Tras las elecciones catalanas del 25 de Noviembre
Artur Mas y, con él, CIU
se han dado un batacazo morrocotudo este domingo en Catalunya. Pero hay cosas
más importantes a reseñar. Brevemente (acabo de llegar este lunes noche de un
Tribunal de Tesis en Granada y me bullen las cosas en la cabeza) tres cosas:
1ª. El Parlament de
Catalunya tiene una mayoría soberanista como nunca en su historia. El
Parlamento vasco lo mismo. Nunca como ahora ha habido tanta desproporción entre
escaños nacionalistas y no nacionalistas (soberanistas y unionistas dicen
otros) en ambos parlamentos, a favor de los primeros. No comparto el análisis
de Eric Juliana (que siempre leo con interés), hoy en La Vanguardia , cuando
titula su análisis “Gana España”. Si
cada día hay menos vascos y catalanes que se sienten españoles y los españoles
que se dicen orgullosos de serlo recuerdan a los de otros tiempos, ¿qué España
queda?.
2ª. Todas las encuestas
(excepto una de “The Guardian” me pareció entender el domingo a la noche en la TV ) se han equivocado
estrepitosamente, como pocas veces ha ocurrido estos últimos tiempos.
Especialmente en la adjudicación de escaños a CIU. Habrá más de una
explicación. Una causa, avanzo (pero solo una), puede ser el efecto de la
entrega de la policía a “El Mundo” (que para eso está) de un “Informe”, sin
sello, sin fecha y sin firma. Con el añadido insinuaciones torticeras de la
cúpula del PP en Madrid.
3ª. Lo que me lleva a la
tercera consideración: el papel de la corrupción y de su denuncia partidista en
unos y otros medios de comunicación, según quien sea el presunto corrupto. A
veces las denuncias de corrupción parecen no influir en el sentido del voto.
Así en Valencia con el caso Gürtel (¡qué
tabarra nos dio “El País”!) y en Andalucía con los ERE que ni con esas, mil
millones de fraude, sacó la mayoría absoluta el PP. (Hoy, en Granada he sacado
el tema de los ERE y me ha parecido percibir un sentimiento como de impotencia.
¿Vaya papelón está jugando IU en Andalucía en este tema?).
En Catalunya, CIU está muy involucrado en el tema del Palau. Veremos como sale. Pero si la entrega, por parte de la policía, del “Informe”, involucrando a Pujol y Mas, a “El Mundo” ha beneficiado a alguien, es a los partidos más radicales de Catalunya. Hagan cuentas y verán que ha beneficiado más a los “soberanistas” (ERC, ICV y CUP) que a los “unionistas” (Ciutadans). CIU y PSC, la espina dorsal de Catalunya han perdido estrepitosamente los dos. El PP ha subido un escaño. Parecen contentos pues se conforman con ser eternamente la cuarta fuerza de Catalunya.
Hoy, día 27, he comprado La Vanguardia. He vivido 10 años en Cataluña (en Vic concretamente) y compro este diario al menos un día a la semana porque me interesan las cosas de allí. Guardo muy buenos recuerdos y muy buenos amigos. Pues bien, no he percibido en los editoriales ni en los columnistas habituales (F. Marc-Alvaro, Dolores García, J.Barbeta, el director J. Antich, etc) ni un ápice de crítica hacia Artur Mas después de la que ha montado. Nunca la sociedad catalana ha estado tan fragmentada ni radicalizada, y él solito se ha encargado de ello. Teniendo una mayoría cómoda para gobernar ha adelantado 2 años las elecciones para conseguir el fracaso que ha conseguido. ¡Y NO SE VA!.Después de la que ha organizado y con esos resultados, cualquier político honesto reconocería su fracaso y se iría a su casa con las orejas gachas. La prensa catalana está totalmente atenazada por el poder político y seguramente La Vanguardia es el caso más relevante, a pesar de que colabore, entre otros, Fernando Ónega, del que tengo muy buena impresión. Pienso que Mas es un político que ya está amortizado y no puede dar más de sí. Su final va a ser parecido al de Berlusconi, amparándose en el poder para evitar ser reclamado por la Justicia. Una lástima para Cataluña.
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