Aprender a beber responsablemente
(Publicado en “El Periódico de Catalunya” el 7 de
abril de 2011)
El
61% de los adolescentes españoles de 12 a 18 años es consumidor habitual de
bebidas alcohólicas. El 69% de los consumidores se inició entre los 13 y los 16
años. No tienen dificultad alguna en adquirir bebidas alcohólicas. Un 10% de
los consumidores, busca “colocarse” directamente. El 72% de los adolescentes
cuando salen el fin de semana, llegan a casa después de las 4 de la madrugada,
la media horaria es a las 5.30 horas. Al 70% de los adolescentes nunca les han
pedido el DNI, en relación a su consumo o adquisición de alcohol. La mitad de
los adolescentes que beben se emborracha como mínimo una vez cada dos meses.
Sin
embargo, la legislación vigente señala que sólo pueden consumir alcohol los
mayores de 18 años. La consecuencia es obvia. No habrá ley incumplida en mayor
grado que esta en el momento actual. Y a tenor de los datos de 2008 que
acabamos de ofrecer, estamos ante una ley de difícil cumplimiento, por no decir
de imposible cumplimiento.
En Europa, según el último
estudio ESPAD en base a escolares europeos de 16 años, más de cuatro de cada
cinco escolares de 16 años han consumido alcohol en los últimos 12 meses pese
al hecho de que la legislación sea prohibicionista para el consumo en menores
de edad.
Por otra
parte, si bien se ha estabilizado e incluso descendido el consumo continuado de
alcohol, sin embargo el excesivo consumo puntual, el “atracón” (“binge drink”)
ha aumentado notablemente. En España bajo la modalidad del botellón. De hecho
el modelo mediterráneo, en lo que tiene de consumo integrado de alcohol, empezando
por la familia, muestra un claro descenso, pero el modelo nórdico del “atracón” se extiende por toda Europa.
También en España.
Sin
embargo, debe ser un objetivo irrenunciable modificar unos hábitos de conducta
y consumo en los adolescentes que generan consecuencias muy dañinas para ellos
mismos y, dados los usos y costumbres de
consumo en la vida pública, también para los ciudadanos próximos a los lugares
de esparcimiento juvenil. Es uno de los objetivos centrales del libro titulado “Hablemos
de alcohol: por un nuevo paradigma en el beber adolescente” que, auspiciado
por la Fundación
Alcohol y Sociedad, presentamos en noviembre pasado.
A lo largo del libro hemos comprobado cómo se ha utilizado mucha energía
y muchos medios humanos y materiales para poner en práctica programas
educativos que reduzcan el consumo de alcohol entre los jóvenes. Los datos nos
demuestran que los resultados no concuerdan con los esfuerzos ni satisfacen las
expectativas. Pero, del estudio de esas experiencias, sostenemos que la
prevención basada en la “educación del carácter”, en el “desarrollo de las
fortalezas personales” y en la capacidad para enfrentarse con los problemas y
tomar decisiones, es la que resulta más eficaz en el ámbito individual. Incluye
una educación en valores morales. Esta prevención tiene como objetivo fomentar
una “sabiduría del beber”, es decir, aprender a beber responsablemente. Aunque
a muchos, en el puritanismo sanitarista que nos invade, suene a música
celestial.
Donostia 6 de Abril de 2011
Javier Elzo
(Para “El Periódico de Catalunya”)
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