La herida catalana
(Una redacción bastante más breve de este texto publiqué en “El
Diario Vasco” del sábado 21, con el título de “El Soberanismo en Catalunya”.
Accesible solamente previo pago.)
Josep Piqué no es sospechoso de
independentista catalán. Mas bien lo contrario, aunque tampoco sea un
nacionalista español. Menos aún un “ultra”, asaltando la sede la universidad
Blanquerna en Madrid. Recuérdese: ex ministro de Aznar, ex presidente del
Partido Popular catalán, ex Presidente del Cercle d´Economia, ex Presidente de
Vueling y ahora ensayista, dejándose querer para un cargo de alta
responsabilidad en el mundo de los negocios, aunque ahora mismo deba reponerse
de una leve hemorragia cerebral. Pues bien, en la presentación de su reciente
libro “Cambio de era”, en Madrid este martes pasado declaro que “obtener una
financiación más acorde con las necesidades de Catalunya ya no bastará para
reconducir la deriva soberanista. Porque la independencia hace tiempo que dejó
de ser una cuestión económica y está ya en el terreno de los sentimientos” (La Vanguardia 18/09/13).
El jueves el libro no estaba en las librerías catalanas.
Este miércoles pasado estaba yo en
Barcelona, presentando un libro mío (“Los cristianos, ¡en la sacristía o tras
la pancarta?”, PPC 2013), bien arropado en la presentación por Jordi Pujol y
Joseph Carbonell (Decano de Blanquerna) y con buenos amigos de la universidad,
de la iglesia y de los medios de comunicación catalanes en la sala. Tanto que
el jueves me entrevistaron en TV3 aunque, al final, casi tengo que emular a
Paco Umbral pues, tras unas preguntas de cortesía sobre mi libro, me
interrogaban sobre cómo veía la evolución en Catalunya desde que el año 2010
presentara mi estudio sobre “Los valores de los catalanes”. Defendí que la
actual soberanía, que España ya comparte con la Unión Europea , debe
también compartirla con las nacionalidades del Estado Español. O bien, seguir
el impecable ejemplo británico con Escocia. También me preguntaron sobre la
similitud de la situación catalana con la vasca. En el viaje a Barcelona leí el
artículo de Ramon Zallo publicado el miércoles en DV con un título y un
subtítulo que lo dicen todo: “Catalunya en ´on´, Euskadi en ´stand by´” con
este subtítulo: “En Catalunya y en Euskadi hay mayorías holgadas soberanistas
en sus parlamentos, como reflejo de unas mayorías sociales”. Pero la situación
vasca no es equiparable con la catalana. No tienen que cargar con la mochila de
ETA, por ejemplo. Lo dejo para otra ocasión
Varios amigos, no independentistas, me
decían que hay una marea soberanista, cuya raíz está fuera de Catalunya.
Últimamente contra el Presidente del Tribunal Constitucional Español. Pero,
¡qué cosas ha dicho este hombre!. Valgan estas perlas: “El verdadero problema,
y creo saber de lo que hablo, es que, como consecuencia de errores del pasado,
varias generaciones v de catalanes han sido ya educadas en el desprecio,
expreso o tácito, hacia la cultura española y el Estatut es la primera
manifestación política de ese desprecio”. Otra, “La única ideología capaz de
seguir produciendo pesadillas es el nacionalismo”, Y esta otra, antológica como
pocas: “el socialismo no podría sino ser fugaz, porque se basa en la
fraternidad universal, una vaporosa presunción. El capitalismo es más lúcido, se
asienta en el ego indestructible” (En La Vanguardia 18/09/13). ). ¿Cómo puede estar un
hombre con estas ideas impartiendo justicia?.¿ O dando clases desde su
cátedra?.
Vi efervescencia en Barcelona. Salía de
una librería y me senté en un banco a descansar. Observé que tres policías
municipales me miraban con cierta insistencia. Al levantarme uno de ellos me
preguntó si no era yo la persona que había sido entrevistada esa mañana en “Els
matins” de TV3. Al responderle afirmativamente entablé una conversación con los
tres agentes. Me dieron a entender que estaban básicamente de acuerdo con lo
que había dicho y uno de ellos fue mas allá al asegurarme que mis dudas sobre
el resultado de un posible referendun o consulta (cuya validez y oportunidad
defendí en la entrevista pero manifesté que, en mi opinión, no obtendría la
mayoría en una pregunta clara sobre la independencia) era cuestión, como mucho,
de una generación. Que los jóvenes
querían la independencia de Catalunya. Lo que es absolutamente cierto,
como ya mostramos en nuestro estudio de los valores de los catalanes que arriba
he mentado. Lo que no quiere decir, sin embargo, que los jóvenes de hoy piensen
lo mismo cuando sean adultos. En todo caso, con la excepción de un taxista,
todas las personas con las que conversé esos dos días en Barcelona me
manifestaban su deseo de no depender de Madrid. Creo que era más el sentimiento
de sentirse heridos y burlados (votaron que sí a un Estatut retocado en el
Parlamento Español respecto del aprobado con cerca del 90 % de parlamentarios
en el Parlament de Catalunya) y que el Tribunal Constitucional descafeinó
totalmente pese a haber obtenido el refrendo del pueblo catalán, que el
independentismo. Tiene razón Piqué cuando afirma que la independencia está ya
en el terreno de los sentimientos. Sentimientos heridos. Y las sentencias del
Tribunal Constitucional, impulsadas por el Partido Popular, constituyen el
epicentro de la herida catalana.
Jordi Pujol, que nunca fue
independentista, escribía el 17 de agosto en “La Vanguardia , y me lo
confirmó el miércoles pasado, que “así las cosas,
tiene toda la lógica y todo el sentido que haya habido y exista un gran
incremento del sentimiento independentista”. Catalunya siempre ha sido
catalanista y la han hecho secesionista, independentista. En el PSOE, ahora,
apuestan por el federalismo. Demasiado tarde. Ellos mismos se cargaron a Pascal
Maragall y no quisieron escuchar a Ernest Lluch. Y en Euskadi arrinconan a
Jesús Eguiguren.
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