La soberanía popular acorralada por
el Tribunal Supremo
“El Tribunal
Supremo (TS) ha avalado que las escuelas catalanas
impartan un 25% de
las clases en castellano y ha fijado, además, que deben darse
en este idioma no sólo las asignaturas correspondientes a esta lengua, sino
también alguna de las materias
troncales. El porcentaje fue recurrido por dos padres de
alumnos, que solicitaban que se fijara en un 50% y por la Generalitat de
Catalunya que entendía que el TSJ, cuando fijó ese criterio, estaba suplantando
una potestad que le correspondía a la administración catalana”. (La Vanguardia 09/05/15)
He aquí un ejemplo claro de cómo la Administración de
Justicia, una vez más, complejiza y politiza un problema que afectaba a una ínfima
parte de ciudadanos. Solamente dos padres recurrieron en justicia el modelo
educativo aprobado por la soberanía popular, expresada, legalmente, por el Parlament
catalán, donde, por cierto, se sientan parlamentarios que no están de acuerda
con lo que la mayoría decide pero, democráticamente lo aceptan. Lo que al Tribunal
Supremo parece no importarle nada y no respeta la mayoría del pueblo catalán.
Parece que es mucho pedir que el Tribunal Supremo aplique el
principio de proporcionalidad, ya en la admisión a trámite de una denuncia, y más
aún en la sentencia. El problema que plantean los dos padres que presentan la
denuncia se puede resolver, muy fácilmente sin necesidad de modificar una ley,
insisto fuertemente en ello, legítima y democráticamente adoptada. Pues ¡no!. Hay
que modificar la ley.
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