(Publicado en Misión Joven. Nº: 428 Septiembre 2012,
páginas 5-15)
Introducción y presentación
de mi tesis central, ya formulada el año 2001.
Rastreando en mis papeles
para redactar este texto, encuentro otro mío, que redacté con motivo de un
Curso de Verano en San Sebastián el año 2001, titulado Dificultades de emancipación de los hijos. Trabajo y
vivienda, en el que sostenía que la desmesurada prolongación de la estancia en la
familia de origen por parte de la juventud española es una de sus
características más llamativas cuando se la compara con la de los jóvenes de
otros países europeos. Las explicaciones de este fenómeno son múltiples y
complejas, escribía, pero hay una extremadamente importante, a nuestro juicio,
y es el peso de la tradición familiar en España y la particular relación entre
padres e hijos. Así se constata que los
padres son extremadamente renuentes a ver salir a los hijos de sus
casas, compartiendo y experimentado una convivencia, relativamente autónoma
y prolongada con su pareja, en edades
que, los padres adultos, consideran como muy tempranas, lo que no empece para
que, en estos últimos tiempos especialmente, cuando ya sus hijos se han
habituado a la “fonda y refugio-económico-afectivo- familiar” no vean la forma
de desprenderse de sus padres, cuando llegan a los 29 y 30 años. Añado ahora en
2012, que a este factor hay que añadir otros, como el incremento del paro en
los jóvenes en estos tiempos de crisis, el continuado precio de la vivienda,
aliado a unas elevadas tasas de escolaridad universitaria, de las mayores de
Europa pero, lo digo formalmente, estos factores que parecían secundarias el
año 2001 y, aunque con menor rotundidad, también lo sostengo ahora el año 2012
en que, como entonces, los jóvenes, en su gran mayoría, no están dispuestos a
dejar la casa familiar hasta que tengan una situación económica y social con
cierta estabilidad y nivel económico.
Una de las consecuencia de este estado de cosas es
evidente: los jóvenes buscan espacios y tiempos propios y prolongados de
distensión en los que se sientan solos, con su grupo de pares, sin el control,
real o supuesto, (más supuesto que real pienso yo, no tanto por liberalismo o
tolerancia cuanto por incomprensión, cuando no indiferencia), de los adultos en
general (que solo desean en el fondo que los jóvenes no les molesten en su
ritmo de vida) y de sus padres en particular, manifiestamente desbrujulados
frente a sus hijos y con serios problemas de ajuste en sus relaciones de pareja
ante los nuevos roles del padre y de la madre en la sociedad de nuestros días.
En otras palabras, los jóvenes, los chicos y las chicas, buscan espacios
propios de diversión, desinhibición, desfogue y encuentro (no pocas veces
íntimo), con un modo, maneras, músicas, luces, horario etc. distintos a los de
sus progenitores que les sirve, al mismo tiempo, de búsqueda de identidad y
afirmación, curiosamente (luego precisamente), en un periodo histórico en el
que, sostengo también, las diferencias en los sistemas de valores entre padres
e hijos son menores que en otros tiempos próximos.
1. Desglosando
sumariamente los factores de la tardía emancipación juvenil, diez años después.
En febrero de 2011, invitado
por no recuerdo bien qué departamento del Ayuntamiento de Ermua ordené un poco
mis ideas sobre las motivaciones para la emancipación tardía de los jóvenes. Me
serví, además de mis trabajos anteriores, de parte de un estudio de la Consultora Ernic-Etic ,
sobre los “Indicadores de la Juventud 2009” que creo que recoge
bien los diversos abordajes a realizar para estudiar esta cuestión. Son estos:
•
1. Cuestiones
derivadas de la inserción al mercado de trabajo
•
2.
Factores institucionales
•
3.
Accesibilidad al mercado de la vivienda
•
4.
Factores socioculturales
Respecto de la inserción al
mercado de trabajo, los factores que se suelen aducir son los siguientes:
•
La
prolongación del periodo formativo
•
La
precariedad laboral
•
Los
bajos salarios y la
•
Temporalidad
en el empleo
Respecto de los factores
institucionales se señalan dos
•
La
insuficiencia en las políticas públicas de juventud y,
•
Más
en concreto, en empleo y vivienda
Respecto de la accesibilidad al
mercado de la vivienda se puede hablar de
•
La
inflación y los elevados precios durante los años de bonanza económica y que
desde la crisis, aunque los precios han bajado algo, todavía soy muy elevados
ante las altas taras de paro de los jóvenes
•
El
fracaso y la marginación estadística del alquiler de la vivienda
•
Los
requisitos de solvencia económica exigidos por las entidades financieras,
aumentadas aún más en los tiempos de crisis que ahora padecemos
En fin, respecto de los
factores socioculturales podemos reflexionar, dicho sucinta pero claramente,
sobre los siguientes:
•
El
valor social de la educación, de la formación para situarse en la vida.
•
Las
aspiraciones laborales-profesionales de las nuevas generaciones
•
Sus
niveles de exigencia de vida
•
El
ambiente familiar de comodidad y tolerancia, al par que de desbordamiento en
muchos padres en los cada día mas inestables núcleos familiares
•
La
actitud de padres que no desean, tanto como a veces se dice, la emancipación de
sus hijos. Mas bien lo contrario.
•
La
inestabilidad y retraso en relaciones de pareja
•
El
valor social de la propiedad sobre el alquiler
•
Y,
sobre todo, una cultura que no ve con buenos ojos la pronta emancipación de los
adolescentes y jóvenes del hogar familiar.
Imposible abordar todas estas
cuestiones en el marco de este artículo. Además, pensamos que muchas de estas
cuestiones son conocidas y bien sabidas. De ahí que hayamos optado por
presentar unos pocos aspectos que, sin embargo, consideramos que son clave, no
solamente para entender la tardía emancipación de los adolescentes y jóvenes
sino a ellos mismos, en las actuales condiciones de vida, una de las cuales es,
precisamente esta tardía emancipación.
Vamos a continuar
deteniéndonos, en primer lugar, en la fragilidad de los adolescentes y jóvenes
españoles de hoy a ante la crisis que nos invade. A continuación
reflexionaremos sobre la importancia que reviste, a nuestro juicio, la
particular relación intra generacional en el seno de los núcleos familiares
ante de dar paso, para concluir, en la olvidada importancia de los valores
actuales de los jóvenes españoles y los que, a nuestro juicio evidentemente,
habría que proporcionarles, pensando en su futuro.
2. La fragilidad de los adolescentes y los jóvenes ante
la crisis
Un estudio, presentado en diciembre
de 2011 y realizado por Cedefop [1],
clasifica a los jóvenes europeos (de
-
los que exclusivamente están trabajando (no están en
educación superior ni en programas de formación)
-
los que están exclusivamente en educación superior o en
programas de formación (pero no en el campo del trabajo laboral)
-
los que al mismo tiempo se están formando (en educación
superior o en cursos de formación) y trabajando
-
los que ni están formándose ni trabajan. Lo que en España
se denomina como “Ni-Nis” (NEETs en la terminología en lengua inglesa)
La evolución de los porcentajes de
los jóvenes en las cuatro categorías anteriores en los 27 países de Evolución de los jóvenes (18 - 24 años) de
Situación de los jóvenes
|
2008
|
2010
|
2010 – 2008
|
Trabajan exclusivamente
|
31,3
|
28,1
|
- 3,2
|
Se forman exclusivamente
|
17,2
|
15,7
|
- 1,5
|
Trabajan y se forman
|
37,6
|
39,7
|
+ 2,1
|
No trabajan ni se forman (NI-NI)
|
13,9
|
16,5
|
+ 2,6
|
|
|
|
|
Fuente:
European Center
for development of Vocational Training
Dentro de una relativa estabilidad
en los valores medios de los 27 países de
Descienden, ligeramente, el 1,5 %,
los que solamente siguen estudiando o formándose para el trabajo y, más del
doble, el 3,2%, los que solamente se sitúan en el ámbito laboral. En
definitiva, salen jóvenes del puro mercado laboral (por la crisis del empleo)
así como del puro ámbito de los estudios, sea para engrosar la fila de los que
compaginan trabajo y formación (la mayoría, recordemos) sea para aumentar la
proporción de los “Ni–Ni´s”, los que ni estudian ni trabajan, los que salen del
sistema y se refugian en sus casas paternas o en la calle.
Obviamente estos datos no son los
mismos en los 27 países de
La
evolución en los dos años que abarca el trabajo, 2008 a 2010, es también
dispar. La proporción de NI-NIs aumenta en prácticamente todos los países con
la sola excepción de Alemania, Austria y Suecia donde permanece estable.
En
España, cerca del millón de jóvenes entre 18 y 24 años ni estudia ni trabaja:
el 22,4% en 2010 cuando en 2008 eran el 17%, y un año antes, el 13,8%. En
porcentajes representa uno de las más elevados de la Unión Europea. En
el ranking de los 27 países del estudio del “European Center for development of
Vocational Training” España se sitúa en el quinto lugar. En peor situación que
España, en 2010, estaría Letonia (22,5%), Irlanda (24,1%), Italia (24,2%) y,
abriendo el triste ranking, Bulgaria (27,8%). Como indica J. A. Aunión,
comentado estas últimas cifras (El País, 16/12/11) “todo indica que los datos
de 2011 van a ser todavía peores”.
Aunión
refiere un análisis del catedrático Psicología Social de la Universidad de
Valencia José María Peiró quien distingue dos grandes grupos de jóvenes bajo la
etiqueta de Ni-Ni´s (ni estudian ni trabajan). Primero, los que lo son porque
no les queda más remedio: han fracasado en los estudios y no encuentran
trabajo. Segundo, los de tipo “sabático”, que se toman un tiempo antes de
ponerse a trabajar, al final o en medio de los estudios. “Lógicamente, estos
tienen salario de reserva, quizás por la familia”, añade Peiró.
El
primer colectivo es, sin lugar a dudas, el más problemático. Se suele aducir al
fracaso escolar para explicarlo. Ciertamente es lo que refieren las
estadísticas oficiales a las que se suelen añadir los datos de la encuestas
PISA. Sin negar en absoluto las cifras del fracaso escolar (soy más
circunspecto ante los datos de PISA), pienso que hay otro elemento que pienso
debe ser tenido en cuenta. Me refiero a los escolares que abandonan el sistema
escolar sencillamente porque, además de aburrirse mortalmente en la escuela, en
realidad sueñan con ganarse unos euros, sea en la construcción, sea, sobretodo,
en la hostelería. Así encontramos una masa importante de adolescentes, hoy
jóvenes, que han abandonado la enseñanza secundaria sin haberla terminado, con
escasa formación y todavía menor voluntad de formarse. La crisis de 2008 les ha
encontrado sin trabajo y sin formación y, de pronto, (recuérdense las cifras:
en 2007, 13,7 % de Ni-Nis; 2008, 17,%; 2010 22,4 %) España se encuentra con una
masa importante de adolescentes adultos con difícil inserción social a corto
plazo. Siempre hemos pensado y escrito que este colectivo (cuya dimensión
exacta es difícil de precisar aunque cada cifrarla entre 800.000 y un millón de
jóvenes) era el que tenía un futuro mas complicado en su vida. Lo que no
habíamos previsto era que ese futuro llegara tan pronto.
Mas recientemente, disponemos
también de datos del Informe de la Organización Internacional
del Trabajo (OIT) de mayo de 2012 (“Global Employment Trends for Youth 2012) y
los del ultimo estudio de IVIE de la Universidad de Valencia, del mismo año, en
relación al empleo juvenil. He aquí algunas conclusiones mayores.
Según el estudio de la OIT , en todos los países, y en
todo tiempo, a mayor formación menos paro. Ahora bien, en España, el año 2000,
esa correlación era relativamente reducida, aunque después se haya disparado.
El año 2000 vivíamos en la burbuja del ladrillo. Muchos escolares abandonaron
los estudios para ganar unos dineros. Es lo que, a veces, se engrosa en las
estadísticas del fracaso escolar aunque el fracaso escolar es otra cosa.
Los datos de IVIE,
espeluznantes, muestran cómo el paro de jóvenes activos, entre los 16 y los 30
años de edad, con estudios primarios casi se multiplica por tres entre 2005 y
2012. Pasan de poco más del 20 % el año 2005 a cerca del 60 % el año 2012. Mientras que
los que tienen, sea estudios universitarios, sea formación profesional avanzada
(FPII y CFGS), y que van a la par en las tasas de paro, pasan de algo más del
10% de parados en 2005 a
poco más del 20 % en 2012. La diferencia es espectacular. Lo remacho: los
jóvenes que tienen estudios avanzados, sea universitarios, sea de Formación
Profesional, tienen en la actualidad unas tasas de paso tres veces inferiores a
las de los que están sin estudios o con solamente la enseñanza primaria.
Además, es preciso recordar el papel del apoyo
familiar. La familia, sigue siendo plebiscitada por la sociedad española. Lo es
así desde que hay encuestas y estudios sociológicos, por ejemplo desde los
estudios Foessa de los años 60 del siglo pasado. En el estudio de la FAD “Valores sociales y
drogas”[2] que
publicamos el año 2010, en la jerarquización de valores finalistas de los
españoles, esto es, los valores considerados más importantes en la vida,
aparece en primer y destacado lugar la familia. En una escala de 1 a 10, en grado de
importancia, la familia obtiene una media de 9,14, lo que indica la potente
unanimidad que suscita la familia. Ciertamente hay que añadir que este
plebiscito familiar se refiere mucho más al deseo de una familia que funcione
bien (una familia donde haya armonía y respeto entre sus miembros) que a una
valoración de cómo funciona en realidad la familia en la que se vive, aunque
también sale positivamente valorada en las encuestas.
También hay que añadir que la altísima valoración de
la familia va mas allá del modelo formal de familia (nuclear, reconstituida,
monoparental etc.) y se refiere, lo repetimos, a la bondad del contenido de las
relaciones intra-familiares.
3. El particular modo de relación familiar de padres e
hijos en España
El Estado de Bienestar español gasta menos que otros países en
juventud y familia, ya que considera que las familias deben ocuparse de sus
miembros y que la responsabilidad de los jóvenes es ante todo de sus padres.[3]
Los jóvenes españoles no se implican en defender las ayudas públicas pero
podemos pensar que esto se debe a que tienen, por ejemplo, menos beneficios que
“sacar” del Estado de Bienestar. No dependen fuertemente de dicho Estado y no
cuentan con él para que les resuelva gran parte de sus problemas, sobre todo
los económicos. No cobran subsidios constantemente y, por tanto, podríamos
decir que “ahorran” dinero al Estado.
Esto es posible
gracias a la familia, que apoya a sus hijos lo más que puede. La consecuencia
está en que tienen una gran dependencia de los familiares cercanos y menos
libertad individual. Por otro lado, experimentan menos precariedad y exclusión
social que los jóvenes de otros países. España es un país en el que hasta
finales de los años 70 había un Estado paternalista pero no un Estado de
Bienestar como ocurría en otros países europeos. En éstos, con el paso de los
años, el Estado ha sido cada vez menos generoso por falta de dinero. Las ayudas
dependen cada vez más de lo que se llama una solidaridad vertical (de los que
más tienen a los que menos tienen) y no horizontal (para todos los ciudadanos
las mismas ayudas independientemente de su situación económica y familiar).
Esto hace que los jóvenes españoles, al fin y al cabo, nunca hayan recibido una
gran ayuda de los gobiernos, como tampoco sus padres, y por tanto, no esperan
tanto del Estado.
Dicho
lo anterior, y para explicar, el alto porcentaje de jóvenes NI-NI traigo aquí
unas reflexiones pronunciadas el año 2007 en el Congreso de la FAD sobre Familia y Ciudadanía
en Madrid, donde compartí una Mesa Redonda con una colega española, Sandra
Gaviria, que trabaja (o trabajaba entonces) en la universidad francesa de Le
Havre. Comparando los hábitos de los jóvenes españoles y franceses afirmaba
refiriéndose a los españoles que “los jóvenes españoles se quedan durante
años viviendo con sus padres incluso cuando tienen un empleo estable. A menudo
se ha atribuido este fenómeno a causas materiales como el paro, el precio de la
vivienda, la ausencia de políticas sociales, la localización de las
universidades, etc. Hoy en día constatamos que la tasa de empleo ha aumentado
(recuérdese que la autora habla el año 2007, luego aun periodo de bonanza) y
que, sin embargo, siguen permaneciendo en casa de los padres. Se van
generalmente en el momento del matrimonio. Esto no es, a nuestros ojos,
únicamente el resultado de factores materiales sino también la consecuencia de
un modelo de construcción de uno mismo, específico a España y, en cualquier
caso, distinto del existente en países como Francia o como los países nórdicos.
En este modelo latino, aprobado generalmente por los padres y por los hijos, se
defiende que uno permanezca tiempo con los suyos para así devenir uno mismo,
conservando una parte importante de la identidad familiar”.
Continuaba
Sandra Gaviria afirmado que “se considera que un joven que se queda durante
tiempo en la casa familiar podrá, cuando sea adulto, tener una identidad de
“hijo de” importante. Los jóvenes no muestran que tienen ganas de irse de casa.
La familia española es cada vez más democrática y resulta agradable el vivir
juntos como ya indicada la profesores Inés
Alberdi, el año 1999. No consideran la casa como un hotel y dan afecto y cariño
a los suyos.
Sus
progenitores aceptan esta situación e incluso la viven con orgullo. Si un hijo
se marcha pronto, lo viven como una decepción o como si hubiesen hecho algo
mal. Los que trabajan y conviven con sus padres no se consideran ni son
considerados como adolescentes tardíos o como adultos inmaduros. El trabajo es
una condición necesaria pero no suficiente para irse, ya que desean marcharse
en buenas condiciones económicas, tener ahorros e, incluso, en algunos casos,
haber empezado ya a pagar una hipoteca para comprar un piso. No existe la idea
de que un individuo que se asume económicamente es más autónomo de su familia y
que tiene menos obligaciones hacia ella. Las obligaciones familiares no tienen
nada que ver con los ingresos de sus miembros o con su autonomía económica. Por
lo tanto, las obligaciones de un joven hacia los suyos, que trabaje o no, que
se vaya o que se quede, no cambian.
Durante
los años de la convivencia con los padres conservan con ellos un mundo común
importante. A menudo los amigos conocen a los padres de sus amigos, e incluso
celebran juntos algún cumpleaños o alguna cena. Ser adulto o ir hacia el mundo
de los adultos no significa separar los diferentes mundos a los que pertenecen
los individuos. Al contrario, una persona que se construye correctamente como
adulta es aquella que va a poder seguir conciliando las distintas esferas de la
vida a las que pertenece. Esto permite a los jóvenes tener una fuerte unidad de
su identidad. Por ejemplo, si están al mismo tiempo delante de sus amigos y de
sus padres, deben conciliar su identidad de “amigo de” con la de “hijo de”.
Todo este proceso lo realizan acompañados por sus padres y con una seguridad
afectiva”[4].
Traigo
aquí esta larga cita de Sandra Gaviria, en parte por no auto citarme aún más y,
sobretodo, por que se trata de una española que por serlo conoce la realidad
familiar española y al residir en Francia, la francesa y, al ocuparse en la
universidad de los temas familiares también conoce la realidad familiar
europea. Estando plenamente de acuerdo con ese diagnóstico, en el momento
actual cabe añadir el correctivo estructural del número creciente de núcleos
familiares con procesos de separación o divorcio, de tal suerte que se
convierten en núcleos familiares monoparentales lo que podría conllevar, muchas
veces, una aceleración en la emancipación de los hijos pero, por el contrario,
la crisis financiera (y de valores) que padecemos hacen que la familia todavía
siga siendo el gran refugio de las situaciones complicadas en la vida.
4. ¿Vivirán peor los jóvenes de hoy que sus
padres?
En efecto, parece un lugar común decir que estamos
ante la primera generación que vivirá peor que sus padres. Pero no es cuestión de ahora. En plenas vacas
gordas, cuando decíamos que la economía iba bien, sin ir más lejos los siete
primeros años de la década recién terminada, ya se oían voces y se leían textos
donde se decía que las nuevas generaciones no podrían mantener el mismo nivel
de vida que el de sus propios padres. Que por primera vez el ascensor social
estaba averiado. También que el implícito contrato social intergeneracional se
había roto. Que se había roto el contrato social que venía a decir que “yo,
generación adulta te ofrezco a ti, generación joven, las mejores posibilidades
formativas posibles, y en todo caso bien
superiores a las que nuestra generación tuvo en sus días, lo que te permitirá
insertarte laboralmente, también en
mejores condiciones que nosotros cuando teníamos tu edad”.
En consecuencia no es difícil imaginar que ahora, con
la crisis que vivimos desde el verano de 2008, esa vieja idea de pérdida en el
nivel social y económico de los actuales jóvenes respecto del que, disfrutaron
sus padres parece haberse convertido en una profecía. Pero las cosas son más
complicadas. Telegráficamente diría lo siguiente.
1º: No vale comparar los hijos de hoy con sus padres
de hoy sino con sus padres de hoy cuando tenían la edad de sus actuales hijos.
2º: Ciertamente el incremento especulativo del precio
de la vivienda que hemos vivido hace más difícil la emancipación familiar y la
inserción social. Toda España está padeciendo esta desmesura y esta codicia.
3º: La sociedad se está americanizando, esto es, se
está haciendo meritocrática cuando la ideología políticamente correcta,
extendida por doquier, es la igualitaria. Luego quienes no se den cuenta, y
vivan en el sueño del Estado protector (a no confundir con el Estado del
bienestar) lo van a pasar mal, pues el Estado protector, por mor de la crisis
está, valga la redundancia, en crisis.
4º: El nivel de vida al que aspira la generalidad de
los jóvenes, ¿es igual, mayor o menor al del que aspiraban sus padres, cuando
tenían su edad?. Porque puede ser que la comparación haya que hacerse por
partida doble: entre los niveles de vida de unos y otros, si, pero entre sus
aspiraciones, también.
En fin, y 5º: también hay jóvenes (y adultos), pocos
ciertamente, quienes, cubiertos unos niveles básicos de trabajo, emancipación
familiar e inserción social, se plantean que el decrecimiento, si se da, puede
ser una bendición y que, al fin, empecemos a pensar en calidad de vida
arrinconando la esclavitud del nivel de vida. Y se planteen la vida de otra
manera con otras aspiraciones cuantitativas. Quizás quieran hacer realidad en
sus vidas aquello de “ser más” en lugar de “tener mas”.
5. Sobre los valores
actuales y futuros de los jóvenes en nuestra sociedad actual
El análisis de los valores
cabe realizarlo desde tres perspectivas
complementarias; la perspectiva descriptiva, la evaluativa y la propositiva.
En la primera nos limitaríamos a describir, sin
pretensiones axiológicas, (lo que nunca es cierto de forma absoluta) cuales son
los valores dominantes y, quizás también, su evolución en una sociedad
determinada, en un momento concreto.
La segunda dimensión ya no es solamente descriptiva
sino evaluativa, pretendiendo señalar cuales son los valores que consideramos
aceptables y cuales no. Obviamente esta segunda perspectiva exige del
investigador (o del proponente sin más) que indique desde qué coordenadas
axiológicas, se permite distinguir los valores aceptables de los no aceptables
o contravalores. Pretensión que obviamente, escapa a los límites de estas
líneas.
La tercera perspectiva, la propositiva, puede en parte
solaparse con la evaluativa (y así lo ha sido en algún trabajo mío que refiero
inmediatamente) pues pretende señalar qué valores se consideran necesarios
propugnar en los adolescentes y jóvenes (o en toda la sociedad) en un momento
determinado[5]. Es evidente que se propugna
lo que se estima positivo. De ahí el posible solapamiento entre lo valorativo y
lo propositivo. Sin embargo, la dimensión propositiva va más allá que la
evaluativa, pues, partiendo de los retos de la sociedad concreta en la que
nacen y se educan los jóvenes, el investigador mira al futuro y propone una
serie de valores que estima deben propugnarse en la educación de los actuales
adolescentes y jóvenes.
Es la perspectiva que adopto aquí aunque sin
pretensión alguna de exhaustividad que, además de imposible, lograría que el
bosque ocultara el árbol. Nos limitamos, de entrada a señalar, cinco grandes
valores a la vez descriptivos y valorativos, bajo las dos formulas de valores
positivos y de valores negativos o contravalores en la juventud española de
hoy. A continuación, avanzamos una serie de valores propositivos para esa misma
juventud mirando al futuro.
La fuente y perspectiva desde donde llego a estas
propuestas de valores son las siguientes. Las fuentes son los estudios de
juventud. La perspectiva, la de una sociedad cuya base ética básica sea el
respeto y aplicación de los Derechos Humanos, en general y desde el
personalismo comunitario, en particular.
Ya en concreto, tres aspectos
contemplaré en este punto, aunque de modo sintético. En primer lugar cuales son
los retos mayores a los que se enfrenta la actual juventud, más allá, mucho más
allá que las cuestiones de su emancipación familiar, aun incluyéndola. En
segundo lugar indicaré cuales son a mi juicio sus valores positivos y los
negativos, o contravalores, y en tercer lugar cuales son los valores a
propugnar en las adolescentes y jóvenes en nuestra sociedad, también con la
vista puesta en los momentos que estamos viviendo.
5. 1. Seis retos mayores
para los jóvenes, hoy
Los adolescentes y jóvenes de hoy se enfrentan a seis
retos mayores. Tres son muy visibles y están en la mente de todos. Otros tres
son menos visibles, se tiene menos conciencia de ellos e, incluso, en su
formulación y explicitación podría levantar algunas reticencias. Esta sería la
lista de retos que propongo
1).
Tres retos visibles
a.
La
situación económica mundial y el paro
b.
La
socialización a través de las nuevas tecnologías
c.
La
evolución de los núcleos familiares
2). Tres retos más ocultos
a)
La omnipresencia de los valores materiales en detrimento de los valores
espirituales
b)
La aceleración del tiempo cronológico
c)
Las nuevas relaciones de género
5. 2. Sobre los valores en
la juventud actual
Las dos listas (voluntariamente limitadas a cinco) de
valores de los jóvenes de hoy, una lista positiva y otra negativa, serían las siguientes:
1. Valores positivos
1. Capacidad de adaptación
2.
Rechazo
al enchufismo
3.
Lealtad,
honradez básica. Son “buena gente”
4.
Conciencia
ecológica
5.
Valoración
positiva de los Derechos Humanos
2. Contravalores o valores
negativos
1.
Dificultad
para adoptar compromisos duraderos. Presentistas.
2.
Más
individualistas que propiamente solidarios
3.
Demasiado
dependientes de la familia de origen (Pero los padres, padres y madres, también
son responsables)
4.
Sacralización
del fin de semana (Hasta para trabajar, incluso estando en paro)
5.
Más
conscientes de sus derechos que de sus responsabilidades.
Un recordatorio fundamental y
a no olvidar es que lo anterior, las dos listas de valores señaladas, son “brocha
gorda”. No hay juventud, hay jóvenes y no todos están cortados por el mismo
patrón. Entre la individualidad de cada cual y la generalización del conjunto
es preciso reconocer los diferentes tipos y estilos de vida existentes entre
los jóvenes. En muchos de nuestros estudios sobre los valores de los jóvenes en
concreto y sobre los valores de los miembros de la sociedad, de todas las
edades, en general, hemos elaborado y propuesto diferentes de tipología de
jóvenes, así como del conjunto de ciudadanos. A ellos remito al lector
interesado[6].
5. 3. Valores a propugnar
en la adolescencia y juventud
Llevamos proponiendo estos últimos años una serie de
valores que, a tenor de los retos que tienen que afrontar los jóvenes en
nuestros días y, tras estudiar cuales son los aspectos positivos y negativos en
sus actitudes y valores, estimamos que son los valores esenciales a propugnar
en los adolescentes y jóvenes de hoy mirando su futuro, así como el de la
sociedad que irán construyendo en su vida. Esta propuesta de valores, aún
dentro de un marco bastante estable de una sociedad que prioriza los valores
individuales sobre los colectivos, una sociedad en ausencia de referentes
holísticos, si no universales si mayoritariamente aceptados, sufre ligeras
alteraciones con el paso del tiempo[7].
Es, en efecto, una cuestión prioritaria en mi quehacer intelectual, y seguirá
siendo, después de entregar este texto en el que propongo la siguiente lista, continuar
la reflexión sobre este tema.
5.4. Propuesta de valores a
propugnar en las nuevas generaciones:
•
1).
La competencia personal
•
2).
La inteligencia sentiente
•
3).
La recuperación de la filiación
•
4).
No al dinero como valor sino el valor del dinero
•
5).
Abiertos a la innovación positiva
•
6).
Tolerancia y solidaridad, sin olvidar la necesaria intolerancia
•
7).
La necesidad de la formación permanente ante la aceleración del tiempo
•
8).
No bastan los valores finalistas. Importancia de los valores instrumentales
•
9).
La gestión de la sexualidad
•
10).
La seguridad sí, la libertad más aún
•
11).
La primacía del espíritu
•
12).
La utopía por un mundo mejor, más justo.
Imposible tratar aquí todos
estos valores. Me limito, a subrayar tres, por su cercanía al tema que nos
ocupa.
El papel de la filiación en una sociedad, donde la
discusión sobre multiplicidad y validez
de los nuevos núcleos familiares en la educación, ha quedado arrinconado
cuando, sostenemos, la cuestión de la filiación y, en ella, el papel del padre
y de la madre (en cualquiera de los modelos formales actuales), es
absolutamente central.
La aceleración del tiempo
presente, acentuado aún más con las nuevas tecnologías de la intercomunicación
con la instantaneidad que conllevan en muchos casos, nos parece que es también
un elemento absolutamente central, además de novedoso, en los inicios de la
segunda década del siglo XXI. En septiembre de 2011 participé en Madrid en un
Congreso sobre “Padres e hijos en conflicto”, con una conferencia cuyo título
reflejaba bien mi argumentación: “de la potestas a la autoritas
en tiempos de impotencia”. Prolongaba unas breves reflexiones que publiqué en
Cuadernos de Pedagogía sobre el nuevo papel de padres y maestros en unos
momentos en los que el auge de los nuevos agentes de socialización a través de
las TICs parecía afianzarse. Escribí que “la veracidad y fiabilidad de las
informaciones (de los padres, de los profesores y de los medios de comunicación
social), son hoy más importantes que nunca en la formación de las nuevas
generaciones. Los padres y profesores se
están jugando su autoridad y los medios de comunicación (en el soporte que sea)
su mera supervivencia.[8]
Estas cuestiones, las de la filiación, la relaciones
intra generacionales en el seno de la familia al modo de “auctoritas” y no de
la “potestas” y todo ello, ante el auge de las nuevas tecnologías de
intercomunicación nos parecen temas de primer orden. Tanto o más que la tardía
emancipación familiar. En efecto lo esencial no lo cifraría en determinar cuando
salen del hogar los hijos e hijas, (aunque también sea muy importante,
especialmente para minorar los riesgos de la sobreprotección) sino con qué
bagaje salen, cuando salgan.
En fin, en otro orden de cosas, también queremos
subrayar, con fuerza, la importancia del mundo del espíritu, del mundo de las
ideas y valores superiores (pues hay una jerarquía de valores) que sirvan como
faros para orientar el futuro de la sociedad, luego el de los menores,
adolescentes y jóvenes de hoy. Es una de sus demandas silentes y soterradas, no
reconocidas en el mundo adulto, pero no por ello menos reales.
Donostia San Sebastián, 12 de
Julio de 2012
Javier Elzo
Catedrático Emérito de
Sociología en la universidad de Deusto
P.D.
Ya cerrado este texto, leemos
en la prensa del 11 de Julio de 2012, que se ha presentado una nueva
investigación coordinada por Almudena Moreno, titulada “La transición de los
jóvenes a la edad adulta: Crisis económica y emancipación tardía”, editada
en la colección Estudios Sociales de la Obra
Social de “la
Caixa ”.
[1] . En su Web “European Center for development of
Vocational Training”, actualizado al 6 de febrero de 2012
[2]
Eusebio Megías (coord), Javier Elzo, Juan Carlos Ballesteros, Ignacio Megías,
Miguel Ángel Rodríguez Felipe, Elena Rodríguez San Julián, “Valores Sociales
y Drogas, 2010” .
Ed. Fundación de Ayuda contra la drogadicción. Madrid 2010. Podríamos
añadir aquí los trabajos que nosotros mismos hemos dirigido en base al European
Values Survey, en sus aplicaciones a España y Catalunya publicados los años
2010 y 2011 que a continuación referenciamos: Javier Elzo y María Silvestre
(dirs), Iratxe Arístegui, Miguel Ayerbe, Edurne Bartolomé, Javier Elzo,
Francisco Garmendia, José Luis Narvaiza, Raquel Royo, María Luisa Setién, María
Silvestre, Manuel Mª Urrutia, “Un
individualismo placentero y protegido”. Cuarta Encuesta Europea de valores
en su aplicación a España. Edit. Universidad de Deusto. 411 páginas. Bilbao 2010, Javier Elzo y Àngel Castiñeira
(directors). Pau Mas, Teodor Mellén, Carlos Obeso, Ferran Sáez, Lluís Sáez. “Valors
tous en temps durs. La societat catalana a l´Enquesta Europea de Valors de 2.009” . Fundació Luis
Carulla/ESADE. Ed. Barcino. Barcelona
2011, 439 Páginas.
[3] Parafraseamos aquí algunas ideas que tenemos anotadas de una Mesa
redonda en la que participé el año 2007 con Sandra Gaviria, cuya aportación
preciso mas adelante, aunque quizás también sus ideas se reflejan en estos dos
párrafos. Pero el detalle lo tengo olvidado. ..
[4] Puede consultarse el texto completo en el Aula Virtual de la WEB de la FAD , en el Congreso “Familia y
Ciudadanía de Madrid” de 20-22 de noviembre de 2007-
[5] . Es el planteamiento que adopto en una
conferencia mía de 2005, publicada posteriormente, que necesita actualización,
lo que intento realizar, al menos parcialmente, en el presente texto, y que
refleja bien esta distinción entre valores descriptivos y evaluativos que, en
gran medida, en 2005, hago coincidir con los propositivos. Este es el texto al
que me estoy refiriendo. “L´educació del futur i els
valors”.
Debats d´Educació. Edita. Fundació Jaume Bofill, Barcelona 2005, 56 páginas.
(Se puede consultar en castellano el texto original, en la web). Siendo un
texto pensado en la educación de los jóvenes, del que quedé basnate satisfecho,
me sirve en muchos aspectos de hilo conductor para el presente aunque apenas lo
citaré literalmente. Además en el presente análisis distingo claramente la
dimensión evaluativa (lo que estoy abordando en este punto del Proemio de la
propositiva que lo hago en el siguiente.
[6] He
aquí algunos ejemplos de los últimos años en los que hay un capítulo tipológico
de personas en razón de sus valores. Esos elementos bibliográficos están
también (entre otros) en la base de los valores evaluativos reseñados. En el
ámbito de la juventud señalaría los siguientes: Megías Eusebio, Elzo Javier (co-directores), Rodríguez Elena,
Megías Ignacio, Navarro José, “Jóvenes, valores, drogas”, Edita FAD,
Madrid 2006; “Jóvenes Españoles 2005” . Pedro González Blasco (dir), Juan González- Anleo, Javier Elzo, Juan Mª.
González-Anleo Sánchez, José Antonio López Ruiz, Maite Valls Iparraguirre.
Fundación Santa María, Editorial S.M. 427 páginas. Madrid 2006.; J. Elzo y
Maria Teresa Laespada (co-directores), Arostegui E., Elzo J., García del Moral,
N., González de Audikana M., Laespada M.T., Mugeta U., Sarabia I., Sanz M.,
Vega A., (redactores), “Drogas y Escuela VII. Las drogas en escolares de
Euskadi veinticinco años después”. Edit. Universidad de Deusto. Bilbao 2008, 599
páginas (Estamos redactando la
Tipología de escolares vascos en base al estudio Drogas y
Escuela VIII cuya publicación está prevista para el año 2012). Como ejempo de
Tipología de adultos valgan estas dos referencias: Javier Elzo y María
Silvestre (dirs), Iratxe Arístegui, Miguel Ayerbe, Edurne Bartolomé, Javier
Elzo, Francisco Garmendia, José Luis Narvaiza, Raquel Royo, María Luisa Setién,
María Silvestre, Manuel Mª Urrutia, “Un individualismo placentero y
protegido”. Cuarta Encuesta Europea de valores en su aplicación a España.
Edit. Universidad de Deusto.411 páginas, Bilbao 2010; Javier Elzo y Àngel
Castiñeira (directors). Pau Mas, Teodor Mellén, Carlos Obeso, Ferran Sáez,
Lluís Sáez. “Valors tous en temps durs. La societat catalana a l´Enquesta
Europea de Valors de 2.009” .
Fundació Luis Carulla/ESADE. Ed. Barcino. Barcelona 2011, 439 Pag.
[7] A continuación ofrezco al lector interesado
algunas referencias bibliográficas donde he abordado esta cuestión además de la
conferencia en la Fundación Bofill ,
editada por ellos mismos y que referencia en la nota 1ª de este texto. “Los padres ante los valores a transmitir en la
familia”. (páginas 9-38) en Elzo Javier, Feixa Carles, Giménez – Salinas
Esther, “Jóvenes y Valores, la clave para la sociedad del futuro”, Edita
Fundación “la Caixa ”,
Barcelona 2006, 94 páginas. (Está editado también en catalán, euskera y
gallego); el último capítulo de mi libro La voz de los adolescentes”. Ediciones PPC. Madrid 2008, 253 páginas; “Estilos de vida y valores a
propugnar en la adolescencia de hoy”. (Páginas 95-119). En “El adolescente y su entorno
en el siglo XXI. Cuadernos FAROS, nº 5. Barcelona 2011: “Euskadi XXI: qué valores para qué sociedad”. Conferencia Inaugural en el VIII Congreso Vasco de Ciencia
Política y Sociología celebrado en Bilbao los días 10-12 de febrero de 2010.
[8] Javier Elzo “El Problema
de la disciplina escolar no está en la escuela”. En Cuadernos de Pedagogía
Nº 396, 2010, Monográfico Paginas 16
a 21
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