“VALORES PARTICULARES Y VALORES UNIVERSALES. UN DEBATE INAGOTABLE”
(Conferencia pronunciada el 18 de noviembre
de 2010, en la
Presentación de la “Fundación Basques 2.0 Fundazioa”)
Voy
a comenzar con una anécdota de hace 42 años: Transcurría el año 68, iba yo de
viaje de Lovaina, donde estudiaba, a Viena a pasar el verano pretendiendo aprender
alemán, cosa que no conseguí. Hice el viaje con un amigo que conocí en Lovaina,
que se llamaba Eduardo Ibarra de Curicó.
Curicó
es una localidad chilena e Ibarra, obviamente, es de origen vasco. Era un
capuchino, digo era porque no sé si sigue vivo. Claro, estos frailes andaban
siempre escasos de dinero. Como yo de estudiante. Viajábamos alojándonos en los
conventos de capuchinos del camino, y en uno de ellos, que no recuerdo cual,
cuando salimos a seguir el camino observé que Eduardo estaba muy cabreado, y
dijo:.. “no me han atendido como me merezco porque yo ahí estoy en mi casa, y
los capuchinos tienen un valor, la
acogida, y yo no me he sentido en mi casa. Me han tratado mal”.
No
recuerdo bien qué pasó, pero ahora cuando se me ha pedido que hable sobre los
valores, me ha venido la anécdota a la cabeza como un ejemplo de un valor, el
de la acogida, no ejercido por miembros de una entidad que es, o se pretende,
universal, hacia uno de los suyos.
Para
mi intervención hoy, aquí, he optado, no por hablar de los valores de la
Fundación, de los cuales diré algo, si no de hacerlo en un terreno más
pantanoso y mucho más complicado, cual es de saber cuales serían, si los hay, los
valores particulares de los vascos. Es
mucho mas complicado, por supuesto, por que, cabe preguntarse, de entrada si hay
valores específicos de los vascos. ¿Somos los vascos diferentes en cuanto
a nuestros sistemas de valores? Los
sistemas de valores de los vascos ¿son diferentes de los de los demás?, ¿Del de
los franceses, ingleses, españoles?...
Además
alguien podría, de entrada, formularse legítimamente esta otra cuestión. Pero, ¿es
que los vascos tenemos un mismo sistema de valores? O ¿no podríamos
diferenciarnos entre nosotros y ver que hay una diversidad de valores, también
dentro de nosotros?. Y argüir que yo mismo he construido Tipologías de los
vascos atendiendo a a sus sistemas de valores.
Del
fundamento y del origen de los valores
De
ahí que, como proemio necesario creo deber detenerme, aun muy brevemente, en la
necesidad de distinguir, en lo que da título a mi intervención, lo que son valores particulares y valores universales.
Parece
haber acuerdo en distinguir entre los valores individuales, los valores de cada
persona en su mismidad, de los valores digamos particulares de una colectividad
(clase social, género, edad, incluso, con las dificultades arriba mentadas, en
enclaves geográficos, como los valores de los europeos, de los chinos, etc.) y
los valores universales. Pero, ¿estamos de acuerdo en que haya valores
universales aplicables a la totalidad humana?. Existe una gran discusión en
este punto que se dirime, siempre o casi siempre en razón de los pre-supuestos
de los disputantes. Aquí es necesario distinguir entre el origen de los
valores, que pueden ser muchos y diversos de los fundamentos de los valores.
Del origen de los valores solamente señalaré aquí, a modo de explicitación de
lo que quiero decir que, en nuestro contexto, cabe hablar, por ejemplo, del
cristianismo, del nacionalismo (del
signo que sea), de la laicidad (o del laicismo), de la modernidad o de la
tradición, etc., etc.
Pero
cuando hablamos del fundamento de los valores vamos más allá. Se quiere decir
que hay algo (o Alguien) que hace que esos valores sean incuestionables,
apodícticamente incuestionables. Nadie podría ponerlos en cuestión. Pero ¿existen
valores apodícticamente incuestionables, valores, no digo que se apliquen en
todo el mundo que eso ya sabemos que no, sino que debieran aplicarse en todo el
mundo, pues surgen de un mandato o fundamento universal?. En caso de respuesta
afirmativa la pregunta se impone ¿Donde surge, o donde se sitúa, ese fundamento
que haga de ciertos valores universales?. Más aun, ¿hay algún fundamento, algo o
Alguien que sea un fundamento que otorgue valor (fuerza) de universalidad a
ciertos valores?
La
primera respuesta que sea a dado es que ese fundamento es Dios. Dios creador
del mundo, Él mismo es el fundamento de los valores fundamentales. Ante esta
afirmación, además de tener que definir o delimitar de qué Dios estamos
hablando, nos tenemos que preguntar qué hacemos con los no creyentes y ateos.
¿Es que no tienen valores?. En base a qué voy yo a decir que no tienen valores.
No hace falta entrar en filosofías, basta con mirar alrededor, mirar la gente
que no es creyente y de los cuales jamás se podrá decir que no tienen valores.
Entonces
se arguye que si bien los valores no son creados por Dios, sin embargo sí están
inscritos naturalmente en la condición humana. Y los cristianos (algunos
cristianos para ser preciso) dirán que viene a ser lo mismo que a fin de
cuentas es Dios quien ha inscrito determinados valores universales en la
conciencia humana. Es la concepción de valor, como algo que está inscrito en
cada uno de nosotros y que, internamente nos muestra lo correcto de los
incorrecto, lo que cabe hacer y lo que no es defendible. Es algo así como la
ley natural inscrita en el corazón de los hombres. Serían los valores “naturalmente”
universales. Con Dios o sin Dios, poco importa.
El
problema es que esta concepción del fundamento de los valores no da cuenta de
su gran pluralidad, menos aun de su evolución en la historia. ¿Cómo hemos
justificado la esclavitud hasta hace 200 años prácticamente, que ahora nos
parece, absolutamente aborrecible? Y la esclavitud ha sido un valor
universalmente admitido el Occidente cristiano, con escasa excepciones. ¿Qué hacemos
entonces con esa inscripción o inserción universal en la conciencia de los
hombres?. No en realidad, tampoco vale fundamentar así los valores.
El siguiente
paso, y voy ya mas rápido, es el de decir que los que fundamentan los valores son
los poderosos. Son las personas que, en cada momento de la historia tiene el
poder los que deciden, cuales son los valores, y así, los que mandan son los
que deciden cuales sean los valores en cada momento y contexto determinado.
Valores universales sí, pero circunscritos al ámbito de poder o influencia de
los poderosos.
El
gran problema es que no nos ponemos de acuerdo en decidir quienes son los
poderosos. Por ejemplo, si hiciéramos una pequeña encuesta entre nosotros,
probablemente: a) no nos pondríamos de acuerdo en decir quienes son hoy, los
poderosos en Euskadi, b) quizás nos pondríamos al menos parcialmente de acuerdo
en decir cuales serían los valores de unos y otros poderosos, o tenidos como
tales. Sin embargo, y c), tendríamos incluso a gala tener contravalores con no
pocos de los que hemos determinado como los poderosos, con lo cual, cae
totalmente el principio de que sean ellos los que fundamentan los valores pues
tenemos, precisamente a gala, sostener contravalores opuestos a los suyos. Luego
la cuestión sigue intacta: ¿cuál es el fundamento de los valores?.
Llegado
a este punto quiero mi opinión, sabiendo que lo contrario puede ser cierto,
pero creo que es una opinión fundamentada. Yo creo que los valores son construcciones humanas. Los valores los hemos construido los
hombres y las mujeres a lo largo de los tiempos. Es cierto que en un momento
determinado, en un contexto determinado, de pronto aparecen unos valores faro, unos valores que de alguna manera son aceptados de forma bastante
generalizada. Pero, ¿eso existe en Occidente? Sí, en Occidente la gran mayoría
estamos de acordar en el reconocimiento de los Derechos Humanos como valores
básicos, lo que no quiere decir que se cumplan.
Por
otra parte en Occidente hay valores de gente de izquierdas y de gente de
derechas. Significamos a la persona diciendo, “ese es de izquierdas”, tiene
unos valores de izquierdas, o decimos, valores de los católicos respecto a los
protestantes. Hay tesis sobre esta materia. Además se puede mostrar la
importancia de esta última distinción en el devenir de la historia.
Personalmente también defiendo que hay valores masculinos y valores femeninos,
lo cual cada vez que lo concreto hay gentes que se cabrean, pero yo sostengo
que los hay. También cabe hablar de que hay valores de los jóvenes y valores de
los adultos. Cuando se dice que los jóvenes han perdido valores, ¿qué se quiere
decir con eso realmente?. ¿Qué se han perdido qué valores?. ¿En comparación a
qué valores?
Es
en este sentido, en el de la particularidad de valores en determinados
colectivos concretos en un momento concreto de la historia desde donde cabe
hablar de “valores de los vascos de hoy”.
Perdonen
el largo recorrido para llegar hasta aquí. Además todavía debemos hacer una
ciaboga antes de enfilar la recta final.
De
características y de valores
Creo que es necesario distinguir entre
valores y características. No
son lo mismo. No es lo mismo hablar de valores de los vascos que de características
de los vascos. ¿Qué es un valor? Valor tiene básicamente dos acepciones, que
además, se solapan en ciencias sociales. Entendemos por valor eso que
sostenemos que es prioritario, eso que es fundamental, eso por lo cual vale la
pena luchar, eso que entendemos que es justo, eso que aparece como algo
importante. Eso es, un valor es una
opción.
Otra
forma de entender el valor, un poco más técnica, pero que viene a ser en gran
parte lo mismo, es enteradlos como un criterio de acción social, un criterio de
comportamiento al cual nos adherimos de forma, muchas veces, más emocional que
racional. En razón de este o aquel valor, que para nosotros es importante,
actuamos de una u otra forma, o al menos es de suponer que actuemos de una u
otra forma pues no hay correlación estricta entre valores y comportamientos.
Pero
las características son otra cosa. Hablando de colectivos concretos sus características serían los rasgos
que los delimitarían o definirían colectivamente, de los cuales los valores
serían, en todo caso, una parte. Si nos referimos a las características (de los
vascos, por ejemplo, pues de ello estamos hablando), habría que empezar por decir
que algunas de sus características nos vienen dadas simplemente por haber
nacido donde hemos nacido. Somos de raza blanca, porque estamos aquí, en
Europa, dondo domina esa raza. Si un vasco ha nacido, digamos que en Segura, es
muy probable que tenga una cultura de lengua euskerika diferente que si hubiese
nacido en las Encartaciones, pongo por caso. Luego esas características le
vienen dadas. Entonces hay algunas características relacionadas con el rasgo
social, idioma, la familia, el donde he nacido, etc., etc. Los vascos estamos
en Europa, la mayoría en el Estado español, no pocos en el francés, pero también
hay vascos por todas las partes del mundo.
Pero
además de las características de raza, lengua y origen familiar hay otros
rasgos que denominaría históricos, que nuestros ancestros han ido creando y que
nos han transmitido: usos y costumbres, el derecho al mayorazgo, la foralidad,
la gastronomía, etc., etc. También la religión, basta recordar que aún
recientemente decíamos, “euskaldun fedeun”.
Pero
además la configuración territorial, el ordenamiento territorial de la CAV, la
tradición empresarial de gran empresa en Bizkaia y más pequeña en Gipuzkoa, son
datos que históricamente se han ido forjando.
Ahora
bien, y me serviré ya en la transición entre características (dadas) y valores
(adquiridos por historia y decisión propia) de un ejemplo pretendidamente
banal: la gastronomía. ¿Cómo se explica, por ejemplo, que aquí, en Hegoalde, en
ningún restaurante, no digo en Bilbao, ni siquiera en Donostia, ni si me apuran
de Irún, se puedan degustar los exquisitos “boulots”, que algunos ni siquiera
sabéis de que se trata, mientras que vas a Iparralde y no comen percebes. ¿Por
qué hacen el pescado demasiado hecho los de Iparralde y lo maltratan de tan
mala forma, y no consiguen aprender de nosotros los de Hegoalde!. Sí, es lo que
yo llamo el efecto frontera…y lo que la historia va construyendo, con el hacer
de hombres y mujeres, modos de alimentarse, que acaban siendo valores
gastronómicos.
Porque
las características también las podemos moldear. Dependen de nuestra voluntad
forjada con el hacerse de nuestra historia. De nuestra voluntad sí, y aquí están los valores que son, lo repito,
creaciones humanas, y los valores de los vascos, aun basados, al menos parcialmente,
en características de los valores, son creaciones nuestras y los valores de
futuro de los vascos dependerán, de lo que decidamos ahora los vascos y de los
que decidan nuestros descendientes.
¿Cuales serían los valores de los vascos?
Desbrozado
el camino conceptual, cuando abordamos el tema de los valores, en ciencias
sociales lo hacemos desde tres perspectivas complementarias. Una primera, digamos que al modo
descriptivo-comparativo. Eso lo que hemos hecho, en la Universidad de
Deusto, tanto a nivel español, como en el ámbito de Euskadi, con las Encuestas
de Valores aplicadas en Europa en el marco del European Values Study al que
pertenece nuestra universidad desde el año 1985.
En
Euskadi participamos mediante cuatro investigaciones, en los años 1990, 1.995
(esta el en marco del Worlwide Values Study, en el 2000, y la ultima el año
2.008 (e 43 países europeos), que han dado lugar a las correspondientes
publicaciones, excepto el “survey” de 2008, todavía en fase de análisis.
Así
llegamos a una primera aproximación de los valores de los vascos intentando
responder a esta pregunta: ¿cómo nos
diferenciamos los vascos respecto de los españoles, de los catalanes (el ultimo
trabajo se presenta en febrero de 2011), de los alemanes, respecto de los
croatas, de los rusos, alemanes etc., en definitiva respecto de los pueblos de
otros 43 países, en cuestiones tales como la importancia que concedemos al
trabajo, qué concepción tenemos de la familia, de la religión, cómo nos
situamos ante los emigrantes, y así todo un sinfín de cuestiones (una
entrevista lleva de media completarla algo mas que una hora, exigiendo gran
pericia en los entrevistadores)
Luego
hay ya respuestas a la pregunta de “valores de los vascos”, es decir, “nosotros
los vascos cómo nos situamos en este momento en Europa” respecto de una serie
de cuestiones que se refieren exactamente a valores. Primeras respuestas. Es un
trabajo ya hecho. Hay varios libros publicados sobre el tema que los ha leído
poquísima gente, pero eso es otra cosa. Nosotros no tenemos la habilidad de
Bernardo Atxaga, para que nos lean miles y miles de personas. Nuestros libros son
muy rollos.
Hay otra forma de estudiar los valores, que
es más interesante, es la que denomino, la dimensión propositiva. Ya no se
trata de saber cuales son los valores que nos describirían respecto de los
otros, sino cuales son los valores que nosotros debiéramos de tener, y para
qué. El meollo está en “el para qué”. Yo este año 2010, en el Congreso de
Sociología de Euskadi, di una conferencia inaugural con este título, “Qué
valores y para qué sociedad”, refiriéndome a Euskadi, claro está. El trabajo
está en imprenta y saldrá en su día.
Intenté
responder a esta cuestión: Defíname Usted qué sociedad quiere y le diré, que
valores hacen falta. Pero primero hace falta saber, qué sociedad se quiere. Lo
que no deja de ser complicado pero es un esfuerzo que ya está hecho. Por lo
menos lo hemos intentado. Lo hice personalmente, está escrito. Es un texto
largo sometido, obviamente al juicio de los lectores. Subrayé al final los ocho valores siguientes: la competencia personal,
la racionalidad, abiertos a la innovación, la formación permanente, los valores
instrumentales, la tolerancia solidaria y la necesaria intolerancia, la
libertad más allá de la seguridad y, por último, el redescubrimiento del
espíritu
Pero,
en este orden de cosas, también hemos trabajado, colectivamente, en Innobasque
en este tema de los valores con el resultado de un texto que lleva como título
“ El libro verde” de los valores, a tenor de la reflexiones de un grupo de
trabajo (el “talde de los valores”) de Innobasque. Propusimos, a la discusión
de todo el mundo, cuatro valores centrales, esta vez con el objetivo de
convertirnos en el referente mundial de Innovación en el horizonte del año
2030: el valor del conocimiento, el valor de la cooperación, el valor de la
apertura al cambio y el valor de la globalización
Y
aquí es donde podemos hablar también de los valores de la Fundación Basques 2.0
Fundazioa, que se abordan en diferentes momentos en su texto base. Así
encontramos la tenacidad; la curiosidad; la perseverancia; la innovación; la
generosidad, como valores instrumentales. También la reflexión multicultural
aliada al compromiso, la colaboración, la voluntad de prospectiva y la metodología
innovadora. Mas adelante se habla de la importancia, ya como valores finalistas,
de la democracia en la sociedad del conocimiento, la sostenibilidad, el
liderazgo ejemplarizante y la participación ciudadana, cuestiones que
requerirían cada una, un espacio propio.
La tercera forma de estudiar los valores, enlazaría con lo que arriba he denominado
las características de los vascos, pero ahora abordado el tema no desde
la enunciación de cuales serían las características propias de los vascos sino, qué
importancia les damos, qué importancia concedemos en nuestras vidas, en
nuestras prioridades a eso que hemos definido como las características de los
vascos. Esto es, qué valor damos a las
características de los vascos.
Haciendo, ahora si, de las características un valor. Ya no se trata de constatar, por ejemplo,
que el idioma vasco es una característica de los vascos (cuestión que reconocería
todo el mundo, hasta un polinesio instruido) sino la importancia (en teoría y
en la practica) que se concede a su protección y promoción.
Los
vascos, según donde residamos nos expresamos en diferentes idiomas: castellano,
francés, ingles, alemán…o vasco. Pero solamente este último nos es propio. ¿Qué
importancia tiene eso?. Pues la importancia que queremos que tenga. Así, el
euskera, será, o dejará de ser, uno de los valores de los vascos. Podemos darle
mucha, poca o ninguna importancia.
Otro
ejemplo. ¿Vamos a seguir manteniendo el “euskaldun fededun” (manifiestamente
no) o evolucionamos hacia una Euskadi laica, (que sostengo) o hacia una Euskadi
laicista (como otros pretenden haciendo, una vez mas que los extremos se
toquen)?. Y podíamos continuar con los ejemplos.
¿Nos preocupa la marca “vasco”? que es a
donde quiero ir acabando. La marca vasco, ¿es importante, secundario? ¿Cómo la
entendemos? ¿Cómo entendemos el, “nosotros los vascos”?, y aquí evidentemente,
hay una marca, “lo vasco” que tiene historia. No quiero repetirme, pero
si quiero decir una cosa que, esta historia no es uniforme y, que la marca “vasco”
no es vista por igual forma por todos los vascos a lo largo de la historia,
luego ya esa misma marca, ese “nosotros los vascos” no es tan sencillo.
Ese “nosotros” es un acto de voluntad, una
vez más. ¿Queremos seguir siendo vascos? ¿Tenemos un acto de voluntad?, eso
que se llama también sentimiento de pertenencia. Pero, ¿qué quiere decir ser
vasco? ¿Qué quiere decir seguir siendo vasco?.¿Donde ponemos los vascos el
acento cuando hablamos de “ser vasco”? ¿Qué quiere decir para un vasco decirse,
vasco?. ¿Donde ponemos el acento?. ¿Cuál es son los valores específicos de lo
vasco para un vasco?: ¿La cuna?. ¿Conocer el idioma?, ¿La defensa de la Nación
Vasca?, ¿Descender de otros de origen vascos? , ¿La raza (la tantas veces
utilizada RH negativa) o, más bien, como es el caso y todas las encuestas los
muestran, ¿el hecho de vivir y trabajar en Euskal Herria?, o mas básicamente la
“voluntad de ser vasco”?. Aquí cerramos el circuito. Los valores son
construcciones humanas y los valotes de los vascos no escapan a esta ley
general y el primer valor vasco es la voluntad de serlo y de trabajar por “lo
vasco”, más allá incluso de características sociodemográficas de lugar de
nacimiento, número de apellidos de origen vasco, etc., etc. Pero este acto de
voluntad debe hacerse en un contexto de globalización al que no podemos
escapar. De ahí que deba hablar de
otro aspecto para terminar, como
es el de ser vasco en nosotros como un acto de racionalidad, porque en un
mundo globalizado, precisamente la globalización una de las notas que está
demostrando, es la importancia de la localización, del localismo.
Cerrando con la racionalidad y utilidad de
la marca “vasco”
En
este juego entre lo global y lo local, aquí en este punto del “nosotros”, hay
una opción importante a hacerse. Hay sociedades que tienen capacidad de hacerse
así mismas, y sociedades que se pueden diluir. En el nosotros, la racionalidad
del mantenimiento de lo vasco dependerá de si hay una acto de voluntad que
venga a decir: “nosotros los vascos dentro del concierto de naciones, en
interdependencia con los demás, queremos mantener la capacidad de ser nosotros
mismos, o bien, no nos importa diluirnos”, como por ejemplo, los bretones, como
por ejemplo, los occitanos, los gascones, que están mas o menos ya desparecidos
del mapa y, como esto siga así, los galeses, los saharauis etc.
Dada
la voluntad, en una opción de racionalidad, el futuro de la marca vasco
dependerá de tres cosas:
- De la transmisión de los sentimientos de pertenencia, y aquí el papel fundamental es el de las mujeres, y básicamente de las madres, que son las principales transmisoras de sentimientos.
- De la importancia que
concedamos al efecto de estos sentimientos
- La tercero es algo que no
podemos obviar, es la utilidad de la marca “vasco”.
La
utilidad de la marca va a depender de dos cosas, a su vez: de una dimensión
espiritual e histórica, y otra, de carácter material.
La
histórica, la espiritual-histórica, es el orgullo de ser vasco. Podemos mirar
hacia atrás en la historia y sus contextos, hay un cierto orgullo y hoy tenemos
un quiste muy serio, y es que ETA ha anidado 50 años entre nosotros, y no hemos
sido capaces de acabar con eso. Nos lo echarán en cara muchas veces. Es también
cierto, lo digo a título de ejemplo porqte acabo de terminar su lectura, lo que
nos relata el libro de Jesús de Galíndez, “Los vascos en el Madrid sitiado”.
También tenemos, sin salir del tema histórico-político, (y hay más), ejemplos donde uno puede sacar pecho.
Y
luego está la dimensión material. Es
preciso que la marca vasco a lo largo del mundo, la colaboración por la marca
vasco, sirva para algo, que tenga alguna formalidad, que en definitiva haya una
ayuda, no solamente en el ámbito emocional o en el personal, si no en los
ámbitos de los negocios, en el de la transmisión del conocimiento, en el campo
universitario, en el ámbito de la defensa del idioma, de los escritores, qué se
yo….
Y
termino como empecé con mi amigo Eduardo Ibarra de Curicó. A mí me gustaría que
fuese una realidad, que cuando un vasco/a, allá donde vaya, donde haya un espacio
vasco, que sea recibido, no como nos recibieron a Eduardo y a mi en aquel
convento alemán, sino que nos recibieran bien, amablemente. Pero que no
solamente sea bebiendo txakoli, discutir si bizkaíno o gipuzkoano, el Athletic,
Osasuna, Alavés o Real, por quedarnos en el fútbol,… Todo eso sí, pero además y
de que cantemos, y de que tengamos añoranzas, que sea útil para nuestra vida
profesional y personal, y que cuando yo me encuentre con un vasco/a en
Filipinas, un vasco/a en Argentina, yo sienta que estoy en casa y que no
solamente me acojan sino que también me ayuden y apoyen en mi vida profesional.
Hay
veo una de las funciones fundamentales, y aunque no sea físicamente, que para
eso vivimos en el siglos XXI, para eso está la dimensión virtual, ahí es donde yo veo el futuro, futuro que le
deseo sea prospero a la Fundación Basques 2.0 Fundazioa.
Eskerrik
asko
Javier
Elzo
No entendi :\/
ResponderEliminaryo tampoco
EliminarYo menos. :3
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