El miedo a Bildu
Ya antes de los
resultados del domingo pasado, varios amigos, nacionalistas la mayoría, pero
también no nacionalistas, me confesaban su temor a Bildu en las instituciones.
No esperábamos, yo al menos, que la irrupción de Bildu fuera tan potente. Me
atrevo a decir que mucha gente que ha votado a Bildu lo ha hecho más como
rechazo a tantas tropelías anteriores que por acuerdo con su Programa. Programa
que dudo mucho que lo tengan elaborado con cierto detalle. Menos aún discutido
seriamente entre ellos. Pero mucha gente estaba harta y cabreada por muchas
cosas de la política anterior. Me limito a tres aspectos.
El actual
Gobierno Vasco PSOE-PP, cuyo máximo proyecto común era desalojar a los
nacionalistas de Ajuria Enea, es la coalición que en menor grado representa la
voluntad de la sociedad vasca. Hay mil encuestas que lo prueban. Lo sostuve
desde la misma noche electoral propugnando un gobierno PNV-PSOE (la fórmula
deseaba por la mayoría de la población vasca) con rotación de lehendakaris. Me
quedé solo. De hecho no podemos no constatar que el actual gobierno pena sin
gloria sabiendo que, en las próximas elecciones autonómicas (salvo que vuelvan
a ilegalizar a Bildu, o formulas similares, pero ya no creo que se atrevan), el
gobierno cambiará de color.
Muchos no
olvidamos el rechazo de Ferraz a un gobierno PSN-Nafarroa Bai, hace cuatro
años, cuando la coalición estaba ya anunciada públicamente, con el acuerdo del
PSN tras una asamblea. En vano. Decidió Ferraz contra la voluntad de los socialistas
navarros.
En tercer lugar,
el baile 9-7 del Tribunal Supremo en contra de Bildu, al que ha seguido el 6-5 del
Constitucional que le ha permitido, al fin, presentarse el día 22 tras haber
quedado Sortu en el limbo judicial. No pongo en duda ni la competencia ni la
honestidad de los jueces del Supremo y del Constitucional. Pero, amén de que
han respondido en sus deliberaciones a lo esperable de sus opciones políticas,
opciones que en gran medida explican su presencia en los órganos judiciales, al
menos en el caso del Constitucional, es difícilmente justificable un sistema en
el que la participación política de centenares de miles de personas quede al
albur de la decisión de uno o dos magistrados. De cuya honestidad y
competencia, repito, no tengo porqué dudar.
Y así volvemos a
tiempos pretéritos en los que Herri Batasuna era legal. Entonces con su nombre
y ciertamente más aguerrida que Bildu y Sortu ahora. Nunca entenderé que la
izquierda abertzale que coreaba “ETA mátalos” haya podido estar en el Parlamento
español jurando la Constitución “por imperativo legal” y que la “Batasuna ligth”
sea expulsada de las instituciones. No voy a entrar aquí a valorar el papel de
la ley de partidos políticos, creada “ad hoc” no se olvide, para poder
ilegalizar a Batasuna. Hoy la pregunta inmediata es otra: ¿qué hacer con los
que, sin lugar a dudas, son los continuadores de Batasuna que, en las últimas elecciones se han presentado,
conjuntamente con EA y Alternativa, bajo la figura de Bildu?.
El PP ya ha dicho
que no quiere ni hablar con ellos. Los más extremistas del PP, dicen que ETA-
Batasuna vuelve a las instituciones. A veces, asusta oírlos. El PSOE ha dicho
que están abiertos a coaliciones con todos excepto con Bildu. Sostengo que unos
y otros tendrán que cambiar de postura, mas pronto que tarde. Luego la pelota,
en pura aritmética de gobernanza, está en el alero del PNV. La cosa donde está
más compleja es en Gipuzkoa. Hay dos alternativas que se resumen en una frase:
gobernamos con Bildu (o lo dejamos gobernar con nuestra abstención) o bien dejamos
a Bildu fuera de las instituciones, (siempre que ello sea posible cuando no
tengan mayoría absoluta). Es la gran pregunta en el Ayuntamiento de Donostia y
en la Diputación de Gipuzkoa. Ahorro al lector las cifras que están en todos
los medios.
Mi opinión es que
sería un grave error pretender, de entrada, apartar a Bildu de las
instituciones. No se puede (o al menos no se debe) gobernar al margen de lo que
la ciudadanía, en unas elecciones limpias, ha manifestado. Eso es la democracia
sin adjetivos. Las tripas y el corazón se me revuelven, pues todos tenemos
nuestra historia personal, cuando veo muchas de las gentes y entidades que han
apoyado a Bildu en coche oficial. No todas por supuesto. EA, a quien conozco
mejor, no solamente me parece intachable democráticamente. También encomiable.
Así como muchos de sus dirigentes. Aunque no les haya votado.
Pero no es menos
cierto que para acceder a la gobernanza hay que llegar a algunos mínimos
programáticos comunes. Yo veo muchas incertidumbres en Bildu en torno a
proyectos estratégicos de Euskadi, proyectos claves a mi juicio para nuestro
futuro, como el TAV, ya en marcha, por dar un ejemplo. No voy a hacer la lista
aquí. Está en la mente de todos. No se puede, sin más, en cada legislatura dar
marcha atrás a lo ya acordado y sobretodo, a lo que ya está en marcha. La
sociedad no puede vivir, ni puede seriamente proyectarse en el futuro, a tenor
de los resultados de cada contienda electoral. Luego no queda más que negociar
sabiendo que todos habrán de ceder.
Personalmente no
dudo del rechazo a la violencia de ETA por parte de Bildu. Estoy también
convencido de que si ETA, o alguna de sus fracciones, volviera a la violencia,
Bildu como coalición se desmarcaría o, que, si no lo hiciera, EA si lo haría y
rompería Bildu.
En fin, una
ultima pregunta, ¿cuantos franquistas, de macabra historia, siguieron en coche
oficial en 1977, tras las primeras elecciones democráticas en España?. Decían
que para abrir nuevos tiempos…
Donostia San Sebastián
25 de mayo de 2011
Javier Elzo
Catedrático
Emérito de la Universidad de Deusto
(Para el grupo
Vocento)
Publicado el 27
de mayo de 2011
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