Religión y política: la unidad de un país, ¿es un
deber moral?
Que la religión y la
política son dos ámbitos que no deben entremezclarse, y que son, o deben ser,
autónomos es una idea que parece evidente y necesaria en los tiempos actuales. Pero,
hasta fecha reciente, en el mundo mundial no ha sido así, en muchos sitios del
mundo no lo es en la actualidad e incluso, allí donde se estima y defiende la
separación de ambos ámbitos, como es el caso entre nosotros, la realidad
muestra que tal separación entre ambos ámbitos se da mucho menos de lo que se
predica. Entre otras razones, porque tal separación, cual departamentos
estancos, es imposible. Un ejemplo reciente lo hemos vivido ante las elecciones
catalanas del pasado domingo 27 de Septiembre. Una llamativa “guerra” entre obispos, que ha
tenido un no menos llamativo traslado a los medios de comunicación, en una
sociedad tenida por secular. Veamos los textos en orden cronológico.
El 7 de septiembre todos
los Obispos catalanes, al unísono, sacan un documento acerca de las elecciones
catalanas del que entresaco estas tres ideas: 1ª. El amor a la Patria catalana: “Manifestamos nuestro amor a
la Patria
catalana, que la Iglesia
ha querido servir desde sus inicios, y nuestro respeto por la legítima
diversidad de opciones que se someterán a votación”. 2ª Legitimidad moral
ante la forma concreta en la que el pueblo de Catalunya desee articularse y
relacionarse con los pueblos hermanos de España: “En estos últimos años se
han manifestado nuevos retos y nuevas aspiraciones que afectan la forma
concreta en la que el pueblo de Cataluña debe articularse y cómo se quiere
relacionar con los pueblos hermanos de España, en el contexto europeo. No le
toca a la Iglesia
proponer una opción concreta, pero sí que defendemos la legitimidad moral de
todas las opciones políticas que se basen en el respeto a la dignidad
inalienable de las personas y de los pueblos, y que busquen con constancia la
paz y la justicia”. 3ª. El deber de ir a votar: “Recordamos el deber de
todos los ciudadanos a participar activamente en las elecciones como una manera
de ejercer la propia responsabilidad en la búsqueda del bien común, y mucho más
en un momento crucial como el que estamos viviendo, que puede tener
consecuencias de larga duración”. El texto completo ya lo subí a este blog.
Este es el enlace: http://javierelzo.blogspot.com.es/2015/09/modelica-y-magistral-nota-de-los.html
El 22 de Septiembre el Cardenal
Cañizares, Arzobispo de Valencia, publica una Carta y una convocatoria que
titula "Orar por España y su unidad". En la
carta se puede leer que “deberíamos orar por España; lo está necesitando; es un
deber de caridad y de justicia; es algo que los cristianos no podemos dejar de
hacer si amamos de verdad a nuestro país. España se encuentra en una etapa
crucial de su historia; esto es obvio. España se desangra, a juicio de
perspicaces y atentas miradas a cuanto nos acontece. (…) En los últimos meses,
y más aún en estos últimos días se ha avivado una gran cuestión que viene ya de
lejos: la cuestión de su unidad. La convocatoria de las elecciones autonómicas
en Cataluña el próximo día 27 la ha puesto en el primer plano de actualidad.
(…). Desde el punto de vista moral lo que suceda el 27 de septiembre plantea
unas cuestiones preocupantes y de suma gravedad que afectan a la verdad de
España, (y a la) la misma unidad de nuestra Nación, que también es una cuestión
moral.(…). Ciertamente para la secesión no se encuentra ninguna justificación
moral”. Al final de su carta podemos leer la “invitación a cuantos les sea
posible a participar en la vigilia de oración que tendremos en nuestra Catedral
el día 25 de septiembre, viernes, a las 8 de la tarde”. La Carta íntegra del cardenal
la tienen aquí: http://www.archivalencia.org/contenido.php?a=6&pad=6&modulo=37&id=12473.
En
la vigilia del día 25 dijo que “Dios quiere la unidad, aunque nos empeñemos en
lo contrario”. (Pero, ¿cómo diablos sabe, lo
que Dios quiere de este tema?)
El mismo día 22 en una nota de la Conferencia Episcopal
Tarraconense leemos que “los Obispos de Cataluña se ratifican (respecto de lo
publicado el 7 de septiembre) en que no corresponde a la Iglesia proponer una
opción concreta, pero sí que defienden la legitimidad moral de todas las
opciones políticas que se basen en el respeto a la dignidad de las personas y
de los pueblos, y que busquen con constancia la paz, la solidaridad y la
justicia”. En http://www.arquebisbatbarcelona.cat/node/6164?lang=es& pueden leer el texto completo de la Nota.
Citemos también a Novell, Obispo
de Solsona, dicen que conservador e independentista, quien ha solicitado a los párrocos que, a las 9 de la mañana
del 27S, hagan repicar las campanas porque "ha llegado el día de la
libertad".
Como ven, mas allá de argucias dialécticas las posturas están claras: para
Cañizares la unidad de España es “el” bien moral, pues dirá en su Carta que la
secesión no lo es y, para Novell, independencia equivaldría a libertad. Para
los Obispos catalanes hay legitimidad moral para todas las opciones políticas
que respeten la dignidad de las personas y de los pueblos. Opción, esta última,
que personalmente defiendo desde siempre.
Esta “guerra” ya la
vivimos en Euskadi hace más de 10 años. Saco estas notas de mi archivo que creo
les pueden interesar. En la
Carta Pastoral “Preparar la paz”, fechada el 29/05/02 y
firmada por los Obispos Blázquez, Uriarte, Asurmendi, Etxenagusía, pero no por
Sebastián, en Pamplona (con él se rompe la costumbre de publicar cartas
conjuntas de los obispos de la CAV
y Navarra), podemos leer esto: “Ni la aspiración soberanista, ni la adhesión a
un mayor o menor autogobierno, ni la preferencia por una integración más o
menos estrecha en el Estado español son, en principio, para la Iglesia , “dogmas
políticos” que requieran un asentamiento incondicionado. En este punto, el
pensamiento social cristiano afirma como un derecho cívico la libertad de
sostener y promover por vías pacíficas cualquiera de estas opciones”
En respuesta a la carta
anterior, y a petición del Presidente del momento, J. M. Aznar, la Asamblea Plenaria
de la Conferencia
Episcopal Española en noviembre de 2002, aprueba con 63 votos
a favor, 8 en contra y 5 abstenciones, la Instrucción Pastoral
titulada “Valoración moral del Terrorismo en España”, donde se puede leer que:
“poner en peligro la convivencia de los españoles,
negando unilateralmente la soberanía de España, sin valorar las graves
consecuencias que esta negación podría acarrear, no sería prudente ni
moralmente aceptable”, texto que utiliza Cañizares en la Carta Convocatoria del 22 de
Septiembre pasado y que arriba menciono.
En fin el 1º de Diciembre de ese mismo año 2002, el Obispo de San
Sebastián, Juan María Uriarte, en otra Carta Pastoral refiriéndose al texto de la Conferencia Episcopal
Española del mes anterior, escribe que "no constituye un documento
doctrinal" que haya sido ratificado por la Santa Sede , ni es
"moralmente vinculante" para la "formación del criterio y el
comportamiento de todos los creyentes".
Podría seguir
citando textos. Por ejemplo del Cardenal Rouco-Varela, cuando, siendo
Presidente de Conferencia Episcopal Española en su discurso de apertura de la Conferencia el
18/11/13, dijo que “la unidad de la nación española es una parte principal del
bien común de nuestra sociedad que ha de ser tratada con responsabilidad moral.
A esta responsabilidad pertenece necesariamente el respeto de las normas
básicas de la convivencia – como es la Constitución Española-
por parte de quienes llevan adelante la acción política”. El 3 de diciembre de 2006 entrevistaron en ABC al entonces
arzobispo de Pamplona, Fernando Sebastián, y le preguntaron que "qué es lo
que hay que pedir a los nacionalistas". Sebastián contestó: "Que se
sometan al bien común. Y el bien común de los españoles, durante más de 20
siglos, surgió de la romanización y el cristianismo, con los que se inicia un
proceso de acercamiento histórico, progresivo, que ha hecho un único pueblo, la
nación española. Esto es un bien que no nos puede quitar nadie (...)".
Escribiendo sobre estas cosas, a veces he
formulado la pregunta retórica de si han dicho alguna vez los obispos Setién o Uriarte, tenidos (e insultados)
por obispos nacionalistas, que la unidad de Euskal Herria es un bien moral y
que mantener esa unidad corresponde a las exigencias del bien común como sostienen
los cardenales, Rouco, Sebastian y Cañizares. Así las cosas, las preguntas se
imponen: ¿Quiénes son los eclesiásticos nacionalistas?, y, si nacionalistas
son, nacionalistas ¿de qué nación?. Más aún, ¿es legítimo ser nacionalista, -
esto es, amar a su nación sin despreciar, menos aun odiar a otras naciones – de
una nación pero no de otra?. Si la respuesta es afirmativa, ¿con que criterio
puedo amar, - con amor no excluyente del “otro”, insisto- a una nación y no a
otra?. ¿Por qué, no solamente es legítimo, sino que es un bien moral, defender,
con las armas de la razón y sin violencia, la unidad de España y no la unidad
de Euskal Herria?. En fin, no utilicemos textos pontificios, menos aún
bíblicos, en este tema pues no pasaríamos, sea de una generalidad (“hay que buscar
el bien común”, “lo primero es la persona” etc.) sea de un bombardeo de frases
en defensa de la previa opción política personal cada uno. Es tan legítimo ser
unionista como secesionista.
(Un texto reducido de
este se publicó en DEIA y en noticias de Gipuzkoa el sábado 3 de Octubre de
2015)
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