El futuro de la religión y la excepción europea
A diferencia de lo que
sucede en España, la información socio religiosa, vía encuestas de opinión u
otros métodos de investigación, es moneda corriente en otros países. Que sea en
Europa o en America (norte y sur) por limitarme al Occidente. Las semanas
pasadas tuve conocimiento de tres encuestas de ámbito planetario que abordan la
temática religiosa, y entre ellas del futuro de las religiones, de las que daré
aquí dos pinceladas con algunos elementos de reflexión de la excepción en el
occidente europeo.
Tres encuestas de
ámbito planetario
Una encuesta lleva la
firma del reconocido Pew Research Center,
con sede en Washington que acaba de publicar un Informe proyectivo (2010-2050)
sobre el futuro de las religiones en el mundo. Este es el enlace. (http://www.pewforum.org/files/2015/03/PF_15.04.02_ProjectionsFullReport.pdf).
Es una mina de información. Según
este estudio el año 2050 descenderá el número de cristianos en Europa, subirá
el de ateos y se duplicará el de musulmanes. Se basan en parte en las
previsiones demográficas para las próximas décadas. Estiman que uno de cada
diez europeos será musulmán. Michel Houellebecq con su exitosa novela
“Sumisión” (Anagrama 2015) ya ha especulado (exageradamente) lo que sucedería
en Francia si los musulmanes radicales tomaran el poder.
La segunda encuesta
la ha promovido la FIUC
(Federación Internacional de Universidades Católicas) y realizada entre 17.000
estudiantes de 54 universidades católicas de 33 países. Lo encuentran en la web
de FIUC en inglés y en francés. Un resumen excelente del tema religioso
redactado por tres de miembros españoles del equipo, Rosa Aparicio, Andrés
Tornos y Diego R. Azcárate, lo pueden leer, en castellano, en Concilium de
Abril de 2015, número que titulan, llamativamente, “La renovación de la Iglesia por los
jóvenes”
La tercera
encuesta, que es, de las tres, la que va a ocupar más líneas en este artículo,
la lidera WIN/Gallup International, probablemente la
mayor asociación mundial de estudios de mercado y de sondeos de opinión sobre
diferentes temas, entre ellos el religioso. Se publicó el 13 de abril pasado
sobre trabajos de campo realizados en 2014, acerca de las creencias religiosas
de 63.898 personas en 65 países a lo largo del mundo. Lo tienen en Internet
entrando en WIN/Gallup, aunque las informaciones que suministran a través de la
prensa, como empresa privada que es, tiene un interés limitado a los grandes
titulares. En España quien realiza la encuesta es la empresa DYM Market
Research que, a mi demanda, me envió algunos terminales más de los ofrecidos
por Gallup, por lo que quiero manifestarles públicamente mi agradecimiento. Una
de las cuestiones que abordan, proviene del Grupo Europeo de Estudio de los
Valores (EVS) donde colaboré durante veinticinco años y ahora prosigue la Universidad de Deusto.
La pregunta en la que me detengo, y que se formuló por primera vez en 1979,
dice así: “Independientemente
del hecho de que vaya a la iglesia (o un lugar de culto) o no, ¿diría Vd. que
es una persona religiosa, una persona no religiosa o un ateo convencido?”.
Jean-Marc
Leger, Presidente de WIN/Gallup International Associación, en la presentación
del macroestudio afirmó que “la religión continúa dominando nuestra vida
cotidiana pues, constatamos que actualmente el número total de personas que
ellas mismas se consideran religiosas, es relativamente elevado”. La media de
los 65 países encuestados arroja la cifra del 63% de personas que dicen
religiosas, el 22 % no religiosas y el 11 % ateas. Pero como Ustedes saben
bien, y les invito a que no lo olviden nunca, la media, el valor medio de una
estadística, máxime con pretensiones planetarias, tiene un valor escaso salvo
que sean datos diacrónicos, esto es, comparados en el tiempo, lo que no es el
caso esta vez. Así, frente al 94% de los tailandeses que liderarían el ranking
de los que se dicen personas religiosas, tendríamos en la cola el 9% de los chinos
que serían los que en menor proporción se dicen personas religiosas. Les señalo
algunas proporciones, de más a menos, de personas que se dicen religiosas de
países que nos son más cercanos: Italia 74%, Rusia 70 %, Portugal 60%, EEUU
56%, Francia 40 %, España 37 %, Alemania 34 %, Israel 30%, Reino Unido 30 % y
Suecia 19 %. Pero es también de gran interés conocer los porcentajes de
personas que se dicen “ateos convencidas”. He aquí los datos de los países
arriba señalados, de nuevo de más a menos: abre el ranking, ¡oh, sorpresa!,
dirán algunos, España con el 20 % de sus ciudadanos que se dicen ateos
convencidos, Francia 18%, Alemania 17 %, Suecia 17%, Reino Unido 13%, Portugal
9%, Israel 8%, Italia 6% y Rusia con el 5%. (Por algo los estudiosos del fenómeno
religioso en Rusia hablan de la era “post atea”). Superan a España en
ciudadanos que se dicen ateos, la Republica Checa 30%, Japón 31%, Hong Kong 34 % y
China con el 61 %. Si consultan los datos de los 65 países retenidos
comprobarán que, en líneas generales, es en Europa donde se concentra la mayor
parte de ateos, China y Japón excluidos.
La
excepción europea
La distribución
planetaria de la cristiandad (aproximadamente 2.200 millones de cristianos en
el mundo, 1.100 millones de católicos en 2010) muestra el desplazamiento
estadístico de la proporción del numero de cristianos de Europa hacia las
Américas y el continente africano en los últimos cien años. (Digamos entre
paréntesis que la proporción de cristianos sobre el total de habitantes del
planeta fue similar a lo largo de la última centuria. Aproximadamente algo
menos del tercio de habitantes se decía cristiano tanto en 1910 como en 2010).
Pero si el año 1910, el 66,3 % de los cristianos, esto es dos de cada tres,
estaban en Europa, cien años después, esta proporción se había reducido al 25,9
%, prácticamente uno de de cada cuatro. Es fundamental no perder de vista estos
datos, que concretamos en la tabla adjunta, si se quiere situar correctamente,
de modo estadístico, la presencia de lo religioso en el planeta y no reducirlo
a Europa.
Evolución, en %, de la
distribución mundial
de los cristianos en los últimos cien
años
|
1910
|
2010
|
2010
(-) 1910
|
Europa
|
66,3
|
25,9
|
(-)
40,4
|
Américas
|
22,1
|
36,8
|
(+)
14,7
|
Oriente Medio
+ Norte de África
|
0,7
|
0,6
|
(-)
0,1
|
Asia –
Pacífico
|
4,5
|
13,1
|
(+)
8,6
|
África
Subsahariana
|
1,4
|
23,6
|
(+)
22,2
|
|
100 %
|
100 %
|
|
Fuente: Global Christianity. A Report on the Size and Distribution of the
World’s Christian Population. Pew Research Center. Diciembre 2011.
Elaboración de Javier Elzo.
Así el gran sociólogo del fenómeno
moderno de la secularización en la segunda mitad del siglo XX, Peter Berger,
dirigió un trabajo colectivo “The Desecularization of the World: Resurgent Religion and
World Politics”[1], el año 1999, y que he leído con fruición en su
traducción francesa, aunque con difícil acceso, pues está absolutamente agotado[2]. No está
traducido al castellano. En la página quince de la edición francesa puede
leerse su tesis central. Dice así: “La
idea según la cual vivimos en un mundo secularizado es falsa. El mundo de hoy,
con algunas excepciones que mostraré mas adelante, es tan furiosamente
religioso como siempre lo ha sido; incluso lo es en mayor medida en
determinados lugares. Esto significa que todo un conjunto de trabajos
estampillados por los historiadores y los sociólogos como “teoría de la secularización”
son, en lo esencial, erróneos. Yo he contribuido a esta literatura en mis
anteriores investigaciones. Estaba en buena compañía pues la mayor parte de los
sociólogos de la religión profesaban estas ideas y había buenas razones para
ello. Un cierto número de nuestros trabajos todavía son leídos. (….). Aunque el
concepto de “secularización” reenvía a trabajos de los años 1950 y 1960, el
corazón de la teoría remonta, de hecho, a la Ilustración. La
idea es simple: la modernización conduce de forma ineluctable al ocaso de la
religión, tanto en la sociedad como en la conciencia de los individuos. Pues
bien, es esta idea clave la que se ha revelado errónea”.
A partir de la páginas 24 de su
aportación al libro (que es colectivo) se refiere a las excepciones a la tesis
de la desecularización. Son dos. La primera sería Europa Occidental, aunque
señala que en muchos países de Europa en realidad es más la desafección hacia
las Iglesias oficiales que una secularización en toda regla, pues diferentes indicadores
muestran la fuerza de la presencia de la religiosidad, cristiana, en la
población. Añade Peter Berger que “en materia de sociología de la religión, uno
de los enigmas más interesantes consiste en saber porqué los americanos son
hasta tal punto tan religiosos, así como más ligados a sus iglesias, mucho más
que los europeos” (Paginas 25-26). Alguna explicación de este apasionante tema,
cuya referencia he perdido, refiere que el pluralismo religioso siendo mucho
mayor en EEUU, la confesión religiosa de cada persona es más opcional que fruto
y consecuencia de la primera socialización familiar, lo que hace que la ligazón
con “su” iglesia sea mayor. Creo que hay más que eso pero no es este el momento
de abordar este tema que, lo repito, es ciertamente apasionante, aunque algo
diré mas abajo. Charles Taylor en su extraordinario libro “A secular age”,
dedica no pocas páginas a esta cuestión[3].
Otra aportación sumamente
interesante al tema nos lo ofrece el sociólogo aragonés, José Casanova,
profesor en la
Georgetown University. Escribe en su aportación al Seminario
organizado, por Deusto Forum, en torno al pensamiento y al libro Charles
Taylor, “A secular age”, que “la autonomía, que aquí en Europa, la vemos como
una necesidad laica, en los Estados Unidos se experimenta como un proceso de
formación religiosa. Es decir, ser individuos políticos libres, ser individuos
religiosos libres, ser individuos morales libres, en Estados Unidos se da como
algo unido al otro, y esa es la diferencia fundamental”. Y añade a continuación,
la idea siguiente: “yo creo que para comprender la secularización en Europa es
muy importante comprender primero el proceso de confesionalización” (en las
sociedades europeas ya a partir del siglo XVI, continúa su razonamiento)[4].
Creo que esta valoración es clave cuando se piensa en España. No solamente en
España pero en España estamos escribiendo. No se puede entender el laicismo
integrista excluyente de lo religioso en la vida pública, con pretensiones de
reducirlo al ámbito privado y casi oculto, si no se tiene suficiente
perspectiva histórica, no tan lejana en el tiempo, cuando la religión católica
era, de facto, la religión del Estado Español. La confesionalidad del Estado
Español forma parte de la memoria histórica de los ciudadanos. Los que tenemos
más de cincuenta años lo hemos vivido.
A punto de enviar este texto leo en
Babelia de “El País” del 20 de junio pasado, una entrevista a Karen Armstrong
quien recientemente ha publicado un libro sumamente sugerente “Campos de
sangre. La religión y la historia de la violencia” (Paidós Orígenes 2015).
El entrevistador le formula la pregunta de “si la religión está perdiendo
fuerza según avanza la ciencia y el racionalismo”. Como ven la tesis de base de
la secularidad que nos recordaba Berger, a quien manifiestamente no ha leído el
entrevistador. Armstrong responde que “(la religión) está perdiendo fuerza en
Europa, pero Europa se está quedando muy pasada de moda en su secularismo. En
otros lugares la gente se está haciendo más religiosa, para bien o para mal”, reafirmando
con su trabajo lo que sostiene Peter Berger y muestran los datos de los tres
estudios planetarios que he mostrado al inicio de estas líneas.
Una sub-cultura internacional,
compuesta por influyentes personas con educación superior occidental, y en
particular en humanidades y en ciencias sociales se ha secularizado.
Esta es la otra excepción esgrimida
por Peter Berger, y a la que da incluso más consistencia que a la anterior la
refiere así: “existe una sub-cultura internacional, la compuesta por personas
que han recibido una educación superior occidental, y en particular en
humanidades y en ciencias sociales que, en efecto, se ha secularizado. Esta sub
cultura es el principal vector de las creencias y de los valores progresistas heredados
del Siglo de las Luces. Aunque sus miembros no son muy numerosos, son muy
influyentes y controlan las instituciones que producen las definiciones
“oficiales” de la realidad, en el sistema educativo, en los medios de
comunicación de masas y en la cúpula del Estado. Se parecen, de forma
llamativa, en el mundo entero, como se ha comprobado desde hace mucho tiempo
(aunque, los protagonistas de esta cultura apenas se encuentran en el mundo
musulmán). De nuevo, y bien que lo siento, no soy capaz de explicar porqué
aquellos que han recibido este tipo de educación son tan accesibles a la
secularización. No puedo sino subrayar que lo que observamos aquí es la cultura
de una élite globalizada” (Página 26).
Taylor piensa lo mismo y dice, a pie
de página, tras mostrar como Berger su incapacidad para dar una explicación
completa del fenómeno, que “las sociedades europeas tienden a seguir las
culturas de sus élites en mayor grado que los americanos. De hecho el
movimiento de la secularización ha sido enteramente producido por la elites
europeas, con las consecuencias que han emergido recientemente en los
referendos en diferentes estados del continente” [5](donde
se había rechazado la mención Dios en la nueva Constitución europea, señala
líneas arriba Taylor entre otras consideraciones)
Si miramos al futuro
sería conveniente no olvidar lo que Emile Poulat, - probablemente el mejor
sociólogo e historiador del fenómeno religioso a lo largo del siglo XX, aunque
gran desconocido en España-, decía el año 2009: “Todas
las previsiones sobre la situación religiosa en torno al año 2.000 emitidas
alrededor de los años 1980 por publicaciones prestigiosas o por organismos
oficiales, no se han cumplido. Procedían de proyecciones de tendencias
observadas, olvidando que la historia esta hecho de surgimientos inesperados.
Nadie sospechó el fin del mundo comunista, el restablecimiento de la Iglesia Ortodoxa
en el Este, el mantenimiento global en proporción estadística de la Iglesia católica, la
potente subida de un Islam dividido contra sí mismo, la expansión en America
Latina y en otras partes de las corriente evangélicas, etc.(…)Yo vuelvo a lo
que decía Louis Veuillot en 1871: “Ustedes
ven lo que muere, pero no ven lo que nace”. La expresión tiene valor
general. “La Iglesia , mi madre y mi
cruz” decía Marcel Legaut. La
Iglesia es mi madre, el mundo mi cruz diría Usted (se dirige
a la entrevistadora Danièle Masson). Yo he seguido una tercera vía, la de la
“longue durée” la del largo tiempo: después de haber sido madre, la Iglesia debe aprender a
devenir abuela. No se trata de renegar lo realizado sino de entrar en una era
nueva. De Gaston Bachelard he aprendido las virtudes de un no que no supone una
negación. Las geometrías no euclidianas
no son una negación de la geometría euclidiana, pero la afirmación de
esta no agota el campo de las geometrías posibles. De forma análoga el
catolicismo que nosotros conocemos no me parece encontrarse falto de recursos
que nosotros no conocemos, y que transformarán profundamente su figura, en un
contexto muy variado raramente receptor y sintónico. (….) La historia vive de
génesis; ignora la palingénesis, ese retorno de las cosas a un estado anterior
y al viejo orden” (Final del libro[6])
¿Está en la juventud el futuro de la
religión?
Pues he aquí que el arriba mencionado Presidente de WIN/Gallup, en la presentación del estudio de
2015, a
lo ya trascrito, añadió: “Además con la tendencia de una juventud cada vez más religiosa
a escala mundial, podemos presuponer que el número de personas que, ellas
misma, se consideran religiosas, irá en aumento”. Claro que esta afirmación, al
día de hoy, no vale para España, ni para Europa Occidental, (los tres estudios arriba
mentados son formales en este punto) donde la travesía del desierto de la fe
religiosa será prolongada, aunque hay datos en la aurora para afirmar que puede
ser purificadora. Sostengo que, en Europa occidental, estamos ya en los albores
de la era post-secular. Pero habrá que esperar un par generaciones. Como nos
recordaba Poulat “se ve lo que fenece pero más rara y difícilmente lo que nace”.
Sobretodo lo que nace lejos de nuestra vista, y se olvida que católico quiere
decir universal. Tema capital en la era Internet de un mundo globalizado. Pero,
en España, tenemos una visión muy parcial, localista, y radicalmente
distorsionada, de la cuestión religiosa. Por razones históricas y sociológicas
a las que valdría la pena volver. Sobre algunas de estas cuestiones ya he
reflexionado en mi trabajo “Los
cristianos, ¿en la sacristía o tras la pancarta”. Ed. PPC. Madrid. 2013. Perdonen la auto
referencia.
[1] (Editor, et al., 1999). Wm. B. Eerdmans
Publishing.
[2] “Le réenchantent du monde”, Bayard, Paris
2001.
[3] El texto original de
Charles Taylor lleva por título de “A secular age” y se publicó el año
2007 en Belknap Press of Harvard
University Press. Yo he trabajado con la traducción francesa “L´âge
séculier”, editions du Seuil. Paris 2011, 1340 páginas. (En las páginas 891
y ss. de la edición francesa, aborda Taylor la “excepción de Europea
occidental” y su comparación con America del Norte, especialmente EEUU). No he
tenido tiempo para leer todo el libro. He comenzado la lectura a partir de la
página 721. Claro que antes había leído la excelente presentación del libro que
hace Manuel Reus S.J. del libro, que presentará en breve Deusto Forum. También
había leído la sustanciosa presentación que le hace Jean-Louis Schegel en la
revista Esprit de Junio de 2011, pp. 136-146, así como diversas entrevistas a Taylor
en revistas, radios y televisiones en lengua francesa. Acabe de editarse en
España con el título de “La
Era Secular ” en dos tomos por Gedisa. Barcelona, 2014 y
2015, 478 páginas y 768 páginas respectivamente.
[4] José Casanova “Secularización y laicidad en
España y Europa. Una perspectiva comparado global” en AAVV Deusto Forum “Secularización,
laicidad y religión” Seminario con José Casanova. Universidad de Deusto
2014. La citación se encuentra en la página 113.
[5] Ch. Taylor, “L´âge séculier”, o. c.
páginas 903-904, nota 1.
Desclée de Brouwer. Paris 2008, Pagina. 270
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