerda, con razón, Ibarretxe. Y, lo que es más importante, con voluntad de no querer diluirse en la pretendida globalidad. Bien al contrario, esta sociedad se dice y se siente mayoritariamente vasca y nacionalista, pero no es antiespañola a condición de que no le pisen el callo. Es preciso encontrar un entronque en España y en Europa desde la vasquidad, desde el mayoritario sentimiento de que somos, primera y básicamente, vascos, y queremos decidir nuestros asuntos, hasta donde sea posible en un mundo interdependiente, por nosotros mismos, como vascos. Necesitamos foros para avanzar en este objetivo y líderes, en Euskadi y en España, que miren al futuro. Por lo visto en esta legislatura, poco nos importa que gobierne Rajoy o Zapatero en Madrid en 2008. Pero será importante quién lidere el nacionalismo vasco: si el futuro presidente del PNV mirará al futuro de Euskadi concitando, una y mil veces, voluntades enla Euskadi también plural, o
se quedará en el cortoplacismo, buscando, en el presente y el pasado inmediato,
ejemplos para lanzar dardos contra el adversario.
Todo comenzó en Catalunya. Muchos vascos, no solamente nacionalistas, pensamos que con Zapatero en
Después del portazo, sin discusión, ni siquiera en Euskadi, al plan Ibarretxe (que siempre he pensado que no era, no es, un buen plan de futuro, luego es un error volver al mismo, pero encaró el futuro cuando se hablaba del 'nazi-nacionalismo vasco', del 'Gulag vasco' y lindezas por el estilo, y se acusaba al nacionalismo vasco de ambigüedad, de ahí su mérito), el Parlamento español se cepilla (la expresión es de Alfonso Guerra para el plan Ibarretxe) el Estatut de Catalunya. Estatut aprobado (a diferencia del proyecto del lehendakari) tras larga discusión en
Poco importa lo que pensemos los vascos o los catalanes. Manda Madrid. Sean los catalanes, o los vascos, nacionalistas, populares o socialistas. Piqué, harto, (auto) defenestrado, se marcha. A Maragall su propio partido le obliga a irse a casa. Es lo que hace Puras en Navarra, y queda el PSN destrozado para tiempo. En Euskadi hemos leído a Patxi López, antes de la decisión de Ferraz, apoyar la opción de sus colegas navarros de formar gobierno con Nafarroa Bai. Manuel Huertas, después de Ferraz (EL CORREO, 16-8-07) viene a decir lo mismo. Pena perdida. Manda Madrid.
Si la cuestión estuviera en dilucidar quién gobernará en Madrid el año 2008, desde una perspectiva nacionalista, habría que decir que poco importa. Tanto al PP como al PSOE les interesan los grupos nacionalistas cuando no tienen mayoría absoluta pero, a la hora de la verdad, una vez su gobierno asegurado, el 'niet' es el mismo. (Aunque hace mucho que me ronda la cabeza la idea de un antiguo alto cargo de UCD que me dice, y repite, que solamente el PP, pero con el espíritu de UCD, podrá resolver la cuestión vasca, así como consiguió acabar con el servicio militar y el PSOE logró que España entrara en
En realidad el problema es mucho más importante que saber si nos esperan cuatro años más de Zapatero o cuatro de Rajoy en
Ciertamente este PSOE de Ferraz ha mostrado que no es gente de fiar. No cumple con la palabra dada. Siento la crudeza, pero hay que ser claro. Entiendo la tentación nacionalista de volver al esquema de Lizarra de 'acumulación de fuerzas'. Pero sería un gravísimo e imperdonable error. Es volver a mirar al pasado entreteniéndose excesivamente en avatares del presente. En Euskadi, tenemos dos problemas políticos mayores. El primero, la violencia y extorsión de ETA y su gente. Son quienes, al no poder lograr sus objetivos políticos por las vías democráticas, justifican el uso de la violencia para alcanzarlos. Con ellos sólo cabe deslegitimarlos incansablemente, con un diálogo inteligente también, y detener a los terroristas. El segundo, anterior y posterior a ETA, es de orden estrictamente político. Pero en la actualidad se sigue hablando de conceptos de soberanía e independencia. Así planteado el asunto, además de falso -pues ya no hay soberanías, menos aún independencias, absolutas- no aporta solución. Es muy sencillo de entender. Si se defiende que la soberanía reside en Madrid y que todo lo que decidamos los vascos debe llevar el refrendo posterior de Madrid, muchos vascos diremos que por qué. A lo sumo acataremos, pero nos revolveremos y, siempre que sea posible, no obedeceremos. Vean la neo-historia de las banderas. Ciertamente, las leyes hay que cumplirlas pero, pregunto, ¿por qué es más grave no poner la bandera española que incumplir las trasferencias del Estatuto de Gernika? Y ya no me vale que digan que son cosas distintas. Llevamos así treinta años.
Hay que mirar a largo plazo. Somos un pueblo viejo, como recuerda, con razón, Ibarretxe. Y, lo que es más importante, con voluntad de no querer diluirse en la pretendida globalidad. Bien al contrario, esta sociedad se dice y se siente mayoritariamente vasca y nacionalista, pero no es antiespañola a condición de que no le pisen el callo. Es preciso encontrar un entronque en España y en Europa desde la vasquidad, desde el mayoritario sentimiento de que somos, primera y básicamente, vascos, y queremos decidir nuestros asuntos, hasta donde sea posible en un mundo interdependiente, por nosotros mismos, como vascos. Necesitamos foros para avanzar en este objetivo y líderes, en Euskadi y en España, que miren al futuro. Por lo visto en esta legislatura, poco nos importa que gobierne Rajoy o Zapatero en Madrid en 2008. Pero será importante quién lidere el nacionalismo vasco: si el futuro presidente del PNV mirará al futuro de Euskadi concitando, una y mil veces, voluntades en
Javier Elzo
Catedrático de Sociología en la Universidad de Deusto
No hay comentarios:
Publicar un comentario